Cristina también ganó en Venado y la región

La mayoría de la treintena de distritos del departamento General López, incluidas las cuatro ciudades, se pronunció en sintonía con el electorado argentino, que estableció la victoria de la candidata oficialista Cristina Kirchner en la elección presidencial, con el 43 por ciento de los votos, superando largamente a su inmediata perseguidora, Elisa Carrió, pero traspasando por escaso margen el 40 por ciento requerido por la Constitución para evitar el ballotage. En Venado Tuerto, la primera dama se alzó con el 33 por ciento de los votos, en tanto que Carrió cosechó el 28 por ciento; más atrás, se ubicaron Alberto Rodríguez Saá (17 por ciento), un apellido que cae bien en nuestra ciudad, y Roberto Lavagna (16 por ciento). Además de Venado, Firmat, Villa Cañás y Rufino, Cristina habría prevalecido en el resto de las comunas de General López, salvo María Teresa, Maggiolo, Diego de Alvear, Wheelwrigth, Santa Isabel y Carmen, las tres primeras en manos del puntano y las restantes de Lilita.
A pesar de la caída aplastante ante Carrió en Rosario, el Frente para la Victoria se impuso en la reñida provincia de Santa Fe, demostrando que el socialista Hermes Binner tenía razón cuando advirtió que los votantes del Frente Progresista tomarían distintos caminos, además de Lilita, como Cristina, Roberto Lavagna y hasta Pino Solanas. Además, en el orden regional, vuelve a sobresalir la contribución de General López al justicialismo provincial. Apuntalado por estos resultados en sus dominios, el nombre del senador reelecto Ricardo Spinozzi ya se baraja con más fuerza para ocupar distintas responsabilidades en el proceso de refundación partidaria, desde la jefatura del PJ hasta la presidencia de la Cámara de Senadores. No obstante, también es cierto que la influencia de los jefes territoriales en estas presidenciales no debería sobredimensionarse, ni en Venado ni en la región, pues muchos de ellos votaron a Cristina con la nariz tapada y sin más compromisos que forzadas adhesiones públicas. Asimismo, cabe acotar que, junto con Spinozzi y el scottismo, otros sectores políticos locales se habían alineado a su tiempo con Cristina, tales como el lucifuercista Jorge Viano; el rossista Julio Eggimann y los pueblenses Oscar Pieroni y Fabián Vernetti.
Sin haber repetido las resonantes cosechas de la oposición en los grandes centros urbanos, los referentes de la Coalición Cívica en nuestra ciudad, con el concejal Roberto Meier a la cabeza, se mostraron satisfechos con el segundo puesto obtenido, al tiempo que la triunfante Cristina Fernández quedó muy lejos de obtener los mismos porcentajes acumulados en la sumatoria nacional, con el aporte clave del territorio bonaerense (38 por ciento del padrón nacional). Allí, el oficialista Daniel Scioli ganó con holgura en la elección de gobernador, de la mano de los influyentes caudillos peronistas del conurbano. En tono de broma, uno de los más caracterizados seguidores locales de Carrió se ufanaba, en los primeros minutos de hoy, de que, “si era por Venado, había ballotage”, en alusión a que la postulante oficialista no pudo ni siquiera aproximarse a la línea del 40 por ciento. También Lavagna y el Alberto redondearon cifras aceptables en nuestra ciudad, pero lejos de los porcentajes de las mujeres en pugna.
En el orden nacional, entre los candidatos de la oposición, sólo Carrió y Lavagna emergen como sobrevivientes del 28 de octubre, en tanto que del centro a la derecha no quedó casi nada en pie, en función de los decepcionantes rendimientos de Alberto Rodríguez Saá; Ricardo López Murphy; Jorge Sobisch; y hasta Mauricio Macri, que no consiguió sostener a ninguno de sus bendecidos. La elección bonaerense también sirvió para sepultar a Luis Patti y Juan Carlos Blumberg, los torpes predicadores de la “mano dura”. En tanto que la izquierda volvió a fracasar en todas sus variantes, en otra muestra de enfermiza dispersión. Por su parte, conciente de la flaca performance electoral en las principales capitales del país, donde el reclamo de institucionalidad fue más fuerte que los logros económicos del Gobierno, Cristina Kirchner cerró la noche del domingo con un discurso que sorprendió por el tono generoso y conciliador. Ella sabe que su fuerza es enorme, pero también interpreta que se vio beneficiada por la atomización opositora y un singular ballotage, urdido a la sombra del Pacto de Olivos, a la medida del oficialismo de turno. También es conciente la primera dama que nunca un Presidente, del ’83 a la fecha, salvo el propio Kirchner en 2003, había obtenido menos del 47 por ciento en una presidencial, aunque ella solo observó la sideral distancia sobre el segundo postulante. También debe suponer que lo peor del PJ bonaerense se atribuirá una ancha porción de la victoria kirchnerista de la víspera.
Entre los puntos oscuros de la jornada, quedarán el escamoteo sistemático de las boletas de algunos partidos, generando centenares de denuncias, que deberían apurar al Gobierno a implementar el voto electrónico, como así también a modernizar el sistema de entregas de los DNI, cuya histórica ineficiencia impide emitir el sufragio a miles de ciudadanos en cada acto electoral. Asimismo, debería entender la oposición que no hay chances de gobernar si no se cuenta, antes, con un fiscal para cada mesa. La vocación de poder hay que demostrarla desde el vamos. También persiste el sabor agridulce de haber transitado un nuevo comicio, que no es poco, pero sin euforia ciudadana, lejos de la fiesta cívica de otros tiempos, y con el triste escenario de mesas con un presidente a solas, como autoridad, y uno o dos fiscales como única compañía. Como bien dijo Cristina, en la proclamación como presidenta electa, la sociedad se construye entre todos los argentinos, no sólo desde el Gobierno; y es así que todos, es decir, cada uno de nosotros, tendremos que reconciliarnos con la política, porque nos guste o no, influye en forma tajante sobre nuestras vidas.

(Publicado el lunes 29 de octubre de 2007 en diario El Informe)

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