Las administraciones nacional y venadense no sólo son comparables por identificarse con el Frente para la Victoria, esa suerte de neoperonismo acuñado desde la cúspide del poder político por la construcción pingüina. También admiten semejanzas en sus pretensiones de continuismo a través de familiares: Cristina Fernández, la esposa de Néstor Kirchner; José Freyre, el yerno de Roberto Scott. Al mismo tiempo, los herederos anuncian una mayor calidad institucional para los próximos tiempos, sobre la base del diálogo, la convivencia y el respeto a las instituciones, virtudes que no supieron expresar ni Kirchner ni Scott. Sin embargo, más allá de los posibles cambios de rostros y estilos, las figuras de Néstor Carlos y Roberto Alcides son muy fuertes y, lejos de retirarse, prometen influir en las gestiones de sus afines sucesores, si es que resultan electos. Otra de las semejanzas que predomina es la escalada de denuncias por irregularidades que sobresaltan a los dos gobiernos, el nacional y el municipal, aun cuando -otro común denominador- se beneficiaron por la existencia de oposiciones débiles y fragmentadas. En el orden nacional, las encuestas impermeables a las manipulaciones del Gobierno, ya admiten que Cristina está más lejos del 50 por ciento que del 40 tan temido, que daría lugar a una segunda vuelta entre las dos fuerzas más votadas el 28 de octubre. En Venado, aún no hay certezas sobre las consecuencias políticas de los cargos contra el gobierno scottista, cuyo líder regresó ayer a la conducción de su micro radial -financiado con fondos públicos- para hacer proselitismo a favor de Freyre, agredir a los dirigentes de la oposición y machacar con versiones antojadizas y varias veces desmentidas, pero sin esclarecer ni una sola de las sospechas que ensombrecen su gestión. Ayer mismo, se conocieron los detalles de una denuncia de los concejales del Frente Progresista sobre una cesión de medio millar de ladrillos, autorizada por la Intendencia, en presunto beneficio de un candidato a concejal de la UCR. Los binneristas locales aprovecharon la oportunidad para volver a cuestionar el denominado “pacto scottista-delforista”, que habría comenzado con el respaldo de los ediles oficialistas a Delfor Hernández en la elección de la presidencia del Concejo. Para los radicales frentistas, esas reciprocidades continúan hasta el presente, apuntalando desde San Martín y Marconi la campaña de Delfor y “Chano”, en busca de captar voluntades boinablancas que, de otra manera, reforzarían las chances del Frente Progresista liderado por Roberto Meier y Lisandro Enrico. Mientras otros debaten sobre estos extraños maridajes políticos, el intendente Scott debería aclarar de inmediato ante la ciudadanía este episodio de los ladrillos que vincula al gobierno municipal con dudosas prácticas clientelistas.
Efectos de la Tarjeta
Ni el propio candidato a intendente por el Frente Venadense, Jorge Viano, habrá soñado con el efecto fulminante de la Tarjeta Evita lanzada una semana atrás, no sólo por la cantidad de interesados en recibirla, sino también por el profundo malestar que ocasionó en el grupo gobernante. Obligados a responder centenares de pedidos de los más carecientes y a honrar sus propias promesas electorales, los operadores scottistas se encontraron, de pronto, con una competencia virtual, a partir del compromiso asumido por Viano de entregar mil pesos a cada uno de los mil poseedores del acrílico. Si bien es cierto que la oferta se debilita porque está condicionada al triunfo electoral del dirigente lucifuercista, también lo es que la exacerbación del asistencialismo no desata ningún escándalo, ni sorprende a nadie, por tratarse, mal que nos pese, de un procedimiento habitual en cualquier gobierno, incluso el venadense. Tanto es así que los “Peronistas Autoconvocados”, que habían citado a una marcha de desagravio a la memoria de Eva Perón -por haberle asignado el vianismo su nombre a la Tarjeta-, resolvieron suspender la manifestación anunciada para la tarde de ayer. Horas antes, en el concurrido café de San Martín y Pellegrini bromeaban dos parroquianos sobre los posibles motivos de la “marcha atrás”: o temían reunir menos adeptos que organizadores, o se dedicaron a elaborar el largo listado de causales de desagravio a la memoria de la abanderada de los humildes que olvidaron hacer en todos estos años.
Con el efecto Tarjeta, tan eficiente en sus objetivos que opacó hasta su más filosa solicitada, Jorge Viano recuperó el protagonismo, y también la confianza en adjudicarse, cuanto menos, una concejalía para el vecinalista Oscar Yakas. Por su parte, los meieristas, que se ilusionan con una polarización entre el Frente para la Victoria y el Frente Progresista, ayudada por una lluvia de votos a Hermes Binner -estará mañana en Venado-, también suponen que el Frente Venadense podría capturar votos porotistas en la periferia, y ellos mismos reconquistar los votos del centro que en julio se volcaron a Freyre. En ese sentido, los voceros de las fuerzas acaudilladas por Meier y Enrico sostienen, sin ofrecer más precisiones, que en estos últimos días de campaña, “lo único que queda por hacer es mostrar el verdadero rostro del scottismo”, consiguiendo, con tanto misterio, el cometido de aumentar la expectativa. De todos modos, una catarata de críticas no garantiza un automático cambio de humores electorales en la sociedad. A veces, la ciudadanía prefiere no enterarse de ciertas cosas, y hasta se empecina en desconocer las evidencias.
El “amigo” de Bioy
El domingo pasado, aun sin quererlo, Scott fortaleció más aún su notoriedad de las últimas semanas, ya que fue citado, igual que siete días antes en la columna de Jorge Lanata, en las páginas del diario Perfil, ahora en la entrevista del director del medio, Jorge Fontevecchia, con el candidato a gobernador del Frente para la Victoria, Rafael Bielsa. Consultado sobre su íntima relación con el mandatario venadense, el postulante contestó: “Scott fue la primera persona que apenas empecé la campaña hace 14 meses creyó en mí. Me parece que es un intendente enérgico y querido en su pueblo. Su yerno, José Freyre, acaba de ganar la primaria de manera abrumadora y va a ganar la general. Es un hombre de convicciones fuertes, es un hombre muy locuaz, abogado, amigo de Bioy Casares, que creo que una vez lo invitó a cenar a su casa a Claudio Uberti. Eso es todo lo que puedo vincular entre Uberti y Scott”.
Dentro de un contexto de elogios previsibles, Bielsa mencionó una supuesta amistad entre Scott y el fallecido escritor Adolfo Bioy Casares. ¿Incomprobable? No, falso. Y nadie mejor para atestiguarlo que un verdadero amigo de Bioy en Venado, el periodista Jorge Luis Vecellio -actualmente en México-, que a pesar de la diferencia de edad, construyó en breve lapso una afectuosa relación con el anciano novelista. Consultado mediante el correo electrónico, comentó que “hasta donde puedo recordar, Adolfo Bioy Casares y el intendente Scott nunca llegaron a ser amigos. Sí se conocieron, lógicamente, durante la visita de Adolfo a Venado, en abril de 1997; pero fuera de ese encuentro, nunca se volvieron a ver”, sentenció Vecellio. Y en cuanto a su vínculo personal con Bioy, el ex cronista de El Informe dijo que “se extendió a lo largo de tres años, desde 1996 hasta su muerte, en marzo de 1999, y durante ese período, trabó amistad con sólo una persona más de Venado: la señora Perla Ciani (viuda del recordado Marcos), a quien siempre recordaba con cariño y por quien siempre me preguntaba cada vez que yo lo visitaba en su departamento de la calle Posadas. De hecho, una semana antes de su fallecimiento, me despidió con una frase indeleble para mí: ‘Venga más seguido y no se olvide de darle mis saludos a Perla’. Fue lo último que me dijo, y ya nunca volvimos a vernos. No recuerdo que me haya enviado saludos para el intendente Scott”.
Para Bielsa, los diálogos y las cenas de Scott con el defenestrado Uberti no deben magnificarse, y tiene razón; pero esa misma prudencia debería utilizar el diputado porteño y ex diplomático, antes de inventar, quién sabe con qué motivos, una relación amistosa del intendente de nuestra ciudad con el laureado Bioy Casares, sólo por un apretón de manos protocolar de una década atrás. El género fantástico, tan atrapante en la literatura, como en “La invención de Morel” del propio Bioy, no merece la misma reputación en el campo de la política.
(Publicado el viernes 24 de agosto de 2007 en diario El Informe)
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