El diario La Nación divulgó el domingo pasado un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), que coloca a nuestra ciudad entre las que menos presión impositiva ejercen sobre el sector industrial, con el consiguiente atractivo para la radicación de empresas. El dato sobresale aún más en un contexto donde, en el último lustro, la mayoría de los gobiernos municipales aumentó las cargas fiscales a través de tasas e impuestos.
El dictamen, reproducido ayer en El Informe, fue bienvenido en los despachos de San Martín y Marconi, aunque los memoriosos optaron por conservar un perfil bajo, evitando ostentaciones, aun en medio de la campaña electoral, pues este mismo instituto -perteneciente a la Fundación Mediterránea- había sido denostado hace apenas un año por el mismísimo intendente venadense, luego de divulgarse, también a través de La Nación, una lapidaria estadística que ubicaba a Venado entre las peores ciudades argentinas, en términos de transparencia en la función pública. Fiel a su naturaleza, Scott no practicó ninguna autocrítica y, por las dudas, cargó con fiereza contra el IERAL, endilgándole animosidades contra la ciudad. Al mismo tiempo, en busca de deslegitimar la investigación, recordó que el organismo estaba ligado a la Fundación Mediterránea, alguna vez presidida por Domingo Cavallo, negando así al ex superministro caído en desgracia, como si el Mago no hubiera sido en los ’90 un acérrimo menemista hasta su repentina conversión al kirchnerismo. De neoliberalismo a “centroizquierda”, sin escalas ni escrúpulos.
Un mes más tarde, Scott comenzó a sufrir el efecto devastador de sus propias palabras, cuando el mismo IERAL entregó a la poderosa autopartista local Corven, la Mención a la Competitividad 2006, por su creciente inserción en los mercados externos y sus méritos en innovación tecnológica y comercial. “Tragame tierra”, habrá pensado el tres veces intendente.
La falta de una oportuna autocrítica vuelve a castigar ahora a Scott, imposibilitado de disfrutar con plenitud de este reconocimiento del IERAL. Después de haberlo desautorizado en su momento, tiene dos alternativas: ufanarse de la distinción rogando que nadie recuerde sus descalificaciones de agosto pasado, o incurrir en un ejercicio de hipocresía valorizando las conclusiones de los mismos técnicos que denostó -con fuerte sesgo autoritario- luego de que el mismo IERAL confirmara al país lo que todos los venadenses ya sabíamos: en la administración scottista se esconde sistemáticamente la información pública, que incluye balances mensuales, ejecución presupuestaria, boletines oficiales, licitaciones, concesiones, decretos, personal de planta, contratados, remuneraciones.
“El acceso a la información no sólo resulta casi imposible para el ciudadano común, sino también para sus representantes en el poder legislativo de la ciudad, lo que nos habla de una deliberada política de ocultamiento de la información como forma de administrar los fondos públicos y ejercer el poder público de manera arbitraria y poco transparente”, consignaba uno de los párrafos de la resolución impulsada por los ediles de la oposición en respuesta al dictamen del IERAL que avergonzó a los venadenses.
(Publicado el martes 14 de agosto de 2007 en El Informe)
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