Nunca en los últimos cinco años el scottismo había estado tan cerca de perder la presidencia del Concejo, y lo paradójico es que podría resignarla en manos de un edil de Pueblo, la misma agrupación que desde diciembre de 2001, a partir de la asunción de Roberto Meier, le aseguró año tras año el control del poder legislativo de la ciudad.
Precisamente la llegada del Tío Meier había interrumpido el dominio radical, dando lugar a una nueva era, con sucesivas presidencias de los oficialistas Jorge Lagna, primero, y Miguel Pedrola, después. Sin embargo, como los tiempos políticos cambian, en su última reunión plenaria sabatina, los pueblenses establecieron que esta vez presentarán antes sus pares a Claudio Natali, próximo a iniciar su último año de mandato, como postulante a presidente del Concejo, preservando a Oscar Pieroni para la coordinación de los equipos técnicos de la campaña Meier Intendente.
Con un mandamás como Roberto Scott, tan poco afecto a la construcción de consensos, como a respetar las atribuciones fiscalizadoras de los ediles, los meieristas comprendieron -por fin-que con un presidente oficialista la actividad parlamentaria no se beneficia en nada; en cambio, con un presidente opositor, además de dejar expuesto el retroceso oficialista, podrían fortalecer al Concejo, tanto en la tarea de las comisiones como en su relación con las entidades intermedias.
Con tantos concejales como el scottismo -tres-, los pueblenses cuentan con mejores posibilidades de articular alianzas con el resto de los opositores, tanto con los radicales -sus socios en la versión local del Frente Progresista-, como con la lucifuercista Patricia Romero.
Entre todos ellos, Lisandro Enrico sería el más decidido a brindar su respaldo a Natali, pero en el marco de un acuerdo político de larga duración. Ya en las negociaciones con Pueblo de finales de 2005, el actual presidente de la UCR había propiciado una presidencia alternativa (un año cada partido), y ahora podría insistir con la misma propuesta. Además, Enrico reclamaría que, tanto en las presidencias pueblenses como en las radicales, las principales definiciones políticas del cargo se adopten en forma conciliada, sin más actuaciones personales que las obligatorias de presidir las sesiones y representar ante la sociedad al cuerpo parlamentario.
Si Enrico cierra con Pueblo, Hernández no tendría demasiado margen de maniobra para ensayar un esquema alternativo, menos aún si se confirma la inclinación del líder del peronismo disidente, Jorge Viano, de colaborar con la eyección de Pedrola del sillón mayor del Concejo, aun cuando esa operación pueda favorecer a Meier, casi tan enfrentado políticamente con él como el otro Roberto, con domicilio político constituido desde hace casi 11 años en San Martín y Marconi.
Recién llegado de la bruma londinense, donde participó de un congreso internacional sobre sida, el actual presidente Miguel Pedrola se topará con un clima político enrarecido en la interna de su sector, donde hasta el enigmático Gustavo Giner habría manifestado sus intenciones de presidir el Concejo, salvo que la oposición hilvane los acuerdos necesarios para obtener la mayoría. En estas circunstancias, ni siquiera habría que descartar la designación de un presidente opositor por consenso. En una actitud pragmática, sabiendo que el candidato de la oposición -Natali o quien sea- cuenta con seis votos, no tendría sentido exponerse a una derrota que afectaría aún más al scottismo gobernante.
Todavía sin fecha establecida para la sesión especial de renovación de autoridades, los ediles consultados estimaron que podría llevarse a cabo el lunes 11 de diciembre. No obstante, la que hoy comienza podría ser una semana clave para la definición de la estratégica presidencia del Concejo venadense.
(Publicado el lunes 27 de noviembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)
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