Tras décadas de espera, y con varias falsas promesas en el camino, hoy en nuestra ciudad se habla, por fin, del moderno Hospital que anunció el gobierno santafesino, aunque más que la buena noticia, suelen destacarse las controversias por su localización geográfica. Tampoco faltan, claro está, las especulaciones políticas. Algunos justicialistas no entienden porqué el intendente José Freyre salió a hacerse cargo de todos los costos políticos de la cuestionada ubicación en Comandante Espora y Santa Fe, más aun cuando los mayores beneficios del emprendimiento se los apropiarán políticamente el gobernador Hermes Binner y los suyos. Mientras tanto, opacados por Freyre, los socialistas locales recién asomaron en segundo turno para apoyar la consumación del proyecto. Este particular escenario no hace más que confirmar porqué, en su última visita a la ciudad, Binner calificó a Freyre como un “intendente de lujo”, al mismo tiempo que los perplejos socialistas y radicales venadenses se preguntaban cuánto deberían trabajar para generar un candidato competitivo en 2011. “Si nuestro propio gobernador favorece la reelección del más encumbrado adversario, no la tendremos nada fácil”, ironizó un referente opositor en el café de calle San Martín que sus parroquianos apodan la jabonería. Sin embargo, el líder socialista prioriza la gobernabilidad -debe convivir con una amplia mayoría de municipios y comunas peronistas- y se empeña en anudar pragmáticas alianzas para impulsar las obras fundamentales de su gestión; en tanto, Freyre no desea convertirse en el culpable de eventuales postergaciones en la concreción del Hospital. También se siente halagado por las cortesías de Binner, y favorecido con estas necesidades del gobernador, que acotan el poder de fuego opositor de la coalición socialista local.
Sin embargo, no se trata de una obra que el gobierno provincial pueda trasladar a uno u otro punto de la bota en represalia por el surgimiento de obstáculos como, por ejemplo, el lugar de la radicación. En este sentido, la regionalización impulsada por el gobernante Frente Progresista obliga a proveer a cada nodo de la infraestructura indispensable para facilitar la promocionada descentralización. En este sentido, hay un apuro de los venadenses por contar con un servicio hospitalario digno (el centenario “Alejandro Gutiérrez” cumplió su ciclo y deberá reciclarse para otras prestaciones), como también existe una premura provincial por distribuir obras públicas contundentes en todo el territorio santafesino. En consecuencia, las autoridades municipales deberían contribuir a la cristalización del proyecto, pero sin ser refractarias a las advertencias de los dirigentes de la oposición (el Concejo será un interesante ámbito de debate de la carta de intención refrendada por Binner y Freyre) y de las entidades y profesionales ligados al planeamiento urbano.
En principio, no habría razones para discutirle a Freyre que el de Espora y Santa Fe es el predio municipal más apto para localizar el futuro centro médico provincial, pero podría suceder que el mismo no contemplara todas las condiciones exigibles. Si así fuera, no habría más opciones que adquirir otro espacio, cuyo costo, por elevado que sea, no será tan significativo en orden a la millonaria inversión proyectada. En otro momento, un dictamen técnico del Plan General habría desactivado las polémicas, pero en nuestros días ese organismo no cuenta con la misma credibilidad. Además, aún no se conocerían con precisión los niveles de complejidad y servicios del Hospital planeado, con lo cual sería imposible establecer a las apuradas dónde debería emplazarse esa estructura incierta. “Sería algo así como calcular los cimientos sin saber cuántos pisos tendrá el edificio”, graficó un dirigente del PJ. Tampoco estaría claro todavía si la cesión del predio será limitada, o si, por razones dominiales, la superficie a transferir al Estado provincial abarcará una mayor parte del espacio verde destinado al Parque “General Belgrano”.
Para reducir el margen de error, es indispensable situarse tan lejos de las actitudes mezquinas que pretenderían frenar la obra para perjudicar la gestión de Binner, como de las falsas urgencias que podrían precipitar decisiones equivocadas y, por lo tanto, desatar repudios en el futuro.
(Publicado el lunes 28 de julio de 2008 en diario El Informe)
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