En menos de dos meses de gobierno, Hermes Binner y sus colaboradores, consiguieron demostrar, al menos en el plano de los gestos políticos, que existía otro modelo de gestionar la provincia de Santa Fe. Pomposamente, el gobernador ratificó en Venado Tuerto su intención de “construir una nueva forma de gobernar”, y lo están llevando a cabo, a juzgar por los favorables comentarios de los intendentes y presidentes comunales de las distintas regiones santafesinas, que obtienen respuestas inmediatas -aunque no siempre sea un “sí”- a sus demandas, cualquiera fuere su signo partidario. En este sentido, es tanta la exigencia de Binner para con los suyos, que hasta los obliga a contar con teléfonos móviles aptos, tanto para navegar en Internet, como para recibir y responder mails, estén donde estén, sea el contacto con la Casa Gris, con intendentes, entidades intermedias o ciudadanos comunes. Asimismo, en su reciente estancia en Venado, los agentes de prensa de la Gobernación recolectaron todas las direcciones de portales y blogs regionales dedicados a informar y opinar a través de Internet, al tiempo que gestionaron minuciosamente el puntual arribo a la ciudad capital de los medios gráficos más influyentes.
Es cierto que recién cuando transcurran algunos meses podrá evaluarse a ciencia cierta la eficiencia de estas metodologías, mediante la lectura de los resultados iniciales, pero el golpe de efecto, después de tanta rutina burocrática, ya fue asestado, teniendo en cuenta además que la inmensa provincia de Santa Fe, que pedía a gritos una genuina regionalización, con la consecuente descentralización de funciones, ya transita con ese rumbo, según los conceptos de la denominada “democracia de proximidad”, donde la población tiene más cerca el lugar de decisión de sus problemas. Que los ministros, secretarios y directores, sepan que durante toda la gestión deberán entablar frecuentes mano a mano con los intendentes y presidentes comunales, como en la reunión de trabajo realizada el miércoles último en esta ciudad (incluso el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Héctor Superti, atendió durante largo rato a la mamá de Clemente, Ana Braghieri), establece un cambio sustancial de metodologías que, en principio, jerarquiza la función de las autoridades locales, y al mismo tiempo blanquea sus relaciones con el gobierno provincial. Por ejemplo, hasta hace un par de días, todas las responsabilidades por la demora del sorteo de las viviendas del Plan Federal en Venado eran atribuidas a la Provincia, hasta que el director de Vivienda aclaró que hay obras de infraestructura pendientes que debe completar la Municipalidad, antes de proceder al sorteo de las casas, como ahora reconocen desde la Secretaría de Obras Públicas.
Por otra parte, esta modalidad de trabajo, aunque sea en forma indirecta, se propone devolver los roles naturales a los legisladores provinciales, que deberían destacarse por su cometido específico en los ámbitos parlamentarios, antes que por otras tradicionales prácticas, tales como el reparto de subsidios a diestra y siniestra, o el pecaminoso tráfico de influencias.
Ni Blanco ni negro
El gobierno del Frente Progresista, que se muestra tan sólido en la cúpula, por ahora no luce idéntica fortaleza en sus bases locales, a partir de la enclenque actualidad política de sus referentes históricos, Juan Moscoso y Roberto Meier. Con estos antecedentes, el diputado provincial Joaquín Blanco, un operador socialista residente en Rosario, pero oriundo de San Gregorio, desató un tembladeral interno una semana atrás, cuando comentó que los legisladores del partido de la rosa se habían distribuido en las distintas regiones para oficiar de nexos con la Casa Gris. Aunque la declaración no asomaba con aristas polémicas, varios dirigentes vernáculos de la UCR frentista y el ARI, interpretaron el planteo como una autoproclamación de Blanco en la función de nuevo líder regional. “Acá no queremos que nadie nos imponga un comisario político”, bramó uno de los más ofuscados, mientras se pintaba la cara. No obstante, las ambiciones del legislador -esposo de la viceministra de Trabajo y referente de los equipos técnicos binneristas, Alicia Ciciliani- no irían tan lejos, hasta el punto que ni siquiera estaría definida la creación de una futura “coordinación regional”, en sintonía con el progreso del plan de regionalización, que está dando sus primeros pasos bajo la supervisión del padre de la criatura, el ministro de Gobierno y Reforma del Estado, Antonio Bonfatti, y la secretaria de Municipios, Comunas y Regiones, Mónica Bifarello.
Aunque algunos referentes oficialistas de la región aún están disconformes por ciertas designaciones del gobierno provincial en el área de Salud, por ejemplo, y temen que esos mismos “desplantes” a los caciques territoriales se reiteren en otras reparticiones, quien acaba de ser confirmado en el rol de delegado regional del Ministerio de la Producción santafesino es el caudillo isabelense Juan Enrique Lombardi, que se desempeñará desde la semana próxima en la dependencia con asiento en Saavedra y Colón de esta ciudad. Casi en coincidencia con el centenario de su localidad -se cumple hoy-, el ex candidato a senador provincial recibió una noticia que lo satisface doblemente, pues el nombramiento no lo trasladará a la ciudad capital, sino que podrá permanecer en la región, y muy cerca de la Santa Isabel que dejó en manos de su delfín Mario Kovacevic. En cambio, por el momento ni siquiera se mencionan cargos provinciales para el Tío Meier -que se mantendrá en un único bloque socialista con sus pares Oscar Pieroni y Fabián Vernetti-, y las ofertas de premio consuelo que en los últimos días le acercaron a Moscoso, están lejos de aliviar su íntimo disgusto con los nombramientos de Binner en la salud pública zonal.
Gobierno nuevo busca casa
En el reciente desembarco del gabinete binnerista, y en paralelo al desarrollo de los poblados talleres, volvió a tratarse la cuestión de los edificios públicos en Venado, cuya situación adquirió trascendencia provincial luego de que la viceministra de Trabajo definiera como “vergonzoso” el estado edilicio de la delegación regional de esa área. Para los cerebros del gobierno, en cada rincón de la provincia las reparticiones públicas deben lucir condiciones dignas y brindar un servicio excelente, pero más aún en las cabeceras de los nodos. Así como en la ciudad capital llegó a evaluarse la compra de un edificio que antaño albergó a un hotel para trasladar el Centro de Cómputos que hoy funciona en un inmueble poco propicio, en nuestra ciudad se pidieron condiciones por varios lugares, entre ellos las ex oficinas de la Anses (en calle Chacabuco) y la ex sede social del Club Centenario (en avenida Casey). En principio, la prioridad es el traslado de las dependencias de Trabajo y el Registro Civil, aunque el objetivo mediato es concentrar la totalidad de las oficinas provinciales en un mismo ámbito, como lo había manifestado semanas atrás el secretario parlamentario de la Cámara Baja, Lisandro Enrico. Mientras tanto, una alternativa intermedia que se estaría barajando es que, en el corto plazo, se solucionen las situaciones más apremiantes, y se postergue la unificación edilicia para el año próximo, dado que no es sencillo encontrar un espacio que reúna, al mismo tiempo, una ubicación geográfica relativamente céntrica, con disponibilidad para el estacionamiento y de fácil acceso, teniendo en cuenta que el flamante carácter de cabecera regional asignado a Venado, convertirá a sus oficinas provinciales en escala obligada para la población de una amplia porción del sur-sur.
(Publicado el viernes 8 de febrero de 2008 en diario El Informe)
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