Desde hace unos cuantos años, y sin importar el signo político del gobierno que las practique, este diario es un empecinado detractor de las prácticas clientelistas propiciadas desde el Estado, no solo entre los ciudadanos comunes, sino también entre las instituciones.
En busca de mantener clientelas cautivas para aprovecharlas con el recuerdo de los favores prestados en cada turno electoral, algunas administraciones provinciales y municipales incurren, una y otra vez, en los obsequios dinerarios por fuera de las partidas presupuestarias anuales establecidas con aprobación parlamentaria. Dichas compensaciones, que deberían ser excepcionales, se han transformando en un procedimiento sistemático de ciertos gobernantes. En nuestra ciudad, un técnico prestigioso como el contador Juan Arnaldo Venturini, quien supo desempeñarse como secretario de Hacienda, advirtió a mediados del año pasado la creciente influencia en las cuentas municipales venadenses, no sólo de las erogaciones en honorarios profesionales, sino también en concepto de subsidios. Y en nuestra provincia, no hay visita del gobernador Obeid o de la vicegobernadora Bielsa, donde no aparezcan con la valija llena de cheques. En esta oportunidad, la funcionaria se cuidó de aclarar que los fondos provienen de un ahorro en el Senado, pero en el fondo la actitud clientelar y discrecional es la misma. Si la Cámara alta es austera y se forman excedentes, los mismos tendrían que ser volcados automáticamente a una cuenta del área de Promoción Social, que a su vez debería estar supervisada por miembros de acreditadas ONG’s a los efectos de una ecuánime distribución de los recursos. ¿O es que en esa repartición sobran los recursos para atender la demanda de toda Santa Fe?
Estas elementales reformas, esenciales para optimizar la vapuleada calidad institucional que tanto aleja a la ciudadanía de la política, no debe entenderse como una objeción a los merecimientos de las instituciones beneficiadas, sino que se está cuestionando la arcaica metodología empleada por los funcionarios.
En este sentido, es auspicioso el compromiso público asumido por el candidato a gobernador del Frente Progresista, Hermes Binner, en el sentido de erradicar, si es que llega al Sillón del Brigadier López, la costumbre de repartir dinero en áreas tan sensibles como educación y salud, por ejemplo, en lugar de reforzarse desde el vamos los presupuestos correspondientes.
Es patético ver las caras de directivos y cooperadores escolares, o de directores médicos y administradores de hospitales, aplaudiendo con una sonrisa dibujada la repartija de cheques que les llegan en forma de dádivas, en lugar de distribuirse a través del presupuesto, y sin espacios para el tan dañino clientelismo institucional.
(Publicado el lunes 12 de febrero de 2007 en diario El Informe de Venado Tuerto)
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