El Huracán Freyre volvió a soplar y Enrico bajó a Spinozzi de la senaduría

En Venado Tuerto, así como lo había anticipado con su actuación en las primarias del 22 de mayo, otra vez arrasó el intendente José Luis Freyre, con 25.325 votos (64,54 por ciento de los válidos emitidos), ratificando su reelección para otros cuatro años en el gobierno de la ciudad. Entre las cinco categorías electorales, la Intendencia era la que menos expectativas despertaba, y sólo restaba saber si el porotismo crecía aún más, como finalmente ocurrió. Desde anoche, Freyre saltó a la privilegiada elite de dirigentes justicialistas más influyente de la provincia, a la par del intendente rafaelino y primer candidato a diputado nacional, Omar Perotti, y de la rosarina María Eugenia Bielsa, que encabezó la victoriosa lista de candidatos a diputados provinciales del Frente Santa Fe para Todos. Por lo tanto, sus responsabilidades serán otras a partir de diciembre próximo, en su nueva condición de destacado referente político de dimensión provincial. Siempre dispuesto a un contacto mano a mano con los vecinos, y con ciertas dificultades para delegar funciones -a veces por la inoperancia de ciertos colaboradores-, Freyre deberá aprovechar esta transición -hasta la asunción de su segundo mandato a fin de año- para renovar y reforzar su planta política, sin descartar la creación de una Jefatura de Gabinete. Y al mismo tiempo que mueve piezas en el tablero institucional, tendrá que consolidar la construcción de un espacio de pura cepa porotista, como plataforma para proyectarse en el departamento General López y, luego, en la Provincia, pues está claro que, aun para José Freyre, desde un Venado inserto en los confines del sur-sur provincial, sólo con una fuerte estructura propia, apta para discutir en un marco de igualdad con los caciques partidarios rosarinos y santafesinos, será posible terciar alguna vez con posibilidades en las pugnas por un ministerio, una diputación nacional y, porqué no, para integrar una fórmula de gobernador y vice. Otro de los motivos de satisfacción para el oficialismo fue el ingreso de Darío Mascioli (ocupaba el puesto 19º) a la Cámara de Diputados, pues como lista más votada, entraron los 28 postulantes del frente liderado por Bielsa (superó por menos de tres puntos a la nómina del Frente Progresista), definiendo un escenario de Casa Gris para un signo político y Legislatura (ambas cámaras) para otro. Entre los diputados electos de la región, además de Mascioli, se anotan el bielsista teodelinense Jorge Abello y el radical de Wheelwrigth, Maximiliano Pullaro, con lo cual el departamento General López perderá un representante (los actuales son Jorge Lagna, Martín Labbé, Alfredo Menna y Gabriel Real). Por su parte, el candidato a intendente radical del Frente Progresista, Carlos Díaz Vélez, repitió el mediocre papel de las primarias, con 6 mil votos (fue cuadruplicado por Freyre), relegando al tercer puesto al postulante del PRO, César Merino, quien exhibió una notoria mejoría respecto de las primarias (subió de 2.677 a 4.397 votos), cuando se había presentado con lista única. Mientras el macrismo local, que viene de menor a mayor, se posicionó para apostar a la continuidad del proyecto, el Frente Progresista deberá barajar y dar de nuevo, si es que pretende mantenerse como la principal fuerza de la oposición, y más aún si entre sus ambiciones contempla disputar con dignidad por el Sillón de Aufranc en 2015.


Sin mayoría automática
Distinto fue el carácter de la elección de concejales (con la renovación de cuatro bancas), donde se presagiaba el ingreso de los porotistas Pedro Bustos y Norma Orlanda, junto con el binnerista Fabián Vernetti, quedando como único enigma la “cuarta banca”. Así fue con los dos oficialistas, pero Vernetti sufrió bastante hasta que se confirmó su reelección, más peleada de lo previsto porque Martín González, con 3.234 votos, se apoderó de una porción del electorado que en las primarias (en Proyecto Sur no hubo competencia interna) había preferido al Fito (que no es Páez). Luego, la “cuarta banca”, por la cual pujaban todos los sectores, fue para el macrista Carlos Aldasoro, superando al vecinalista Pedro Had, el tercero de la lista porotista, quien padeció en carne propia la sangría de 20 puntos respecto de la cosecha de Freyre.
Desde todo el arco opositor, la campaña enfocó a quebrar la “mayoría automática” de cinco ediles que el oficialismo había usufructuado en el último año y medio, y ese objetivo cumplido se transformó en su premio consuelo, dado que a partir de diciembre próximo, el Concejo contará con cuatro porotistas, tres frenteprogresistas y dos macristas. Es decir que el intendente resignó una de las tres bancas que arriesgaba; el Frente Progresista retuvo la propia y el PRO fue el gran ganador en la categoría, con el detalle de que en sólo dos años estableció su bloque de dos ediles, ayudado en esta ocasión por el fenómeno Del Sel, que en Venado ganó claramente la elección a gobernador (15.106 votos sobre 13.069 de Bonfatti), y quizá también por el efecto contagio de la resurrección de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires. No obstante, más allá del carisma del Midachi, no hay que confundirse: como era previsible, sólo los rossistas y una parte de los bielsistas votaron por Agustín Rossi, en tanto que el resto del peronismo (sobre todo el que eligió a Perotti en las internas) se volcó mayoritariamente a Unión PRO Federal, en una suerte de represalia de reutemistas, obeidistas y duhaldistas hacia la comandancia cristinista, como lo reflejó el Lole con su reciente desmarque. También se manifiesta en Miguel Del Sel una opción de centro-derecha en la provincia que no expresaban ni el electo gobernador Antonio Bonfatti (que le da un fuerte envión para las presidenciales a Hermes Binner), ni el Chivo Rossi, el gran derrotado del domingo.
Con un 70 por ciento de asistencia a las urnas -se esperaba cerca del 80 por ciento en las generales-, también en los comicios de la víspera se ganó todos los elogios el sistema de boleta única por categoría (con oportunas correcciones en la confección de urnas y boletas) y padrones mixtos implementado por el gobierno provincial, que significó un gran salto cualitativo en términos de agilidad y transparencia.


Al final, Enrico senador
La augurada polarización en los comicios por la senaduría provincial entre Ricardo Spinozzi y Lisandro Enrico también se concretó, tanto es así que recién sobre el filo de la medianoche, cuando se cargaron todas las mesas de General López, el radical binnerista salió a festejar el triunfo ante el presidente del PJ santafesino y postulante a la re-reelección, con 41.613 votos sobre 39.145, por poco más de dos puntos. La definición se dio en Venado, donde Spinozzi venció a Enrico, pero por escaso margen -menos de 2 mil votos-, que el secretario parlamentario descontó con facilidad en otros distritos. Así como ocurrió con los concejales porotistas, que sumaron 8 mil votos menos que el Jefe, y el Chivo Rossi, que rescató apenas 8.462 (Poroto lo triplicó para la Intendencia), el Tino captó en sus pagos 10 mil voluntades menos que Freyre, y esa caída fue lapidaria para los intereses del dirigente reutemista. Ahora, Enrico, como senador electo y líder político de la UCR local y regional, tendrá que contribuir al relanzamiento de un devaluado Frente Progresista venadense, que ayer perdió el 25 por ciento de las votos acumulados en las internas para la Intendencia, y a duras penas consiguió la reelección de Vernetti en el Concejo (también con una inquietante merma del 25 por ciento).


(Publicado el lunes 25 de julio de 2011 en diario El Informe)

Senaduría y "cuarta banca" atraen la expectativa local

Hoy a las 8 concluirá en Venado la campaña electoral más abúlica que se recuerde, luego de las primarias dominadas por un arrasador Huracán Freyre, que aplastó a propios y extraños. Era una convocatoria para que las fuerzas políticas definieran las listas de candidatos en internas abiertas, obligatorias y simultáneas. Pero tan avasallante resultó la actuación del intendente José Freyre, que ese domingo 22 de mayo anticipó la reelección porotista sepultó las ilusiones opositoras. Tanto es así que, luego, se desarrolló una campaña meramente formal, con un oficialismo envalentonado que, paradójicamente, hizo más que la oposición por crecer en cantidad de votos. Así, Freyre jugó fuerte con el candidato a gobernador Agustín Rossi; endureció el discurso contra el gobierno de Hermes Binner y recibió a una seguidilla de funcionarios nacionales, desde el ministro de Agricultura de la Nación, hasta burócratas de tercer orden, pero todos llegaron “con algo” en las manos. Por su parte, el aspirante a intendente de la mayor fuerza opositora local, el radical Carlos Díaz Vélez, no generó absolutamente nada para intentar achicar la holgada ventaja del actual mandatario. Muchos creyeron que ensayaría alguna estrategia, algún gesto efectista, al menos, en busca de quebrar una tendencia que podría agigantarse aún más el 24 de julio, merced al voto a ganador. Pero nada de eso sucedió. “Resignación y valor”, habrá pensado Díaz Vélez, antes de encarar estos comicios donde, incluso, podría sufrir dificultades para contener los votos que acumularon los otros tres postulantes a la Intendencia del Frente Progresista. En este sentido, algunos dirigentes del sector temen lo peor: terminar terceros, detrás del candidato macrista al Sillón de Aufranc, César Merino, que ya demostró dos años atrás que es capaz de multiplicar en las generales los votos de las primarias.
En cambio, el oficialismo municipal, que en las internas había promocionado el binomio Pedro Bustos-Norma Orlanda para el Concejo, incorporó a la oferta política el nombre del vecinalista Pedro Had, en clara manifestación de las ambiciones de retener las tres bancas que cede, y así conservar la preciada mayoría automática. En la oposición, Fabián Vernetti, del Frente Progresista, es el que asoma con mayores posibilidades en el ámbito legislativo, en tanto que para la “cuarta banca”, además del Turco Had, se anotan Daniel Di Lena (FPCyS), Carlos Aldasoro (PRO), Martín González (Proyecto Sur) y Rubén Pigliapoco (UNIR).

Uno contra uno

Así como la disputa por la “cuarta banca” reúne las mayores expectativas electorales en el plano local, sin dudas que la pugna por la senaduría provincial se convirtió en la madre de las batallas en el orden regional entre el candidato peronista Spinozzi y el radical-binnerista Lisandro Enrico. Todo indica que, en virtud de una marcada polarización, los postulantes venadenses protagonizarán la elección más reñida, como lo admiten desde uno y otro bunker, coincidiendo en que la diferencia estará “por debajo de los tres o cuatro puntos”.
Con una trayectoria ininterrumpida en la función pública desde 1995, cuando reemplazó en la concejalía a Roberto Scott -que por primera vez tomaba posesión del Sillón de Aufranc-, el Tino ocupó también importantes responsabilidades partidarias, llegando hasta la jefatura del peronismo santafesino. Siempre ligado al reutemismo, ahora las circunstancias obligan al candidato a exhibir relaciones amistosas con referentes K, cosa que todos justifican el marco de los acuerdos de unidad del congreso partidario de principio de año, que dieron lugar al Frente Santa Fe para Todos. Por eso mismo, las recientes declaraciones de Carlos Reutemann, desmarcándose claramente del kirchnerismo (¿y de una derrota del Chivo Rossi?) no fueron convenientes para Spinozzi. Es que en el tránsito hacia las internas -cuando declinó la precandidatura a gobernador-, el Tino no recibió ningún apoyo de su jefe político; ahora, en cambio, los filosos conceptos del Lole no ayudan a sus necesidades de alianza con Rossi y Cía. Ocurre que a veces los líderes políticos accionan en función de sus propios intereses, como también lo hizo Cristina Fernández el martes último, en Puerto San Martín. Lejos de respaldar al Chivo, la Presidenta se limitó a cuestionar la gestión de Binner, con cifras que, según se comprobó después, eran menos confiables que los hermanos Schoklender. Más allá de las necesidades del candidato a gobernador por Santa Fe para Todos, Cristina es candidata presidencial y en su desembarco santafesino priorizó la defensa de su gobierno y de sus expectativas para las primarias nacionales del 14 de agosto, antes que involucrarse en el envión -de alto riesgo para ella- que requería Rossi.
Pese a los dichos del ex corredor, Spinozzi, que cuenta con el respaldo territorial de unas cuantas comunas y con perseverancia supo pegarse en las últimas semanas a la figura de Freyre, también sustentó su campaña en una rendición de cuentas luego de ocho años de senaduría, donde fue adalid de una oposición intransigente con sede en la Cámara alta. Tanto es así que Binner salió a pedir el voto para la lista de diputados provinciales que encabeza el socialista Raúl Lamberto. Después de soportar una cámara en contra en su mandato, es conciente de cuánto le pesaría a Bonfatti tener que gobernar con ambas cámaras bajo el control justicialista.
Como contrincante de Spinozzi se erige Lisandro Enrico, en la función pública desde 1999, cuando asumió como concejal (ejerció dos mandatos consecutivos), hasta ahora, como secretario parlamentario de la Cámara de Diputados, desde donde aprovechó una labor administrativa en la capital provincial para generar, al mismo tiempo, una paciente construcción política, no sólo de fuerte identificación con las iniciativas de Hermes Binner -a veces con más enjundia que algunos socialistas-, sino también a través de la gestión en la órbita provincial de diversas necesidades de las entrañas de General López. Asimismo, Enrico fue el que apostó más fuerte a la inversión publicitaria -en cantidad y calidad- desde el comienzo, pues así como Spinozzi debió derrotar al candidato K, Martín Labbé, desde una lista distrital, el radical necesitó superar en la primaria a un duro rival como el intendente de Firmat, Carlos Torres, que tenía el apoyo de los precandidatos a intendente de Venado, Carlos Díaz Vélez, y a gobernador, Mario Barletta.
Spinozzi, favorecido por la boleta única en las internas, necesitaría ahora la vieja boleta sábana horizontal para asegurar la re-reelección, dado que se beneficiaría con el efecto arrastre de Freyre, el gran elector venadense y regional. Esto es, si el Tino fuera acompañado por un alto porcentaje de los votantes de Poroto, la diferencia obtenida en Venado se tornaría indescontable para Enrico. Y allí precisamente reside una de las claves de esta elección. El opositor radical, además de considerar que el peronismo alineado con la Casa Rosada no apoyará en masa a Spinozzi, inició la campaña rumbo a las generales sin aflojar su cabalgata de visitas a los pueblos y sus instituciones; saldó pleitos con Torres y multiplicó su exposición junto a Binner y Antonio Bonfatti, que marcha primero en todas las encuestas.
Ambos, Spinozzi y Enrico, confían en obtener un triunfo ajustado; saben también que si no lo consiguen, habrán caído con todos los honores y sin guardarse nada.

(Publicado el viernes 22 de julio en diario El Informe)