La suspensión de la reunión llamada para la tarde de ayer en nuestra ciudad por el presidente de la Comisión “Plan Autopistas”, Ovidio Butani, aduciendo falta de quórum, dejó al borde de la ruptura al otrora homogéneo bloque de ciudades, comunas, legisladores y entidades intermedias que pugnaban ante el Gobierno por la construcción de la autopista o, en su defecto, de la autovía para unir Rufino con Rosario. Tanto es así que un grupo de poblaciones situadas a la vera de la ruta 33, con el jefe comunal de Chabás, Osvaldo Salomón, a la cabeza, convocó enseguida a una reunión paralela para el próximo martes 21 en la Municipalidad de Casilda, a los efectos de sostener que la futura autovía adopte como eje la actual traza de la ruta 33, según se había conciliado en los primeros encuentros multisectoriales.
El origen de la división es que otros interesados en el proyecto admiten ahora la factibilidad de que la autovía imite el recorrido de la ruta 33 desde Rufino hasta Firmat, para luego tomar por la 93 hasta Miguel Torres y continuar por la ruta 14, reconociendo que es la alternativa más económica de las tres barajadas por los técnicos del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi).
Así pues, los tiempos se acortan y los consensos se dilatan. Mientras un sector apura una reunión para la semana que viene, Butani prefiere postergarla hasta pasados los comicios del 2 de septiembre, a los efectos de garantizar una presencia mayoritaria de representantes. Para algunos observadores, estos fuertes disensos colocan a la región en serio riesgo de perder la prioridad de la obra.
Meses atrás, el drama era de Rufino, que una vez más estaba a las puertas de una marginación, hasta que surgió la oportuna decisión política del Gobierno para ubicar a esa ciudad como punto de partida de la autovía. Ahora, las que se sienten excluidas y traicionadas son las comunas enclavadas sobre las márgenes de la 33, entre Firmat y las cercanías de Rosario. Todas ellas, en afinado coro, rechazan el argumento de que la traza por la 14 es más económica, pues aseguran que se encarecerá con el costo extra de las conexiones pavimentadas y los fletes.
¿Será posible reconstituir el agrietado bloque regional? Difícil. Hay demasiados intereses y lobbies en juego. En principio, es razonable que los que se sienten damnificados tiren de la cuerda, pero ¿hasta dónde tensarla? ¿Hasta el límite irresponsable de arriesgarlo todo?
En un escenario tan comprometido, tendría que prevalecer el sentido común de las autoridades nacionales para establecer una u otra opción, aunque algunos se disgusten, pero jamás privar a la región de la imprescindible obra vial por la falta de acuerdo de los jefes políticos de la zona. Sobre todo a estas alturas, en que la transformación de la ruta 33 en autovía no admite más postergaciones, en función de los graves perjuicios que ocasiona minuto a minuto.
(Publicado el jueves 16 de agosto de 2007 en diario El Informe)
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