Radares en ruta 8, de la prevención al negocio

Que los “halcones” del scottismo ortodoxo y las “palomas” del porotismo renovador tienen constantes “cortocircuitos” es un secreto a voces en los corrillos de San Martín y Marconi, aunque también es cierto que la cercanía de retener el poder político municipal consigue el milagro de apaciguar las intrigas palaciegas. Sin embargo, con el supersecretario José Freyre alejado de la campaña electoral por delicadas razones familiares, el intendente Roberto Scott reasumió cierto protagonismo en los últimos días, y lo hizo contrariando las pretensiones del candidato oficialista de “revisar” la cuestionada concesión de los radares en las rutas nacionales que atraviesan nuestra ciudad. Con escaso tacto, dadas las circunstancias, Scott insistió en que el control radarizado continuará en manos privadas una vez que concluya la actual concesión (el 31 del corriente), a pesar de las objeciones del Concejo (impulsa la “municipalización” del sistema), y de las manifestaciones revisionistas de su yerno.
La evidente desinteligencia fue explotada por el Frente Progresista, uno de cuyos referentes más filosos, el radical Lisandro Enrico, volvió a la carga refrescando aquello de “Freyre al gobierno, Scott al poder”, en obvia alusión a que el actual intendente el que manda en la Municipalidad, y seguiría haciéndolo si Poroto triunfara en las generales del 2 de septiembre. En la misma línea crítica, el concejal aseguró que el de los radares es un “negocio recaudatorio fabuloso” y dijo que Scott es uno de sus “beneficiarios”, agregando que desde la instrumentación de los cinemómetros en las rutas, “aumentaron los accidentes, las muertes y el negocio”.
Por su parte, el intendente venadense argumenta que es ineludible ceder la concesión del servicio a una empresa capacitada para efectuar la cobranza de las multas en cualquier punto del país, aduciendo que dicha tarea es imposible para la Municipalidad. En este sentido, trascendió que se reunirá con los representantes de una empresa cordobesa que podría reemplazar a Buenos Aires Vial, y sobre la propuesta del Concejo de “municipalizar” los radares, fue lapidario: “No saben nada, son unos inconcientes totales”.
A tres semanas de las elecciones, es razonable que las posiciones de uno y otro lado se exacerben, aunque se impone una serie de interrogantes, cuyas sinceras respuestas podrían contribuir a esclarecer la controversia: 1) El fuerte incremento de accidentes y muertes en la ruta 8, ¿debe atribuirse únicamente al mayor tránsito vehicular, o también a la ineficiencia del sistema de radares para reducir la velocidad?; 2) Sobre la “municipalización” de los cinemómetros, ¿es cierto que la Municipalidad está imposibilitada de cobrar las multas en otras jurisdicciones, o existen alternativas para ello?; 3) ¿No es exagerada la ganancia millonaria que la Municipalidad facilita al concesionario, en función de los magros resultados obtenidos?; y 4) Si fuera renovada la concesión, como pretende Scott, titubea Freyre y rechaza la oposición, ¿será factible implementar un mecanismo transparente para desterrar las sospechas sobre el monto y el destino de la suculenta recaudación por las multas?

(Publicado el jueves 9 de agosto de 2007 en El Informe de Venado Tuerto)

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