El intendente José Freyre transita la época del enamoramiento con la ciudadanía, recibe invitaciones del gobernador Hermes Binner para escoltarlo en la Casa Rosada y acapara lisonjas del superministro Antonio Bonfatti en su reciente visita a la Intendencia (incluyendo el envío de “saludos a Roberto”). Además de disfrutar del capital aún intacto del 45 por ciento de los votos obtenidos cuatro meses atrás, Poroto se beneficia con las estremecedoras internas de los pueblo-socialistas y la guerra fría en la UCR, aunque también los scottistas sufren las suyas en el PJ, con la vianista Patricia Romero en el rol de opositora implacable.
En este marco, Freyre opera como lo haría cualquier otro líder político en su lugar, privilegiando el tendido de puentes con los opositores más confiables, como Delfor Hernández y Roberto Meier, a los que distinguió hace pocas semanas con el ofrecimiento de la presidencia del Concejo, relegando las ambiciones de los oficialistas Miguel Pedrola, Gustavo Giner y Bibiana Pieli. Delfor aceptó el convite y se quedó con el preciado cargo, en tanto que el Tío, rechazado por sus bases, hoy es el mimado del flamante mandatario municipal.
Para más datos, Delfor encarna el ala blanda del radicalismo, en las antípodas del secretario parlamentario de la Cámara Baja provincial, Lisandro Enrico, quien ya aclaró que esa tarea en el gobierno binnerista de ninguna manera lo alejará de la política local. En la transición de Pueblo al PS, el Tío cumple el mismo rol que Delfor, en tanto que Fabián Vernetti y Oscar Pieroni ya esbozaron sus pretensiones de ejercer una fiscalización más rigurosa. Asimismo, Meier y Delfor completarán -a fines de 2009- sus dos períodos consecutivos como concejales y es probable que ninguno vaya por la re-reelección. Al menos, el Tío ya admitió públicamente que no volverá a ser candidato en Venado, al mismo tiempo que aguarda un llamado de Hermes, antes de que expire enero, para ocupar un cargo provincial; además, para volver a postularse tendría que superar la dura interna que se le avecina en el seno del socialismo. Y Hernández no luce con expectativas de recuperación después del flojo rendimiento electoral en las generales, en sintonía con el fracaso del radicalismo antibinnerista en el orden provincial. Ni Meier ni Delfor, en estas condiciones, asoman como oponentes de riesgo para Freyre, que los contiene, los abraza y se ilusiona con tenerlos más veces de su lado, que en la vereda de enfrente.
Verdades a medias
Según el punto de vista oficialista, Delfor y Meier practican una oposición constructiva; en cambio, Vernetti, Pieroni y, sobre todo, Romero, que no escoltan con la misma frecuencia las iniciativas de la Intendencia, son feos, sucios y malos, y desde ya, ejercen una oposición destructiva. Es esperable que desde las dependencias de San Martín y Marconi se intente imponer esta versión de los acontecimientos, pero una observación desinteresada determina que la condición de oficialismo no presume necesariamente la portación de la verdad revelada ni, mucho menos, acredita la licencia para ordenar qué estilo de oposición debe ejercerse para el control de la Intendencia. En este mismo sentido, es oportuno recordar que no hay ningún concejal que -en el estilo- se asemeje tanto a Roberto Scott en el período 1993/95 como Patricia Romero. Es evidente, y el oficialismo debería tenerlo en cuenta, que no puede ser tan malo, ahora, lo que antes era tan bueno, porque lo ejecutaba Scott. Era más fácil el embate en aquel momento, claro está, porque el dematiísmo estaba en retirada, pero el estilo de oposición del Mago tiene muchos puntos en común con el que hoy tanto escandaliza porque lo ensaya Romero. En esa misma línea se inscribe el debutante Fito Vernetti, que a pesar de haber transitado sólo unas pocas semanas como legislador, ya mostró que está más cerca de la vehemencia del tres veces intendente Scott, que del sosiego de Meier y el ex concejal Claudio Natali.
Falsas alianzas
En este tiempo nuevo de la oposición también se destacó en los últimos días el sofisma de Pedrola, en el sentido de que se había conformado un nuevo bloque entre Romero, Vernetti y Pieroni. En rigor, la ruptura del bloque de Pueblo, que en esas enclenques condiciones se traslada al socialismo, liberó a Vernetti y Pieroni del yugo de votar siempre igual que Meier, por disciplina partidaria y para guardar las apariencias. Siempre se supo que el Tío haría cualquier cosa antes de votar en consonancia con Romero, simplemente porque el jefe de la agrupación “17 de Octubre” es el lucifuercista Jorge Viano. Más aún, los propios ex pueblenses confesaron más de una vez que desde el ingreso de Romero al Concejo se había pronunciado la scottización de Meier. Ahora, sin estos condicionamientos surgidos de odios personales del referente histórico del sector, Vernetti y Pieroni se expresan con más libertades, y nadie debería extrañarse si algunas veces votan con el oficialismo y otras a la par de la filosa espada vianista. En este sentido, sobran los antecedentes que auguran ese comportamiento pragmático. Uno de ellos, por ejemplo, recuerda que los mismos pueblenses y socialistas que formaron Unirce para embestir contra el vianismo en la Cooperativa Eléctrica, más adelante se aliaron con los Vecinos Venadenses y los propios lucifuercistas para impedir el desembarco scottista en la Cooperativa de Obras Sanitarias. Desde ya que esa actitud disgustó a Meier, como también la publicación de la polémica revista poblada de denuncias contra el gobierno scottista en la antesala de las últimas elecciones, de lo cual se desprenden dos acotaciones necesarias: 1) La dignidad del Tío para defender, de todos modos, los contenidos de dicha publicación; y 2) El olvido de Scott, que aún no cumplió con el compromiso ante la ciudadanía de presentar la revista en Tribunales para deslindar responsabilidades.
Contra la simplificada lectura de Pedrola, es más factible que los mismos dirigentes que coinciden en el estilo scottista de ejercer la oposición, como Romero y Vernetti, entren en pugna por sobresalir en ese ancho espacio -un 55 por ciento del electorado no votó al oficialismo-, aun cuando en ciertas ocasiones voten en idéntico sentido.
En principio, nadie tiene la verdad acerca de cuál es la metodología más eficiente para ejercitar el indispensable rol de la oposición. Sin embargo, ante el empecinamiento de sectores interesados en endiosar a unos y satanizar a otros, cabe recordar que la historia reciente de la ciudad, del ’83 a la fecha, sentencia que brillantes políticos que apostaron al co-gobierno desde sus bancas, tanto con De Mattía como con Scott, se fueron quedando uno tras otro a la vera del camino; y el mismísimo Scott, que invirtió todo el tiempo posible en una oposición despiadada, resultó premiado por la ciudadanía.
(Publicado el lunes 31 de diciembre de 2007 en diario El Informe)
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