Amenaza de otro aumento de tasas bajo el disfraz de la renovación del parque automotor

En la Intendencia venadense, cada amanecer alumbra nuevas dificultades para el desarrollo de la gestión, y no son consecuencia de piedras en el camino diseminadas por la oposición, sino de las ineficiencias del pasado scottista que ahora se vuelven en contra y de las contiendas internas que se prolongan aun hoy, ocasionando sacudones y parálisis igualmente perjudiciales. A estas alturas, el conflicto sobresaliente es el deterioro del parque automotor municipal, que conspira contra la normal prestación de los servicios públicos, circunstancia que se potencia con los palos en la rueda que algunos peso pesado de Maestranza le estarían poniendo al jefe del área, Raúl Debonis, por haber osado establecer elementales inspecciones en el sector. “¿Pretender controlar a los muchachos?, ¡más fácil será que el ‘Ruly’ lleve a Rivadavia a jugar la Libertadores!”, reveló un indiscreto conocedor de ese delicado espacio de la administración. De hecho, el intendente José Freyre se enfrentó con el gremio municipal en sus primeras semanas en el cargo y ahora sufre presiones por los insistentes reclamos de aumentos salariales. Como era esperable, tras los incrementos de tasas, derechos y coparticipación, que mejoraron notablemente los ingresos, los trabajadores irán por lo suyo, y la ciudadanía saldrá en demanda de servicios públicos más eficientes.
En tanto, imposibilitado Freyre -por obvias razones- de plantarse para denunciar la obsolescencia de los vehículos, máquinas y herramientas de Maestranza, el que lanzó el tema fue el presidente radical del Concejo, Delfor Hernández, desembocando en un proyecto de su autoría para fijar un “aumento encubierto” de la tasa general de inmuebles, del cinco por ciento, a los efectos de destinar los fondos para la renovación de equipos. Cabe recordar que, por decisión del Concejo, en el marco de una profunda reforma tributaria municipal, se conservó la sobretasa de desagües (equivalente al 10 por ciento del valor de la TGI), y se derogó la tasa de salud del cinco por ciento.
En el caso de los desagües pluviales, los ediles se mostraron convencidos de que se requiere comenzar cuanto antes con el recambio de las cañerías, y estiman que los 550 mil pesos que podrían recaudarse este año con dicha sobretasa, constituirán una valiosa contribución en la primera etapa de obras. Como anécdota de la semana legislativa, los concejales sufrieron en carne propia los anegamientos, cuando el último miércoles, apenas concluida la sesión, quedaron literalmente varados en el cruce de Sarmiento y Alem, uno de los tantos sectores de la ciudad que presenta serias dificultades para el escurrimiento de las aguas. Tiempo atrás, angustiado por los sistemáticos aguaceros, el intendente intentó demostrar agilidad operativa con el alquiler de un camión desobstructor, que resultó más rendidor por las fotos en los diarios que por su tarea específica en la limpieza de las tuberías subterráneas. “No desobstruirá todas las cañerías, pero descomprimió un poco el malestar de la gente”, ironizó un creativo allegado porotista. Por su parte, la blonda opositora Patricia Romero se desquitó con las fotografías en los diarios, pues el que lució semicubierto por el agua en avenida Sarmiento, como si se tratara de un bote, fue su pequeño automóvil de color blanco.
Luego, con respecto a la sobretasa de salud, la mayoría de los ediles coincidió en su razonable eliminación, en virtud de que un 80 por ciento de aumento global de tasas y tributos solamente en el ámbito venadense (unos 10 millones de pesos anuales más que en 2007 de recaudación proyectada), hacía innecesaria la continuidad de una sobretasa del 2,5 por ciento (otro tanto debía destinarse al Hospital Gutiérrez), equivalente a menos de 140 mil pesos anuales, una suma irrisoria frente a las millonarias actualizaciones concedidas. Así pues, se desmoronó el concepto de excepcionalidad que exige una sobretasa, siendo que la Intendencia dispone de los dineros suficientes para diseñar el Presupuesto 2008 según las necesidades de las distintas áreas de la administración. En conclusión, el Concejo no será responsable de las cualidades del servicio de atención primaria de la salud, ya que se trata de una facultad del Departamento Ejecutivo, pero al menos cumplió con el otorgamiento de los recursos, aun cuando deba cuestionarse la brusquedad del ajuste impulsado por el mismo grupo político que en la primavera pasada promocionaba el largo congelamiento de las tasas… como una virtud.
Pero, ¿cuál es el verdadero objetivo de Hernández? A primera vista, ofrendarle al oficialismo, después de todos los aumentos ya conocidos, una yapa del cinco por ciento, que vendría a restituir los dineros perdidos por la derogación de la sobretasa de salud. Con envidiable timing mediático, Delfor -ante la sospechosa complacencia oficialista- criticó el estado calamitoso del parque automotor, pero unos días después sorprendió con la iniciativa de instaurar una sobretasa para la renovación de los equipos. Dispuesto a desmentir la teoría del “aumento encubierto”, el edil describió que se trata de un reemplazo de la sobretasa de renovación de equipos por la de salud, pero, en rigor, esta última, y por justificados motivos, ya no existe más. Y no se puede sustituir lo que ya no es. Sí, en cambio, resulta loable la intención del presidente del Concejo de solicitar dicha renovación con carácter de urgente para anticiparse a un probable colapso, a corto plazo, en la prestación de los servicios. Sin embargo, de ningún modo implicaría una erogación de naturaleza excepcional, que amerite recaudar fondos mediante una distorsiva sobretasa, sino que la Intendencia, después de sucesivas gestiones que no supieron -o no quisieron- prever este inevitable deterioro, tendrá que orientar los recursos en ese sentido, como complemento de los créditos que deberá tramitar para esa millonaria inversión.
Con buen olfato político, Freyre se abstuvo de vetar la derogación de la sobretasa de salud, como también de ordenar la refacturación del año completo de tasas que miles de contribuyentes abonaron con el 10 por ciento de descuento y sin la carga de los recientes ajustes. En esta ocasión, según el desarrollo de los acontecimientos, es factible que el oficialismo, con la valiosa ayuda de Delfor Hernández, imponga en los próximos días un lapidario 5 a 4 en el Concejo, para establecer el “aumento encubierto” de las tasas, con la oportunista coartada de la renovación del parque automotor municipal, pero a los verdaderos fines de recuperar la sobretasa perdida, y sin infligirle costos políticos al intendente, aunque la medida repercutirá una vez más en los magros bolsillos de la mayoría de los venadenses.

(Publicado el viernes 21 de marzo de 2008 en diario El Informe)

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