El año en retirada será recordado en la política local por los sensibles cambios, comenzando por el gobierno municipal, con la elección de José Freyre como intendente, luego de un extenso mandato de 12 años de Roberto Scott. En el marco de una etapa de transición, el flamante mandatario ya dio muestras de sus pretensiones renovadoras en la gestión, aun cuando necesitó albergar en el gabinete a unos cuantos personajes que hubiera preferido sacarse de encima desde el vamos. Sin embargo, la fuerte influencia que conserva el veterano líder del sector y la falta de cuadros propios, precipitó las concesiones al viejo tronco scottista, aun cuando Freyre apeló a la estrategia de agrandar el gabinete para incorporar un nutrido grupo de Poroto ‘Boys, con el objetivo de foguearlo en el difícil arte de la función pública. Es posible que la era porotista químicamente pura recién arranque en 2009, con recambio de funcionarios y la formación de una lista de concejales integrada por candidatos de su entera confianza, teniendo en cuenta que se renuevan cinco bancas y el oficialismo ambiciona quedarse con tres de ellas. En tales condiciones, como solamente cede una, el porotismo podría encarar la segunda mitad del primer mandato con seis ediles propios, una situación de privilegio que ni los poderosos caciques Ernesto De Mattía y Roberto Scott disfrutaron jamás en sus largas administraciones.
Desde el comienzo mismo de la gestión, las esquirlas de las internas en el gremio municipal volaron hasta el corazón de San Martín y Marconi, como si quisieran poner a prueba los reflejos de los nuevos habitantes. El día después de la Navidad, un grupo de obreros ligado a la recolección de residuos golpeó donde más le duele a cualquier gobierno municipal, pues en esta Argentina de mayorías despolitizadas y divorciadas de los asuntos públicos, se puede aumentar los impuestos o agigantar el basural, casi sin pagar costos políticos, pero no se tolera que los residuos permanezcan más de un par de días frente a las casas. Así pues, la ausencia premeditada de los díscolos recolectores resintió el servicio y desató la protesta airada de los vecinos, obligando a las autoridades a tomar medidas de emergencia. Aun así, por razones de solidaridad, esos huecos no pudieron cubrirse con el personal del área y entonces debieron acudir a nuevas incorporaciones, recobrando la calma, pero con un pronóstico inestable.
Así como a Freyre le resultará cuesta arriba instrumentar la saludable decisión de la “tolerancia cero” en el tránsito urbano, por el carácter transgresor de los venadenses y tantos años de vista gorda de su predecesor en el Sillón de Aufranc, los mismos inconvenientes ya se le están presentando en una de las áreas más álgidas de la Municipalidad. “Hay una fuerte resistencia al cambio”, explica Poroto, aunque también es cierto que después de tanto descontrol en los últimos años, un mínimo ensayo de ordenamiento contribuyó a precipitar la rebelión tan temida.
Fractura y traspaso
También en la oposición se confirmaron importantes novedades en la recta final del año, como la decisión de las autoridades del Movimiento Pueblo de sumarse al convulsionado Partido Socialista venadense, con sus tres concejales y sus internas galopantes. Con este salto, en teoría, el bloque formado por Roberto Meier, Oscar Pieroni y Fabián Vernetti, adquirirá más poder político, en su carácter de referencia local del gobernador santafesino Hermes Binner. Sin embargo, para explotar esas potencialidades, los ex pueblenses tendrán que controlar, una vez en el campo socialista, las dificultades que arrastran para convivir en un mismo bloque. Mientras el Tío Meier insiste con sus planteos de cogobierno, el recién llegado Vernetti, con el apoyo de la mayoría de la militancia y el aprendizaje de la reciente frustración electoral, se inclina por una oposición más filosa y de estilo peronista, alternativa que también seduce a Pieroni, dispuesto a jugar un rol más protagónico en sus dos años finales de concejalía. Como quedó dicho el viernes pasado, los pueblenses se trasladan con sus internas y los socialistas los reciben con las suyas.
Sin el liderazgo indiscutido que ostentó durante más de 15 años en la centroizquierda venadense, Meier no aceptó la nueva relación de fuerzas y prefirió refugiarse, sin escándalos, en un monobloque, aunque está en duda si la más rígida estructura del partido de la rosa tolerará estas discrecionalidades que cualesquiera de los pueblenses se permitían cuando eran dueños de casa y no tenían que rendirle cuentas a nadie.
Mientras las autoridades partidarias convocaron a una asamblea general de afiliados para el miércoles 2 de enero con el objetivo de oficializar el traspaso, trascendió que el ex concejal Claudio Natali -ajeno a la conversión al PS y autoexcluido de Pueblo hace varios meses- intentará quedarse con el sello de la agrupación para refundarla y regresar a la política. Enterada de la versión en la tarde de ayer, una alta fuente de Pueblo vinculó el tema con una operación de prensa de un legislador oficialista -el mismo que se regodea denunciando la existencia de un nuevo bloque compuesto por Vernetti, Pieroni y la vianista Patricia Romero-, pero enseguida admitió que en la próxima asamblea podría tratarse la disolución del partido en una segunda instancia -deberían convocar a una nueva asamblea a tal efecto-, “para evitar que en las elecciones de 2009 se utilice el nombre de Pueblo con la pretensión de confundir al electorado…”.
Basados en los movimientos políticos, culturales y universitarios que se generaron en nuestra ciudad entre finales de la dictadura y albores de la democracia, la fulgurante irrupción de Meier y los suyos, no sólo quebró el bipartidismo, relegando a la UCR, sino que incluso se dio el lujo de neutralizar al ascendente socialismo, tanto es así que Juan Moscoso sólo consiguió acceder a una banca reemplazando al malogrado Domingo Savino. Ahora, con el masivo éxodo pueblense, el binnerismo local se erige en la principal fuerza de la oposición, aunque, al mismo tiempo, se convierte en un volcán en estado de latiente erupción.
(Publicado el viernes 28 de diciembre de 2007 en diario El Informe)
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