La veda más larga de la que se tenga memoria en democracia

El Poder Ejecutivo santafesino y los legisladores conciliaron el jueves último, a través de la Ley Nº 12982, una insólita decisión. No lo fue tanto la postergación -hasta el 2 de agosto- de las elecciones primarias que debían realizarse el domingo último, pues así lo requería el sentido común, en momentos en que se avecinaba en la provincia el cierre preventivo de numerosas actividades para evitar las aglomeraciones y reducir los riesgos de contagio de la gripe A. Más aún cuando la máxima referente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señalaba que la Argentina había incurrido en el peor cóctel: un virus en plena circulación y una elección nacional. También se rumoreó que una de las razones de la salida de Graciela Ocaña del Ministerio de Salud de la Nación, fue el rechazo presidencial a la postergación de los comicios, según aquella habría sugerido.
El aspecto discutible de la resolución provincial consistió en clausurar definitivamente la actividad proselitista, a partir de ese mismo jueves 2, de modo tal que los santafesinos desembocaremos en las internas abiertas, obligatorias y simultáneas, luego de 31 días de veda, en lugar de las 48 horas que se acostumbra. Es cierto que hubiera sido una irracionalidad continuar la campaña hasta las ocho de la mañana del viernes 31 de julio, pero también lo es que la misma no se reanude, aunque más no sea en la última semana, a los efectos de movilizar a una ciudadanía que, gripe A mediante, ya perdió el escaso interés que le había despertado la pugna entre los precandidatos a concejal, en ese entonces eclipsada por las apabullantes campañas de las legislativas del 28 de junio; no solo las santafesinas, sino también las capitalinas y bonaerenses, que se infiltraron por la fuerza en nuestra provincia, hasta el punto tal que un confundido elector venadense preguntó… por las boletas de Francisco De Narváez.
No era razonable la prolongación de la campaña un mes más, porque una Argentina en emergencia sanitaria no hubiera admitido invertir tiempo, dinero y atención en una competencia electoral, sobre todo cuando la improvisación ante el virus se demostró con un Gobierno nacional -tan confundido como el que quería votar a De Narváez- que intentó unificar las acciones un mes después de la aparición del primer caso en el país. En esa misma línea, también se revela una búsqueda de ecuanimidad, dado que los grupos políticos más poderosos podrían haber seguido invirtiendo dinero en la campaña, hasta barrer a sus adversarios más débiles, cuyos recursos se agotarían irremediablemente entre la medianoche del jueves 2 y la mañana del viernes 3.
Sin embargo, cabe preguntarse, como aún hoy lo hacen varios precandidatos, a quién beneficia y a quién perjudica el arribo a esta elección luego de transitar la veda proselitista más larga de la que se tenga memoria. Tanto la teoría como la práctica política, determinan que, en estos casos, sacan ventaja las listas representativas del oficialismo de turno, pues desde el manejo de los aparatos municipales o comunales, es posible continuar en campaña permanente, prometiendo y asistiendo a ciertas franjas de la población en nombre de los postulantes del intendente o presidente comunal, aunque se interrumpa toda clase de publicidad en los medios. En este sentido, no es casualidad que el PJ, que controla la mayoría de las municipalidades y comunas santafesinas, haya forzado en la Legislatura esta interminable veda de 31 días. No obstante, también es cierto que el efecto Reutemann -que podría haber aprovechado el peronismo santafesino el domingo pasado- no tendrá la misma influencia dentro de unas cuantas semanas.
Mientras tanto, el resto de los precandidatos deberá limitarse a una militancia boca a boca, o apelar a reuniones discretas entre grupos reducidos de vecinos, por el miedo a infringir la veda y a sufrir los efectos del nuevo virus. Incluso, algunas actividades habían quedado inconclusas, como el clásico reparto de los votos casa por casa, que esta vez se acumularon en el cierre de la campaña, pues todos los grupos esperaron hasta la última semana, es decir, una vez superadas las legislativas del 28 de junio, para evitar inducir a confusiones entre las boletas nacionales y locales.
Las encuestas divulgadas a mediados de la semana pasada ya perfilaban internas infartantes en la ciudad, con precandidatos en crecimiento vertiginoso y otros en caída libre; también había postulantes que se conservaban con los mismos porcentajes que en las primeras mediciones. En tanto, los referentes de las listas que descubrían augurios favorables en esos sondeos, lamentaban la -para ellos- inoportuna postergación. Es que, por lo inédito del escenario, nadie puede estimar con certeza el comportamiento de los electores, tantas semanas después. Nadie podría asegurar que aquellas tendencias se cristalicen o momifiquen, luego de un mes de dedicación a otros temas, con el consiguiente perjuicio para los aspirantes menos instalados en el conocimiento de la población.
El oficialismo venadense no apeló, en principio, a las mejores armas, pues colocó sus últimos afiches entre las noches de jueves y viernes, cuando la veda ya se había iniciado; luego, si sus postulantes aún no lo hicieron, deberían extender sus licencias hasta el lunes 3 de agosto. Germán Mastri, Liliana Rostom y Raúl Debonis, todos ellos secretarios municipales, gozaban de licencia hasta el lunes último, y hoy podrían argüir, como está vedado el proselitismo, que tienen derecho a reintegrarse a sus funciones públicas. Sin embargo, tendrían que evitarlo, para no agigantar la sospecha generalizada de que el oficialismo favorece a sus candidatos ligándolos subrepticiamente con las tareas municipales cotidianas. Si estos ardides son influyentes en una elección convencional, más daño aún podrían ocasionar en el marco de un comicio anormal como el que se avecina, con precandidatos que acudirán a la votación después de un mes sin entablar contacto alguno con el electorado.
Se aguarda una acordada del Tribunal Electoral de Santa Fe para que el 2 de agosto se puedan utilizar los votos impresos para la elección que no fue -la del 5 de julio-, pero también cabe esperar que aflore el sentido común de los miembros de dicho tribunal, o de los legisladores provinciales, para subsanar el desliz de la veda récord -tal vez consecuencia de una decisión a las apuradas- y la campaña se reinicie el lunes 27, a los efectos de refrescar las propuestas de los postulantes y movilizar otra vez a la ciudadanía.

(Publicado el miércoles 8 de julio de 2009 en diario El Informe)

3 comentarios:

Manuel dijo...

Juan:
Como bien mencionás, la veda la propició el justicialismo, y me parece razonable.
Los beneficiados son los candidatos que figuran en el inconciente popular por su trabajo y accionar.
La última semana circuló una encuesta tendenciosa que hablaba de paridades en las dos internas más importantes.
Descreo de esos datos, pero si así fueran, es evidente que el vuelco que vaticina se dió, se debe a los temerarios gastos de publicidad que los "alcanzadores" hubieron de invertir.
Creo que eso la gente lo ve, y valora la coherencia y morigeración del gasto en tiempos de crisis.
Finalmente, entiendo que puede realizarse un acuerdo de las fuerzas locales, si no prospera lo provincial (vamos autonomía todavía!!!), en el cual se pauten claramente las formas de llegar al electorado la última semana.
Sin bastardeces.
Como siempre, te leo y me deleito.
Un abrazo

Manuel

Charlie Boyle dijo...

Juan Actualizá las encuestas

Manuel dijo...

Ja ja!!! Si, Juan, actualizá las encuestas!!! Pordió! Que frío que hace!!!