En las proximidades del 10 de diciembre, y en coincidencia con los 25 años de la restauración democrática en la Argentina, los concejales venadenses deberán renovar las autoridades del cuerpo, es decir, la Presidencia y las dos vicepresidencias. El cargo, aun cuando no tiene en el ámbito municipal la influencia de una vicepresidencia en la Nación o una vicegobernación en la provincia, representa la segunda responsabilidad política de la ciudad, luego del intendente municipal; incluso, lo reemplaza en su ausencia. Además, las negociaciones entre los distintos bloques que desembocan año tras año en la designación del presidente suelen ofrecer valiosas pistas acerca del comportamiento y las tendencias de cada uno de los sectores. En 2006, por ejemplo -en rigor la elección se postergó hasta abril del año siguiente-, la novedad fue la nominación por sorteo de Delfor Hernández, después de un insistente empate con el pueblense Claudio Natali. El año pasado, se generó otra sorpresa, con la reelección del médico radical, pero mediante el inédito apoyo del bloque scottista. En ese momento, a partir de una las primeras decisiones políticas del flamante intendente José Freyre, se reveló cierta “desconfianza” en su núcleo parlamentario, constituido por Miguel Pedrola, Bibiana Pieli, Gustavo Giner y la debutante Norma Orlanda. Incluso trascendió que, en última instancia, Freyre le había trasladado la responsabilidad de conciliar el candidato a los cuatro ediles mencionados, aunque ellos tampoco consiguieron ponerse de acuerdo en una figura de consenso.
Así fue como Delfor, un áspero combatiente de la inserción boinablanca en la coalición binnerista santafesina, resultó ratificado en la presidencia, despertando sospechas entre propios y extraños, y hasta comentarios irónicos por la presunta alianza entre grupos irreconciliables, como el scottismo y el dematiísmo. Sin embargo, después de algunas votaciones que lo vincularon con los intereses del oficialismo, en los últimos tiempos Hernández recuperó algunos rasgos opositores, como en el reciente debate por la aprobación de la venta de terrenos municipales para saldar la deuda con el Banco del Chaco por la red de agua, que había contraído el gobierno radical, y que su sucesor desconoció irresponsablemente. En esta oportunidad, el presidente del Concejo, respondiendo con fidelidad a su padrino político, fue el primero que repudió el intento oficialista de regularizar las acreencias pero, claro está, eludiendo cualquier discusión sobre las desacertadas estrategias scottistas en el tratamiento de las deudas generadas en los ’90, como consecuencia de la caída del Banco Integrado Departamental, mecenas financiero de la Municipalidad venadense en aquellos tiempos de la plata dulce. De todos modos, el súbito viraje delforista no solo obedecería a la reaparición de Roberto Scott para atacar a De Mattía, el síndico Juan Venturini y otros rivales políticos, sino también al incipiente reagrupamiento de la UCR local, que después de largos años de diáspora, al menos este mes consiguió reunir en un almuerzo a sus principales referentes de las últimas décadas, con motivo del festejo del 25º aniversario del histórico triunfo electoral de Raúl Alfonsín. Se dice que, en ese cónclave partidario, una de las coincidencias fue recobrar un perfil más nítidamente opositor del radicalismo respecto del gobierno de Freyre, y ese sentido debería interpretarse el realineamiento de Hernández, más aún conociendo que el secretario parlamentario santafesino, Lisandro Enrico, quien no se caracteriza por su “complacencia” con el oficialismo, ya tendría “casi tomada” la resolución de competir en las primarias binneristas del año próximo para liderar en las generales la nómina legislativa de dicho sector.
En este marco, hasta ahora, ninguno de los concejales se pronunció públicamente sobre la renovación de autoridades, pero en los corrillos de Sarmiento y Alem trascendieron al menos dos nombres: el de Hernández, que tal vez no se beneficie nuevamente con el apoyo oficialista. Un poco porque él mismo podría ratificar en los próximos pasos su distanciamiento de la Intendencia, y otro poco porque Miguel Pedrola contaría en esta ocasión con el consentimiento de Freyre para regresar a la Presidencia, y también con el apoyo del bloque socialista, que suele inclinarse en estas circunstancias por el postulante del oficialismo. Luego, este probable reconocimiento porotista a la figura del infectólogo podría anticipar su candidatura a la reelección como concejal el año próximo, que al mismo tiempo representaría un gesto de buena voluntad de Freyre hacia el senador provincial Ricardo Spinozzi, que tiene a Pedrola entre sus colaboradores más próximos. Las hoscas relaciones entre el Tino y Freyre se habían deteriorado un poco más en las internas partidarias del último invierno, y ahora, Pedrola, que anhelaba recalar por fin en un cargo ejecutivo a partir de 2009, estaría cerca de continuar su carrera política como concejal de la ciudad y, además, como máxima autoridad del cuerpo. No sólo eso: el relanzamiento político de Miguel Pedrola con la bendición porotista podría significar que Spinozzi postergue una vez más su irrupción en la escena política local enfrentando las formaciones de origen scottista. También habría otros motivos: a pesar de la crisis, y con casi un año de gestión, la imagen positiva del intendente José Freyre luciría intacta, según las últimas encuestas.
(Publicado el lunes 24 de noviembre de 2008 en diario El Informe)
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