El scottismo no atraviesa por su mejor momento, a pesar del resultado categórico que obtuvo en las primarias justicialistas del 1 de julio. Con el candidato oficialista José Freyre ausente por entendibles motivos familiares, el intendente Roberto Scott asumió el protagonismo de la campaña, abriendo un interrogante aún indescifrable sobre los eventuales agraciados por este impensado escenario. ¿Se beneficiará Freyre con esta situación? ¿O es que los opositores se están enfrentando ahora, por obra de las circunstancias, con el candidato que ellos deseaban?
En principio, para cualquier postulante en las condiciones de Freyre, la teoría dicta que lo conveniente es propiciar que transcurran los días sin novedades, evitando la apertura de polémicas y huyendo de riesgosos debates donde el dueño del mayor caudal de votos tiene todo para perder y el resto de los candidatos, corriendo desde atrás, todo por ganar. Así lo practicó Mauricio Macri frente a Daniel Filmus, después de la primera vuelta en la Capital Federal, y el mismo procedimiento adopta Hermes Binner ante Rafael Bielsa en la provincia de Santa Fe, al igual que Cristina Fernández en el orden nacional. En nuestra ciudad, la ausencia de Freyre no obedece a un ardid oficialista, sino a razones de fuerza mayor. Entonces, ¿qué actitud debería tomar Scott? El tema jamás fue objeto de discusión, ni siquiera en la mesa chica. El pragmático jefe hace y deshace, según sus humores, y más aún con Poroto distante.
Dando entidad a una ironía lanzada sin pretensiones de seriedad en el programa radial de Jorge Lanata, la semana pasada el intendente se involucró innecesariamente, a través de hirientes declaraciones, en el episodio de la valija venezolana con 800 mi dólares, que le está haciendo perder puntos a la mismísima Cristina. Enterado de que había sido tratado de “delincuente” y “apretador”, Lanata le dedicó a Scott una decena de líneas en su columna dominical de Perfil, y un día después lo entrevistó en su envío vespertino de Radio del Plata, donde el mandatario venadense ratificó algunos dichos, se desdijo de otros -echando culpas a un periodista local- y concluyó con un pedido de disculpas.
Ese mismo lunes de exacerbado protagonismo había comenzado muy temprano, en un desayuno junto al candidato a gobernador del Frente para la Victoria, Rafael Bielsa, quien insistió entre cafés con leche y medialunas que Scott tendría en un gobierno suyo el cargo que quisiera, en el enésimo agradecimiento por haberle abierto las puertas de este bastión reutemista sureño, aun cuando el creador del “proyecto Bielsa” es el gobernador Jorge Obeid, que supo persuadir a casi todos los intendentes y presidentes comunales oficialistas de Santa Fe, en su mayoría dependientes de ayudas provinciales complementarias a las asignaciones de coparticipación.
Previo a estos acontecimientos, Scott, recién llegado de sus vacaciones invernales, había desautorizado la sana intención de Freyre de revisar el contrato de radares, y hoy el propio intendente y sus concejales impulsan con fiereza la prórroga del vínculo, como si dieran lugar a una urgente demanda popular. Al mismo tiempo, el gobierno municipal no consigue justificar la sospechosa tercerización de actividades propias de la Secretaría de Hacienda, que no cuenta con la aprobación legislativa. Así pues, el presagio de que el final de la campaña sería más movido que la hamaca de Firmat, comenzó a cumplirse, aunque no tanto por el rol de la oposición, sino por la decisión personal de Scott de agarrar la manija, junto a la falta de respuestas a las denuncias más pesadas sobre la administración.
Tiempo de revancha
En tanto, recién ahora, sobre el epílogo de la semana, la oposición empieza a mostrar las garras. El Frente Progresista, con Roberto Meier como candidato a intendente y Lisandro Enrico como referente de la UCR, además de exhibir la contención de todas las fuerzas políticas frentistas y encomendarse a que el arrastre de Binner ayude a emparejar la elección, apostaría en los próximos días a un golpe de efecto para mostrar con crudeza las miserias de la gestión scottista.
Por su parte, el Frente Venadense liderado por Jorge Viano, prefirió apurar los tiempos y eligió este viernes, con el gobernador Obeid presidiendo los actos centrales sanmartinianos, para divulgar una solicitada de fuerte contenido acusatorio contra el conjunto del scottismo. Volviendo al discurso virulento de otros tiempos, el jefe lucifuercista se tomó el trabajo de enumerar con lujo de detalles un largo listado de sospechas sobre los procedimientos del gobierno municipal. Mientras el filoso texto llegaba a las oficinas de los diarios para su publicación, en la víspera también irrumpía la Tarjeta Evita, un plástico que el peronismo antiscottista repartió en las barriadas más humildes de la ciudad. La semana que viene, en conferencia de prensa, Viano asumirá el compromiso de entregar mil pesos a cada poseedor de la tarjeta “para que pueda concretar algunos de sus proyectos hoy postergados”, anticipando que ese dinero no tendrá que ser devuelto, “puesto que no se trata de un préstamo sino, simplemente, de una pequeña parte que le pertenece de la riqueza que genera nuestra ciudad y que este gobierno le viene robando".
La propuesta del candidato a intendente del Frente Venadense, que sólo motorizará si accede al Sillón de Aufranc, ya cosecha simpatías y reprobaciones, con idéntica intensidad. Ayer era inocultable la conmoción entre los operadores scottistas, que a la inquietud por la supremacía de Binner en las encuestas, suman otra fuente de desvelos con esta movida transgresora del vianismo, resuelto a disputarles una ancha franja de votantes dependiente del asistencialismo. El Frente Progresista ya había dado por perdida esa desigual batalla, priorizando el trabajo militante en el rectángulo céntrico, en busca de recuperar los votos del Tío y de Enrico que en las primarias se trasladaron a Freyre. En cambio, el Frente Venadense, con la Tarjeta Evita, no se resigna y sale en busca de captar las adhesiones de un sector de la población que, hasta ahora, controlaba el oficialismo, sin competidores a la vista. No hay dudas de que a partir de hoy se desatará una fuerte polémica en Venado, donde estarán en debate lo legal, lo político y lo ético de la osada jugada vianista, pero desde el punto de vista del marketing electoral, está claro que los disidentes del PJ dieron el primer gran golpe de la campaña en busca de acortar distancias.
(Publicado el viernes 17 de agosto de 2007 en diario El Informe)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario