El candidato a gobernador del Frente Progresista, Cívico y Social, Hermes Binner, presidirá hoy una cena de despedida de año en el predio de la Sociedad Rural de nuestra ciudad, organizada por las seis fuerzas políticas que integrarán la versión local de la coalición: Partido Socialista, Unión Cívica Radical, Pueblo, ARI, PDP y Mate.
De esta manera, el ex intendente de Rosario empieza a cerrar el 2006 liderando cómodamente las encuestas, fortalecido por el paso al costado de Carlos Reutemann y beneficiado con las vacilaciones de un justicialismo que duda entre formalizar las internas, como pretende Agustín Rossi, o forzar un consenso, como prefieren el gobernador Jorge Obeid y Rafael Bielsa. Ni siquiera los conflictos con la UCR opacan la figura de Binner, el más reutemista de los socialistas, que con su estilo parco, demostró firmeza de carácter para limitar las ambiciones de sus socios en el armado del frente.
En la órbita venadense, los trabajosos acuerdos que empiezan a madurar -por ejemplo, con el acto de esta noche-, auguran una vigorosa polarización de las elecciones municipales del próximo septiembre entre el oficialismo peronista y la concertación opositora. “Las seis fuerzas venimos de sacar 21 mil votos en las legislativas del año pasado”, simplificó, optimista, uno de los organizadores de la cena binnerista. Esa foto conjunta del miércoles último en el diario, con la presencia sonriente de los cinco referentes frentistas (sólo faltaba el matista Martín González), no cayó nada bien entre los scottistas ilusionados con enfrentar un arco opositor disperso. Esa inquietud oficialista la confesó el presidente del Concejo, Miguel Pedrola -con mandato prorrogado hasta fin de febrero-, saliendo al cruce con una chicana previsible: “Eso es una bolsa de gatos”. Apelando al refranero popular, un militante radical replicó: “El muerto se asusta del degollado”, aun cuando, responsable, admitió en voz alta algunas prioridades políticas para el primer bimestre de 2007: consolidar una mesa de conducción del frente, establecer un programa de coincidencias básicas y conciliar -entre la UCR y Pueblo- el nuevo presidente del Concejo.
Como, a estas alturas, la posibilidad de pergeñar una lista de consenso está casi desechada, las fuerzas opositoras deberán apelar a la racionalidad política para acotar la intensidad del debate en las primarias. “Hay que ponerse de acuerdo para no hacerle el juego al PJ”, consignó una fuente pueblense entre los brindis anticipados de fin de año, conciente de que una interna sangrienta sólo beneficiaría a los intereses continuistas del oficialismo. “Las primarias definirán el candidato a intendente de la coalición, y escalonarán la lista de concejales, pero también establecerán cuáles son las fuerzas que merecen más espacios en el gobierno”, añadió, abriendo el juego a todos los sectores.
Mientras el socialista Juan Moscoso gana terreno para competir en la interna por la candidatura a senador provincial (nada menos que en la sábana de Binner) con el jefe comunal isabelense Juan Enrique Lombardi, hoy el más afligido de los boinablanca de Venado es el presidente del partido, Lisandro Enrico. En medio de una cruenta interna, el Pibe, que ya lanzó su precandidatura a jefe del Departamento Ejecutivo para medirse en julio con el pueblense Roberto Meier, sufre fuertes presiones, pues el dematiísmo, que conservará la banca de Delfor Hernández por dos años más, pretende imponer el primer precandidato a concejal de la UCR en las primarias, bajo el alegato de equilibrar la postulación de Enrico a la Intendencia. Si así fuera, aun perdiendo la interna, ese hombre podría erigirse en el segundo candidato de la coalición en las elecciones generales, con grandes chances de resultar electo concejal. Para salirse con la suya, los estrategas dematiístas amenazaron con presentar un precandidato paralelo al Sillón de Aufranc, que, dividiendo los votos radicales, desinflaría a Enrico en las primarias. En esta guerra fría hasta se deslizó la hipótesis de un regreso de Ernesto De Mattía como candidato, aunque el ex intendente -y él lo sabe- solo podría disponer de una nueva oportunidad después del retiro de Scott. Nunca antes del eclipse. En el denuesto sistemático del adversario que practica con tanta eficiencia, el actual intendente supo vulnerar a su antecesor. Por eso, un retorno anticipado de De Mattía, sólo beneficiaría a Scott.
Aunque tendría espacios en una administración provincial binnerista (siempre hay un área de Municipios y Comunas para retribuir a un venadense), Enrico reclama que el primer candidato a concejal debe corresponder a su sector. “Es la banca que él abandona después de ocho años, y además, no aceptaría de ninguna manera que el dematiísmo hegemonice la representación legislativa del partido”, bramó un allegado de Lisandro.
A pesar de que el de Roberto Scott no es un gobierno en retirada ni mucho menos, el Frente Progresista tendrá el año que viene una ocasión inmejorable para acceder al gobierno municipal. Una de las claves será la cintura política de los referentes para tejer alianzas. En este sentido, mientras el scottismo no muestra todavía ni un mínimo gesto hacia otros sectores del peronismo, los opositores, al menos, consiguieron sentarse a la misma mesa y unificar algunas líneas de acción para los próximos meses.
(Publicado el viernes 22 de diciembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)
De esta manera, el ex intendente de Rosario empieza a cerrar el 2006 liderando cómodamente las encuestas, fortalecido por el paso al costado de Carlos Reutemann y beneficiado con las vacilaciones de un justicialismo que duda entre formalizar las internas, como pretende Agustín Rossi, o forzar un consenso, como prefieren el gobernador Jorge Obeid y Rafael Bielsa. Ni siquiera los conflictos con la UCR opacan la figura de Binner, el más reutemista de los socialistas, que con su estilo parco, demostró firmeza de carácter para limitar las ambiciones de sus socios en el armado del frente.
En la órbita venadense, los trabajosos acuerdos que empiezan a madurar -por ejemplo, con el acto de esta noche-, auguran una vigorosa polarización de las elecciones municipales del próximo septiembre entre el oficialismo peronista y la concertación opositora. “Las seis fuerzas venimos de sacar 21 mil votos en las legislativas del año pasado”, simplificó, optimista, uno de los organizadores de la cena binnerista. Esa foto conjunta del miércoles último en el diario, con la presencia sonriente de los cinco referentes frentistas (sólo faltaba el matista Martín González), no cayó nada bien entre los scottistas ilusionados con enfrentar un arco opositor disperso. Esa inquietud oficialista la confesó el presidente del Concejo, Miguel Pedrola -con mandato prorrogado hasta fin de febrero-, saliendo al cruce con una chicana previsible: “Eso es una bolsa de gatos”. Apelando al refranero popular, un militante radical replicó: “El muerto se asusta del degollado”, aun cuando, responsable, admitió en voz alta algunas prioridades políticas para el primer bimestre de 2007: consolidar una mesa de conducción del frente, establecer un programa de coincidencias básicas y conciliar -entre la UCR y Pueblo- el nuevo presidente del Concejo.
Como, a estas alturas, la posibilidad de pergeñar una lista de consenso está casi desechada, las fuerzas opositoras deberán apelar a la racionalidad política para acotar la intensidad del debate en las primarias. “Hay que ponerse de acuerdo para no hacerle el juego al PJ”, consignó una fuente pueblense entre los brindis anticipados de fin de año, conciente de que una interna sangrienta sólo beneficiaría a los intereses continuistas del oficialismo. “Las primarias definirán el candidato a intendente de la coalición, y escalonarán la lista de concejales, pero también establecerán cuáles son las fuerzas que merecen más espacios en el gobierno”, añadió, abriendo el juego a todos los sectores.
Mientras el socialista Juan Moscoso gana terreno para competir en la interna por la candidatura a senador provincial (nada menos que en la sábana de Binner) con el jefe comunal isabelense Juan Enrique Lombardi, hoy el más afligido de los boinablanca de Venado es el presidente del partido, Lisandro Enrico. En medio de una cruenta interna, el Pibe, que ya lanzó su precandidatura a jefe del Departamento Ejecutivo para medirse en julio con el pueblense Roberto Meier, sufre fuertes presiones, pues el dematiísmo, que conservará la banca de Delfor Hernández por dos años más, pretende imponer el primer precandidato a concejal de la UCR en las primarias, bajo el alegato de equilibrar la postulación de Enrico a la Intendencia. Si así fuera, aun perdiendo la interna, ese hombre podría erigirse en el segundo candidato de la coalición en las elecciones generales, con grandes chances de resultar electo concejal. Para salirse con la suya, los estrategas dematiístas amenazaron con presentar un precandidato paralelo al Sillón de Aufranc, que, dividiendo los votos radicales, desinflaría a Enrico en las primarias. En esta guerra fría hasta se deslizó la hipótesis de un regreso de Ernesto De Mattía como candidato, aunque el ex intendente -y él lo sabe- solo podría disponer de una nueva oportunidad después del retiro de Scott. Nunca antes del eclipse. En el denuesto sistemático del adversario que practica con tanta eficiencia, el actual intendente supo vulnerar a su antecesor. Por eso, un retorno anticipado de De Mattía, sólo beneficiaría a Scott.
Aunque tendría espacios en una administración provincial binnerista (siempre hay un área de Municipios y Comunas para retribuir a un venadense), Enrico reclama que el primer candidato a concejal debe corresponder a su sector. “Es la banca que él abandona después de ocho años, y además, no aceptaría de ninguna manera que el dematiísmo hegemonice la representación legislativa del partido”, bramó un allegado de Lisandro.
A pesar de que el de Roberto Scott no es un gobierno en retirada ni mucho menos, el Frente Progresista tendrá el año que viene una ocasión inmejorable para acceder al gobierno municipal. Una de las claves será la cintura política de los referentes para tejer alianzas. En este sentido, mientras el scottismo no muestra todavía ni un mínimo gesto hacia otros sectores del peronismo, los opositores, al menos, consiguieron sentarse a la misma mesa y unificar algunas líneas de acción para los próximos meses.
(Publicado el viernes 22 de diciembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario