Tras el "huracán Freyre", Meier queda a la espera de un milagro


Con un aluvión del 44 por ciento de los votos en las primarias venadenses, el scottista José Freyre se convirtió en el candidato a intendente del Frente para la Victoria rumbo las elecciones de septiembre y, al mismo tiempo, resultó el gran triunfador de la jornada, aventajando en forma contundente al Frente Progresista, en cuya interna se impuso ajustadamente el pueblense Roberto Meier ante el radical Lisandro Enrico. En la edición del viernes último señalamos que “los scottistas descuentan un triunfo abrumador en la interna del Frente para la Victoria ante el estoico Oscar Barotto, y auguran, al mismo tiempo, una ventaja decisiva sobre el opositor Frente Progresista”. Con los resultados puestos, no hay dudas de que el oficialismo cumplió con creces sus propósitos electorales, ya que obtuvo más de 4 mil votos (unos 12 puntos) de diferencia frente a la coalición binnerista, sobre la cual habíamos considerado que “… entre ambos (Meier y Enrico), este domingo (por ayer) no pueden menos que empardar al postulante oficialista, si es que pretenden conservar las ilusiones intactas hasta el definitorio 2 de septiembre de los comicios generales”. Demasiado lejos quedaron los dos concejales de emparejar la línea de Freyre como para no resentir sus expectativas. Ni siquiera habría alcanzado el mencionado empate, ya que después de esta clase de internas en los frentes integrados por partidos políticos diferentes, suele suceder que el vencedor no cuente en las generales con la totalidad de los votos del grupo perdedor. En estas condiciones, la ventaja de Freyre podría considerarse como irreversible, sobre todo ante las posibilidades prácticamente nulas de que Meier se beneficie en septiembre con un redireccionamiento de los votos de Jorge Viano y Delfor Hernández. En primer lugar porque en reiteradas oportunidades el jefe lucifuercista y el ex intendente Ernesto De Mattía (máximo referente del sector de la UCR que postuló a Delfor) sufrieron los más agrios desplantes del líder pueblense. Y también porque ambos candidatos aspiran a un mayor lucimiento en el próximo turno: con el traspié de Enrico, Delfor tendrá el estímulo de erigirse en el único radical en carrera por la Intendencia; y Viano, el otro justicialista en danza a través del Frente Venadense (además de Freyre), tratará de ganar nuevos adeptos profundizando su perfil opositor. Anoche, en el bunker vianista admitían, en sintonía con los delforistas, que la circunstancia de presentar lista única los había limitado en su desarrollo electoral. “Yendo solos la motivación no es la misma, pero en septiembre será otra cosa”, advertían.
De todos modos, Meier confía en que las generales marcarán una fuerte polarización entre su candidatura y la de Freyre, dando a entender que la mayoría de las voluntades opositoras se concentrarán en respaldo a su figura. Optimista a ultranza, a pesar del arrasador huracán porotista, el Tío auguró también que los cuantiosos votos en blanco de las primarias se reducirán a su mínima expresión en las generales. “Enrico y yo, que no teníamos el voto sábana como Freyre, fuimos los más perjudicados por equívocos que dieron lugar a numerosos votos en blanco y anulados”, declaró Meier a una FM, aun cuando alabó la performance del postulante oficialista y evitó poner excusas.
Con pocas expectativas de beneficiarse con la transferencia conciliada de votos de Viano y Hernández, y menos aún de captar votos porotistas, Meier, devenido candidato único del Frente Progresista, depende ahora de un milagro para impedir el continuismo scottista en la ciudad. Entre otras cosas, más allá de sus hipótesis sobre la polarización y la reconversión de votos en blanco, deberá consolidar una verdadera coalición entre las seis fuerzas frentistas (la prioridad es contener los casi 12 mil votos de ayer), mostrar los miembros de un eventual gabinete y liderar una campaña con otras pretensiones, menos voluntarista y testimonial, más ambiciosa y aguerrida. Caso contrario, Meier no tendrá mayores chances en la batalla final contra el poderoso aparato municipal, representado por un destacado candidato como Freyre, y reforzado con el deslumbrante rendimiento electoral del senador Ricardo Spinozzi, cuya presencia en la misma boleta favoreció tanto a Poroto como al precandidato a gobernador Rafael Bielsa. Asimismo, colgado en la sábana de diputados provinciales, el hábil Jorge Lagna se aseguró otros cuatro años en la Cámara baja santafesina, incluso ante una victoria del socialista Hermes Binner.
Por su parte, Lisandro Enrico (¿arrepentido como Meier de no haber acordado una lista única?), después de protagonizar una destacada y tempranera campaña, se transformó en un digno perdedor de la interna, ya que cayó por poco más de mil votos ante el candidato que un año atrás lo triplicaba en las encuestas. En este sentido, también cabe acotar que la presencia de Hernández por fuera del binnerismo, y portando el sello de la UCR, privó al Pibe de decisivos votos boinablanca que podrían haberle ayudado a doblegar a los pueblenses. Sacando fuerzas de flaquezas, Enrico se propone ahora ahogar las penas colocando a Mirian Talamone, consagrada número dos de la lista de ediles del Frente Progresista -detrás del meierista Fabián Vernetti-, como su reemplazante en el Concejo a partir de diciembre. No será un trámite sencillo, de todos modos, porque si el porotismo aumenta aún más su caudal, además de retener las bancas de Bibiana Pieli y Gustavo Giner, podría incorporar una tercera concejalía para la actual jefa de Acción Social, Norma Orlanda.
Con una figura tan atractiva para el tradicional votante peronista como para el indescifrable electorado independiente, José Freyre se calzó con suficiencia el traje de candidato a intendente en un domingo sólo comparable con el de la categórica reelección de Roberto Scott en el ’99. Cauteloso, Poroto evitó sumarse a la ola triunfalista de los más desaforados de su entorno; prometió reintegrarse a sus funciones a partir de la mañana de hoy; y convocó a los suyos a no dormirse en los laureles. Obsesivo como pocos, es conciente de que la ventaja obtenida es prácticamente indescontable, pero jamás cometería el pecado de relajarse justo ahora, cuando el Sillón de Aufranc está a la vuelta de la esquina. Con festejos desenfrenados y discursos encendidos en el centro de cómputos de Freyre, y celebraciones más mesuradas en el cuartel pueblense, se apagó otra emotiva jornada electoral, la antesala de las generales, que incorporó como nota inquietante los más de 9 mil votos entre blancos y anulados para la elección de gobernador. Según Meier, el fenómeno obedeció mayoritariamente a errores de los electores que no votaban sábanas, lo cual es grave, porque significa que la ciudadanía no conoce el sistema, aunque también se insinúa que, con ese comportamiento, muchos expresaron su repudio a la obligatoriedad de votar en las internas. Sin dudas que esta ley es perfectible, pero habría que tener en cuenta que ayer no aparecieron en las boletas tantos impresentables como en los tiempos de la Ley de Lemas, y también tendríamos que recordar que, antes, cuando los candidatos eran elegidos en internas cerradas, donde sólo votaban los afiliados, por lo general no ganaban los mejores, sino los que controlaban el aparato, imponiendo un menú de postulantes nefastos al resto de la sociedad.

(Publicado el lunes 2 de julio de 2007 en diario El Informe de Venado Tuerto)

1 comentario:

Manuel dijo...

Me deleito con la lectura de tus análisis...