Vecinos de barrio San Martín generan sus propios mecanismos para protegerse de la inseguridad

Una de las comisiones vecinales de nuestra ciudad, la del barrio San Martín, presidida por Oreste Tissera, interpretó que la problemática de la inseguridad es demasiado importante como para limitarse a demandar refuerzos policiales para la populosa barriada. “Estamos cansados de que no se haga nada en esta materia y entendimos que somos los vecinos los que debemos generar nuestros propios mecanismos de prevención”, manifestó uno de los miembros de la comisión, Javier Mira, que está impulsando una asamblea para mañana, desde las 21, en la Escuela Nº 498 (Uruguay y Cabral), que estará a cargo del jefe de Seguridad de Essen Aluminio SA, Víctor Pérez.
“En muchos intentos de delitos menores, que son la mayoría, muchas veces ni siquiera sería necesaria la presencia policial, pero para eso los vecinos debemos estar organizados, recreando las redes comunitarias que en estos tiempos lucen tan deterioradas”, señaló Mira, destacando que con la presencia de Pérez se pretende brindar elementos para organizar estas estrategias solidarias de prevención contra al auge delictivo. “En la Vecinal interpretamos que la seguridad pública no es un patrimonio de la policía, sino que toda la sociedad civil debe involucrarse en esta cuestión. Y apenas nos decidimos a organizar esta asamblea pública, de acceso libre, tanto Víctor (Pérez) como Essen Aluminio, no dudaron en respaldarnos”, agradeció el vecinalista.
Consultado por el estado de situación de la seguridad en nuestra ciudad, Pérez subrayó que en los pocos años que lleva de trabajo en esta zona, percibió un notorio incremento de la actividad delictiva, aun cuando advirtió que no es tan común el asalto a mano armada, como en las grandes urbes. En este sentido, aludió al aumento de los hurtos y pequeños robos, que ya no son ocasionales, sino que responden a un trabajo de inteligencia realizado en los días previos. Sin ir más lejos, en el robo sufrido por la periodista Mónica Trejo, los bandidos se habían ocupado de indagar entre el vecindario sobre los horarios laborales de los ocupantes de la vivienda. Y no sólo obtuvieron, con lujo de detalles, los datos requeridos, sino que los vecinos ni siquiera se dieron cuenta de alertar a la familia damnificada sobre dichas indagatorias. “La gente actúa con la mejor intención, eso está claro, pero a veces se peca de ingenuidad. Tenemos que aprender a ser más reservados, porque los excesos de confianza generan innumerables oportunidades de delitos”, puntualizó el especialista en seguridad. Asimismo, insistió en que la gente tiene que involucrarse, en lugar de resignarse y bajar los brazos. “Es muy común que el día después del robo aparezca algún vecino que descubrió alguien merodeando, o escuchó algún ruido o contestó alguna pregunta, pero se lo guardó, sin dar aviso a la Policía”. En otro tramo de la charla, Pérez relató un episodio sorprendente que le tocó vivir en nuestra ciudad en ocasión de buscar por motivos laborales un hombre radicado en Venado, del que solo conocía el apellido. “Busqué en la guía telefónica y con ese apellido solo figuraba un nombre de mujer. Llamé, le comenté que necesitaba hablar con él, y esta señora mayor me contó que esta persona es su sobrino y, sin pedirme ni siquiera el nombre, me dio su dirección, entre otros datos, y hasta el número del celular”, narró el conferencista, agregando que en los últimos tiempos se multiplicaron los cuentos del tío a través del teléfono.
Sobre las tareas de inteligencia, acotó que “en el barrio San Martín, el autor del reciente robo a la agencia de quiniela no fue directamente a robar, sino que fue a jugar tres días seguidos, en el mismo horario, con el evidente propósito de verificar el movimiento en el comercio y en la cuadra, y en la cuarta vez concretó el robo. Ahora, este comerciante se protege trabajando con la puerta cerrada y franqueando el paso sólo a los clientes”, detalló.
Más adelante, Víctor Pérez comentó que en Venado se está haciendo frecuente una modalidad típica de las grandes ciudades, como el arrebato de carteras y teléfonos celulares. “Hay que acostumbrarse a no escribir mensajes de texto distraídamente mientras se camina, porque es el momento ideal para el arrebato; como tampoco hay que llevar bolsos o carteras en los canastos de bicicletas o motos. La principal aliada de los delincuentes es nuestra distracción”, enfatizó, alertando que deben extremarse los recaudos al abrir el portón del garaje para ingresar el automóvil, sobre todo en horas de la noche. “Hay que hacerlo con cuidado, observando atentamente los alrededores de la vivienda”, remarcó. “Tampoco hay que dejar entrar a la casa supuestos carteros, vendedores ambulantes o empleados de empresas de servicios públicos, sin antes cerciorarse de que no se trata de una trampa”, concluyó Pérez, anticipando algunos de los consejos útiles que brindará en la asamblea de seguridad pública en la Escuela Nº 498.

Estafa telefónica en Chovet
A fines de enero último, según informa el mensuario Pueblo Regional, una mujer chovetense fue estafada por teléfono, con el cuento de que, en su 15º aniversario, Telecom había decidido premiar a una veintena de sus abonados con un Peugeot 307, o su equivalente en efectivo. Minutos más tarde, otra llamada le advierte que no había llegado al consumo mínimo para acceder a los beneficios de la promoción, aunque de inmediato le acercan la solución: comprar tarjetas telefónicas por un monto de 300 pesos, transferirles los códigos y listo. La señora manda a una vecina a adquirir las tarjetas a un kiosco y se encuentra con que… se habían agotado. Ciertamente, en la pequeña Chovet la demanda de las tarjetas del sistema prepago habían desaparecido. Ante el tercer llamado, la víctima del cuento de tío, con apenas un par de tarjetas en la mano, descubre que se trata de una trampa y cree recordar que la primera comunicación -de cobro revertido, como todas las otras- provenía del “servicio penitenciario”, aunque a ella le aclararon que se trataba del “servicio publicitario” de la telefónica. Encolerizada, la “ganadora” tomó el tubo y preguntó: “En los negocios no hay más tarjetas. Acá ustedes armaron un desparramo. ¿Cuánta gente de Chovet ganó autos?” Del otro lado de la línea, el “promotor” de Telecom intentó pasarle con el “escribano”, hasta que estallaron en carcajadas y concluyó el contacto.
Esa misma mañana se sabría que unas diez familias de Chovet se habían adjudicado distintos vehículos en la promoción. No sólo que unos cuantos fueron estafados con la misma metodología que en el caso relatado, sino que uno de los damnificados viajó a Rosario, abonando un remís (ida… y vuelta), para retirar el auto, pero al llegar se encontró con que en la dirección que le habían proporcionado se encontraba un kiosco.

(Publicado el miércoles 26 de marzo de 2008 en diario El Informe)

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