Ni los referentes del scottismo ni el concejal de origen dematiísta habían confirmado hasta anoche este pacto otrora impensable, pero Enrico se anticipó a los acontecimientos, anunciando la modificación del voto que en diciembre y en febrero había destinado a su par de bloque. Así como a finales del año pasado, Delfor había acorralado a Lisandro con su candidatura a presidente, ahora el pibe del afiche aprovechó la autoexclusión dematiísta de la coalición opositora para dar el salto sin culpas, y arrinconar a sus adversarios internos.
En el flamante escenario forzado por la determinación de Enrico, Delfor cuenta con tres posibilidades: recibir el voto de los scottistas para acumular cuatro en sus alforjas; aportar el cuarto voto a un postulante del oficialismo, o votarse a sí mismo y cederle a Natali el sillón más preciado de Alem y Sarmiento. Ninguna de las hipótesis conviene a los intereses del edil dematiísta: las dos primeras lo ligan sin excusas al scottismo, y la tercera beneficiaría a la formación binnerista que él tanto denuesta. No obstante, esta última lo liberaría de las sospechas de contubernio con el scottismo.
Por otra parte, el respaldo de Enrico a Natali es más digerible ahora que antes del cierre de listas. Una vez definido que el pueblense no es precandidato a la reelección -por lo tanto no tendrá beneficios inmediatos por la presidencia del Concejo-, los eventuales costos políticos no serían significativos para el joven presidente de la UCR.
Asimismo, las fuerzas del Frente Progresista con representación legislativa están ahora en condiciones de mostrar un valioso gesto de unidad, que tanto se les requería desde distintos sectores.
De todos modos, salvo que Hernández decida votarse a sí mismo, a las igualdades de antaño -en tres votos-, podría sucederle hoy una nueva paridad, esta vez en cuatro votos, con el pacto scottista-dematiísta por un lado, y la unificación del Frente Progresista por el otro, con lo cual las cosas volverían a empantanarse, dado que Romero volverá a votar por ella misma.
En tal caso, no habrá más alternativa que modificar el reglamento interno del Concejo y recurrir, luego de tres empates consecutivos, a la figura del sorteo entre los candidatos, al mismo tiempo que debería descartarse de plano el doble voto del presidente en funciones, inadmisible desde todo punto de vista para dirimir en esta instancia. Ayer, algunos ediles se inclinaban por la aprobación de este instrumento -existe un proyecto impulsado por Romero-, aunque se dudaba sobre quiénes deben estar habilitados para acceder a dicho sorteo, si todos los postulantes, o sólo aquellos que hubieran igualado con el mayor número de votos.
Lisandro Enrico, que aparecía agobiado en un callejón sin salida, demostró que tenía recursos para salir de la incómoda situación; ahora es Delfor el que tendrá que sacar a relucir los suyos.
(Publicado el miércoles 11 de abril de 2007 en diario El Informe de Venado Tuerto)
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