A estas alturas de diciembre, ya no hay posibilidades de que el scottismo obtenga la aprobación del paquete de temas que el intendente electo José Freyre y sus más cercanos colaboradores presentaron días atrás ante el cuerpo legislativo. Entre ellos, el más delicado (y urgente) es el que solicita el acompañamiento para establecer un sensible incremento de tasas y derechos municipales, que en algunos casos se estiran hasta el 300 por ciento.
Recién en las próximas horas los concejales de la oposición se pronunciarían sobre el particular, aunque durante el último fin de semana trascendió que los binneristas (pueblenses y radicales frentistas) y la peronista Patricia Romero, no estarían dispuestos a compartir los costos políticos del ajuste, sobre todo después de que el oficialismo propagandizara el congelamiento como una de las fortalezas de la gestión. En este sentido, los más detallistas recuerdan que en la publicación oficial de la Municipalidad venadense, denominada “Noti Municipal”, se insistió durante largos meses con el siguiente eslogan: “12 años haciendo obras, sin aumentar impuestos”. “Cómo entender la urgencia por modificar un criterio que hasta hace un par de meses se presentaba como una virtud de esta misma gestión”, ironizó un edil del Frente Progresista desde la mesa de un café en el mediodía sabatino.
Además, los legisladores opositores temen que el aumento de los tributos acabe engrosando el caudal de dineros públicos que embolsa la empresa de la tercerización de impuestos, con el agravante de que jamás llegó al Concejo el cuestionado contrato que vincula a la Municipalidad -exclusivamente a través de la Intendencia- con la consultora sanlorencina.
En principio, el criterio progresista para la redefinición del monto de las tasas -por lejos, las más atrasadas y regresivas- que impulsa Freyre, sería del agrado de la mayor parte de la oposición, pero se presentan más objeciones ante el resto de los tributos, considerándose que se pretenden imponer “aumentos exagerados”. De acuerdo a esta descripción, y a pesar de los apurones, es casi un hecho que el nuevo gobierno tendrá que asumir el costo del ajuste, dado que a partir de la semana próxima tendrá cuatro ediles propios (Pieli, Giner, Orlanda y Pedrola), y el precioso quinto voto que le cedería el presidente del Concejo, Delfor Hernández.
Hasta el último instante de su gobierno, Roberto Scott culpará de las peripecias económicas y financieras a su archienemigo Ernesto De Mattía, pero Freyre no tendría ni margen ni ganas de caer en esas mismas excusas; al mismo tiempo, está a punto de hacerse cargo de un voluminoso paquete de deudas, a la par de las conocidas dificultades para costear las obligaciones salariales de fin de año.
El intendente Scott evitó el aumento antes de las elecciones, aunque un principio de responsabilidad administrativa lo demandaba; ahora, pasadas las elecciones, poca autoridad moral tendría el oficialismo para culpar a los concejales opositores de no aprobarles -contrarreloj- el ajuste, o impuestazo, según como se lo mire.
(Publicado el lunes 3 de diciembre de 2007 en diario El Informe)
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