Freyre se fue para reforzar el Gabinete y Pieli prometió fidelidad al scottismo

Como lo había anticipado el intendente Scott el 9 del corriente, José Luis Freyre abandonó el Concejo para regresar al Departamento Ejecutivo, donde se había desempeñado como subsecretario de Acción Social. Ayer, a poco más de seis meses de asumir el mandato, Freyre confirmó a los venadenses su renuncia a la banca y la inminente ocupación de la Secretaría de Coordinación de Gabinete. Aunque poco se conoce aún sobre las características de sus nuevas responsabilidades, se supone que Freyre hará las veces de “superministro” de Scott y estará bien lejos del oscuro rol de “coordinador de secretarías” que el burocrático nombre del cargo sugiere.
No es el objetivo tecnocrático de conformar un Gabinete más prolijo y mejor articulado el que apuró en San Martín y Marconi el “Operativo Retorno” de Freyre, sino las acuciantes necesidades políticas de Scott. A partir del cercano 2005, el intendente comenzará a sufrir los efectos del temido “síndrome del último mandato”, caracterizado por una incipiente dispersión de fuerzas ante la posibilidad de cambios de signo político en la administración municipal. Esta tendencia al desgobierno y el “sálvese quien pueda” de las últimas etapas, agravada en este caso por la creciente interna scottista, solamente puede neutralizarse con la promesa de una sucesión segura y confiable, como la que podría representar Freyre.
Así como el regreso del yerno pródigo contempla esta especulación defensiva, la estrategia también reconoce una versión ofensiva, pues la salida de Freyre dejará a Scott el camino expedito para intensificar una de sus prácticas políticas favoritas: bombardear “sin culpas” al Concejo, y mejor aún si en él habita Roberto Meier, considerado el adversario más inquietante por el propio Scott y su entorno.
Como se observa, el intendente contaba con motivos políticos para justificar esta movida, aun cuando la misma pueda afectar, más adelante, la confianza de los votantes en próximas candidaturas oficialistas. Y también los tenía Freyre, que nunca consiguió destacarse en el Concejo como lo hacía en Acción Social, tal vez porque nunca se desprendió de sus funciones ejecutivas. En estas condiciones, la dimisión de “Poroto” parece razonable, sobre todo si no forma parte de sus ambiciones inmediatas una proyección política propia, en cuyo caso una concejalía habría sido un inmejorable trampolín, como lo hicieron otros jóvenes peronistas (Juan Manzini, Ricardo Spinozzi y Jorge Lagna). En su análisis político, el psicólogo habrá advertido que, hoy, su lugar en el mundo es bien cercano a Scott, como así también que en el Concejo le esperaban malos momentos ante una oposición que es mayoritaria y suele estar muy enfrentada con el intendente. Sin ir más lejos, en la última sesión -con Freyre ausente- los otros tres ediles oficialistas rechazaron el reclamo opositor de la publicación del Boletín Oficial. Una y otra vez, los concejales de Scott son obligados a defender lo indefendible. Y ellos soportan las consecuencias políticas de los dislates ejecutivos sin chistar, porque fue el propio intendente el que los seleccionó y a él deben obediencia ciega, pero el caso de “Poroto” es distinto, pues el candidato scottista para la sucesión en el sillón de Aufranc debe ser preservado en cuanto sea posible.
El fuerte efecto político del salto de Freyre opacó, injustamente, el arribo al Concejo de Bibiana Pieli -asume en la sesión de mañana-, una docente con antecedentes combativos y progresistas, que ocupó el tercer escalón (cupo femenino) de la lista de Scott en las elecciones de septiembre pasado. Sin embargo, en la misma conferencia de prensa donde se confirmaron la renuncia de uno y la asunción de otra, Pieli adquirió trascendencia en sus primeras declaraciones despegándose tanto de su relación política con Roberto Meier como de su actual afiliación a la agrupación Pueblo. Este primer posicionamiento político podría vincularse con aquel anuncio de Scott del 9 de junio, donde mencionó a Federico Longobardi como eventual reemplazante de Freyre (cuarto en la lista) y poco menos que descartó a la sucesora natural. Con mesura y contundencia, Bibiana Pieli cuestionó las metodologías de trabajo de Meier, elogió las de Freyre y así disipó las dudas subsistentes en el universo scottista -temeroso del “efecto Turcato”- sobre su futuro alineamento político en el Concejo.

(Publicado el lunes 28 de junio de 2004 en diario El Informe de Venado Tuerto)

Entrevista a Miguel Angel Santos Guerra


Evaluar para incluir, no para excluir

El Centro Educativo “Nicolás Avellaneda” (Alejo Ledesma) organizó el sábado último una “Jornada de Reflexión sobre Evaluación Institucional”, coordinada por el experto español Miguel Angel Santos Guerra. Asistieron docentes, directivos, padres y estudiantes de toda la región. El disertante fue declarado “Huésped de Honor” por el intendente de la ciudad.
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En la apertura, Santos Guerra fue declarado “Huésped de Honor” por el intendente Oscar Regñícoli, y distinguido por la Asociación de Escritores Ledesmenses.
La didáctica disertación -basada en la evaluación del alumnado, de las escuelas y del sistema- contó con la presencia de más de 150 personas, entre docentes, directivos, estudiantes y padres.
El autor de “Evaluar es comprender” destacó, ante el calificado auditorio, que la evaluación debe ser concebida como “un medio para conocer, compartir y cambiar”, y no solo para “comprobar, medir y controlar”. Con el mismo énfasis, sentenció que “nunca debe ser usada para discriminar y excluir”.
Cuestionador de los enfoques tradicionales, Santos Guerra alertó sobre los perjuicios que ocasiona “una perspectiva hegemónica de la inquietud evaluadora”, según la cual “sólo es evaluable el alumno”. Para el catedrático, deberían estar sujetos a la evaluación todos los componentes del sistema.
“Dime lo que piensas de la evaluación y te diré qué tipo de profesional eres, e incluso, qué tipo de persona”, afirmó el doctor en Ciencias de la Educación. Y subrayó en otro tramo: “Me preocupa muchísimo que de instituciones que estamos para enseñar a amar el conocimiento, salgan personas que acaban odiándolo por la forma que tenemos de enseñar”.
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- Miguel, ¿usted cree que los docentes pueden despojarse de los modelos tradicionales de evaluación en que fueron formados? A pesar del perfeccionamiento y la voluntad, ¿es posible quebrar esa inercia para innovar?
- Uno de los peligros más graves para la práctica docente es la rutina, pues las demandas sobre la escuela, las situaciones de los escolares, las funciones que tienen que desempeñar los docentes, son cambiantes, no son eternas. Entonces es muy importante que haya mecanismos que, en forma continua, incorporen en el sistema la reflexión para la comprensión y la mejora. Uno de mis últimos libros se denomina “La escuela que aprende”, no solo que enseña, sino que aprende. Si no se hacen replanteos, la escuela perpetuará los errores, seguirá repitiendo algunas falsedades a causa de no analizar sus propias prácticas, de no atender a las demandas, de no medir los resultados. Es indispensable preguntarse cómo haremos las cosas este año en la escuela en lugar de repetir lo que hicimos el año pasado. A veces los diagnósticos institucionales son muy poco rigurosos y muy interesados.
- También los docentes caen en la misma rutina de las instituciones...
- Exactamente. El mismo análisis cabe para el docente individualmente, que a veces cae en la rutina por comodidad. La alternativa superadora es encarar procesos de reflexión rigurosos: unos, nacidos de la propia entraña de la escuela, y otros, de las exigencias democráticas de la sociedad respecto a la escuela. Suponga usted que de un quirófano sale un cadáver tras otro... aunque los cirujanos se resistieran, la sociedad exigiría cambios, el control democrático de la sociedad tendría que intervenir para impedir la continuidad del desastre. Este control democrático puede establecerse a través de los responsables políticos y de la presencia comprometida de la familia en las instituciones.
Así como señalo que uno de los peligros que acecha a la escuela es la rutina, también advierto sobre los riesgos de la burocratización de las innovaciones. Este fenómeno se origina cuando se introducen cambios que no son fruto de la reflexión de todos los miembros de la comunidad. Como no inspiran nada, se convierten en documentos inertes, en leyes escritas que nadie cumple.
- Nuestro país estableció una nueva Ley Federal de Educación que adoptó entre sus referentes el “modelo español”. ¿Está conforme con los resultados de la implementación en su país?
- Yo disiento con los que hablan de un fracaso de la reforma educativa en España. La ley ha mostrado logros incontrovertibles, como la ampliación en dos años de la escolaridad, esto es un éxito para un país tan grande. Es cierto que, con esta mayor integración, se evidencian problemas que antes no se percibían. Pero el sistema se ha democratizado con una mayor atención a la evaluación cualitativa, a la dimensión de educación en valores, a la diversidad. Se trata de una ley de extraordinario potencial pedagógico, aun cuando conservo mis dudas de que los cambios profundos en el sistema educativo puedan hacerse con eficiencia a través de leyes. No puedo, por una ley, garantizar que los profesores sean más participativos, más sensibles, más democráticos. Puedo decirlo en la ley, otra cosa es que se haga.
- A veces hace falta un poco más que la sanción de una ley.
- Ni lo dude. Hay cambios cualitativos en la educación que solamente pueden producirse mejorando la formación de los docentes, optimizando las condiciones de trabajo en la escuela, liberando más recursos a la educación. Las sociedades no cambian por decreto, las leyes son necesarias, pero por sí solas no llegan al corazón de muchas prácticas, pues no modifican lo sustancial, no cambian las actitudes, ni las voluntades ni las concepciones.
- En la Argentina es muy común que se impongan leyes sin los recursos económicos para desarrollarlas.
- La puesta en marcha de una ley exige la liberación de recursos adecuados para llevarla a cabo. Y, a veces, una buena disposición legal se queda en letra muerta por obstáculos económicos para concretarla. Si se pretende aumentar la atención a la diversidad de los alumnos, el principio es muy pertinente, pero si no se liberan los recursos, y el profesor sigue con 30 alumnos en el aula, no es posible hacerlo, aunque la legislación lo determine.
Muchas veces los cambios mediante la legislación tranquilizan la conciencia de los políticos porque ya han dicho a los profesores cómo tienen que hacer las cosas. Pero ellos han dejado sin hacer lo que tenían que hacer: liberar recursos para la formación de los alumnos, la organización de las instituciones y la remuneración de los docentes.
- Otro de los males históricos de nuestro país es designar improvisados en la administración de las políticas educativas. El presidente Kirchner corrigió esa tendencia con el nombramiento de Daniel Filmus en el Ministerio de Educación, ¿qué opinión le merece esa situación?
- Esos hábitos irracionales que usted denuncia son muy usuales en muchos lugares del mundo. Yo no pondría un poeta a dirigir el aeropuerto de Ezeiza ni a un literato al mando de un hospital. Tampoco quiero contadores ni ingenieros en la conducción de políticas educativas. Para administrar determinadas áreas, tan estratégicas, no solo hay que conocer, sino que también hay que ser sensible. Hay que sentir la influencia decisiva de la educación en la sociedad. La verdad es que celebré el nombramiento de Filmus porque conozco sus antecedentes en la educación. Si bien su única experiencia áulica la desarrolló en el ámbito universitario, su sensibilidad le permitirá compensarla rodeándose de personas conocedoras de los demás niveles. Si es capaz de hacerlo, los argentinos están en un muy buen punto de partida.

María Silvana Fantasía (Profesora en Ciencias de la Educación)

(Publicada el viernes 25 de junio de 2004 en diario El Informe de Venado Tuerto)


Scott puso en marcha el Operativo Retorno

El intendente Roberto Scott lanzó a mediados de esta semana otro de sus acostumbrados “globos de ensayo” a los efectos de medir la repercusión de un importante anuncio, en la ciudad y en la interna del gobierno municipal, como lo es el presunto retorno al Departamento Ejecutivo de José Freyre para desempeñarse en la vacante Jefatura de Gabinete, renuncia al Concejo mediante. El propio Freyre, aunque sorprendido por la osada maniobra mediática del intendente, en una salida elegante admitió -a los seis meses de comenzar el mandato- que le agradan más las tareas ejecutivas que las legislativas.
Desde la semana pasada se insinuaba en los corrillos parlamentarios el pronto retiro de Freyre, sobre todo a partir de la llamativa presencia en las sesiones de los miércoles de Federico Longobardi, el cuarto postulante scottista en las elecciones de septiembre último, detrás del citado Freyre, Gustavo Giner y Bibiana Pieli. Incluso, cuando Scott anunció el posible regreso, también dijo que Pieli podría correrse para facilitar el ingreso de Longobardi, nada menos que el candidato interesado, de un momento a otro, en interiorizarse del funcionamiento del cuerpo legislativo.
Antes de que Freyre asumiera como concejal, el intendente, más de una vez, señaló que al mismo tiempo sería jefe de Acción Social, hasta que el propio Freyre reconoció púbicamente que no incurriría en esa incompatibilidad funcional. Más aún, hasta se aventuró que jamás asumiría, y que solo había encabezado la lista de concejales por tratarse de “la única figura digerible del oficialismo”. Contra estas especulaciones, Freyre ocupó la banca, pero sin desvincularse totalmente del área de Acción Social que depende del Departamento Ejecutivo y es considerada “estratégica” para los intereses scottistas. En estas condiciones, Freyre está lejos del “estrellato ejecutivista” de otros tiempos y su perfil dialoguista tampoco se luce en el Concejo, donde habita una mayoría opositora atrincherada para resistir la ira o la indiferencia del intendente.
Sin protagonismo en ninguno de los dos poderes políticos de la ciudad, las usinas oficialistas temen que se resientan las chances de Freyre como candidato a la sucesión en 2007.
Por otra parte, en San Martín y Marconi no solo aceptan que el delfín perdió la exposición de antaño, sino que la interna municipal se habría desbalanceado seriamente con su ausencia, hasta el punto de poner en riesgo la continuidad del secretario de Obras Públicas, Daniel Dabove, otrora uno de los “hombres fuertes” de la administración y de afinada sintonía con el ex subsecretario.
Así pues, Freyre es tironeado por las necesidades políticas de Scott (internas en el corto plazo y electorales en el largo plazo) y por sus propios escrúpulos. En este sentido, por más disfraces que le busquen, el actual concejal podría quedar involucrado en una típica maniobra electoralista, propia de la vieja política, y contraria a la voluntad popular que lo sentó en el Concejo por cuatro años.
En tanto, Scott hace dos días que evalúa las consecuencias políticas de su anuncio, en el seno del gobierno que lidera, en la opinión pública, y en los medios de comunicación. Según las impresiones que recoja, y más allá de la decisión personal de Freyre, desde la semana próxima impulsará con más énfasis el “Operativo Retorno”, o dejará las cosas como están.

(Publicado el viernes 11 de junio de 2004 en diario El Informe de Venado Tuerto)