Nada de bendiciones


Señor Juan Franco:

He leído, no puedo decir que con deleite, su hondo “Análisis”, publicado en El Informe, de fecha viernes 1° de diciembre de 2006, titulado “Obeid y Bielsa presionan a Scott para que sea candidato ‘a algo’”. Vamos a comenzar por la generosa y desinteresada (además de objetiva) caracterización que usted hace de mí: “el zigzagueante Rafael Bielsa”. No creo que usted desprecie a la Constitución Provincial, y por lo tanto -como en nada la agravia mi candidatura- no voy a pensar que el adjetivo se está refiriendo a alguna lesión a aquélla. “Zigzaguear” es una onomatopeya que deriva de “zigzag”, esto es, una línea quebrada formada por segmentos lineales que van alternativamente en un sentido y en otro. Como yo modifiqué mi decisión de competir por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por la de hacerlo por la Gobernación de Sante Fe, sólo pasé de un rumbo de dirección a otro. Para “zigzaguear” me habría hecho falta reiterar esa conducta (“alternativamente en un sentido y en otro”), razón por la cual el adjetivo está mal empleado, cosa que es tan censurable a un periodista como la indecencia respecto de la cosa pública a un político. Dicho esto quiero recordarle que acaso el primer hombre público que defendió la presentación de la senadora Cristina Fernández en la arena bonaerense fui yo, y no me limité al aspecto jurídico de la cuestión. Ni ella ni yo dejamos nuestros lugares de nacimiento por voluntad, sino obligados. Nuestras vidas hubieran sido muy diferentes de no haberse desatado sobre la Argentina el Golpe de Estado de ‘76/’83. No estoy arrepintiéndome de las elecciones que hice en cada momento de mi vida, sino diciéndole que ni la senadora ni yo nos fuimos a vivir la bohemia a la “rive gauche” de París, sino una al exilio interior y el otro al exterior (Tarragona, España). Luego, en mi caso, jamás dejé de estar en la provincia. Tengo en Rosario a toda mi familia. Veo a mis padres y hermanos, y mis hijos a sus primas y primo, cada vez que podemos. Finalmente, muchos hombres mucho más ilustres que yo vinieron del extranjero a gobernar argentinos o comprovincianos: Sarmiento, Roque Sáenz Peña, Marcelo Torcuato de Alvear, Juan Perón, Las Heras, Carlos Tejedor. Luego, me parece que se aventura usted demasiado al decir que Jorge Obeid me ha “bendecido”. O se trata de una referencia curialesca que se me escapa por no conocer cuál es su formación académica, o se trata de un error. Ojalá fuese cierto; lo que lo es sin dudas es que durante toda mi vida mi modo de hacer política fue primero construir y luego esperar “bendiciones”, en la convicción de que si no se construye, no alcanza con el más beato de los frailes, y si se construye bien, no hace falta recurrir a la religión, que está para fines más altos: alcanza con el sentido común y alguna encuesta confiable. No sólo se aventura usted, sino que falta a la verdad cuando afirma que Obeid “oxigena” a Scott a cambio de que el respetado intendente “cierre” conmigo. Si así fuera, no sólo estaría denunciando usted una extorsión, lo que debería ser tomado desde ahora por un fiscal dado que se trata de un delito de acción pública, sino además revelando un absoluto desconocimiento de quienes son Obeid, Scott y Bielsa. Obeid, desde ya, no es un extorsionador; no consigo imaginarme a Scott sobre sus rodillas, gimiendo y moqueando como un angelito a la espera de “oxígeno” para la obra pública; y yo no he visitado en mi vida un juzgado para prestar una indagatoria como para -de viejo- ceder ante estos berenjenales. Lea, estudie, hable con los protagonistas, señor Franco: comprender es más difícil que faltar al respeto, pero más útil para los lectores. Es posible, más, es seguro que yo necesite captar votos en el sur-sur santafesino, pero la metodología que usted me atribuye no es la que empleo: prefiero establecer alianzas conversando como hombres de bien con actores de la política, que como si fuera un ranquel desenfrenado tomar a Scott de rehén para lograr un matrimonio a la fuerza. Tomo nota de que el senador de General López está enfrentado abiertamente con “el eje Obeid-Bielsa”: cada vez que hablé con el brillante legislador, se trató de un diálogo sosegado, respetuoso, enriquecedor -al menos para mí-. No sé si la connotación evidentemente bélica que tiene la expresión “el eje” habrá exasperado a Spinozzi, pero no veo en ese joven perspicaz los rasgos histéricos de quien por pertenecer a las “huestes del reutemismo sin Reutemann” piensan automáticamente que el resto del mundo es enemigo íntimo. Finalmente, retorna su pasión bíblica, señor Franco, cuando atribuye a Scott la esperanza de que Kirchner y Reutemann eviten las primarias y “me bendigan a dúo”, como una especie de Pimpinela o de Gardel y Razzano electorales. La esperanza es lo último que se pierde y muchas veces lo que jamás se confiesa; de hecho, a mí Scott no me ha confiado que la tenga, y yo, por mi parte, creo que la política es más compleja que caminos tan lineales como el que usted describe, un arte de imprevistos, y un terreno donde para escribir útilmente, hay que tener muy buena información y no tratar de imitar a Alexandre Dumas. Quien quiera aventuras, tiene “Los tres mosqueteros”. Se me ocurre que El Informe es uno de los mejores recursos que tienen a mano los venadenses para saber qué pasa, no qué podría pasar si Obeid fuera, por ejemplo, D’Artagnan, Scott fuese Athos, y Bielsa fuese Porthos o Aramis.

Rafael Bielsa
DNI 10.986.005

(Este "derecho a réplica" del ex canciller, actual diputado nacional y precandidato a gobernador por el PJ, fue publicado el lunes 4 de diciembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)

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