Tasas congeladas como argumento de campaña

En los últimos meses, tanto el discurso del intendente Roberto Scott, como el cuadernillo de propaganda que distribuye la Intendencia junto con las tasas municipales, se basan en un eslogan: “12 años haciendo obras… sin aumentar impuestos”. En principio, esta docena de años de gestión no se caracterizó por la obra pública municipal, tema que seguramente será debatido en la campaña electoral, pero en esta ocasión lo que interesa analizar es la segunda parte de la consigna marketinera: “… sin aumentar impuestos”. Esta decisión política del gobierno municipal, ¿es una virtud de buen estadista, o se trata de una medida demagógica y regresiva? La cuestión fue puesta en el tapete días atrás por el concejal pueblense Claudio Natali, y sería conveniente que en los próximos meses los candidatos a intendente y a concejal se pronuncien sobre este asunto que casi todos los dirigentes políticos prefieren eludir.
Ya en la gestión de Lorenzo Pérez como secretario de Hacienda, a finales del siglo pasado, la administración scottista alcanzaba a recaudar por tasas, a duras penas, la tercera parte del monto que requería en ese entonces para prestar los servicios públicos (barrido, regado, recolección de residuos, poda, etc.), siendo que las tasas, como su nombre lo establece, implican una contraprestación, a diferencia de un impuesto. Desde entonces transcurrió casi una década -en realidad, el congelamiento data de la época de De Mattía-, y en ese lapso los insumos (y hasta de la mano de obra) para la prestación de dichos servicios aumentaron varias veces. Sin embargo, hasta el presente, el Departamento Ejecutivo prefiere postergar una y otra vez la reformulación de los criterios para fijar el valor de las tasas, resintiendo -está a la vista- los trabajos en la ciudad. Ahora, en plena campaña, sacan a relucir el eslogan de los impuestos (tasas deberían decir) para congraciarse con el electorado.
Así como los impuestos, las tasas deben establecerse con un sentido de ecuanimidad y solidaridad, más aún tratándose de un gobierno que se dice justicialista, con lo cual el ajuste de los tributos no debería ser idéntico para todos los sectores, sino en función de sus potencialidades económicas. En este sentido, es tragicómico que viviendas valuadas en cientos de miles de pesos abonen mensualmente unos 10 pesos en concepto de tasas.
El proyecto de una ciudad reconoce en la política tributaria una de sus bases, y en este punto el gobierno municipal está más cerca de la vulgar demagogia que de la racionalidad administrativa.

(Publicado el miércoles 4 de abril de 2007 en diario El Informe de Venado Tuerto)

1 comentario:

Anónimo dijo...

En realidad el candidato oficialista no es lo que se esperaba, de movida. Los concejales que lleva fueron puestos por su suegro y eso desdibuja su imágen para aquellos que esperaban un giro importante en su futura gestión. Le dejan un importante plato servido a la oposición, tanto dentro del Frente para la Victoria como a los del Frente Progresista y a su "archienemigo" Viano.