Freyre recibe una herencia de oro en polvo y viejas deudas

En el reciente lanzamiento de sus equipos de trabajo en la Peña Boquense, el precandidato a intendente oficialista José Freyre lanzó un categórico mensaje a sus seguidores: “El gran desafío a superar lo tenemos en poco más de 60 días, donde para nosotros será el examen que deberemos aprobar…”. Todos coinciden en que hoy, postulante por postulante, el supersecretario es el que arranca con la más alta intención de voto. Sin embargo, las exteriorizaciones triunfalistas en San Martín y Marconi no consiguen disimular ciertos temores. El primero de los miedos revelados en el más estricto off the reccord es que la sumatoria de la interna del Frente Progresista supere la del Frente para la Victoria, pues creen que ese hipotético escenario podría inducir a una súbita modificación de las tendencias. En este sentido, no es casual que Freyre milite sin descanso para las primarias a pesar de su evidente superioridad -en recursos y estructura- sobre el precandidato rossista Oscar Barotto, ni tampoco que se empiece a mencionar con insistencia la palabreja transversalidad, tal vez en busca de seducir votantes no peronistas, a partir de la cooptación porotista de algún que otro radical o demoprogresista aislado, según cuentan algunos curiosos que concurrieron al acto del sábado último.
El otro temor del oficialismo es que la frustrada agrupación del peronismo no scottista en las primarias, se consolide rumbo a las generales, con Oscar Barotto y Julio Eggimann -precandidato a senador provincial- fogoneando la candidatura a intendente de Jorge Viano, por el Frente Venadense. ¿En qué se basa la hipótesis? Tanto Barotto y Eggimann, como el propio Viano, se identifican con la precandidatura a gobernador de Agustín Rossi y, además, el director teatral ya esbozó en algunas declaraciones periodísticas que, en caso de perder la interna, de ninguna manera apoyaría a Freyre para profundizar la continuidad del actual modelo scottista. En este sentido, la precandidatura a la reelección de los concejales Gustavo Giner y Bibiana Pieli, y ciertas insinuaciones de Scott, deslizando la probable continuidad de la mayoría del actual gabinete, que disipan las tibias expectativas de renovación, podrían alejar del todo a Barotto de sus vínculos porotistas de antaño y aproximarlo al ala más dura que representa el lucifuercismo, más aún si el ganador de la interna justicialista fuera el Chivo Rossi.
Sin espaldas suficientes -por ahora- para diferenciarse ni en lo más mínimo del indiscutido líder del sector, José Freyre no tiene otra opción que recepcionar el legado scottista sin beneficio de inventario, con lo bueno y con lo malo.
Después de anunciar la plausible determinación de alejarse de la función pública -en la cual ejerce un notable protagonismo-, a través de una licencia, a partir de junio, el supersecretario podría estar a las puertas de recibir como herencia de Scott, no sólo una valiosa pila de votos, sino también un riesgoso aislamiento, que reinstala un interrogante clave para la política local: ¿Podrá el scottismo retener el gobierno con el resto del peronismo dándole la espalda en bloque? ¿No correrá excesivos riesgos el licenciado Freyre por culpa de los desplantes de su suegro a los peronistas que no se sometieron a sus dictados?

Promesas opositoras
A partir de la confirmación de que el pueblense Roberto Meier y el radical Lisandro Enrico se enfrentarían en las primarias del Frente Progresista, y que el lucifuercista Jorge Viano se presentaría por fuera del Frente para la Victoria -dejando sin emociones esa interna-, la lucha en la oposición se plantea como la más atractiva de todas las que se librarán en nuestra ciudad el domingo 1 de julio. Y esta es una preocupación para el precandidato oficialista José Freyre, que -como quedó dicho- está dispuesto a involucrarse en la primaria con tanta intensidad como si se tratara de la general.
Desde ya que el entusiasmo de los binneristas venadenses por protagonizar la única interna donde a priori no se conoce el ganador, no basta para disimular las señales de alarma encendidas después de haber desoído los reclamos de lista única de la jefatura frentista provincial. Tanto Meier como Enrico rechazaron esos ruegos y decidieron correr el riesgo de que en las elecciones generales del 2 de septiembre, el triunfador de la interna no consiga retener los votos del perdedor.
Sin embargo, el acercamiento de Enrico con los pueblenses, que se profundizaba al mismo tiempo que se resentía la relación con Delfor Hernández, se fortaleció aún más con el voto en bloque en la reciente elección del presidente del Concejo. Además, trascendió que el acuerdo entre las fuerzas del Frente Progresista no se limitaría a firmar un pacto de no agresión en la interna y un elemental decálogo de propuestas, sino que podría extenderse al más ambicioso anuncio de un cogobierno, cualquiera sea el sector que se imponga en la interna. Según los ideólogos de la oposición, este consenso no sólo es indispensable para contener en septiembre los votos de todos los sectores, sino también para gobernar a partir de diciembre. “Tendremos que estar unidos, tanto en la Intendencia como en el Concejo”, consignó un enriquista. “El PJ en la oposición no tendrá tantas contemplaciones como nosotros con ellos”, admitió un pueblense, con tono autocrítico.

(Publicado el viernes 27 de abril de 2007 en diario El Informe de Venado Tuerto)

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