Abogados venadenses promueven un Día de la Institucionalidad Democrática a nivel nacional

El 16 de septiembre último, en sesión plenaria llevada a cabo en la ciudad de Santa Rosa (La Pampa), la Junta de Gobierno de la Federación Argentina de Colegios de Abogados (FACA) aprobó el proyecto -de autoría de Pablo Nirich- impulsado por el Colegio de Abogados de Venado Tuerto, cuyo presidente es José María Cónzoli, con el objetivo de crear un día recordatorio de la “institucionalidad democrática”, el cual ya contaba con la adhesión de los otros cuatro colegios de abogados de la provincia de Santa Fe (Reconquista, Rafaela, Rosario y Santa Fe). En consecuencia, la FACA gestionará ante el Congreso de la Nación y el Poder Ejecutivo Nacional que se designe un día destinado a recordar y valorizar a la “Institucionalidad Republicana Democrática”, a los efectos de su inclusión en la currícula escolar y que, eventualmente, se lo declare feriado nacional obligatorio. El día propuesto es el 31 de mayo, fecha de la firma del Pacto de San Nicolás en 1852, o en su defecto el 29 de septiembre, fecha del natalicio de Juan Bautista Alberdi. Incluso, como en nuestro país el cronograma de feriados no se caracteriza por su rigidez, sugiere su reemplazo por otro, en busca de cumplir, tanto a nivel escolar como de la sociedad en general, el objetivo cultural planteado. Como expuso Nirich en su condición de delegado de los abogados de la región ante la Junta de Gobierno de la FACA, “el propósito es instalar, reactivar y consolidar en el pueblo argentino una cultura de cumplimiento de las normas constitucionales y legales, como pautas básicas para consolidar un modo de convivencia política y social racional, previsible y justo. Se parte de la base de que está incorporado desde hace muchas décadas (…) un hábito negativo de incumplimiento de la ley, que puede y debe ser corregido”.  
Y agregó: “Se pretende que la fijación de un día recordatorio contribuirá a generar en el pueblo argentino -y en su dirigencia- un momento de meditación y de revalorización de los valores y beneficios de la institucionalidad democrática y republicana”, acotando que el Ministerio de Educación de la Nación y los provinciales deberán desarrollar una actividad en tal sentido.
En los fundamentos, el autor del libro El salto institucional reseñó que “la historia argentina tuvo actos y momentos decisivos en relación a la instalación de una República Democrática, que no encuentran registros ni reflejos, ni en las políticas culturales, ni en las educativas generadas desde el Estado. Pareciera que nuestra identidad y nuestra historia estarían vinculadas de modo principal con conflictos intestinos y con desórdenes políticos y sociales, más que con la existencia de momentos cumbres que consolidaron una institucionalidad republicana, y luego, una institucionalidad democrática. Tal ausencia constituye una inexplicable y perjudicial rareza”.
“Hay historiadores que sostienen que la Revolución de Mayo la hicieron los padres de la Patria, con dos finalidades políticas principales: la primera, independizarnos de los españoles, que se inicia el 25 de mayo de 1810 y el 9 de julio de 1816 y que culmina en Perú con la gesta sanmartiniana; y la segunda: fundar un Estado moderno, esto es, democrático y constitucional, etapa que concluye recién cuatro décadas después, el 31 de mayo de 1852, en ese acto trascendental de nuestra historia que fue el Acuerdo de San Nicolás, punto de partida para el dictado de la Constitución nacional al año siguiente, que contó con la inspiración intelectual genial de ese gran jurista del derecho público que fue Juan Bautista Alberdi; y con la clara y firme voluntad política de ese otro prócer olvidado que fue Justo José de Urquiza”, justipreció Nirich.
“A partir de ese acto fundacional que fue el Acuerdo de San Nicolás, los argentinos empezaron a establecer un sistema de convivencia y la Nación empezó a crecer en riqueza y educación, durante más de 70 años, hasta que la tragedia de la Revolución de 1930 concluyó con aquellos años de institucionalidad, cuando para ser una gran Nación solo faltaba un ‘ajuste social’, que había empezado con la gestión del presidente Hipólito Yrigoyen y que adquirió gran impulso con la revolución social exitosa que condujo el presidente Juan Perón en sus seis primeros años de gobierno. Desde 1930, nuestra institucionalidad sufrió un gran debilitamiento y fue una herida abierta que frenó nuestro desarrollo, impidió nuestra inserción en el mundo e imposibilitó un sistema racional de convivencia entre los argentinos (…) Es válido pensar que esa falta de institucionalidad y ese hábito instalado de incumplimiento estricto de las normas, ha sido una de las causas principales para que la Argentina no haya podido desarrollarse hasta llegar a ser la gran Nación para la cual está dotada por sus excepcionales condiciones naturales y humanas, esto último tal vez por las secuelas de la educación sarmientina. Es visible -reflexionó- que algo nos pasó, algo nos pasa y algo debemos hacer”.
“En síntesis -redondeó Nirich-, se propone generar un ámbito o espacio para la reflexión sobre la institucionalidad, en busca de ir generando el abandono de ese hábito social negativo y producir el reemplazo por una cultura de cumplimiento estricto de la Ley y la Constitución”.


(Publicado el lunes 3 de octubre de 2011 en diario El Informe de Venado Tuerto)

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