Meier apuesta a la "polarización", pero Viano y Delfor jugarán su propio partido

Después del “huracán Freyre” que sopló en las elecciones primarias del domingo último, el tiempo no corre con la misma velocidad para todos. En los despachos del candidato oficialista, José Freyre, los días se hacen interminables. “Ya pasaron cinco, pero faltan otros 58”, sacan cuentas en el entorno porotista, tomando como referencia el 2 de septiembre de los comicios generales, con una ansiedad que contrasta con la pasmosa calma del triunfante supersecretario. Dispuesto a no darle ni un solo tranco de ventaja a la oposición, Freyre se apuró en correrle la línea a su militancia, imponiendo un nuevo desafío: captar más adhesiones aún para obtener la cuarta concejalía (las tres primeras ya están en manos de los scottistas Bibiana Pieli y Gustavo Giner, y del pueblense Fabián Vernetti). Apenas iniciada la semana, los cuatro candidatos sobrevivientes descubrieron sus primeras movidas. Así como Freyre apeló a la estrategia de ensanchar los objetivos, el candidato del Frente Progresista, Roberto Meier, se propone instalar un escenario de polarización entre Freyre y él, casi como si las generales fueran un ballottage. Sin embargo, los postulantes del Frente Venadense, Jorge Viano, y de la UCR, Delfor Hernández, adelantaron que están dispuestos a jugar su propio partido. El sindicalista dijo que, a través de Oscar Yakas, darán pelea por la cuarta banca, y Delfor Hernández, con menos chances, busca fortalecerse desde su condición de único radical en la carrera por el Sillón de Aufranc. Así como las matemáticas determinan que los sufragios del Frente Progresista, sumados a los de Viano y Delfor, superan los de Freyre, en términos políticos esa acumulación es incomprobable, y hasta improbable. Aun cuando existe un grave enfrentamiento político y personal con el intendente Scott, Viano jamás haría ni un solo gesto para beneficiar a Meier, con el que también conserva (y acrecienta) diferencias insalvables a partir de las incursiones del barbado edil en las elecciones eléctricas. Por su parte, Hernández, que en las primarias resultó funcional a Meier para eliminar de la competencia a su adversario interno Lisandro Enrico, en los comicios generales favorecerá los intereses del oficialismo, al menos si consigue cristalizar el declarado objetivo de absorber votos radicales de la coalición binnerista. Tal vez a Jorge Viano un escenario con Freyre y Meier como únicas opciones le resulte incómodo, pero no sería el caso de Delfor, devenido en el opositor predilecto de Scott, hasta el punto que fue electo presidente del Concejo con los votos de sus pares oficialistas.
Estas razonables apetencias de lucifuercistas y dematiístas, junto con el previsible éxodo de algunos simpatizantes enriquistas, no dejarían demasiado margen de crecimiento para Meier. Además, los votos en blanco en la categoría de intendente no fueron tantos (menos de 4 mil), y si bien en Venado no se registró un gran caudal de votantes (apenas superó el 70 por ciento), tampoco vale la pena ilusionarse con un súbito incremento de electores en septiembre. Mucho menos factible es captar adherentes entre los votantes ganadores que respaldaron al oficialismo. Entonces, aun cuando Poroto ya hubiera llegado a la cresta de su rendimiento electoral, ¿de dónde saldrían los votos para revertir una tendencia tan marcada?

Tibias esperanzas
A pesar de todo, Roberto Meier dispone de algunas novedades alentadoras, después de haberle ganado a Enrico una interna opacada por el paso del “huracán Freyre”. El primer dato es que, en septiembre, el Tío integrará una boleta sábana de cinco cuerpos, como Freyre en las primarias, que evitará cualquier confusión dentro del cuarto oscuro. Así como el domingo último los referentes locales, como José Freyre y Ricardo Spinozzi, traccionaron votos para el precandidato a gobernador Rafael Bielsa desde abajo, los meieristas también consideran que en el próximo turno se beneficiarán con la disputa de una suerte de ballottage entre el Frente Progresista de Hermes Binner y el Frente para la Victoria del ex canciller, cuya infartante paridad arrastrará votos en sentido inverso, es decir desde arriba. Además, la composición definitiva de la sábana favorece, en principio, las expectativas de contener la mayoría de los votos aportados por los radicales frentistas. ¿Por qué? En el medio de la boleta, en la categoría del senador provincial, Meier estará flanqueado por el caudillo radical Juan Enrique Lombardi, y en el extremo derecho, la enriquista Mirian Talamone ocupará el segundo puesto de la lista de concejales, debajo de Vernetti. Cabe acotar que de conservarse en las generales la proporción electoral del 1 de julio, Talamone se adueñará de la deseada cuarta banca -la que abandona Enrico por conclusión de mandato-, relegando las aspiraciones de la jefa de Acción Social, Norma Orlanda, tercera en la nómina oficialista.
Aunque todavía luce dolido por la derrota en la interna, y por la permanencia de Hernández con el discurso zumbón de la “dignidad radical”, Enrico se reunirá el martes próximo con Meier, junto a sus respectivos colaboradores, para acordar una estrategia antes de involucrarse activamente en la campaña. Tal vez, para sus adentros, no lo entusiasme tanto la candidatura a intendente del Tío, pero se le avecinan necesidades políticas influyentes para su futuro inmediato: que Binner sea electo gobernador; que Talamone retenga la banca; y que Delfor no se alce con una pila de votos que lo instale como nuevo referente del radicalismo. Por eso, los pueblenses intuyen que el Pibe adoptará una actitud de compromiso con la causa del Frente Progresista (“Aunque no nos une el amor, nos une el espanto”, admiten), y no sólo para contener votantes de la UCR, el PDP y el ARI, sino también para reforzar con su carácter aguerrido una inminente campaña que el concejal Meier tendrá que liderar con ritmo, intensidad y ambiciones superadoras a las demostradas hasta el momento.
La otra gran esperanza meierista, además de la ilusión de contener, como base de lanzamiento, los 12 mil votos de las primarias y contar en las generales con el viento a favor del “efecto Binner”, es que en el plano local se genere la polarización que auguran, es decir una suerte de ballottage entre Meier y Freyre, apelando a que el electorado apueste al “voto útil”. El propio candidato lo planteó en el comienzo de la semana: “Quedamos solamente dos postulantes con chances de ser intendente: uno es Freyre y el otro soy yo. Los que no desean la continuidad de este gobierno, tendrían que apoyarme a mí…”, sintetizó el Tío, con cierta dosis de voluntarismo, ya que -como quedó dicho más arriba- hay jefes opositores que abjuran del scottismo, pero tampoco lo digieren a él. En este sentido, los pueblenses, un poco en broma y un poco en serio, se lamentan de que en el régimen electoral santafesino no impere la “segunda vuelta”, o ballottage, donde sólo clasifican los dos más votados, como Mauricio Macri y Daniel Filmus en la reciente elección porteña.

(Publicado el viernes 6 de julio de 2007 en diario El Informe de Venado Tuerto)

1 comentario:

Anónimo dijo...

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