Freyre: "Hay funcionarios que no sienten la causa y nos les duelen las injusticias"

El devenir político venadense auguraba, luego de los triunfos arrolladores del intendente José Freyre en las primarias de mayo y generales de julio, que lo propio sucedería con Cristina Fernández en las elecciones de ocho días atrás, aunque por margen más estrecho, como había ocurrido en las primarias de agosto, por la simple razón de que el electorado, que en las municipales no visualizó ningún candidato alternativo al oficialista Freyre, en las presidenciales sí lo encontró, con el postulante del Frente Amplio Progresista, Hermes Binner, y tanto es así que, rompiendo todas los pronósticos, el santafesino, con un sustancial crecimiento electoral respecto de las primarias, el 23 de octubre le dio un disgusto a algunos dirigentes que no debían perder en sus territorios, como el intendente de Rafaela y primer candidato a diputado nacional (hoy electo), Omar Perotti, y el venadense Freyre, que esa noche observaba con malestar la evolución de los votos, sin entender tamaño revés después de la victoria de Cristina en las primarias; de las millonarias inversiones nacionales en la ciudad y de los resonantes desembarcos en Venado de figuras clave del Gobierno en la cena anual de la Federación Industrial de Santa Fe y en el doble acto de inauguración de las ampliaciones en Corven Motos y lanzamiento del Plan Estratégico 2020. Además, a Poroto le habrán retumbado en los oídos las palabras del ahora diputado nacional ultracristinista Marcos Cleri, que luego de las primarias municipales -ganadas con amplitud por el FpV local- advirtió sin sutilezas en una visita a Venado que esperaba “el mismo esfuerzo” de los venadenses en los comicios nacionales. Con ese antecedente, Freyre sabe muy bien que, más allá de la felicidad en la Casa Rosada por el histórico resultado global, más adelante podría haber reproches ante algunos desafortunados comportamientos electorales distritales, aun cuando el “caso venadense” debería ser juzgado como un traspié de menor cuantía, por lo exiguo de la diferencia en contra (menos de 200 votos).

Turcato prendió la mecha
Entre los muchos factores que pudieron influir en la derrota de Cristina en Venado, el ex concejal Alberto Turcato, en declaraciones publicadas el viernes último en El Informe, desplegó un ataque de destrucción masiva, y tras la única exclusión de Freyre, objetó el escaso compromiso de los funcionarios del gobierno municipal. “Solamente hacen campaña cuando está en juego la continuidad de sus cargos”, aseguró, en tanto que, con otras palabras, los culpó de no hacer el mismo esfuerzo cuando se trata de la defensa de un proyecto político regional, provincial o nacional, dando como ejemplo el módico apoyo que recibieron, en su momento, Agustín Rossi, Ricardo Spinozzi, y ahora la mismísima presidenta de la Nación. “No sienten la camiseta”, bramó Turcato, en una embestida que, en rigor, sorprendió por la valentía de amplificarlo por los medios, pero no por tratarse de una novedad; por el contrario, sus afirmaciones calaron hondo porque muchos peronistas se sintieron identificados, sobre todos los que varias veces quedaron fuera de la gestión municipal, en tiempos de Roberto Scott y ahora también. Más aún, meses atrás, José Freyre, en una cena con cuatro periodistas locales, reconoció que no conseguía el suficiente compromiso ideológico de la mayoría de sus colaboradores, en una revelación que nadie divulgó por el carácter reservado del encuentro, pero que permitió conocer que Poroto ya sufría lo que ahora tomó estado público. El viernes pasado, consultado por la evaluación de Turcato, Freyre sorprendió a todos -menos a los que conocían su íntima convicción- cuando le dio la razón sin atenuantes, incluyendo una autocrítica porque él designó a ese conjunto de colaboradores en las primeras, segundas y terceras líneas. “Hay funcionarios que no sienten la causa”, sentenció Freyre y añadió que para ocupar un lugar en la función pública “tienen que doler las injusticias... tienen que molestar las cosas que no funcionan bien en la ciudad”. En sintonía con las impiadosas apreciaciones del ex concejal, advirtió que “el que ocupa un lugar solamente por el sueldo y lo ejerce como un administrador o un gerente, se equivoca enormemente y esto lo hablamos siempre con el equipo de trabajo”, puntualizó, dando a entender que el que avisa no traiciona. Como natural desembocadura de su ordenado relato, Freyre -psicólogo al fin, enhebra frases letales como quien dice buen día- aceptó que estos procederes serán evaluados previo a la asunción, en 40 días, de su segundo mandato, anticipando un probable cambio de funcionarios y dando como pista que el perfil técnico deberá complementarse con el ideológico. “Tienen que entender que es más importante una red cloacal que un deck”, redondeó con fiereza, cabalgando sobre las manifestaciones de Turcato que hizo suyas.


Tropezó con un deck
Por esas paradojas de la política, podría suceder que Freyre supere sin mayores problemas el traspié local en las presidenciales, pero poco después, tal vez distraído por aquellos episodios, se tropezó con un deck en la céntrica esquina de Belgrano y Alvear. Y, lo que es peor, se enojó gravemente con la única concejala oficialista que actuó como él le reclama a sus colaboradores, con “fuerte contenido ideológico” y “sangre caliente” (haciendo cumplir las leyes sin que importen el poder económico ni el apellido del protagonista). En cambio, la Intendencia tenía dos planes en las alforjas: un plan A, de retiro inmediato del balcón; y un plan B, con la opinión de darle un plazo (¿casi todo el verano para evitar conflictos con la empresaria?) para sacarlo y la instrucción para que el bloque oficialista vote en tal sentido. Pero Liliana Rostom no se sumó a esa posición dubitativa y enclenque e impidió el progreso del plan B, generando una gran adhesión popular en su favor y desatando una lluvia de críticas del intendente, que dudó de la ética y de la honestidad de la edila, que le achacó un “afán de protagonismo” e incluso, mediante otra sutileza, la invitó a reflexionar sobre la conveniencia o no de su continuidad en la banca. Tampoco faltan los que acusan a Rostom, para debilitar su posición principista, de operar para desplazar a Norma Orlanda -la predilecta de Poroto- de la presidencia del Concejo en diciembre próximo, en acuerdo con la oposición. Segundo tropezón, primero con el deck; después con Rostom. Sin dudas que Freyre, más temprano que tarde, descubrirá que el salto de calidad que pretende para su nueva gestión necesitará de colaboradores con personalidad y decisión, incluso dispuestos a enfrentarlo -significará que no tienen miedo de arriesgar el cargo-, en lugar de las decenas de porotodependientes que subsisten en la Intendencia y en el Concejo, haciendo gala de una patética obsecuencia, pero con marcada ineptitud para generar hechos políticos relevantes en la gestión futura.


(Publicado el lunes 31 de octubre de 2011 en diario El Informe de Venado Tuerto)

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