Se confirmó el éxodo pueblense a la tierra prometida del socialismo

Con el aval de Hermes Binner y la presencia del superministro Antonio Bonfatti, el viernes próximo se oficializará el desembarco de Pueblo en las filas del Partido Socialista. Desde 2008, el PS tendrá un bloque de tres ediles en el Concejo venadense. Los pueblenses se trasladan con sus internas, y los socialistas los reciben con las suyas.

- Hola, con alguien de Pueblo, por favor…
- No, en este momento no lo pueden atender.
- ¿Están en extraordinarias?
- No, están haciendo las valijas.
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- Buen día, ¿podría comunicarme con algún dirigente socialista?
- ¿Ahora? Imposible.
- ¿En reunión?
- No, se están pintando la cara.
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- ¿Hablo con Hermes?
- Sí, el mismo.
- ¿Suspendió la visita a Venado?
- Sí, me llamó Cristina… por el lanzamiento del Plan de Ahorro de Energía.
- A los suyos les convendría ahorrar energía… en internas… porque acá la van a necesitar para lidiar con los Poroto ‘Boys.
- No hay que alarmarse, el crecimiento también genera estas cosas.
- Sí, entre otras cosas, una interna bastante más grande.
- Ajá… y un bloque de tres concejales que antes no teníamos.
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Los diálogos telefónicos son ficticios, desde ya, pero ayudan a interpretar la situación de las dos agrupaciones que representan en nuestra ciudad al gobernador Hermes Binner: el Partido Socialista y el Movimiento Pueblo. Hoy, los dos sectores atraviesan fuertes sacudones internos, pues los tradicionales referentes de uno y otro grupo, Juan Moscoso y Roberto Meier, sufren la irrupción de nuevas corrientes que jaquean sus liderazgos. Moscoso, secretario general del partido de la rosa, tiene que vérselas con el aguerrido secretario adjunto Guillermo Morel; y Meier, el gran elector de los pueblenses, ya no es el jefe indiscutido de antaño.
En este marco, esas mismas tensiones prometen aumentar en los próximos días, a partir del éxodo masivo de la legión pueblense a las filas socialistas. Como se trata de una agrupación de orden municipal, varios integrantes de Pueblo estaban afiliados, al mismo tiempo, a distintos partidos políticos nacionales, como el ARI, el PJ y el PS. Hasta que, a principio de año, empezó a madurar el “Operativo Traspaso”, que consistía en dar un salto al binnerismo, dado que se habían modificado sustancialmente las condiciones políticas que, en 2002, decidieron a los meieristas a fundar el Movimiento Pueblo. Con el Frepaso fracturado, el repudio popular a los partidos tradicionales y una notoria ausencia de liderazgos, Meier y los suyos apostaron a la formación de una estructura local, aunque en la declaración de principios advertían que la definición adoptada “no significa aislarnos”, a la vez que establecían su voluntad de sintonizar con “políticas progresistas locales, provinciales y nacionales”. También es cierto que, en Venado, los pueblenses se identifican con Binner, tanto como los propios socialistas; prueba de ello es que el Tío Meier, en carácter de extrapartidario, integró en el ’91, como candidato a concejal, la lista de la alianza Honestidad, Trabajo y Eficiencia, impulsada por el socialismo.
El proceso de afiliación de los pueblenses al PS data de hace largos meses, pero se precipitó en las últimas semanas, en coincidencia con dos factores: 1) el cierre del plazo para participar en las internas de junio próximo; y 2) la definitoria bendición de Hermes Binner, que ya expresó su dicha por la generación espontánea de un bloque de tres concejales en una ciudad donde no tenía ni uno solo, después de la salida de Moscoso. Tanta es la trascendencia que la cúpula partidaria le otorga al desembarco, que el anuncio oficial lo hará el mismísimo superministro Antonio Bonfatti, durante su visita a Venado del viernes próximo.
Sin embargo, en el ala morelista del socialismo local reinan más prevenciones que alegrías con esta movida. Si bien consideran auspiciosa la incorporación de los tres ediles y de varias decenas de nuevos afiliados, con muchos de los cuales coinciden en distintos equipos de trabajo del binnerismo, estiman que el traslado de la interna pueblense podría perjudicarlos, más aún cuando ellos ya tienen la suya. En este sentido, también se especula con que los pueblenses (o ex pueblenses) respalden a Moscoso en esas internas para la continuidad en la jefatura del partido, postergando las ambiciones de Morel de adueñarse de ese espacio. Aunque la interna de Pueblo ya se manifiesta sin disimulos en los medios y en el Concejo, la mayoría de sus miembros coincidiría en el apoyo al pediatra, que en las recientes elecciones primarias se alineó con la nómina meierista desde su condición de precandidato a la senaduría provincial, en tanto que los morelistas se aliaron con el radical frentista Lisandro Enrico. También se recuerdan los acalorados debates entre Meier y Morel en las semanas previas a la asamblea general de delegados de la Cooperativa de Obras Sanitarias del año pasado. Asimismo, los memoriosos del mundillo político tendrán en cuenta que en el PS militan varios ex chachistas del Frente Grande, que a fines de los ’90 se fueron lanzando severas críticas contra el personalismo de Roberto Meier. En consecuencia, el ingreso de los pueblenses calará hondo en la interna socialista, sobre todo si se consuman las alianzas citadas, aun cuando el morelismo ya se pintó la cara, como lo atestiguan las numerosas afiliaciones acumuladas por el sector.
Desde el punto de vista de los pueblenses, este traspaso es más que oportuno, pues en el preciso momento en que se auguraba un cisma irremediable, se convirtieron en la representación institucional del gobernador en nuestra ciudad, a partir de lo cual tendrán que reestructurar la estrategia legislativa, sometiendo las decisiones a la conducción del reforzado socialismo venadense.
Aun cuando reconocen que el Tío Meier es, hasta ahora, el único dirigente del sector que cuenta con votos propios, ya hay unos cuantos pueblenses entusiasmados con el inicio de una nueva etapa, en busca de superar la inocultable “meierdependencia”, más aún ante la reiteración por parte del barbado concejal de ciertos gestos de excesiva complacencia con el gobierno porotista. En este sentido, consideran que desde el socialismo tendrán mayores posibilidades de lanzar esa refundación del progresismo vernáculo, como así también de impulsar un perfil decididamente opositor en el ámbito parlamentario. Con este salto al PS, los pueblenses del ala dura -enfrentados con el ala blanda meierista- pretenderían consolidarse, paradójicamente, en el ejercicio de una oposición de estilo peronista, más volcada a fiscalizar y marcar diferencias, que a cogobernar y mimetizarse con el oficialismo.

(Publicado el viernes 21 de diciembre de 2007 en diario El Informe)

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