Con una numerosa caravana impulsada por el Centro Comercial e Industrial, que rompió con el Centro Regional para el Desarrollo, pero está cada día más comprometido con las demandas del sector agropecuario, se inició en la tarde de ayer Venado otra semana de manifestaciones contra el Gobierno. No fue una suspensión de actividades, que en la práctica se convierte en una extensión del descanso, sino una acción directa de mayor exposición, que desde el centro de la ciudad se dirigió hasta el campamento ruralista en la rotonda de rutas 8 y 33. Luego, un par de breves discursos y una insólita carrera hacia el aeródromo ante la versión de que Karina Rabolini, esposa del gobernador Daniel Scioli, estaba a punto de embarcarse en un avión de la Gobernación bonaerense, después de una visita fugaz a su Elortondo natal. Enterada de la recepción que la aguardaba, la blonda ex modelo habría preferido el regreso por vía terrestre, dando lugar a la pronta desconcentración de los reclamantes, ante la mirada incrédula de los pilotos.
Anoche, como se suponía, la Comisión de Enlace nacional decidió la continuidad del cese de la comercialización de granos para la exportación hasta el lunes próximo y la inmediata reapertura de la venta de hacienda para faena, en busca de eliminar cualquier riesgo de desabastecimiento. Además, dedicarán el jueves y viernes a recolectar firmas para que el Congreso se ocupe de tratar las retenciones móviles.
Mientras tanto, pasado el mediodía de ayer, en el acto de Armstrong, el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, había hecho otra demostración de fuerza, señalando que “vamos a seguir la protesta el tiempo que sea necesario”, al mismo tiempo que se llevaron a cabo otros importantes actos en distintas provincias.
En nuestra ciudad y la región, la medida de fuerza consiguió desde el vamos un respaldo mayoritario de los sectores políticos, económicos y sociales, aunque sería insostenible una continuidad por tiempo indeterminado, dadas las consecuencias que ya se empiezan a percibir en la actividad económica zonal, tal como quedó confirmado en la reunión de diagnóstico que la Comisión de Enlace Regional convocó el viernes último en la Sociedad Rural. En este sentido, también crece, más allá de lo económico, el hartazgo social por la prolongación de un conflicto que el Gobierno tiene la mayor responsabilidad institucional de desactivar, en lugar de tomar a las entidades del agro como una contraparte, a la cual debería doblegar y humillar, si le resultara posible.
El otro temor es una eventual escalada de violencia que pudiera suscitarse en los próximos días, ante lo cual la Iglesia convocó para el jueves venidero a una reunión extraordinaria de la Conferencia Episcopal a los efectos de evaluar “el clima de confrontación y la amenaza de la paz social”. En este sentido, un dato sobresaliente es que la Iglesia no convocaba una reunión de este tipo desde enero de 2002, poco después del diciembre negro de 2001.
En tanto, Néstor Kirchner, jaqueado por las declaraciones de la víspera de importantes dirigentes justicialistas, como el bonaerense Felipe Solá y el santafesino Carlos Reutemann, entre otros, acudió a los partidos aliados en defensa del Gobierno, en la tercera reunión consecutiva después de las convocatorias a la mesa chica del PJ y los movimientos sociales K. En esta oportunidad, tanto el vicepresidente Julio Cobos, como el gobernador chaqueño Jorge Capitanich, se mostraron cautelosos, sin las bravatas de las últimas intervenciones, aunque advirtieron que no aceptarán condicionamientos para reiniciar el diálogo con el campo; un poco más tarde, la Comisión de Enlace, desde Rosario, aclaró que para volver a sentarse a una mesa de negociación necesitan garantías, sobre todo después de las propuestas vacías del jueves pasado y la criminalización de la protesta resuelta por la Casa Rosada un día después.
(Publicado el martes 3 de junio de 2008 en diario El Informe)
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