Venado le da la espalda a la Ley Antitabaco

En nuestra ciudad, la tan mentada “ley antitabaco” sancionada en Santa Fe, ya es casi un recuerdo. Lentamente, los ceniceros comienzan a regresar a las mesas de todos los bares -no tanto en los restorán-, incluso los de aquellos que en los primeros tiempos creyeron en la palabra severa de las autoridades. A mediados de 2006, desde el gobierno provincial se anunció que los controles se instrumentarían a través de convenios a suscribir con municipios y comunas. Pero todas las promesas se desvanecieron, todas ellas se disiparon con la misma rapidez que el humo contaminante penetra en los pulmones de fumadores… y no fumadores.
¿Podrá nuestro gobierno municipal seguir haciendo alarde de sus presuntas virtudes en salud pública después de ignorar la “ley antitabaco”? No, porque jamás se ocupó seriamente de esta cuestión central, como tampoco lo hicieron los concejales ni los jueces. Un funcionario, con sinceridad brutal, lo comentó en un bar céntrico, a fines del año pasado, entre pitada y pitada: “No podemos andar perdiendo votos alegremente a punto de entrar en un año electoral. Si total… ¡los no fumadores ya están acostumbrados!” Imposible reclamar más claridad.
Era previsible que los fumadores, a partir de su propia adicción, se convirtieran en los más estoicos combatientes de esta ley, como así también que los comerciantes antepusieran intereses económicos a los reclamos de aire puro, aun cuando el incumplimiento deteriorara su propia salud. Al mismo tiempo, discriminados por décadas, los no fumadores, en su mayoría, aún no están preparados para ensayar la defensa plena de sus derechos ante fumadores dispuestos a todo para seguir disfrutando, sin limitaciones, de un placer nocivo para ellos y su entorno.
Ante tamaña colisión de intereses, sólo las autoridades podían actuar como equilibrante social, pero con la ley provincial en la mano, y despojadas de mezquinos cálculos electorales.
No es cierto que todos seamos culpables de este retorno del humo a los bares. En Venado, la máxima responsabilidad es del gobierno municipal, que demuestra no tener ningún interés en hacer cumplir la Ley 12.432 del gobierno obeidista, que prohíbe fumar en espacios públicos cerrados de todo el territorio provincial, entre otras restricciones.
Con la sanción de la ley, las autoridades santafesinas dieron a los intendentes y presidentes comunales las herramientas básicas para comenzar a librar la batalla cultural contra el tabaquismo, como lo supieron hacer las naciones más desarrolladas del mundo.
Los hábiles estrategas de marketing asocian el cigarrillo con el éxito personal y hasta con los triunfos deportivos, siempre en busca de captar el amplio y desguarnecido mercado pre-adolescente, ese que les jurará fidelidad durante decenios. Para dar esa batalla cultural desde la sociedad, los gobernantes, cada uno en su ámbito de incumbencia, deben actuar con celeridad, compromiso y estatura de estadistas, dejando de lado las especulaciones.
Cuando se ejerce el gobierno pensando demasiado en retenerlo, se desvirtúa el esencial sentido transformador de ese poder delegado por la gente.


(Publicado el martes 6 de febrero de 2007 en diario El Informe de Venado Tuerto)

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