Nunca en los últimos cinco años el scottismo había estado tan cerca de perder la presidencia del Concejo, y lo paradójico es que podría resignarla en manos de un edil de Pueblo, la misma agrupación que desde diciembre de 2001, a partir de la asunción de Roberto Meier, le aseguró año tras año el control del poder legislativo de la ciudad.
Precisamente la llegada del Tío Meier había interrumpido el dominio radical, dando lugar a una nueva era, con sucesivas presidencias de los oficialistas Jorge Lagna, primero, y Miguel Pedrola, después. Sin embargo, como los tiempos políticos cambian, en su última reunión plenaria sabatina, los pueblenses establecieron que esta vez presentarán antes sus pares a Claudio Natali, próximo a iniciar su último año de mandato, como postulante a presidente del Concejo, preservando a Oscar Pieroni para la coordinación de los equipos técnicos de la campaña Meier Intendente.
Con un mandamás como Roberto Scott, tan poco afecto a la construcción de consensos, como a respetar las atribuciones fiscalizadoras de los ediles, los meieristas comprendieron -por fin-que con un presidente oficialista la actividad parlamentaria no se beneficia en nada; en cambio, con un presidente opositor, además de dejar expuesto el retroceso oficialista, podrían fortalecer al Concejo, tanto en la tarea de las comisiones como en su relación con las entidades intermedias.
Con tantos concejales como el scottismo -tres-, los pueblenses cuentan con mejores posibilidades de articular alianzas con el resto de los opositores, tanto con los radicales -sus socios en la versión local del Frente Progresista-, como con la lucifuercista Patricia Romero.
Entre todos ellos, Lisandro Enrico sería el más decidido a brindar su respaldo a Natali, pero en el marco de un acuerdo político de larga duración. Ya en las negociaciones con Pueblo de finales de 2005, el actual presidente de la UCR había propiciado una presidencia alternativa (un año cada partido), y ahora podría insistir con la misma propuesta. Además, Enrico reclamaría que, tanto en las presidencias pueblenses como en las radicales, las principales definiciones políticas del cargo se adopten en forma conciliada, sin más actuaciones personales que las obligatorias de presidir las sesiones y representar ante la sociedad al cuerpo parlamentario.
Si Enrico cierra con Pueblo, Hernández no tendría demasiado margen de maniobra para ensayar un esquema alternativo, menos aún si se confirma la inclinación del líder del peronismo disidente, Jorge Viano, de colaborar con la eyección de Pedrola del sillón mayor del Concejo, aun cuando esa operación pueda favorecer a Meier, casi tan enfrentado políticamente con él como el otro Roberto, con domicilio político constituido desde hace casi 11 años en San Martín y Marconi.
Recién llegado de la bruma londinense, donde participó de un congreso internacional sobre sida, el actual presidente Miguel Pedrola se topará con un clima político enrarecido en la interna de su sector, donde hasta el enigmático Gustavo Giner habría manifestado sus intenciones de presidir el Concejo, salvo que la oposición hilvane los acuerdos necesarios para obtener la mayoría. En estas circunstancias, ni siquiera habría que descartar la designación de un presidente opositor por consenso. En una actitud pragmática, sabiendo que el candidato de la oposición -Natali o quien sea- cuenta con seis votos, no tendría sentido exponerse a una derrota que afectaría aún más al scottismo gobernante.
Todavía sin fecha establecida para la sesión especial de renovación de autoridades, los ediles consultados estimaron que podría llevarse a cabo el lunes 11 de diciembre. No obstante, la que hoy comienza podría ser una semana clave para la definición de la estratégica presidencia del Concejo venadense.
(Publicado el lunes 27 de noviembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)
El análisis político de la semana. Encuestas. Reflexiones. Chismes. Notas de archivo. Un espacio para pensar.
Giner y Enrico prefieren a Freyre; Spinozzi prepara el desembarco
Si la interna del opositor Frente Progresista venadense desborda de complicaciones, ni qué hablar de las turbulencias intestinas del scottismo. Desde que el fundador Roberto Scott y el supersecretario José Freyre se consagraron como los únicos posibles precandidatos del sector para competir en las primarias justicialistas, comenzaron a tejerse infinitas especulaciones en San Martín y Marconi. Aunque nunca antes se había sentido tan cerca de resignar ese poder que tanto lo subyuga -aunque sea a manos de su propio yerno-, Scott, que aún tiene casi 13 meses de gobierno por delante, intentará aferrarse al timón el mayor lapso posible para no debilitarse ante un vacío de poder. “Si por él fuera, mantendría el misterio hasta marzo”, enfatizó uno de sus escoltas, en referencia al último plazo para la presentación de candidaturas. Sin embargo, esta razonable necesidad de Scott conspira contra los intereses de Freyre, quien permanece relegado con el intendente ocupando el centro de la escena política. Pero no sólo las sugestivas demoras de Scott en bajarse del caballo producen escalofríos en la base porotista, sino también el fuerte lobby que ya lanzaron los funcionarios cuyas carreras políticas están atadas a la continuidad de Scott. “Si el Mago se retira, se acabaron las garantías. Será difícil ir a pedirle un conchabo al mismo tipo que hace tiempo que vienen limando”, advirtió el mismo allegado.
También el precandidato a gobernador del PJ que cierre con el scottismo en nuestra ciudad podría reclamarle al actual intendente un esfuerzo más con una cuarta postulación, sobre todo teniendo en cuenta la catarata de votos que, según se presume, favorecerá al socialista Hermes Binner. “Mal que le pese a Freyre, en ninguno de los 19 departamentos un candidato a gobernador resignaría el caudal de votos que asegura Scott”, razonó un veterano contador en la cena que compartieron anteanoche con el periodismo local.
Por su parte, en resonantes declaraciones de principio de semana, el edil Gustavo Giner, después de confesar sus preferencias por la candidatura de Freyre, lo desafió a presentar los hombres y mujeres que lo acompañarían en la gestión. “Ya deberíamos ir viendo quiénes van a ser esas personas”, sugirió Giner, instando al supersecretario a adoptar un ofensiva pírrica. Y el remate de la semana lo propició el radical Lisandro Enrico, considerando que “el mejor candidato scottista es José Freyre” y no el actual intendente. Si tiempo atrás el pueblense Roberto Meier había levantado una gran polvareda poniéndose a elegir entre Scott y Jorge Viano, Enrico fue más allá y ahondó en la propia interna del grupo gobernante. Con la clásica picardía boinablanca, Enrico salió a embarrarle la cancha a sus adversarios políticos, en busca de agudizar las contradicciones entre los que defienden la continuidad de Scott y los que promueven una renovación a través de la figura de Freyre. Tanto Meier como Enrico en la general, como el vianismo en las primarias, apuestan a que el candidato oficialista sea un Roberto Scott saturado de flaquezas en su larguísima administración, perjudicado además por la mala prensa de las reelecciones indefinidas después del efecto Misiones. Como señaló uno de los colaboradores del concejal boinablanca, “no es que Freyre sea un candidato temible, sino que el intendente es un adversario más conveniente para la oposición”. En el marco de esta estrategia política es que Enrico busca tocar el orgullo de Scott cuando lo califica como “cansado y desgastado”.
De todos modos, la oposición también debería mirar hacia dentro y preguntarse porqué aún no logró neutralizar la eficiencia mediática del intendente -muy superior a Freyre en ese cometido-, que con un discurso agresivo, y montado en la desinformación de la gente y ciertas complacencias periodísticas, con frecuencia consigue escamotear del debate público los asuntos más negativos de la gestión municipal.
Spinozzismo en marcha
Mientras tanto, el senador provincial Ricardo Spinozzi -más cerca de la construcción de un espacio propio en la ciudad que de su antigua pertenencia al riñón scottista- lanzó, desde el retiro de su referente provincial Carlos Reutemann, un agresivo desembarco en Venado, con la Batalla del Samco como punto de partida. Mostrando fuertes influencias en el gobierno obeidista, el Tino consiguió confirmar ayer lo que este diario anticipó en tapa el 8 de noviembre: Noemí Azcona, impedida por un juez de asumir como presidenta del Samco, fue designada directora médica en lugar de Carlos Trongé, retribuido con un cargo en la Zona VII de Salud. En tanto, apenas como figura decorativa, Ramiro Huber asumió el rol de interventor en lugar de Tomás Tibaldi, quien además de su antecedente como subsecretario de Salud santafesino, fue el candidato spinozzista en las recientes elecciones del Samco firmatense.
Además de colocar dirigentes de su extrema confianza en el Gutiérrez, Spinozzi desautorizó semanas atrás al intendente Scott, quien en reiteradas ocasiones lo había incluido en una larga lista de potenciales candidatos a intendente, junto con Freyre, Dabove y Lagna, entre otros. Dispuesto a manejar sus propios tiempos y compartir cartel sólo con quienes él desea, al tiempo que irrumpía con el espacio reutemista en la provincia, Spinozzi estableció públicamente que no será candidato a intendente venadense en 2007, deslizando sus intenciones de postularse en 2011, luego de un segundo período consecutivo como senador provincial, según confían sus íntimos.
(Publicado el viernes 24 de noviembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)
También el precandidato a gobernador del PJ que cierre con el scottismo en nuestra ciudad podría reclamarle al actual intendente un esfuerzo más con una cuarta postulación, sobre todo teniendo en cuenta la catarata de votos que, según se presume, favorecerá al socialista Hermes Binner. “Mal que le pese a Freyre, en ninguno de los 19 departamentos un candidato a gobernador resignaría el caudal de votos que asegura Scott”, razonó un veterano contador en la cena que compartieron anteanoche con el periodismo local.
Por su parte, en resonantes declaraciones de principio de semana, el edil Gustavo Giner, después de confesar sus preferencias por la candidatura de Freyre, lo desafió a presentar los hombres y mujeres que lo acompañarían en la gestión. “Ya deberíamos ir viendo quiénes van a ser esas personas”, sugirió Giner, instando al supersecretario a adoptar un ofensiva pírrica. Y el remate de la semana lo propició el radical Lisandro Enrico, considerando que “el mejor candidato scottista es José Freyre” y no el actual intendente. Si tiempo atrás el pueblense Roberto Meier había levantado una gran polvareda poniéndose a elegir entre Scott y Jorge Viano, Enrico fue más allá y ahondó en la propia interna del grupo gobernante. Con la clásica picardía boinablanca, Enrico salió a embarrarle la cancha a sus adversarios políticos, en busca de agudizar las contradicciones entre los que defienden la continuidad de Scott y los que promueven una renovación a través de la figura de Freyre. Tanto Meier como Enrico en la general, como el vianismo en las primarias, apuestan a que el candidato oficialista sea un Roberto Scott saturado de flaquezas en su larguísima administración, perjudicado además por la mala prensa de las reelecciones indefinidas después del efecto Misiones. Como señaló uno de los colaboradores del concejal boinablanca, “no es que Freyre sea un candidato temible, sino que el intendente es un adversario más conveniente para la oposición”. En el marco de esta estrategia política es que Enrico busca tocar el orgullo de Scott cuando lo califica como “cansado y desgastado”.
De todos modos, la oposición también debería mirar hacia dentro y preguntarse porqué aún no logró neutralizar la eficiencia mediática del intendente -muy superior a Freyre en ese cometido-, que con un discurso agresivo, y montado en la desinformación de la gente y ciertas complacencias periodísticas, con frecuencia consigue escamotear del debate público los asuntos más negativos de la gestión municipal.
Spinozzismo en marcha
Mientras tanto, el senador provincial Ricardo Spinozzi -más cerca de la construcción de un espacio propio en la ciudad que de su antigua pertenencia al riñón scottista- lanzó, desde el retiro de su referente provincial Carlos Reutemann, un agresivo desembarco en Venado, con la Batalla del Samco como punto de partida. Mostrando fuertes influencias en el gobierno obeidista, el Tino consiguió confirmar ayer lo que este diario anticipó en tapa el 8 de noviembre: Noemí Azcona, impedida por un juez de asumir como presidenta del Samco, fue designada directora médica en lugar de Carlos Trongé, retribuido con un cargo en la Zona VII de Salud. En tanto, apenas como figura decorativa, Ramiro Huber asumió el rol de interventor en lugar de Tomás Tibaldi, quien además de su antecedente como subsecretario de Salud santafesino, fue el candidato spinozzista en las recientes elecciones del Samco firmatense.
Además de colocar dirigentes de su extrema confianza en el Gutiérrez, Spinozzi desautorizó semanas atrás al intendente Scott, quien en reiteradas ocasiones lo había incluido en una larga lista de potenciales candidatos a intendente, junto con Freyre, Dabove y Lagna, entre otros. Dispuesto a manejar sus propios tiempos y compartir cartel sólo con quienes él desea, al tiempo que irrumpía con el espacio reutemista en la provincia, Spinozzi estableció públicamente que no será candidato a intendente venadense en 2007, deslizando sus intenciones de postularse en 2011, luego de un segundo período consecutivo como senador provincial, según confían sus íntimos.
(Publicado el viernes 24 de noviembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)
Peisino desmiente "caza de brujas" sin descartar medidas ejemplares
Ni siquiera ante la proximidad de las fiestas de fin de año, esas que vuelven a la gente más buena y tolerante, se aflojan las tensiones en la ciudad. La explosión más reciente se originó en la Cooperativa de Obras Sanitarias, con la supuesta “caza de brujas” denunciada por referentes de la alianza Unidad, impulsada, entre otros sectores, por el scottismo. La versión que se echó a rodar en la tarde del miércoles sorprendió a propios y extraños, pues uno de los compromisos de la coalición triunfadora en la asamblea general de delegados había sido precisamente el de no caer en el grotesco de las represalias políticas ni sindicales.
El delicado escenario obligó a un descargo del flamante presidente, José Luis Peisino, que con más cintura política que sus antecesores, no dilató la respuesta pública y de inmediato enmarcó el caso en la causa judicial abierta después de detectarse un faltante de materiales, herramientas y combustible en la planta de calle Matheu, durante la gestión anterior. En rigor, el aparente delito fue detectado por vecinos de dicha planta que alertaron sobre la salida de vehículos cargados sospechosamente en horario no laboral. Una posterior constatación notarial confirmó que algunos de los elementos sustraídos -caños de fundición, por ejemplo- se hallaban en un desarmadero del barrio Santa Rosa, adonde habían sido trasladados para su venta por dos personas a bordo de una camioneta de Obras Sanitarias, según consta en la declaración de un testigo.
Uno de los involucrados en este episodio habría renunciado un par de semanas atrás, y en los últimos días, en virtud de los elementos aportados a las investigaciones en curso, las sospechas habrían alcanzado también a otros dos trabajadores, uno de ellos con la jerarquía de jefe de sección. En este contexto, se comprende porqué Peisino desmintió los rumores de cesantías por razones políticas, pero dejó abierta la posibilidad de adoptar medidas drásticas contra empleados que podrían haber afectado con sus inconductas el patrimonio cooperativo.
Asfixiada por el innecesario embargo de 800 mil pesos que promovió el Departamento Ejecutivo -con la oposición legislativa-, el Consejo de Administración sería visitado la semana entrante por autoridades del Sindicato de Obras Sanitarias de Rosario, con un doble propósito: requerirle precisiones sobre la situación de los empleados sospechados y reanudar el diálogo por la sindicalización del personal que antes estaba afiliado a los gremios del Comercio y la Construcción y carece aún de cobertura.
En todas estas últimas definiciones habría recobrado protagonismo el gerente general José Antonio Rodríguez, cuya figura se había desvanecido en los últimos tiempos de la gestión liderada por Cristina Aisemberg y Alejandro Zapata. Esta resurrección de Rodríguez, como así también la orden estricta a los consejeros de no impartir instrucciones a los mandos medios, ratifican la intención de Peisino de no cometer el mismo error de sus predecesores, que en lugar de ocuparse centralmente de la orientación estratégica de la empresa, dilapidaban energías entrometiéndose en asuntos propios de la órbita gerencial.
En principio, más allá de los coléricos reclamos de algunos referentes de la agrupación Unidad, en las actuales condiciones no parece haberse desatado una “caza de brujas” contra opositores internos, sino que todos los procedimientos estarían vinculados con el descubrimiento de hechos presuntamente ilícitos que hoy se evalúan en los ámbitos naturales.
Ya no se padecen los juicios que paralizaban a la Cooperativa de Obras Sanitarias, impidiendo sistemáticamente la aprobación de memorias y balances y la elección de nuevos consejeros. Estos son otros tiempos. Hoy las causas judiciales se abren, de uno y otro lado, por embargos y por robos. Nada sencilla se vislumbra la gestión que acaba de iniciar José Luis Peisino. Si demuestra que las mentadas persecuciones no son más que patrañas opositoras, habrá dado un gran paso adelante. Con varios frentes de conflicto en desarrollo, la alianza administradora tendrá que demostrar cohesión y lucidez para no terminar neutralizada por tantos tironeos.
(Publicado el viernes 10 de noviembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)
El delicado escenario obligó a un descargo del flamante presidente, José Luis Peisino, que con más cintura política que sus antecesores, no dilató la respuesta pública y de inmediato enmarcó el caso en la causa judicial abierta después de detectarse un faltante de materiales, herramientas y combustible en la planta de calle Matheu, durante la gestión anterior. En rigor, el aparente delito fue detectado por vecinos de dicha planta que alertaron sobre la salida de vehículos cargados sospechosamente en horario no laboral. Una posterior constatación notarial confirmó que algunos de los elementos sustraídos -caños de fundición, por ejemplo- se hallaban en un desarmadero del barrio Santa Rosa, adonde habían sido trasladados para su venta por dos personas a bordo de una camioneta de Obras Sanitarias, según consta en la declaración de un testigo.
Uno de los involucrados en este episodio habría renunciado un par de semanas atrás, y en los últimos días, en virtud de los elementos aportados a las investigaciones en curso, las sospechas habrían alcanzado también a otros dos trabajadores, uno de ellos con la jerarquía de jefe de sección. En este contexto, se comprende porqué Peisino desmintió los rumores de cesantías por razones políticas, pero dejó abierta la posibilidad de adoptar medidas drásticas contra empleados que podrían haber afectado con sus inconductas el patrimonio cooperativo.
Asfixiada por el innecesario embargo de 800 mil pesos que promovió el Departamento Ejecutivo -con la oposición legislativa-, el Consejo de Administración sería visitado la semana entrante por autoridades del Sindicato de Obras Sanitarias de Rosario, con un doble propósito: requerirle precisiones sobre la situación de los empleados sospechados y reanudar el diálogo por la sindicalización del personal que antes estaba afiliado a los gremios del Comercio y la Construcción y carece aún de cobertura.
En todas estas últimas definiciones habría recobrado protagonismo el gerente general José Antonio Rodríguez, cuya figura se había desvanecido en los últimos tiempos de la gestión liderada por Cristina Aisemberg y Alejandro Zapata. Esta resurrección de Rodríguez, como así también la orden estricta a los consejeros de no impartir instrucciones a los mandos medios, ratifican la intención de Peisino de no cometer el mismo error de sus predecesores, que en lugar de ocuparse centralmente de la orientación estratégica de la empresa, dilapidaban energías entrometiéndose en asuntos propios de la órbita gerencial.
En principio, más allá de los coléricos reclamos de algunos referentes de la agrupación Unidad, en las actuales condiciones no parece haberse desatado una “caza de brujas” contra opositores internos, sino que todos los procedimientos estarían vinculados con el descubrimiento de hechos presuntamente ilícitos que hoy se evalúan en los ámbitos naturales.
Ya no se padecen los juicios que paralizaban a la Cooperativa de Obras Sanitarias, impidiendo sistemáticamente la aprobación de memorias y balances y la elección de nuevos consejeros. Estos son otros tiempos. Hoy las causas judiciales se abren, de uno y otro lado, por embargos y por robos. Nada sencilla se vislumbra la gestión que acaba de iniciar José Luis Peisino. Si demuestra que las mentadas persecuciones no son más que patrañas opositoras, habrá dado un gran paso adelante. Con varios frentes de conflicto en desarrollo, la alianza administradora tendrá que demostrar cohesión y lucidez para no terminar neutralizada por tantos tironeos.
(Publicado el viernes 10 de noviembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)
Scott, seducido por el poder, podría complicar las ambiciones de Freyre
En las entrañas del scottismo acaba de desatarse, ahora sin disimulos, una suerte de interna familiar por la sucesión en el Sillón de Aufranc. Si bien es frecuente el lanzamiento de postulantes alternativos desde San Martín y Marconi, la maniobra sería meramente distractiva. Así lo establecen, al menos, los operadores más cercanos al riñón scottista. Según ellos, los precandidatos a intendente por el oficialismo son dos y nada más que dos: el actual intendente Roberto Scott y su yerno, el supersecretario José Freyre.
Lo cierto es que, a estas alturas, Scott es una víctima de sus propias palabras. Sobre el posible candidato del sector, el intendente insistió hace un par de días en que “puede ser cualquiera que las encuestas le den bien”. Ese mismo discurso había enarbolado antes de los comicios de 2003, cuando no tenía competidores internos a la vista. Pero hoy el escenario cambió, y mucho. Los sondeos de intención de voto ya evidencian que Freyre mide casi tan bien como su propio suegro. En otras palabras, el supersecretario puede ganar o perder las próximas elecciones de intendente, como podría ganarlas o perderlas Scott. No sólo eso. Pese al perfil bajo que cultiva, Freyre supo desarrollar una estructura política propia en la interna del scottismo, donde conviven desde conocidos empresarios y dirigentes intermedios hasta encumbrados miembros del gobierno municipal y referentes barriales. Asimismo, ya hizo públicas sus ambiciones de poder en la ciudad, y hasta utiliza los micros radiales de la Intendencia con la misma soltura que su suegro. Otro dato insoslayable es que Freyre jamás abandonó la jefatura política de la Dirección de Acción Social que le otorgó Scott después del debut en la estructura del Plan General. “Al principio creí que era una carga familiar que me había endosado el intendente, pero después empecé a descubrir que el pibe tenía futuro”, sentencia el ex secretario de Obras Públicas, Carlos Dimmer, evocando los comienzos de Poroto en la función pública una década atrás. De Acción Social, Freyre saltó a fines de 2003 a liderar la lista de candidatos a concejal del oficialismo, pero renunció a la banca seis meses después, convocado para desempeñarse en la vacante Jefatura de Gabinete. Ni en su breve paso por el Concejo ni hoy como supersecretario, Freyre se alejó de Acción Social, aun cuando el cargo está formalmente en manos de Norma Orlanda. En este sentido, la permanencia de Freyre en la estratégica repartición municipal fue sintetizada en rueda de amigos por un profesional que fichó en el porotismo: “José es un muy buen candidato para el centro y en los barrios con más necesidades es poco menos que venerado”. Sin embargo, esta fortaleza de Freyre suele depararle algunos disgustos cuando el habitual clientelismo se desmadra, como sucedió en las recientes elecciones vecinales. En ellas, aunque el secretario de Gobierno Juan Vidal, además de crear su brigada paralela de servicios públicos, incursionó apadrinando candidatos propios en ciertos barrios, el jugador más decidido fue el citado Freyre, que más de una vez admitió entre sus íntimos el “grave error” scottista de haber subestimado al lucifuercismo en las vecinales.
En esta descripción de los acontecimientos, no cuaja el nuevo discurso del intendente: “Si las encuestas me dan para asegurar el triunfo, el candidato seré yo”. Ahora, con un oficialismo en condiciones -según las encuestas- de pelear mano a mano con la coalición opositora para retener el gobierno, Scott está en problemas. Es que ya no se acuerda cómo es eso de vivir sin poder político, sin privilegios, sin aduladores. Y, para colmo, el posible sucesor no es un extraño al que podría sacar de carrera de un plumazo, sino que es su propio yerno, con el que comparte el sabroso asado de los domingos y los tintos que él mismo combina con veleidades de enólogo.
Después de la renuncia de 2004, Freyre ya no podría intentar un regreso al Concejo, ni tampoco mantenerse aferrado por mucho tiempo más a los pantalones de Scott. Hay una embrionaria estructura política -sin espacio en una eventual reelección del Mago- que reclama la candidatura a intendente del actual supersecretario. De otro modo, cansada de esperar, la militancia más principista del porotismo podría emigrar en busca de otros horizontes, mientras que los oportunistas de siempre saldrán disparados a guarecerse bajo el ala de Scott.
Diciembre sería el mes de las definiciones, aunque si las cosas se complican habría que esperar hasta los primeros meses del año próximo para saber qué precandidato impulsará el scottismo para competir en las primarias del justicialismo.
Si Scott no tiene la grandeza de retirarse a tiempo, podría precipitar una fractura irremediable en la interna de su agrupación. Hasta sus colaboradores más obsecuentes dudan del éxito de un cuarto mandato consecutivo, “menos si el próximo gobernador es Binner”, suele alertar uno de sus apóstoles. “Acordate que amenazó con echarlo a patadas de Venado”, añade, memorioso.
Con su suegro y descubridor de un lado, y su propia formación política demandante del otro, José Freyre conserva un trabajoso equilibrio dentro del scottismo. Aunque ni siquiera llegó a los 40 años, es irrefutable que la política no siempre concede una segunda oportunidad. Freyre está ante la primera de su vida; pero Scott, atrapado por las seductoras telarañas del poder, podría complicar sus aspiraciones.
(Publicado el viernes 3 de noviembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)
Lo cierto es que, a estas alturas, Scott es una víctima de sus propias palabras. Sobre el posible candidato del sector, el intendente insistió hace un par de días en que “puede ser cualquiera que las encuestas le den bien”. Ese mismo discurso había enarbolado antes de los comicios de 2003, cuando no tenía competidores internos a la vista. Pero hoy el escenario cambió, y mucho. Los sondeos de intención de voto ya evidencian que Freyre mide casi tan bien como su propio suegro. En otras palabras, el supersecretario puede ganar o perder las próximas elecciones de intendente, como podría ganarlas o perderlas Scott. No sólo eso. Pese al perfil bajo que cultiva, Freyre supo desarrollar una estructura política propia en la interna del scottismo, donde conviven desde conocidos empresarios y dirigentes intermedios hasta encumbrados miembros del gobierno municipal y referentes barriales. Asimismo, ya hizo públicas sus ambiciones de poder en la ciudad, y hasta utiliza los micros radiales de la Intendencia con la misma soltura que su suegro. Otro dato insoslayable es que Freyre jamás abandonó la jefatura política de la Dirección de Acción Social que le otorgó Scott después del debut en la estructura del Plan General. “Al principio creí que era una carga familiar que me había endosado el intendente, pero después empecé a descubrir que el pibe tenía futuro”, sentencia el ex secretario de Obras Públicas, Carlos Dimmer, evocando los comienzos de Poroto en la función pública una década atrás. De Acción Social, Freyre saltó a fines de 2003 a liderar la lista de candidatos a concejal del oficialismo, pero renunció a la banca seis meses después, convocado para desempeñarse en la vacante Jefatura de Gabinete. Ni en su breve paso por el Concejo ni hoy como supersecretario, Freyre se alejó de Acción Social, aun cuando el cargo está formalmente en manos de Norma Orlanda. En este sentido, la permanencia de Freyre en la estratégica repartición municipal fue sintetizada en rueda de amigos por un profesional que fichó en el porotismo: “José es un muy buen candidato para el centro y en los barrios con más necesidades es poco menos que venerado”. Sin embargo, esta fortaleza de Freyre suele depararle algunos disgustos cuando el habitual clientelismo se desmadra, como sucedió en las recientes elecciones vecinales. En ellas, aunque el secretario de Gobierno Juan Vidal, además de crear su brigada paralela de servicios públicos, incursionó apadrinando candidatos propios en ciertos barrios, el jugador más decidido fue el citado Freyre, que más de una vez admitió entre sus íntimos el “grave error” scottista de haber subestimado al lucifuercismo en las vecinales.
En esta descripción de los acontecimientos, no cuaja el nuevo discurso del intendente: “Si las encuestas me dan para asegurar el triunfo, el candidato seré yo”. Ahora, con un oficialismo en condiciones -según las encuestas- de pelear mano a mano con la coalición opositora para retener el gobierno, Scott está en problemas. Es que ya no se acuerda cómo es eso de vivir sin poder político, sin privilegios, sin aduladores. Y, para colmo, el posible sucesor no es un extraño al que podría sacar de carrera de un plumazo, sino que es su propio yerno, con el que comparte el sabroso asado de los domingos y los tintos que él mismo combina con veleidades de enólogo.
Después de la renuncia de 2004, Freyre ya no podría intentar un regreso al Concejo, ni tampoco mantenerse aferrado por mucho tiempo más a los pantalones de Scott. Hay una embrionaria estructura política -sin espacio en una eventual reelección del Mago- que reclama la candidatura a intendente del actual supersecretario. De otro modo, cansada de esperar, la militancia más principista del porotismo podría emigrar en busca de otros horizontes, mientras que los oportunistas de siempre saldrán disparados a guarecerse bajo el ala de Scott.
Diciembre sería el mes de las definiciones, aunque si las cosas se complican habría que esperar hasta los primeros meses del año próximo para saber qué precandidato impulsará el scottismo para competir en las primarias del justicialismo.
Si Scott no tiene la grandeza de retirarse a tiempo, podría precipitar una fractura irremediable en la interna de su agrupación. Hasta sus colaboradores más obsecuentes dudan del éxito de un cuarto mandato consecutivo, “menos si el próximo gobernador es Binner”, suele alertar uno de sus apóstoles. “Acordate que amenazó con echarlo a patadas de Venado”, añade, memorioso.
Con su suegro y descubridor de un lado, y su propia formación política demandante del otro, José Freyre conserva un trabajoso equilibrio dentro del scottismo. Aunque ni siquiera llegó a los 40 años, es irrefutable que la política no siempre concede una segunda oportunidad. Freyre está ante la primera de su vida; pero Scott, atrapado por las seductoras telarañas del poder, podría complicar sus aspiraciones.
(Publicado el viernes 3 de noviembre de 2006 en diario El Informe de Venado Tuerto)
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