Freyre y Scott tendrían que liderar la lista de concejales, según la lógica K

Ante tantas críticas que sufrió José Freyre por no generar una lista de precandidatos a concejal liderada por una figura sobresaliente, capaz de atraer votantes por su propio peso específico, más allá de encabezar la lista del intendente, sería oportuno echar a volar la imaginación y conjeturar, sólo por un momento, qué habríamos dicho los venadenses si el propio Freyre se postulaba en el primer puesto de la nómina oficialista para promover el “efecto arrastre”, escoltado de Germán Mastri, Liliana Rostom y Raúl Debonis. Imaginemos, además, un discurso porotista convocando a plebiscitar su gestión -como lo hace ahora con la postulación de los principales secretarios de su gabinete- y garantizar la gobernabilidad mediante un Concejo con mayoría propia de cinco ediles, y porqué no media docena; mejor aún, para justificar su candidatura testimonial. Qué diríamos si José Freyre, con su tono reflexivo, tratara de convencernos de que no está engañando a nadie, porque anticipa que renunciará a la banca para continuar ocupando el Sillón de Aufranc hasta fines de 2011. Otro argumento podría haber sido que en el sistema electoral santafesino de internas abiertas, obligatorias y simultáneas, el oficialismo necesita sí o sí a Poroto en la lista de concejales para evitar que el vianismo coloque un candidato -como ya ocurrió en 2005- en un puesto expectante, y que luego militaría en la oposición. Incluso, para perfeccionar la maniobra, podríamos suponer que Freyre le pidió a Roberto Scott -aún con buena imagen en la ciudad- que lo secundara en la lista, aunque de todos modos renunciarían ambos, cediendo las concejalías a los secretarios municipales que poblarían los últimos escalones de la lista del oficialismo.
Freyre y Scott, sin dudas, se harían acreedores de los peores calificativos por haber impulsado ese ardid, el mismo que en la limítrofe provincia de Buenos Aires, escenario de la “madre de las batallas” el 28 de junio, protagonizarían el ex presidente Néstor Kirchner y el gobernador Daniel Scioli, con la solidaria imitación de una docena de influyentes intendentes del conurbano, dispuestos a liderar las listas de concejales en sus distritos, para luego renunciar, claro está, en el marco de estas novedosas candidaturas testimoniales, que más convendría denominar falsas o apócrifas.
Ya era grave y condenable que los funcionarios y legisladores (de todos los sectores partidarios) abandonaran sus mandatos por la mitad para postularse a cargos de mayor jerarquía, pero supera todos los límites esta artimaña de postular a un gobernador o un intendente para un cargo legislativo, bajo la advertencia de la inmediata dimisión -antes de asumir- para permanecer en sus responsabilidades ejecutivas. ¿Alcanza con reconocer el pecado antes de cometerlo para quedar libre de culpas? Y además, ¿qué garantías existen de que todos los electores estén enterados de esa advertencia? ¿Y si fueran centenares, miles, decenas de miles, los ciudadanos que votan por esa lista creyendo que se trata de candidaturas auténticas? Luego, si es anticonstitucional ejercer dos cargos públicos al mismo tiempo, ¿no lo es también postularse para ello?
De este desenfreno por conservar el poder sin que importen los medios se desprende un explícito reconocimiento de que los liderazgos circunstanciales -siempre tan flexibles, lábiles y mutantes- apabullan a los proyectos o los modelos políticos, toda vez que resulta indispensable acudir al candidato del momento para ganar una elección, o para no perder tan feo. Asimismo, esta fiebre de las candidaturas testimoniales ratifica la vigencia de la dictadura de la chequera, que obliga a los dependientes de los caprichos de la Casa Rosada (sean gobernadores o intendentes) a exponerse ellos mismos en las próximas elecciones, ante la desconfianza presidencial de que jueguen a dos puntas junto con su tropa, como tantas veces lo hicieron con su instinto de supervivencia algunos caciques del PJ bonaerense, en su mayoría ex menemistas, ex duhaldistas y futuros ex kirchneristas.
Otra de las contraindicaciones es el debilitamiento -más aún- de la división de poderes, desde que se imponen funcionarios ejecutivos al frente de las listas legislativas, los que con sus posteriores salidas potenciarán los efectos nocivos de las listas sábana. En esta acumulación de deterioros para la calidad institucional que ocasionan estas maniobras distractivas, se inscribe el sesgo autoritario que no admite ninguna objeción, como lo testifica el caso del mediático recaudador bonaerense Santiago Montoya, despedido por Scioli por rechazar la candidatura a concejal de San Isidro.
También opera en ese sentido el concepto imperante de gobernabilidad, que se asocia malamente con mayoría o, más bien, con hegemonía. Por el contrario, las sociedades más gobernables son las que exhiben cierto equilibrio político, plasmado en la composición parlamentaria, y facilitan la alternancia democrática. Tan a menudo suelen darse esos intercambios en el ejercicio del poder, que ningún opositor se atrevería a perjudicar la gestión del oficialismo de turno, sabiendo que pronto podría hacerse cargo de esa misma administración.
Por otro lado, más allá de que los mayores culpables son los referentes políticos que impulsan las falsas candidaturas, la sociedad -con fuerte dosis de autocrítica- debería preguntarse cómo puede ser que baste con tan burda maniobra -aprovechando los vacíos legales- para volcar el resultado de una elección. ¿Cuántas falencias anidan en la oposición para que el oficialismo -supuestamente- se beneficie tanto con un mascarón de proa que oculta postulantes menos tentadores? Y luego, ¿cómo se entiende que cierta parte de la sociedad premie con el voto un comportamiento falto de ética que debería ser castigado con todo el rigor? Todo es una palmaria demostración de la ausencia de “condena social” ante estos excesos, y como el gobierno kirchnerista incumplió su promesa de impulsar la reforma política -que evitaría todos estos dislates-, solamente podría ocurrir que, en virtud de una impugnación, la oportuna intervención judicial resguarde a los argentinos de la proliferación de los falsos candidatos, otro golpe más para seguir vaciando la democracia, burlando la República y degradando la Constitución, en nombre de la continuidad del “modelo”.

(Publicado el miércoles 22 de abril de 2009 en diario El Informe)

Enrico: La UCR unida reemplazará a Meier en la jefatura de la oposición

El secretario parlamentario Lisandro Enrico fue uno de los dirigentes del radicalismo local con más protagonismo en las negociaciones que desembocaron en la lista de unidad denominada “Diálogo por Venado”. Admitió que el “efecto Alfonsín” contribuyó al consenso y definió que Carlos Díaz Vélez es la figura adecuada para encarnar la “transición”. El ex concejal subrayó que en las primarias le disputarán al socialista Roberto Meier el liderazgo de la oposición. “Hace falta una actitud más crítica”, dijo Enrico, augurando que las generales podrían confirmar que el gobierno de José Freyre “está perdiendo la confianza de la gente”.
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- ¿Se cumplieron las expectativas en esta primera etapa?
- Estoy muy satisfecho con esta lista única en el esquema del Frente Progresista. Fueron necesarios innumerables diálogos entre las distintas corrientes internas para conciliar una nómina de candidatos que contuviera a todos. Por eso hoy, después de tanto esfuerzo, valorizamos este consenso, reforzado con la presencia del Partido Demócrata Progresista.

- ¿Carlos Díaz Vélez era el candidato apropiado para el consenso?
- Sí, las circunstancias exigían, en primer lugar, que el partido fuera unido a las primarias, y luego, que el primer postulante representara a todas las líneas internas por igual, a partir de un perfil de neutralidad y amplitud. Díaz Vélez, que fue concejal entre el ’83 y el ’85, cumple con esos requisitos.

- ¿Cuánto influyó el fenómeno popular desatado a partir del fallecimiento de Raúl Alfonsín?
- Contribuyó mucho en el ánimo de los radicales, porque la demanda de unidad existía desde hacía tiempo, pero siempre surgían intereses grupales que la postergaban. Sin embargo, con el mensaje que entregó el pueblo argentino tras el fallecimiento de Alfonsín, todos los dirigentes de la UCR recapacitamos y nos dispusimos a hacer un último esfuerzo, muy cerca del cierre de los plazos. Así fue como el viernes 3 se restableció la precandidatura de Díaz Vélez y el lunes 6 Delfor Hernández resignó su postulación para propiciar el consenso.

- ¿Esta unidad puede ser el punto de partida para recobrar la jefatura de la oposición?
- En los últimos años esa responsabilidad la ejerció el concejal Roberto Meier, primero desde Pueblo y luego desde el socialismo, pero las cosas no funcionaron. Quizás el electorado no visualizó a Meier como una alternativa al grupo gobernante, y hasta se lo identificó con un excesivo acercamiento a (Roberto) Scott y (José) Freyre. Ahora, desde este marco de unidad, la UCR asume el desafío de liderar un armado político opositor, pero jamás desde una perspectiva hegemónica, sino con un espíritu frentista. Y para esto es indispensable instrumentar en breve una instancia institucional de debate y acuerdo entre todos los sectores del Frente Progresista en Venado.

- Las expresiones de Oscar Pieroni, en referencia a un pacto de la UCR con Meier para “proscribirlo” de una alianza, ¿afectarán el objetivo de mejorar esas relaciones internas?

- Yo entiendo el disgusto de Oscar, pero el único compromiso que asumimos con Meier -cuando se desarmó la negociación entre su sector y el nuestro- es que ninguno interferiría en las internas del otro partido, dado que las primarias servirán para ordenar la lista del Frente Progresista y luego, entre todos, tendremos que enfrentar al oficialismo en septiembre. Se trató de un acuerdo para transitar una primaria en paz, pero sin imaginar que podría despertar esa reacción en el grupo de Pieroni. Tal vez unos días antes podría haberse contenido ese sector en la alianza UCR-PDP, pero tan cerca del cierre ya no teníamos margen.

- Recuperar el liderazgo opositor implica derrotar a Meier en las primarias, ¿están en condiciones de producir ese suceso político?
- Insisto en que el ciclo de Meier como conductor de la oposición está en discusión, y en breve podría ocurrir que ese rol lo recupere el radicalismo, aunque eso no significa que deba excluirse a Roberto del Frente Progresista. Es posible que, así como nosotros lo apoyamos en la elección de intendente de 2007, en las próximas generales sea la UCR quien encabece la lista. Pero Meier no es el enemigo a destruir, sino un adversario interno más, al que intentaremos superar en las urnas para modificar el perfil opositor, y luego reunirnos, con él y los restantes sectores, para ganar las generales.

- Antes aludió a cierta complacencia de Meier respecto del oficialismo, ¿esa valoración significa que un radicalismo al mando de la oposición adoptaría un perfil más crítico?
- Sí, sin dudas. Por el bien de la ciudad tienen que irrumpir concejales que actúen como rigurosos fiscalizadores. Es el disenso el que enriquece las políticas públicas, y no el sí fácil a las propuestas de la Intendencia. El opositor no tiene que dedicarse a cogobernar, porque esa función le impide tomar la distancia necesaria para controlar la gestión y confrontar proyectos. A mayor equilibrio de poderes, mayor profundidad en el debate y mayor calidad democrática.

- ¿Sorprendió el oficialismo con una lista compuesta por secretarios municipales?
- Está claro que el intendente prescindió de la ayuda de otros sectores y decidió impulsar una lista auténticamente porotista, aun a riesgo de que la ausencia de figuras de renombre pueda resentir su caudal electoral, más aún cuando ya se percibe que el período de encantamiento con Freyre está dejando paso a la demanda ciudadana de respuestas concretas. Además, la gente interpreta que no transitamos el primer mandato de José, sino el cuarto del scottismo, y esa lectura puede acelerar el reclamo y el desgaste. Hasta hace un tiempo, pocos dudaban de la reelección de Freyre en 2011, pero hoy es notoria la pérdida de confianza en este gobierno, y esa necesidad de renovación podría demostrarse en esta próxima elección.

(Publicado el lunes 13 de abril de 2009 en diario El Informe)

Binnerismo con dos caras: la UCR re-unida y el socialismo re-caliente

El Frente Progresista, Cívico y Social, en su versión venadense, había debutado dos años atrás en las primarias -que también se estrenaban en nuestra provincia- encolumnando distintas fuerzas políticas detrás de los precandidatos a intendente Roberto Meier y Lisandro Enrico. El primero, líder del movimiento Pueblo, fue apoyado por el socialismo y la agrupación Mate de Martín González (hoy en Proyecto Sur); el segundo, referente de un sector del radicalismo, tenía el respaldo del ARI y el PDP. Sin embargo, tras el cierre de listas para las elecciones del próximo 5 de julio, la coalición binnerista ya no muestra la misma razonable oferta de 2007 (esta vez ofrece cuatro alternativas), que incluso se prolongó en su unidad hasta las elecciones generales, donde Enrico, que había perdido las primarias, lejos de quitar el hombro, se comprometió en la campaña liderada por el Tío y contribuyó a contener los votos radicales, hasta el punto que su candidata a concejal Miriam Talamone (escoltaba a Fabián Vernetti) quedó fuera del Concejo por escaso margen.
En este nuevo turno electoral, uno de los socios mayoritarios del Frente Progresista, el Partido Socialista, sufre una inquietante disgregación local, que se manifiesta en las tres listas de precandidatos a concejales, encabezadas por Roberto Meier, Oscar Pieroni y Guillermo Morel.
En verdad, el socialismo está desnudando antiguas desavenencias. Luego de las últimas elecciones, se concretó el masivo desembarco pueblense en el partido de Hermes Binner, al cual le ofrendaron tres concejalías, pero también una cruenta interna que ya había generado la fractura del bloque legislativo, con Meier por un lado, y Pieroni y Fabián Vernetti por el otro. En tanto, el viejo socialismo no recibía en unidad las acaloradas internas meieristas, pues ya padecía las suyas -menos notorias-, entre el secretario general Juan Moscoso y el secretario adjunto Guillermo Morel.
Ya desde fines del año pasado, se presumía que ni Meier, ni Pieroni, ni Morel, tendrían margen para negociar listas comunes entre ellos. No sólo por las ambiciones personales que se enrostran los propios protagonistas, sino también por las sustanciales discrepancias políticas. En este sentido, uno de los mayores fracasos del Frente Progresista local es, precisamente, que esa organización que tan exitosamente resiste la oposición peronista en el orden provincial, ni siquiera se constituyó en Venado, aun cuando arrancaba con la ventaja de contar con tres bancas en el Concejo. Y esta falencia no sólo es achacable a los socialistas, sino también a la UCR, el ARI y el PDP. Entonces, en medio de furiosas internas en todos los sectores del arco binnerista, y ante la imperdonable ausencia de una mesa coordinadora de acciones políticas, era esperable un cierre de listas con esta dispersión. Muy olvidada quedó, está a la vista, la voluntad de la mesa chica del socialismo santafesino, que sugirió hasta el cansancio la conciliación de una lista única entre todos los sectores del Frente Progresista.
No fue una, son cuatro, y pudieron ser más.

Cuando dieron las 12
Los radicales venadenses, que estaban al borde del precipicio, con riesgo incluso de quedarse sin concejalías por primera vez desde la restauración democrática de diciembre del ’83, hicieron el mejor negocio. En una primera instancia, habían pactado una inesperada sociedad electoral con Meier, que les garantizaba el número dos de la lista, pero al mismo tiempo que trascendía ese acuerdo, fallecía el ex presidente Raúl Alfonsín, desatando un masivo reconocimiento popular que retempló el orgullo boinablanca y contribuyó a descartar cualquier ensayo que no fuera liderado por uno de los suyos. Asimismo, se desmoronaban las últimas resistencias internas para que el vicepresidente Julio Cobos iniciara el triunfal regreso a la cuna partidaria que había traicionado por promesas de concertación y transversalidad. De pronto, una ola unificadora atravesaba el centenario partido de Alem. Todo se perdonaba. Y entre tanto milagro, hasta el díscolo Delfor Hernández podía binnerizarse, en lugar de dividir.
No obstante, la anhelada unidad quedó atada con alambres hasta cerca de la medianoche del lunes último, pues Delfor se había trasladado a la ciudad de Santa Fe con una lista bajo el brazo, que a último momento desistió de presentar (¿obtendrá una compensación política futura?), luego de fatigosos conciliábulos con la fracción orientada por Enrico, que ya había definido una propuesta -encabezada por Carlos Díaz Vélez y José María Angelini- en acuerdo con el PDP y la mayoría de las vertientes radicales. Así pues, con el postrero gesto de Hernández, sobre el filo de la medianoche se construyó el consenso, y un fortalecido radicalismo disputará las primarias del Frente Progresista ante un socialismo debilitado por su fragmentación. Con el pecho henchido, los radicales se disponen a recuperar, paso a paso, el rol de principal partido de oposición del gobierno municipal justicialista, que años atrás perdieron a manos del meierismo. Paradójicamente, mientras la UCR se unifica al calor de la partida de Alfonsín y el regreso de Cobos, en el partido de la rosa, la armonía de otros tiempos huele a calas.

Interna que promete
Mientras Roberto Meier y Guillermo Morel se habían adelantado a lanzar sus propias listas, el sector socialista liderado por Oscar Pieroni, Fabián Vernetti y la mandamás partidaria Roxana Bellatti, agotó los esfuerzos para moderar la recargada oferta electoral, pero fracasó en el intento de incorporarse a la lista de Díaz Vélez, precipitando fuertes críticas contra la UCR y Meier. Así pues, el Tío, que ya era castigado por sus excesivas complacencias con el gobierno de Freyre, también sufre embestidas por supuestos pactos con los radicales.
Por su parte, Morel, junto con Elisabeth Seret (ARI), no entraron en ninguna negociación contrarreloj, y pronto arrancarán con un discurso que tiene en la mira a Meier y Pieroni. Entre otros ejes, renunciarán públicamente a cualquier reelección y se comprometerán a diseñar equipos de trabajo vinculados a las distintas comisiones legislativas, a través de la contratación de asesores para optimizar la función, cuestionando a los ediles que actúan “por intuición” y se embolsan las dietas, o bien las destinan a la ayuda social.
En tanto, el precandidato de la UCR-PDP, Carlos Díaz Vélez, ya augura un mano a mano con Meier, tal vez fogoneando sutilmente una polarización para absorber adhesiones pieronistas y morelistas que repudian al meierismo. “Es posible que muchos nos usen a nosotros, que somos una opción ganadora, para tumbarlo al Tío”, barruntan en el comité de calle 9 de Julio. Por el contrario, los adversarios internos de Meier confían en un batacazo e insinúan que si contribuyen a la derrota del Tío, no será desviando caudal propio a la UCR, sino captando la mayor cantidad de votantes socialistas.
Más allá de las especulaciones, Meier -aunque a priori es el principal elector del PS- enfrentará una interna riesgosa, porque tiene que ganarle a un radicalismo unido, sin los votos de Pieroni y de Morel (ni los de Moscoso). Si lo consigue, no hay dudas de que será el precandidato a intendente que competiría en 2011 con Lisandro Enrico (salvo que acuerden la Intendencia para uno y la senaduría por General López para otro). También Meier se ganaría el derecho a controlar el aparato partidario, hoy en manos pieronistas. Pero si fracasa en el intento, aun cuando se clasifique segundo en la lista general y luego sea re-reelecto concejal, estará obligado a revisar su actitud indiferente hacia el resto del socialismo. En este sentido, en el Operativo Reconciliación podría ayudarle la incorporación de Manuel Herbas -el número dos en la lista-, un habilidoso estratega -hasta ahora de bajo perfil- que conserva muy buenas relaciones con la militancia pieronista.
De todos modos, con estos antecedentes, es posible que, en las antípodas de la pacífica disputa de 2007 entre Meier y Enrico, un clima beligerante se apodere de la próxima campaña -sobre todo entre los grupos socialistas-, que podría poner en riesgo la concordia del Frente Progresista para enfrentar al peronismo en las elecciones generales. En efecto, de poco serviría que los líderes de las cuatro listas ocupen espacios en el quinteto titular de postulantes binneristas que se presentará en septiembre, si las relaciones entre ellos se deterioran aún más en la antesala de las primarias. Ese mismo resquebrajamiento también podría atentar contra la constitución de la estructura del binnerismo local, una movida indispensable para el objetivo político mediato -en dos años- de desalojar a José Freyre del Sillón de Aufranc. Nada menos.

(Publicado el viernes 10 de abril de 2009 en diario El Informe)

Freyre pateó el tablero para convertir peones ejecutivos en alfiles legislativos

La mayor sorpresa en el cierre de la presentación de precandidaturas para las elecciones primarias del 5 de julio la dio el oficialismo venadense, diseñando una lista que lideran tres secretarios del gabinete municipal: Germán Mastri (Promoción Comunitaria); Liliana Rostom (Espacios Públicos) y Raúl Debonis (Servicios Públicos); el vecinalista Víctor Hugo Negrucchi y la asistente social Silvia Nogara completan la nómina.
Tras el enésimo rechazo del secretario coordinador Hernán Roma a la precandidatura a concejal propuesta por Freyre, se suponía que las acciones del presidente del Concejo, Miguel Pedrola, estaban en alza, pero el intendente, caído su postulante insignia, insistió en bendecir a un hombre de su entorno, como lo es el supersecretario Mastri, responsable de la neurálgica cartera social desde los albores de la era porotista.
En consecuencia, Freyre, según se le reclamaba desde sus bases, comienza a modelar una estructura política propia en el Concejo, sin depender de la ayuda de terceros, pero al costo de resignar la probada experiencia de Pedrola, un legislador con ocho años de recorrido, que ponía la cara en el recinto ante cualquiera de los temas ríspidos para la Intendencia, más allá de los costos políticos que le significara, al mismo tiempo que otros ediles más escrupulosos se hacían los distraídos. A partir de diciembre, esa cintura de Pedrola que reconocían propios y extraños, la misma que antes había demostrado en esa función el actual diputado provincial Jorge Lagna, será extrañada en el seno del gobierno municipal; no obstante, se ilusionan en los efectos benéficos de la condición de mayoría que obtendría en el Concejo al cabo de las generales del 6 de septiembre. Sin dudas, las circunstancias favorecen en este turno al porotismo, que solo arriesga una de las cinco bancas que se renuevan, y que con adjudicarse un par de ellas (menos que eso sería un estruendoso fracaso), acumulará cinco concejalías para transitar sin sobresaltos el último bienio de mandato.

Oferta sin refuerzos
Es usual que los jefes políticos territoriales recurran a figuras de renombre (Roma lo era y medía bien) para encabezar las listas legislativas, con el objetivo de que refuercen la oferta electoral, en lugar de limitarse a completar una lista con una serie de nombres (como Mastri y Rostom) que, al menos en estos días, están más aptos para operar desde la trinchera, que para captar votos adicionales por su lucimiento político; y este perfil se acentúa aún más con la masiva postulación de secretarios del gabinete, sin grandes realizaciones para exhibir en medio de una etapa de crisis, donde se considera una proeza que el personal municipal cobre en tiempo y forma sus magros salarios. Así pues, en este escenario, el intendente quedará casi obligado a asumir un rol protagónico en la campaña, con convocatorias más o menos sutiles a plebiscistar su gestión, y así arriesgar más de la cuenta el valioso capital político que atesora desde 2007. Para colmo, con los probables pedidos de licencia de los secretarios para calzarse el traje de candidatos, Freyre podría sufrir un debilitamiento en áreas medulares de la administración.
Con la formación de la lista de pura cepa porotista, absolutamente despojada de referencias kirchneristas y reutemistas explícitas, el intendente -que también es el jefe del PJ local- se afirma en la tendencia prescindente que conserva desde hace más de un año en la interna partidaria, en un equilibrio inestable entre el oficialismo presidencial y el sector que controla el peronismo santafesino. En este sentido, en el armado final sobresalieron la exclusión del spinozzista Miguel Pedrola y del rossista Julio Eggimann, que reclamaba -bajo la amenaza de lanzar su propia lista-, al menos, el tercer puesto para uno de los suyos en la nómina oficialista.
Sin embargo, Poroto intuye que esta tercera posición, basada en constantes prédicas de unidad partidaria, no podrá sostenerla por mucho tiempo más, sobre todo si el reutemismo apabulla al Chivo Rossi en las legislativas nacionales del 28 de junio. El día después, podrían llamar a la puerta de Poroto y darle el ultimátum: “Subite al tren o en la próxima hay fórmula reutemista en la ciudad”.
En rigor, la lista de Freyre competirá en las internas contra dos fórmulas ligadas al ex gobernador: la más conocida es la de Patricia Romero y Jorge Viano, que recientemente se pronunció en sintonía con Carlos Reutemann; y la denominada Santa Fe Federal, integrada por los ex socios del vianismo en el Frente Venadense, con la postulación a concejal de Luis “Topo” Antonelli, luego de frustradas negociaciones para desembarcar otra vez en el lucifuercismo. De todos modos, ambos sectores están vinculados a ramificaciones distintas a la del jefe del PJ santafesino, Ricardo Tino Spinozzi, que no volverá los ojos sobre la Intendencia venadense solamente si el “proyecto Lole” lo reclama desde arriba, como podría suceder en breve con una expectante candidatura a diputado nacional.
Con un porotismo estoicamente prescindente y dos alineaciones opositoras de impronta reutemista, se desprende que el peronismo venadense no impulsa ninguna lista kirchnerista entre su oferta electoral.

(Publicado el miércoles 8 de abril de 2009 en El Informe)

Caído el pacto Meier-UCR, habría cuatro listas binneristas, tres del PJ y Delfor haría la suya

Dentro del espacio del Frente Progresista, la alianza del socialista Roberto Meier con el sector del radicalismo que lidera Lisandro Enrico se había erigido hace cinco días en la sorpresa de los conciliábulos políticos para el armado de las listas de candidatos a concejales, que culminarán en la medianoche de hoy.
El pacto, con Meier en la cúspide y un boinablanca a designar en el segundo puesto -había tres mujeres en danza-, dejó boquiabiertos a todos, y más aún a los conocedores de las históricas desavenencias del barbado edil con todas las líneas internas de la UCR. En una apuesta fuerte, los dos precandidatos a intendentes en 2007 (Meier y Enrico) se reunían en una alianza para las primarias que se proponía adjudicarse el “1” y el “2” de la lista de concejales binnerista que competirá con el PJ en las generales de septiembre.
Pero las voces de protesta se alzaron desde distintas vertientes de la UCR y algunos de sus aliados de los últimos tiempos, como el Partido Demócrata Progresista, que al igual que los radicales venadenses, jamás digirieron la figura del Tío. Además, el resurgimiento del orgullo partidario tras la multitudinaria despedida al ex presidente Raúl Alfonsín, ayudó a que se multiplicaran los reclamos de protagonismo boinablanca en la lista. “No podemos ir detrás del dirigente que tenemos que combatir para asumir el liderazgo de la oposición”, sostuvo uno de los jóvenes más combativos del partido de Alfonsín. Respondiendo a ese mandato, en la medianoche del viernes, le comunicaron a Meier que el acuerdo se había roto por razones de fuerza mayor. Por esas horas, los radicales consiguieron rubricar un ensayo de unidad en torno a la candidatura del abogado Carlos Díaz Vélez, como había sido adelantado en el análisis del 27 de febrero último. Tras desempeñarse como concejal en la década del ’80, Díaz Vélez actuó ocho años como consejero de la Cooperativa de Obras Sanitarias. Y ahora regresa a la política, en alianza con el PDP, que contribuye con el empresario José María “Pato” Angelini en el segundo puesto.
Sin embargo, el ensayo de unidad radical estaría frustrado desde el vamos, porque el concejal Delfor Hernández no se sentiría contenido en el armado que lidera Carlos Díaz Vélez y viajaría hoy a Santa Fe con una lista propia que encabezaría él, y lo haría con una sola duda: si se presenta por dentro o por fuera del Frente Progresista.

Mosaico socialista
Apenas enterado de la disolución de lo que nunca fue, Meier revivió el proyecto original de la fórmula químicamente pura, confirmando como escolta a Manuel Herbas, un flamante abogado de origen radical e integrante de una imbatible agrupación estudiantil de la UTN entre mediados de los ’80 y principios de los ’90, donde también militaron el concejal Oscar Pieroni; el ex edil Claudio Natali; el ex presidente de Pueblo, Daniel Sacco; el ex director de Acción Social, José Luis Aguirre; y el veterano de Malvinas, Alejandro Videla, entre otros.
En tanto, Pieroni -en busca de la reelección- encabezará otra fórmula del partido de la rosa, con el posible refuerzo como número dos del histórico dirigente Juan Moscoso y con la jefa partidaria Roxana Bellatti en el tercer lugar, completándose la nutrida oferta electoral del binnerismo con la lista del abogado Guillermo Morel, que confirmó su postulación, en compañía de la referente local del ARI, Elisabeth Seret; Rita Herrera y Juan Lacelli.

Misterio oficialista
En el justicialismo, las mayores certezas se encuentran en el ala reutemista, donde la agrupación “17 de Octubre-Lealtad” concurrirá a las primarias con Patricia Romero y Jorge Viano en los puestos expectantes, dando otra de las sorpresas. Y por “Santa Fe Federal” se presentan los ex miembros del Frente Venadense, junto a un grupo de justicialistas, en apoyo a la postulación legislativa de Luis “Topo” Antonelli.
Sin embargo, en el oficialismo la incógnita sobre la composición de la lista se mantendrá hasta último momento, ya que la única confirmación es que el secretario coordinador Hernán Roma rechazó por segunda vez (ya lo había hecho en 2007) la candidatura a concejal ofrecida por el intendente José Freyre, que incluso declaró públicamente días atrás que Roma era el mejor candidato. En este escenario, uno de los que recobró las chances de ser el “1” es el presidente del Concejo, Miguel Pedrola, reservándose el otro sitial de privilegio para un secretario del gabinete municipal (suenan Darío Mascioli y Liliana Rostom) o un empresario (el Chuni Paulinovich y Ricardo Repetto).
En tanto, el rossismo, que en nuestra ciudad lideran Julio Eggimann y Oscar Barotto, le habría arrancado a Freyre el tercer escalón de la nómina, aunque restar acordar entre las partes cuál será el candidato. Eggimann, un hábil negociador, se las había ingeniado diez años atrás para infiltrarle al mismísimo Roberto Scott a su discípulo Alberto Turcato en la lista de concejales, que fue electo pero enseguida hizo rancho aparte. Ahora reedita la gloriosa movida, aunque sea con un puesto menos expectante que en aquel entonces, pero que salvaría la dignidad de los únicos mandos kirchneristas confesos del PJ local, junto con Scott, el ornitólogo que también adora los pingüinos.
En los despachos de San Martín y Marconi confían en que, más allá de los candidatos que promuevan, la mayoría de los venadenses ratificará el notable respaldo político otorgado a José Freyre hace un par de años, pero de todos modos admiten que los podría perjudicar una brillante performance electoral el 28 de junio -una semana antes de las primarias- de Carlos Reutemann y Rubén Giustiniani, que se reparten el apoyo explícito de todos los competidores locales, menos el del oficialismo local. “Con pingüinos en la lista y el Mago masacrando hasta en la revista Ojito al Lole y Obeid, al mismo tiempo que pone a los Kirchner a la altura de Perón y Evita, algunos votitos vamos a perder”, aceptó un porotista, disconforme con la estoica prescindencia que practica Freyre, resistiendo los tironeos de una y otra parte. Es un lujo que puede darse el aún lozano porotismo, pues cede una sola banca y le bastará con una aceptable elección para obtener dos de las cinco en juego, las suficientes para contar, desde diciembre próximo, con una tranquilizadora mayoría en el Concejo.

(Publicado el lunes 6 de abril de 2009 en diario El Informe)

Meier, cerca de acordar con los radicales, pero lejos del resto del socialismo

Como consecuencia del adelanto de los comicios legislativos nacionales, la postergación -por una semana- de las elecciones primarias y generales santafesinas, para el 5 de julio y el 6 de septiembre, respectivamente, fue bienvenida por la mayoría de las agrupaciones políticas locales, pues el cierre del plazo para presentar candidaturas también se pospuso por ese lapso, corriéndose desde el 30 de marzo hasta el lunes 6 de abril, es decir que todavía cuentan con cinco días para la definición de las listas.
Los más beneficiados en nuestra ciudad por el aplazamiento electoral fueron el justicialismo y el binnerismo, los dos grandes frentes que se proponen adueñarse de las cinco concejalías en juego. En cambio, no se alteró el ritmo de los partidos que se presentan con lista única, como el PRO del escribano Carlos Gómez Tomei -ocupará un lugar en la nómina de diputados nacionales-, que impulsa la candidatura a concejal del contador César Merino; y el Proyecto Sur del cineasta Pino Solanas, que postula para una banca al horticultor Martín González, y en la provincia volverá a la carga con el periodista Carlos del Frade para una diputación nacional.
Hasta ahora, las dificultades más severas, y por lejos, las padece el Frente Progresista, Cívico y Social, cuyas fuerzas (PS, UCR, Pueblo, ARI y PDP) se habían alineado para las elecciones de intendente de 2007 en dos sectores -liderados por el pueblense Roberto Meier y el radical Lisandro Enrico-, pero que hoy lucen más atomizados que en ese entonces, cuando únicamente Delfor Hernández se presentó por fuera del binnerismo con el sello radical. No podía ser de otra manera. Los pueblenses, además de ofrendar las tres bancas al socialismo, le trasladaron su descarnada interna, que ya se había expuesto en la fractura del bloque de concejales, con Roberto Meier por un lado, y Oscar Pieroni y Fabián Vernetti por el otro. En este marco, si el binnerismo no se institucionalizó en Venado desde comienzos de 2008, y no se generaron trabajos conjuntos en el ámbito legislativo, pocos consensos podían esperarse en los apurones de un año electoral. Sin embargo, en estas jornadas de arduas negociaciones contrarreloj, una de las sorpresas sería el acuerdo entre los sectores de Roberto Meier y Lisandro Enrico, los mismos que se habían enfrentado dos años atrás en su carácter de precandidatos a intendente. En los últimos días, el Tío habría revisado su decisión de encerrarse en una lista de pura cepa meierista, y cedería el segundo escalón a un enriquista. Para más datos, ese puesto expectante ya se le habría ofrecido a la farmacéutica Gloria Belén, aunque también suenan los nombres de otras dos mujeres de larga trayectoria en el sector: la ex diputada provincial Noní Guido y la aguerrida militante Miriam Talamone. No obstante, esta negociación podría dar lugar a un desprendimiento radical, si es que las postulantes en danza no contienen a todas las vertientes partidarias, en especial al grupo de Hernández, que no resignará sin dar pelea sus confesas ambiciones de re-reelección, más aún después de la circulación de encuestas que habrían inflado sus expectativas.
Mientras tanto, en el socialismo también están lanzadas las candidaturas de Pieroni -por la reelección- y del abogado Guillermo Morel, que iría en alianza con el ARI, tanto es así que la referente histórica del grupo, Elisabeth Seret, lo escoltará en la nómina de concejales. Además, el Partido Demócrata Progresista se animaría a lanzar una lista propia dentro del Frente Progresista, con José María “Pato” Angelini a la cabeza; y el estoico Charly Boyle, de Solidaridad e Igualdad (SI), ante la incomprensión de la mayoría de sus interlocutores, se empecina en aprovechar esta campaña para inaugurar una construcción política basada en jóvenes figuras.
En este amplio abanico de hipótesis, la franja socialista que lideran Pieroni, Vernetti y la jefa partidaria Roxana Bellatti, y pone en juego una banca, estaría dispuesto a resignar la candidatura pieronista para respaldar el entendimiento entre Meier y los radicales, “como un aporte a la racionalidad política, pero siempre y cuando se reconozca este gesto en 2011”, sintetizó un dirigente de la mesa chica. En principio, con la unidad de los sectores liderados por Meier, Enrico y Pieroni, dicha fórmula tendría buenas chances de obtener el “1” y el “2” en la lista de concejales del Frente Progresista en las generales. Pero, ¿se podrán superar las graves discrepancias actuales entre meieristas y pieronistas para madurar un acuerdo que requiere tanta confianza mutua? ¿hay margen para pactar que en dos años se reserve el primer concejal para el ala socialista de Pieroni y Vernetti? Por el contrario, hoy existirían mayores posibilidades de que Delfor se incorpore a este novedoso armado electoral, pues Enrico le cedería en 2011 el primer puesto de la lista legislativa. En este escenario, crecen las chances de que el Tío (quién lo hubiera dicho) lidere un espacio con la compañía de toda la UCR. “Si se cierra este acuerdo, al cabo de las primarias nos quedamos con los dos primeros candidatos del binnerismo, que son los que entran seguro”, simplificó, envalentonado, un arquitecto del arreglo, aunque para ello tendrán que duplicar en cantidad de votos al segundo clasificado en las primarias.
Pero lo que es música celestial para unos, puede sonar como grito desgarrador para otros. Con ese desplante, Meier -por si hacía falta algo más- corre el riesgo de ganarse el odio eterno de sus adversarios internos del socialismo, y también daría lugar a la bronca del PDP, el ARI y el SI, que reclamaban a coro un mayor esfuerzo en busca de conciliar una lista de unidad. Por su parte, conciente de que en un par de años será uno de los principales candidatos a intendente de la oposición, Lisandro Enrico intenta conservar las buenas relaciones con todos los referentes binneristas, pero se topa con los límites que impone Roberto Meier, cuya generosidad no contemplaría ni por asomo un pacto con Pieroni y Vernetti, al estilo del que podrían suscribir en breve las líneas internas radicales.
Para mañana a la noche se anuncia una cumbre dirigencial a los efectos de arribar a una síntesis que, al menos, evite en las elecciones primarias una oferta sobredimensionada del Frente Progresista y, al mismo tiempo, ayude a propiciar una campaña de saludable convivencia entre sectores que deberían reunirse en las generales para enfrentar, todos juntos y sin rencores, a un justicialismo que -hasta ahora- presentaría tres competidores en sus internas abiertas, obligatorias y simultáneas: la lista del intendente José Freyre -aún sin postulantes confirmados-; la agrupación “17 de Octubre-Lealtad”, con Jorge Viano y/o Patricia Romero; y la inesperada “Santa Fe Federal”, diseñada sobre la base del Frente Venadense -con la candidatura a concejal de Luis “Topo” Antonelli-, que coincide con el vianismo y con los legisladores Ricardo Spinozzi y Jorge Lagna en el reconocimiento del liderazgo político de Carlos Reutemann.

(Publicado el miércoles 1 de abril de 2009 en El Informe)