Que las cuentas sean públicas y no privadas

Con el reciente contrapunto entre el concejal Roberto Meier y el subsecretario de Hacienda, Guillermo Imbern, se desató una de esas polémicas valiosas que deberían darse más a menudo. Uno y otro discurrieron sobre las cuentas públicas venadenses, más allá de que lo hicieran con distintas interpretaciones. Todo comenzó cuando el demorado envío desde la Intendencia de la ejecución presupuestaria 2006 (¿el plazo no vencía en abril?) permitió a los ediles opositores elaborar las primeras conclusiones. En principio, los números municipales explicarían porqué la documentación fue presentada después de las elecciones generales, ya que los mismos no tienen ningún parentesco con la evolución que caracterizan a las economías de la Provincia y la Nación. El déficit de la administración local es millonario, y más preocupante aún resulta que no se visualizan estrategias para superar un estancamiento expresado claramente en la cuantiosa deuda acumulada con los proveedores y las amenazas para la prestación de los servicios.
En la misma línea de pensamiento del intendente Roberto Scott, Imbern le echa la culpa a la Sindicatura del BID por la pésima categorización de la Municipalidad en los registros del Banco Central, situación que le obstaculiza la gestión de créditos bancarios, desconociendo que el síndico está obligado -por ley- a brindar esa información ante la millonaria deuda municipal con la masa acreedora. También llama la atención que desde la Intendencia se insista, para justificar cuentas que no cierran, con el argumento de las tasas congeladas desde hace más una década, siendo que dicha decisión política se erigió en uno de los puntales de la campaña oficialista. En este sentido, otro dato sugestivo es que el descalabro se blanqueó después de las elecciones, como en el caso de los jubilados municipales y la publicidad oficial, aunque deslicen que el recorte del gasto comenzó a principio de año.
Todavía es una incógnita el comportamiento del cuarto gobierno scottista, con José Freyre sustituyendo a Scott en el Sillón de Aufranc, pero Imbern estableció la impronta de esta gestión en sus respuestas a Meier, lamentando tener que “hablar de estas cosas (las cuentas públicas) en los medios en lugar de estar trabajando”. Grosero error conceptual -y acto fallido- del subsecretario, sobre todo porque acababa de advertirle al edil opositor que no había comparación posible entre la función pública y la empresa privada. Con su particular definición, Imbern se ubicó en el rol de un empresario, que no tiene que rendirle cuentas a nadie, porque hace y deshace con su propia plata, más allá de las responsabilidades sociales que le caben. En la gestión estatal, debe privilegiarse la transparencia por sobre todas las cosas, pues se administra nada menos que dineros públicos, aunque ello no siempre ocurre, como acaba de ratificarlo el informe de Transparencia Internacional que coloca a la Argentina entre los países más corruptos del mundo, concluyendo, que “existe un alto nivel de informalidad en la gestión pública, una baja institucionalidad y las organizaciones de control son muy débiles”. Además, sostiene el organismo que “hay mucha concentración del poder en el Ejecutivo y mucho riesgo de que la función pública no se controle; hay muy poca transparencia y de ahí se genera mucho riesgo de corrupción”. Cualquier parecido… es pura coincidencia.
En Venado, las recientes declaraciones del funcionario mencionado como próximo secretario de Hacienda de Freyre, no auguran una tendencia distinta a la conocida hasta el momento en el gobierno local, con el agravante de que el Concejo, a partir de diciembre, al menos en lo cuantitativo, perderá poder de control ante el Departamento Ejecutivo. Asimismo, los antecedentes de esta gestión no son esperanzadores, a juzgar por celebérrimos desplantes al Concejo en la tercerización de Hacienda, los radares y los pagos a los Albarracín, como también por la sistemática falta de respuesta de la Intendencia a las solicitudes legislativas, hasta el punto tal que los propios ediles oficialistas rechazan con frecuencia los pedidos de informes de la oposición, y sin ponerse colorados. En este sentido, cabe recordar el lapidario trabajo estadístico sobre la falta de transparencia en la función pública venadense divulgado por el IERAL, instituto de la Fundación Mediterránea que también se hizo conocido en nuestra región por sus sucesivas distinciones a Corven y Essen Aluminio.
Entre las inusuales expectativas que deberá satisfacer el próximo gobierno provincial de Hermes Binner, donde algunos, incluso, se preparan para exigir que en pocos meses se solucione lo que otros no hicieron en largos años, habrá que incorporar el reclamo de una voluntad fiscalizadora de las cuentas de municipios y comunas que, hasta hoy, actúan con absoluta discrecionalidad, sin cumplir ni siquiera con las reglas más elementales de transparencia en la función pública.

(Publicado el viernes 28 de septiembre de 2007 en diario El Informe)

Transiciones en el cruce de lo legal y lo ilegítimo

Por obvias razones, en nuestra ciudad ni se habla de transición. A poco más de dos meses del comienzo de la cuarta gestión scottista consecutiva, nadie espera polémicas entre el intendente saliente y el electo, y todas las expectativas se depositan en la conformación del gabinete que secundará a José Freyre. Si bien los pingos se ven en la cancha, en este caso en la función de gobierno, apenas trasciendan los primeros nombres de colaboradores podrá aventurarse el perfil de la próxima administración municipal. Pero en Venado, es casi seguro que no habrá designaciones conflictivas del gobierno que se retira para condicionar al que viene, como ocurre en la provincia de Santa Fe, a pesar de la promocionada “mesa de transición” que componen delegados del obeidismo y el binnerismo. Hasta el propio gobernador Obeid admitió su sorpresa ante la conmoción desatada por la decisión de enviar a la Legislatura los pliegos para la designación de dos miembros de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, en referencia a Agustín Bassó, propuesto como procurador general, y Daniel Erbetta, como ministro del máximo tribunal provincial.
Más allá de estos sonados casos, y de otros sugestivos nombramientos en distintos departamentos santafesinos, la cuestión es compleja, pues si bien Obeid, como el resto de los funcionarios en ejercicio, deben continuar gobernando hasta el mismo instante de la entrega del poder a sus sucesores, también es cierto que una vez que la voluntad popular determina cambios de signo político, el gobernante que perdió (él mismo o su delfín), enseguida sufre un progresivo debilitamiento, pues ya no se cuentan los días que le faltan de gestión, sino los que restan para que se vaya a su casa. Esa suerte de cuenta regresiva habla a las claras de las dificultades que genera la transición en la cultura política argentina, que si es larga en nuestra provincia (tres meses), qué decir de la Capital Federal, con seis meses interminables entre los comicios y la asunción.
Estas circunstancias renuevan el debate sobre legalidad y legitimidad política, que con frecuencia entran en seria colisión. En cuanto a los nombramientos de cargos políticos a tan pocos meses del recambio de gobernantes, es dable pensar que se está apelando a un ardid para imponer hombres propios en un gobierno ajeno, a veces en busca de asegurar el futuro laboral de algún compañero de ruta desprovisto de otras redes, y otras veces con objetivos estratégicos de infiltración en áreas clave de la futura gestión.
Tal vez haya que convencerse de que las transiciones resultan complicadas para los argentinos por la tendencia obsesiva de nuestros gobernantes a la reelección. En lugar de tomar la alternancia en el poder con naturalidad, en la política nuestra, una derrota sabe a tragedia, algo así como si se desmoronara una gran empresa propia; entonces, la transición se convierte en una extensión de la desgracia.

(Publicado el martes 25 de septiembre de 2007 en diario El Informe)

Opositores se reacomodan en medio de la transición scottista

Y al final la sangre no llegó al río en las filas pueblenses, según se definió al cabo de la trascendente reunión partidaria del sábado último, donde el líder de la agrupación, Roberto Meier, decidió volver sobre sus pasos y ratificar su pertenencia al sector. Distinto es el caso de Claudio Natali, que tomaría otro rumbo político a partir de 2008. Después de la derrota electoral ante el oficialismo, se sucedieron las declaraciones rupturistas del Tío y las inmediatas revelaciones de Natali, sumergiendo a Pueblo en una crisis que obligó a inaugurar severos replanteos políticos. Sin demoras, el principal partido de la oposición abrió el debate interno, pero a partir de un compromiso de unidad. De todos modos, si bien se evitó el cisma tan temido, la dirigencia tiene numerosos desafíos por resolver antes de jactarse de que la casa está en orden otra vez. En este sentido, una de las cuestiones urgentes a conciliar es la estrategia opositora que urdirá el movimiento Pueblo, una de cuyas mayores debilidades en los últimos años se dio precisamente en su ambigua relación con el oficialismo, que osciló entre la excesiva complacencia y la impiadosa revista pre-electoral que el intendente Roberto Scott aún no cumplió en entregar a la Justicia.
A pesar de que nunca es bueno eso de rozarse con el escándalo, esta nueva etapa podría resultar saludable para los meieristas, si es que la aprovechan para saldar las diferencias internas y robustecerse en el doble rol que les cabe: fiscalizar en el orden local la gestión de José Freyre y representar, junto con sus aliados, el gobierno provincial de Hermes Binner. Sobre este punto, el viernes ya dieron el primer paso durante la noche de festejos por el triunfo en Santa Fe, confirmando la continuidad de la mesa de enlace del Frente Progresista, con delegados de las seis fuerzas. Asimismo, la otra prioridad pueblense es ensanchar sus bases militantes, tanto a fuerza de incorporaciones individuales, como de alianzas políticas, al estilo de la engendrada con el Partido Socialista y Mate para las primarias.
Otro dato clave en este relanzamiento será el cargo provincial que podría recibir Meier, interrumpiendo su mandato legislativo en diciembre próximo, y dejando a Oscar Pieroni en la jefatura del bloque de concejales. Si bien Pueblo iniciaría la sucesión en busca de un nuevo referente electoral para 2011, algunos dirigentes consideran que si el Tío cuenta con la posibilidad de mostrar sus virtudes ejecutivas desde una función que lo vincule con la ciudad y la región, no habría que descartar que él mismo se recicle y, ya lejos del desgastante Concejo, pueda postularse una vez más para la Intendencia desde las primarias del Frente Progresista.
Por su parte, Scott volvió a las andadas, metiéndose en internas ajenas (en esta ocasión se ufanó de haber pronosticado la supuesta salida de Meier), como ya lo hizo antes en la UCR, intentando fortalecer con diversas artimañas a Delfor Hernández en detrimento del frentista Lisandro Enrico, otro dirigente con expectativas de enrolarse en el gobierno binnerista, quien aceptó que la oposición sufrirá un debilitamiento en el Concejo a partir de fin de año. Sin embargo, el presidente de los radicales se mostró confiado en conservar la unidad del Frente Progresista venadense, como así también en evitar la continuidad de los excesos scottistas mediante los controles que podrían ejercerse desde la Casa Gris.
Mientras tanto, la agrupación justicialista “17 de Octubre” procesa los resultados de las generales en el mayor de los silencios, aunque lo más factible es que el jefe lucifuercista Jorge Viano desactive la herramienta electoral del Frente Venadense y pretenda erigirse, como expresión interna del PJ, en el eje aglutinador del peronismo no scottista, absorbiendo en sus filas a los huérfanos del extinguido tercer sector que no se refugiaron en el porotismo. Al mismo tiempo, los vianistas observan los procedimientos que este gobierno scottista de transición adopta en relación con las próximas elecciones de delegados de la Cooperativa Eléctrica. Nadie puede asegurar todavía cómo culminará el año político venadense, si en la más absoluta calma, o en un clima de guerra.

(Publicado el lunes 17 de septiembre de 2007 en diario El Informe)

Rosendo Fraga vaticina que el PJ podría complicar los gobiernos de Binner y Macri

Con la organización de Cooperación Seguros y Fundación Libertad, el viernes último se llevó a cabo en el salón de actos de Jockey Club, el Pre-Congreso de Economía Provincial Santa Fe 2015, con la presencia del prestigioso analista político Rosendo Fraga, quien clausuró las actividades con una disertación titulada “Conjeturas sobre el próximo mandato 2007-2011 a nivel nacional y provincial”.
El 3º Congreso de Economía Provincial Santa Fe 2015 “Desafíos y Oportunidades” se llevará a cabo el próximo jueves en Rosario, con el desarrollo de ocho paneles, cuatro conferencias magistrales y el cierre a cargo del gobernador electo Hermes Binner.
En primer término, el integrante del Centro de Gestión Agropecuaria de la Fundación Libertad, Omar Romano, brindó una charla sobre la evolución mundial de la demanda de granos y oleaginosas para alimentos y energía, y luego fue el turno del director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, Rosendo Fraga, que estimó en un 80 por ciento las chances de que Cristina Fernández de Kirchner sea electa presidenta de la Nación en la primera vuelta del 28 de octubre. El historiador basó su pronóstico en el singular sistema de ballotage argentino, sólo compartido con ecuatorianos y nicaragüenses, que propicia la consagración en primera vuelta con el 45 por ciento de los votos, o con el 40 por ciento y una diferencia superior a los 10 puntos porcentuales sobre la segunda fórmula más votada. Según Fraga, esta metodología facilita los intereses oficialistas, imponiendo un piso electoral relativamente bajo para el partido del Gobierno. Además, estableció que los Kirchner se benefician en esta ocasión con la marcada fragmentación opositora, augurando que ninguno de los candidatos alternativos podría quebrar la línea del 30 por ciento. También consideró la influencia decisiva del arrastre en la provincia de Buenos Aires (concentra el 40 por ciento de los votos efectivos del país), donde el postulante del oficialismo, Daniel Scioli, cuenta con el apoyo de los poderosos aparatos controlados por los caudillos peronistas del conurbano, y superaría el 50 por ciento de los votos.
No obstante, si se consolidara más aún la tendencia a la dispersión del voto, la candidata kirchnerista podría caer por debajo del tan deseado 40 por ciento. En este sentido, el disertante recordó que Cristina rozaba en marzo pasado el 60 por ciento de intención de voto, en tanto que en la actualidad, a un mes y medio de los comicios, apenas si atraviesa la barrera del 45 por ciento, con el agravante de acumular varias derrotas de sus referentes provinciales. Sobre este fenómeno, Fraga puntualizó que los sectores medios le están dando la espalda al kirchnerismo, tal cual se demostró en los principales conglomerados urbanos, como las ciudades de Capital Federal, Rosario y Córdoba.

Las claves de Cristina
Más adelante, en un hipotético escenario con Cristina en el Sillón de Rivadavia, Rosendo Fraga señaló que la pingüina basaría su gestión en un corporativo “Pacto Social”, con el protagonismo del Gobierno, la CGT y la UIA, excluyendo una vez más de la mesa de las decisiones al sector agropecuario. Sobre este punto, indicó que en el primer semestre de 2008 deberán tomarse decisiones clave en materia de política salarial y tarifas de servicios públicos, y el objetivo sería compartir los eventuales costos políticos con empresarios y sindicalistas. De todos modos, ni habrá trabajo sucio de Néstor entre el 28 de octubre y el 10 de diciembre, ni Cristina debutaría con medidas drásticas, vaticinó el consultor, arriesgando que los cambios más significativos se darían en las relaciones internacionales, aunque no cree que Cristina progrese en sus pretendidos replanteos en los vínculos con el Club de París y el gobierno chavista de Venezuela. En este sentido, Fraga auguró un cambio de estilo diplomático, pero no de política exterior.
En otro segmento de la conferencia, el escritor aseguró que hay contradicciones en el matrimonio presidencial, como el deseo de ella de que la ciudadanía la ubique liderando un primer mandato propio, y no el segundo mandato de la sociedad de los Kirchner, en busca de alejarse de los síntomas de desgaste que suelen presentarse después de las reelecciones. Sin embargo, ella es la señora del Presidente y se postula guarecida bajo el apellido de él. Esta pelea de alcoba ganó la calle a través de afiches con el eslogan “Para empezar el cambio” o “El cambio recién empieza”, que poco a poco fueron equilibrados por otros con consignas más funcionales a los intereses del pingüino: “Para profundizar el cambio”.
El expositor planteó más adelante que Cristina podría salir perjudicada por las manipulaciones de su propio esposo, que no sólo distorsiona los índices de precios al consumidor, sino los niveles de crecimiento de la economía. En esa misma línea, subrayó que Kirchner quiere retirarse como el Presidente más exitoso de la historia, y en ese cometido estaría dispuesto incluso a dibujar los números para que 2007 cierre, a la fuerza, con un ocho por ciento de evolución del PBI, con lo cual su señora podría padecer el año que viene los efectos políticos negativos de una brusca desaceleración, si es que se decide a sincerar las cuentas públicas, en el marco del fortalecimiento de la calidad institucional que promete a la ciudadanía.

No todo es color de rosa
Contra los auspiciosos números de la macroeconomía que divulga el Gobierno, Fraga alertó que hay una grave situación social irresuelta, con índices de pobreza que oscilan en el 30 por ciento de la población argentina, estirándose esa franja de necesidades básicas insatisfechas al 40 por ciento de la población menor de 14 años de edad. Asimismo, señaló que en el último lustro se registró un inquietante salto en el consumo de las drogas más baratas, como el pegamento (500 por ciento) y el “paco” (300 por ciento), las predilectas de las franjas más humildes. También la actualidad del sistema educativo abre interrogantes, ya que la mayoría de los escolares no cumplió el año pasado con el mínimo de los 180 días de clase establecido por la ley.
Dueño de reveladoras estadísticas, Rosendo Fraga comentó en otro segmento de la charla que, según un informe de las Naciones Unidas, la Argentina puntea en términos de calidad de vida en el concierto latinoamericano pero, al mismo tiempo, según el Banco Mundial, lidera, junto a Venezuela, el ranking de las naciones con mayor corrupción en la función pública.
Ya en el cierre de su disertación, el analista consignó que tanto el capitalino Mauricio Macri, desde la centroderecha, como el santafesino Hermes Binner, desde la centroizquierda, podrían constituirse en el mediano plazo en figuras presidenciables desde alineamientos políticos desvinculados del bipartidismo tradicional, aun cuando consideró que ambos líderes opositores podrían padecer el torpedeo del peronismo a los efectos de impedirles la gobernabilidad y, por lo tanto, comprometer la proyección futura de uno y otro.

(Publicado el lunes 17 de septiembre de 2007 en diario El Informe)

Meier, Natali y una ruptura que sacude a la política venadense

En cada una de las fuerzas políticas de la oposición se abrió el debate interno tras el categórico triunfo del oficialista José Freyre en las elecciones del domingo 2 del corriente. Por lo general, estos procesos se inician y se cierran en el más absoluto hermetismo, por aquello de que los trapos sucios se lavan en casa. Es prudente y hasta razonable que así sea, pues las autocríticas implican la aceptación de culpas y el reconocimiento de debilidades. Sin embargo, Roberto Meier ignoró todas estas prevenciones y prefirió ventilar públicamente el ultimátum con que sorprendió a sus compañeros de ruta en medio de las reuniones convocadas a los efectos de evaluar la actuación del Frente Progresista en los comicios locales, donde el barbado dirigente se presentó por cuarta vez consecutiva como candidato a intendente de Venado. En un golpe directo al corazón, planteó la urgencia de instrumentar una formación superadora a la actual estructura de Pueblo, con la participación de los pueblenses que quisieran seguirlo, junto a miembros del Partido Socialista y del movimiento Mate, es decir, desgajamientos de los mismos sectores que lo apoyaron en las primarias para enfrentar al radical frentista Lisandro Enrico, que entonces contaba con el respaldo del PDP y el ARI. Yendo más lejos aún, el Tío se adelantó a bautizar la futura agrupación política como Encuentro Progresista, subrayando que se enrolaría en esa corriente, con “Pueblo o sin Pueblo”. Y arriesgó también que “podría llegar a darse (en las primarias de 2009) que Encuentro Progresista tenga sus candidatos a concejal y Pueblo los suyos”, en una frase que basta y sobra para desatar un escándalo interno, aun cuando más adelante intentó suavizar su propia embestida advirtiendo que “no necesariamente hay que hablar de una división”.
No hay dudas de que Pueblo tiene que ensanchar sus bases, demasiado estrechas para una fuerza que cuenta con tres concejales y cuyo líder es uno de los referentes binneristas más destacados de General López, a pesar del reciente traspié electoral. ¿Pero cuál es el rumbo para oxigenar a la oposición? Según teoriza Meier, el Encuentro Progresista como nueva opción municipal podría ser el emergente de la fusión de Pueblo, o de él mismo y algunos pueblenses, con el puñado de matistas de Martín González, y algunos socialistas que ya habrían sido tentados para incorporarse a la incipiente organización. En este sentido, es significativo que Meier excluya toda posibilidad de reformular los objetivos políticos de Pueblo, y en su lugar imponga como condición ineludible la construcción de otra herramienta partidaria, forzando a los suyos, con fuerte sesgo personalista, a seguirlo sin chistar o condenarse a tomar distancia. Es evidente que con este golpe de timón, el Tío intenta despegarse de un grupo que en los últimos tiempos lo obligó a asumir un perfil más combativo, a partir del surgimiento de dirigentes de fuste que suelen doblegarlo en los debates internos y le disputan su otrora indiscutido liderazgo. Asimismo, este fenómeno se había profundizado en la convivencia del Frente Progresista, cuyos representantes, empezando por Enrico, se mostraron resueltos a confrontar sin piedad con la Intendencia. La unánime decisión opositora de publicar la polémica revista una semana antes de las elecciones habría irritado a Meier, quien, de todos modos, defendió dignamente sus contenidos. Pero quedaron secuelas que ahora se manifiestan. También el concejal Claudio Natali aprovechó el envión para anticipar su alejamiento de la agrupación, que será definitivo apenas concluya el mandato, e insinuar su inminente traspaso a las filas del aún fantasmal Encuentro Progresista, reivindicando las figuras del Tío y de Freyre. Estas manifestaciones podrían augurar la evolución futura del conflicto, porque si él admite que no le gusta estar donde no lo quieren, y ya se ubica a la par de Meier, en la práctica se le estaría cerrando la puerta en la cara a la mayoría de la militancia pueblense que desde hace largo tiempo le quitó la confianza a Natali por su “falta de compromiso”, tanto en la tarea legislativa como partidaria.
En esta misma edición, el concejal saliente observa que “en la ciudad habrá que desempeñar un rol distinto en función de la relación Provincia-Municipio” y añade que “al Encuentro Progresista le va a tocar un rol más importante que el que tenía como oposición, que se limitaba al control”. Y en el mismo párrafo aventura que “pasadas las elecciones se abre una etapa de construcción y diálogo”, destacando las afinidades de Meier y Freyre, y dando por muerto -vaya temeridad- al scottismo.
En conclusión, Roberto Meier anuncia el abandono de Pueblo para fundar una fracción aún más pequeña, y Claudio Natali se revela desde el vamos como su lugarteniente en un Encuentro Progresista que debuta con alabanzas al victorioso porotismo.
Si el Frente Progresista tituló a la revista pre-electoral “¿Qué esconde la candidatura de Freyre?”, en este escenario bien podría editarse una segunda edición, post-electoral, denominada “¿Qué esconde la interna de Pueblo?” Entre otras cosas, subyace un cúmulo de contradicciones ideológicas, expresado en la porfía constante entre el ala blanda, liderada por Meier y Natali desde el Concejo, y el ala dura, protagonizada, desde el partido, por Fabián Vernetti y Oscar Pieroni, entre otros. Las discrepancias se venían manifestando en las estrategias legislativas, luego en la arquitectura de la campaña electoral, y hoy, en los análisis antagónicos sobre el próximo gobierno municipal: mientras los primeros confían en la esperanza de cambio que podría alumbrar Poroto una vez apoltronado en el Sillón de Aufranc, los segundos no se hacen ilusiones, en sintonía con el resto del binnerismo venadense.
Con este panorama, quedó a la vista de todos que el principal partido de la oposición está más próximo a la ruptura que a la reconciliación. La confianza se resquebrajó como en ninguna de las crisis precedentes. Como el radicalismo y el socialismo de nuestra ciudad, los pueblenses estarían partidos en mitades. A estas alturas, sólo un milagro podría volver las cosas atrás. Cuando más homogéneo debía mostrarse para fortalecer desde el territorio la futura gestión de Hermes Binner, incluso ofrendando los más lúcidos dirigentes para ocupar funciones públicas, los exponentes locales del próximo oficialismo provincial atraviesan una situación caótica. Además, en un escenario signado por las divisiones, cabe esperar una feroz disputa por los cargos que asignará el gobernador electo a sus referentes sureños, desde donde podrían desplegar aptitudes de gestión con mayores posibilidades de lucimiento que sentados en las alienantes bancas del Concejo. Sin embargo, atrapados en sus propias contradicciones, los meieristas, o lo que queda de ellos, tienen cuestiones más domésticas por resolver.

(Publicado el viernes 14 de septiembre de 2007 en diario El Informe)

Se largó la transición y ya suenan los hombres de Freyre en Venado y de Binner en la región

Con las dos terceras partes de las localidades de General López bajo control, incluyendo tres de las cuatro ciudades, y la reelección del senador Ricardo Spinozzi, el PJ ratificó su poderío en el sur santafesino al cabo de las elecciones generales, aunque esta vez, el dato político más relevante es la victoria del Frente Progresista en la provincia, tanto por quebrar los 24 años consecutivos de hegemonía peronista, cuanto por la consagración de Hermes Binner como el primer gobernador socialista de la Argentina.
Desde el punto de vista venadense, el codiciado eje Intendencia-Senaduría-Gobernación, dejará de mostrar exclusivamente los colores del justicialismo, como sucedía desde 1995, en coincidencia con el arribo al poder municipal de Roberto Scott. En un escenario signado por los cambios, a partir del 10 de diciembre, así como el gobierno binnerista deberá lidiar con un Senado opositor, el Tino Spinozzi tendrá que modificar sustancialmente su estrategia legislativa en General López, y José Freyre debutará en el Sillón de Aufranc con la obligación de establecer una “buena relación” con la Casa Gris. En este sentido, el supersecretario deberá hacer malabares en esta transición para no acabar perjudicado por las inoportunas manifestaciones de Scott contra el gobernador electo. Mientras Freyre se ilusiona con una convivencia armoniosa con el próximo gobierno provincial, su suegro demanda sanciones para los peronistas que votaron al Frente Progresista; vocifera que los santafesinos que apoyaron a Binner “no tenían claro lo que querían”; y augura una hecatombre de la gestión socialista en 2009. Este ensañamiento no hace más que reverdecer aquellas amenazas del intendente convocando a los venadenses a “echar a patadas a Binner”, o los aplausos de la primera línea del gobierno municipal, Scott incluido, en la presentación del libro “La Secta Socialista”, una creación del diputado provincial Jorge Lagna, cargada de agresiones a Binner. No será nada sencillo, más allá de las apariencias, el entendimiento entre Freyre y Scott, ni en la transición, ni en los primeros tiempos de la gestión.
Mientras tanto, el intendente electo ya confirmó la creación de nuevas áreas en el Gabinete, como Seguridad y Gestión y Planificación (¿un lugar para Hernán Roma?). Entre los sobrevivientes de este gobierno se menciona a Darío Mascioli (Producción); Andrés Pieli (Cultura); Liliana Rostom (Servicios Públicos) y Guillermo Imbern (Hacienda), en tanto que Daniel Dabove (Obras Públicas) y Juan Vidal (Gobierno), podrían cambiar de roles, saltando el primero a la Coordinación de Gabinete, y el segundo a la flamante dependencia de Seguridad. De corroborarse el ascenso de Dabove, el arquitecto Guillermo Zampini es el que reúne mayores chances para ocupar su lugar. En reemplazo de la concejala electa Norma Orlanda desembarcaría el psicólogo José Luis Aguirre, un viejo colaborador de Freyre, con la novedad de que dicha repartición ascendería al rango de Secretaría de Promoción Comunitaria, controlando las áreas de Acción Social, Salud y Deportes. En Salud, el pediatra Pedro Bustos es citado con insistencia en los corrillos municipales como el sucesor del odontólogo Víctor Barbieri, aunque algunos vaticinan el posible regreso de la nefróloga Noemí Azcona -vinculada al spinozzismo-, que pronto cederá la Dirección del Hospital Gutiérrez a un médico enrolado en el binnerismo. En Deportes, el presidente de Sportivo Rivadavia y cuarto en la lista de concejales, Raúl Debonis, es una fija.
Según cuentan los más allegados a la mesa chica porotista, hay tres áreas que inquietan más que otras al intendente electo: la Dirección de Compras (César Sola); el Area de la Juventud y Tercera Edad (Tomás Balzaretti) y el Departamento de Asuntos Jurídicos (Gerardo Di Nardo).
Por su parte, los rossistas Julio Eggimann y Oscar Barotto, que también contribuyeron al triunfo oficialista, albergan expectativas de obtener espacios de participación en el próximo elenco de gobierno. Otro dirigente justicialista que podría ser tentado para ocupar un lugar en el Departamento Ejecutivo es el actual director provincial de Comunas, Alberto Turcato, que apoyó a Freyre en la campaña municipal y en diciembre concluirá sus funciones en la Casa Gris.
Es razonable que Freyre y su entorno operen con la máxima cautela en la selección de los sobrevivientes, porque en dicho cometido corren un severo riesgo: que las cruentas internas del gabinete scottista se trasladen al próximo gobierno. En este sentido, es posible que el primer gabinete porotista responda a un criterio de transición, donde, junto con la aparición de los nuevos valores -algunos estarían siendo torpedeados antes de asumir-, conserven sus puestos varios funcionarios que podrían abandonar el gobierno en el futuro. También en el Concejo se manifiestan las internas scottistas y muy pronto podrían quedar expuestas. En diciembre asumirán los nuevos ediles, que otorgarán al oficialismo la primera minoría, con cuatro representantes. Salvo que se prolongue el insostenible acuerdo con Hernández para mantenerlo por un año más en la presidencia del cuerpo, Freyre tendrá que establecer un candidato propio. Y el elegido no sería precisamente el ex presidente Miguel Pedrola -más ligado a Lagna y Spinozzi-, sino la disciplinada Bibiana Pieli, que sólo necesitaría sumar uno de los cinco votos opositores para encaramarse en el segundo escalón del poder político local.

El verdadero Freyre
Cinco días después de los comicios, está claro que dentro del aluvión de casi 18 mil votos que ungió a Freyre, existen dos tendencias, que podrían tildarse, hasta cierto punto, de antagónicas: los que se expresaron por una continuidad del modelo scottista, y los que lo hicieron con la ilusión de inaugurar una etapa superadora, sin necesidad de acudir a la oposición, como ocurrió en la provincia. Esa heterogeneidad se manifestó en el apoyo masivo al intendente electo. ¿Cómo pudo suceder? En primer lugar, la impronta personal de Freyre responde a los requerimientos de la época: capacidad de gestión, vocación de diálogo y respeto a la institucionalidad. Estas características, incluso, son las que trasladaron a Freyre los miles de votos que en otras ocasiones se habían distribuido entre el pueblense Roberto Meier, el socialista Juan Moscoso y los radicales Lisandro Enrico y Delfor Hernández. Todos ellos perdieron votos a manos de Freyre. Nada de eso hubiera ocurrido si el candidato era Scott. Un fenómeno semejante se dio con los sectores progresistas del peronismo que, aún desde la dispersión, se inclinaron por Poroto, a pesar del desagrado que les merece la figura de Scott. Ni hace falta puntualizar que estos compañeros tampoco habrían respaldado una nueva candidatura del actual intendente.
Por otra parte, Freyre también fue capaz de captar el ciento por ciento de los votantes de puro linaje scottista, esos que querían más de lo mismo, y no solo lo consiguió por ser el yerno del Jefe, sino también porque, más allá de las legítimas esperanzas de cambio que despierta, Poroto siempre respetó la estructura y jamás manifestó diferencias, al menos públicamente, con Roberto Scott, ni siquiera ante los episodios más cuestionables de la gestión.
En definitiva, Freyre hizo, en cada momento, lo políticamente correcto, en el Plan General, en Acción Social y en la Supersecretaría. Y hasta supo eyectarse a tiempo del Concejo, devenido en la era scottista en una trituradora de candidatos a intendente. Pero, entonces, ¿quién es el verdadero Freyre? Mientras la conducción política permanezca en manos de Scott, el intendente electo deambulará en la indefinición que caracteriza su discurso. Hasta el primer gabinete tendría un color más scottista que porotista.
El verdadero Freyre recién entrará en escena cuando decaiga la influencia del líder y los tiempos políticos lo obliguen a tomar decisiones vinculadas a la calidad institucional. Tal vez, el verdadero Freyre, no sea el que supone la ortodoxia, ni tampoco el que idealizan los progresistas. ¿A cuál de esos extremos del pensamiento se acercará más?

Volver a empezar
Partiendo de una desventaja casi indescontable desde el 1 de julio de las primarias, el Frente Progresista redondeó una elección decorosa, quedando a menos de 100 votos de obtener la disputadísima cuarta concejalía para la enriquista Mirian Talamone, pero lejos de convertirse en una opción de poder confiable para el grueso del electorado. En el comienzo de la campaña no consiguieron presentar los integrantes de un hipotético gabinete municipal, y en el domingo de las elecciones ni siquiera fueron capaces de reclutar los fiscales para garantizar el control de las 132 mesas. En ese contexto, las pretensiones meieristas de polarizar las generales acabaron en un fracaso, sobre todo ante el sensible crecimiento del vianista Frente Venadense, que también quedó a las puertas de incorporar otra banca. Tal vez la expresión más elocuente de la falta de vocación de poder de la coalición binnerista haya sido el lanzamiento de la polémica revista apenas una semana antes de las elecciones, cuando la decisión colectiva ya estaba tomada. Los contundentes contenidos de la publicación no alcanzaron para revertir un resultado puesto, pero bastaron para demostrar que la oposición fue incapaz de convencer a los venadenses de la necesidad de un cambio, aun cuando le sobraban argumentos.
Desde diciembre, con solo tres concejales -los pueblenses Roberto Meier, Oscar Pieroni y el debutante Fabián Vernetti-, el Frente Progresista deberá tejer alianzas con la peronista Patricia Romero y el radical Hernández para obtener mayorías, en la antesala de las legislativas de 2009, que amenazan con deteriorar más todavía las potencialidades opositoras. Sin embargo, este sector -que promete una actitud más fogosa en el Concejo- se ilusiona con el desarrollo político que podrían proporcionarle los cargos provinciales que el gobernador electo Hermes Binner asignará a sus referentes de nuestra ciudad y la región. Desde el vamos, sobresalen entre los dirigentes con mayores merecimientos, Roberto Meier, Lisandro Enrico y Juan Enrique Lombardi, todos ellos con larga militancia y aceptable desempeño electoral. En el área de Salud, trascendieron los nombres del socialista Juan Moscoso, de antigua amistad con Binner, y otro reconocido médico, Raúl Corna. Asimismo, en la Dirección de Educación y Cultura Regional, la reemplazante de la rufinense Marta Comellas podría ser una combativa docente venadense -hoy en funciones directivas- que milita en una de las fuerzas del Frente Progresista. Más allá de las funciones que podrían fortalecer a unos cuantos dirigentes de General López, los binneristas venadenses creen que el debilitamiento legislativo se compensaría con la influencia ejemplarizadora de un gobierno provincial que podría impedir ciertas extralimitaciones del gobierno municipal, como la tercerización de Hacienda, entre otras.

(Publicado el viernes 7 de septiembre de 2007 en diario El Informe)

Freyre y Spinozzi retienen el poder, pero el éxito de Binner equilibra el mapa político

En la noche de las elecciones generales venadenses, festejaron todos. Había clima de fiesta en el bunker del Frente para la Victoria, que consiguió retener la codiciada Intendencia, a través del supersecretario José Freyre, junto con tres de las cuatro concejalías en disputa; además, el senador provincial Ricardo Spinozzi cumplió con sus propósitos reeleccionistas. Mientras tanto, en el centro de cómputos del Frente Progresista, reinaba el entusiasmo ante la histórica victoria -por casi diez puntos- en la provincia de Santa Fe del socialista Hermes Binner, después de 24 años de hegemonía justicialista. Aunque algo apesadumbrado por no haber obtenido la banca que perseguía, Jorge Viano, del Frente Venadense, se transformó en el postulante de mayor crecimiento electoral respecto de las internas. Hasta la vapuleada UCR de Delfor Hernández celebró calladamente que la enriquista Mirian Talamone quedase fuera del Concejo por unos pocos votos.
Con estos resultados, el escenario político del pago chico tiende a equilibrarse, pues a la par de la consolidación del scottismo en Venado, y de Spinozzi en General López, a partir del 10 de diciembre se establecerán representantes del Frente Progresista en delegaciones clave del gobierno provincial en nuestra región, tales como salud, cultura y educación, entre otras, junto con aquellos que sean designados por el gobernador electo para cumplir funciones en la Casa Gris de la ciudad capital. La línea directa con los despachos santafesinos de la que disfrutó Roberto Scott durante casi 12 años, y que tanto oxígeno le insufló a su gestión -como así también al desempeño del senador Spinozzi-, no la tendrá disponible Freyre, que deberá apelar al arte de la negociación política para trabar buenas relaciones con Santa Fe, y con los delegados del gobierno provincial en Venado y la región.
Como se suponía, Freyre y Spinozzi fueron los que arrastraron la figura del candidato a gobernador oficialista, Rafael Bielsa, que ni siquiera pudo ganar en nuestra ciudad, a pesar de la tracción desde abajo. Por el otro lado, además de los votantes de Roberto Meier, que apoyaron masivamente a Binner, hubo muchísimos simpatizantes del vianismo que se volcaron por el ex intendente de Rosario, y hasta del propio Poroto, que le dieron la espalda a Bielsa, cortaron la sábana y completaron la construcción del voto con el nombre del parco líder socialista.

La oposición que no fue
Mientras que Poroto conservó sin fisuras el caudal del Frente para la Victoria en las primarias, el Frente Progresista de Roberto Meier, con unos centenares de votos menos que entonces, demostró que no era una opción de poder confiable para la mayoría de los venadenses. Si bien los pueblenses conservaron la banca propia colocando a Fabián Vernetti en reemplazo del saliente Claudio Natali, la coalición no pudo alzarse con el objetivo mínimo de imponer también a Talamone para convertirse en la primera minoría legislativa, privilegio que en breve ostentará el oficialismo, con cuatro ediles, los indispensables para sostener los vetos de la Intendencia. En este sentido, es probable que en las próximas semanas se inaugure un debate interno en las filas meieristas sobre su futuro político, pues el propio líder anticipó hace unos días que, en caso de no ser electo intendente en estos comicios, declinaría postularse para renovar la banca en 2009.
La frustrada expectativa de ceder su concejalía a Talamone también es un duro revés para Lisandro Enrico en medio de la cruenta interna del radicalismo, aunque el flojo rendimiento de Hernández es un consuelo para el Pibe que, además, estaría incluido entre los predilectos del binnerismo para ocupar un cargo provincial a partir de fin de año. Otro destacado de los boinablanca frentistas de la región, junto con el imbatible firmatense Carlos Torres, es el caudillo isabelense Juan Enrique Lombardi, que no sólo dejó la comuna en manos de su discípulo Mario Kovacevic, sino que protagonizó una formidable recuperación en la batalla por la senaduría con el Tino Spinozzi.
Por su parte, el lucifuercista Jorge Viano, con casi 2 mil votos más que en las primarias, demostró ser el gestor de una fuerza respetable en su primera incursión electoral, donde, tal vez, la polémica Tarjeta Evita contribuyó a esta sensible levantada, sin descartar que el estilo frontal y vehemente del candidato haya captado a los votantes más disconformes con el gobierno scottista, que no fueron seducidos por las propuestas más pacifistas de Meier y Hernández.
Entre las numerosas anécdotas del fin de semana, sobresale la participación de la bruja Verónica el viernes último en el envío En la Tecla (Canal 12), ya que después del aviso publicado en El Informe, que revolucionó a toda la región, la tarotista se presentó en vivo y se animó a pronosticar, a pedido de los televidentes, el resultado de las elecciones en Santa Fe y en Santa Isabel. La mujer predijo, sin titubear, que triunfarían Hermes Binner y Mario Kovacevic. Las brujas no existen, pero que las hay… las hay.

¿Más de lo mismo?
Solamente José Freyre y su entorno conocen qué rumbo adoptarán una vez a cargo del gobierno municipal. Anoche, en sus primeras declaraciones como intendente electo, Poroto deslizó que una de sus prioridades será restablecer el diálogo con algunas entidades, incluyendo a las cooperativas de servicios públicos, con cuyas autoridades el intendente Scott está enemistado desde hace largo tiempo. Sin embargo, un poco más tarde, tal vez arrastrado por la excitación triunfalista de sus seguidores, el dirigente apeló al sarcasmo, y al más puro estilo scottista, para referirse a los columnistas que, según él, “todo lo intelectualizan con sus críticas desde las mesas de café”. ¿Será Freyre más de lo mismo? Más allá de la fidelidad eterna que le debe a su suegro por haberle legado el Sillón de Aufranc, el heredero debería saber que, entre sus casi 18 mil votantes, muchos de ellos -más de los que él cree- lo visualizan como una esperanza de cambio, aun cuando sea uno de los baluartes de la actual administración. Desde diciembre, apenas asuma, la ciudadanía podría empezar a reclamarle lo que a Roberto Scott, en los últimos tiempos, ya ni siquiera se le pedía. Le demandará respeto por las instituciones, por el Concejo, por la oposición, por la prensa. También le exigirá transparencia, autocrítica e independencia. La gente no votó más de lo mismo en Venado, como tampoco lo hizo en la Provincia, y en muchas otras localidades. El grito histérico y revanchista de los aduladores de la vecindad no debería confundir a los dirigentes de fuste. Venado requiere una urgente reconstrucción de la convivencia después de más de una década signada por el agravio y la intolerancia desde la cúspide del poder político municipal. En esta ocasión, la mitad de los electores se pronunció por las distintas variantes opositoras (Frente Progresista, Frente Venadense y UCR) y la otra mitad lo hizo por el oficialismo, pero ese apoyo no significa necesariamente que se haya plebiscitado el estilo de la gestión scottista. En la decisión de votar a Freyre, también puede descubrirse una voluntad de progreso, de superación, insinuada en las propias virtudes personales del candidato, dialoguista y concertador, en las antípodas de la hostilidad de Scott. Debería interpretar el intendente electo, en función de los antecedentes, que la ausencia de una oferta opositora confiable, según el juzgamiento popular, no otorga cheques en blanco, sino apenas un crédito.

(Publicado el lunes 3 de septiembre de 2007 en diario El Informe)