Binnerismo con dos caras: la UCR re-unida y el socialismo re-caliente

El Frente Progresista, Cívico y Social, en su versión venadense, había debutado dos años atrás en las primarias -que también se estrenaban en nuestra provincia- encolumnando distintas fuerzas políticas detrás de los precandidatos a intendente Roberto Meier y Lisandro Enrico. El primero, líder del movimiento Pueblo, fue apoyado por el socialismo y la agrupación Mate de Martín González (hoy en Proyecto Sur); el segundo, referente de un sector del radicalismo, tenía el respaldo del ARI y el PDP. Sin embargo, tras el cierre de listas para las elecciones del próximo 5 de julio, la coalición binnerista ya no muestra la misma razonable oferta de 2007 (esta vez ofrece cuatro alternativas), que incluso se prolongó en su unidad hasta las elecciones generales, donde Enrico, que había perdido las primarias, lejos de quitar el hombro, se comprometió en la campaña liderada por el Tío y contribuyó a contener los votos radicales, hasta el punto que su candidata a concejal Miriam Talamone (escoltaba a Fabián Vernetti) quedó fuera del Concejo por escaso margen.
En este nuevo turno electoral, uno de los socios mayoritarios del Frente Progresista, el Partido Socialista, sufre una inquietante disgregación local, que se manifiesta en las tres listas de precandidatos a concejales, encabezadas por Roberto Meier, Oscar Pieroni y Guillermo Morel.
En verdad, el socialismo está desnudando antiguas desavenencias. Luego de las últimas elecciones, se concretó el masivo desembarco pueblense en el partido de Hermes Binner, al cual le ofrendaron tres concejalías, pero también una cruenta interna que ya había generado la fractura del bloque legislativo, con Meier por un lado, y Pieroni y Fabián Vernetti por el otro. En tanto, el viejo socialismo no recibía en unidad las acaloradas internas meieristas, pues ya padecía las suyas -menos notorias-, entre el secretario general Juan Moscoso y el secretario adjunto Guillermo Morel.
Ya desde fines del año pasado, se presumía que ni Meier, ni Pieroni, ni Morel, tendrían margen para negociar listas comunes entre ellos. No sólo por las ambiciones personales que se enrostran los propios protagonistas, sino también por las sustanciales discrepancias políticas. En este sentido, uno de los mayores fracasos del Frente Progresista local es, precisamente, que esa organización que tan exitosamente resiste la oposición peronista en el orden provincial, ni siquiera se constituyó en Venado, aun cuando arrancaba con la ventaja de contar con tres bancas en el Concejo. Y esta falencia no sólo es achacable a los socialistas, sino también a la UCR, el ARI y el PDP. Entonces, en medio de furiosas internas en todos los sectores del arco binnerista, y ante la imperdonable ausencia de una mesa coordinadora de acciones políticas, era esperable un cierre de listas con esta dispersión. Muy olvidada quedó, está a la vista, la voluntad de la mesa chica del socialismo santafesino, que sugirió hasta el cansancio la conciliación de una lista única entre todos los sectores del Frente Progresista.
No fue una, son cuatro, y pudieron ser más.

Cuando dieron las 12
Los radicales venadenses, que estaban al borde del precipicio, con riesgo incluso de quedarse sin concejalías por primera vez desde la restauración democrática de diciembre del ’83, hicieron el mejor negocio. En una primera instancia, habían pactado una inesperada sociedad electoral con Meier, que les garantizaba el número dos de la lista, pero al mismo tiempo que trascendía ese acuerdo, fallecía el ex presidente Raúl Alfonsín, desatando un masivo reconocimiento popular que retempló el orgullo boinablanca y contribuyó a descartar cualquier ensayo que no fuera liderado por uno de los suyos. Asimismo, se desmoronaban las últimas resistencias internas para que el vicepresidente Julio Cobos iniciara el triunfal regreso a la cuna partidaria que había traicionado por promesas de concertación y transversalidad. De pronto, una ola unificadora atravesaba el centenario partido de Alem. Todo se perdonaba. Y entre tanto milagro, hasta el díscolo Delfor Hernández podía binnerizarse, en lugar de dividir.
No obstante, la anhelada unidad quedó atada con alambres hasta cerca de la medianoche del lunes último, pues Delfor se había trasladado a la ciudad de Santa Fe con una lista bajo el brazo, que a último momento desistió de presentar (¿obtendrá una compensación política futura?), luego de fatigosos conciliábulos con la fracción orientada por Enrico, que ya había definido una propuesta -encabezada por Carlos Díaz Vélez y José María Angelini- en acuerdo con el PDP y la mayoría de las vertientes radicales. Así pues, con el postrero gesto de Hernández, sobre el filo de la medianoche se construyó el consenso, y un fortalecido radicalismo disputará las primarias del Frente Progresista ante un socialismo debilitado por su fragmentación. Con el pecho henchido, los radicales se disponen a recuperar, paso a paso, el rol de principal partido de oposición del gobierno municipal justicialista, que años atrás perdieron a manos del meierismo. Paradójicamente, mientras la UCR se unifica al calor de la partida de Alfonsín y el regreso de Cobos, en el partido de la rosa, la armonía de otros tiempos huele a calas.

Interna que promete
Mientras Roberto Meier y Guillermo Morel se habían adelantado a lanzar sus propias listas, el sector socialista liderado por Oscar Pieroni, Fabián Vernetti y la mandamás partidaria Roxana Bellatti, agotó los esfuerzos para moderar la recargada oferta electoral, pero fracasó en el intento de incorporarse a la lista de Díaz Vélez, precipitando fuertes críticas contra la UCR y Meier. Así pues, el Tío, que ya era castigado por sus excesivas complacencias con el gobierno de Freyre, también sufre embestidas por supuestos pactos con los radicales.
Por su parte, Morel, junto con Elisabeth Seret (ARI), no entraron en ninguna negociación contrarreloj, y pronto arrancarán con un discurso que tiene en la mira a Meier y Pieroni. Entre otros ejes, renunciarán públicamente a cualquier reelección y se comprometerán a diseñar equipos de trabajo vinculados a las distintas comisiones legislativas, a través de la contratación de asesores para optimizar la función, cuestionando a los ediles que actúan “por intuición” y se embolsan las dietas, o bien las destinan a la ayuda social.
En tanto, el precandidato de la UCR-PDP, Carlos Díaz Vélez, ya augura un mano a mano con Meier, tal vez fogoneando sutilmente una polarización para absorber adhesiones pieronistas y morelistas que repudian al meierismo. “Es posible que muchos nos usen a nosotros, que somos una opción ganadora, para tumbarlo al Tío”, barruntan en el comité de calle 9 de Julio. Por el contrario, los adversarios internos de Meier confían en un batacazo e insinúan que si contribuyen a la derrota del Tío, no será desviando caudal propio a la UCR, sino captando la mayor cantidad de votantes socialistas.
Más allá de las especulaciones, Meier -aunque a priori es el principal elector del PS- enfrentará una interna riesgosa, porque tiene que ganarle a un radicalismo unido, sin los votos de Pieroni y de Morel (ni los de Moscoso). Si lo consigue, no hay dudas de que será el precandidato a intendente que competiría en 2011 con Lisandro Enrico (salvo que acuerden la Intendencia para uno y la senaduría por General López para otro). También Meier se ganaría el derecho a controlar el aparato partidario, hoy en manos pieronistas. Pero si fracasa en el intento, aun cuando se clasifique segundo en la lista general y luego sea re-reelecto concejal, estará obligado a revisar su actitud indiferente hacia el resto del socialismo. En este sentido, en el Operativo Reconciliación podría ayudarle la incorporación de Manuel Herbas -el número dos en la lista-, un habilidoso estratega -hasta ahora de bajo perfil- que conserva muy buenas relaciones con la militancia pieronista.
De todos modos, con estos antecedentes, es posible que, en las antípodas de la pacífica disputa de 2007 entre Meier y Enrico, un clima beligerante se apodere de la próxima campaña -sobre todo entre los grupos socialistas-, que podría poner en riesgo la concordia del Frente Progresista para enfrentar al peronismo en las elecciones generales. En efecto, de poco serviría que los líderes de las cuatro listas ocupen espacios en el quinteto titular de postulantes binneristas que se presentará en septiembre, si las relaciones entre ellos se deterioran aún más en la antesala de las primarias. Ese mismo resquebrajamiento también podría atentar contra la constitución de la estructura del binnerismo local, una movida indispensable para el objetivo político mediato -en dos años- de desalojar a José Freyre del Sillón de Aufranc. Nada menos.

(Publicado el viernes 10 de abril de 2009 en diario El Informe)

1 comentario:

Charlie Boyle dijo...

Juan, el problema que veo es encerrarnos en Meier y Enrico para el 2011, si yo no recuerdo mal en el 2007, no le fue nada bien, de hecho Freyre está sentado en el sillón de Aufranc porque ellos no fueron opción.
Lo peor que nos podría pasar a los que creemos y militamos la propuesta de Hermes Binner es no tener OTRA opción para el 2011 y tener que inventar una o caer en los conocidos de siempre, Meier por su cuarte vez y Enrico por su segunda luego de estar ausente 4 años de Venado Tuerto.
La idea es que del Frente Progresista emerjan dirigentes nuevos, capaces de enfrentar a Peronismo, no desde la repetición tozuda, ni desde una identidad partidaria a la que lo único que le queda es el sello. De hecho desde que Enrico preside esa otrora benemérita institución no ha hecho más que perder posiciones políticas, republicanas y de representación en el Concejo. Para el radicalismo venadense de Enrico es más importante la candidatura del elegido por cuatro años intendente de Firmat y ahora precandidato a Diputado Nacional, que construir un espacio propio que sea opción de gobierno para el 2011. No será que a los firmatenses les conviene que Venado tenga dirigentes que rompen la unidad del Frente Progresista, para que de Venado Tuerto no salga esa opción superadora del statu quo.
Sin embargo desde el Escpacio Sí, creemos que hay una oportunidad para las intenciones de Binner de reformar el estado, crear el Nodo Venado Tuerto, cambiar la constitución, para la participación popular, el presupuesto participativo y creemos que hay vida después de Meier y Enrico. Es más, hay Frente Progresista y binnerismo para rato si superamos los meieres y los enricos, unos por mezquinos y personalistas, el otro por “mocoso maleducado y desagradecido”, como lo llamó un encumbrado dirigente del PDP.
Bueno Juan, gracias por permitirme expresar esto que siento yo y muchos venadenses, después de todo mas del 52% de los venadenses votamos por Binner y lo hicimos nuestro gobernador, lamentablemente ese porcentaje no logró trasladarse al ámbito local, por algo será. Recordemos la experiencia de la gente del campo votando a Cristina y a los tres meses de haberlo hecho tenerse que arrepentir. Sabés cual es el único antídoto para eso, y los camperos lo aprendieron con sangre, la participación ciudadana. Por eso para que el pueblo no se equivoque cuando vote tiene que saber de que se trata, y para saber se tiene que meter aunque no le guste, y así tal vez para el 2011 podremos tener una opción más amplia.
Un abrazo