El congreso del peronismo santafesino del último fin de semana demostró, una vez más, que la política grande se maneja por control remoto desde la Casa Rosada. Si Cristina Fernández ya había tomado la decisión de buscar la reelección, aunque oficialice la candidatura a último momento, en Santa Fe no había margen para una dispersión que pudiera perjudicar sus intereses electorales. En consecuencia, atrás quedaron las ínfulas ideologistas de Agustín Rossi, que rechazaba disputar una primaria con socios que poco después podrían saltar a los brazos del macrismo o el duhaldismo. Enseguida, encumbradas figuras de uno y otro sector, como el propio Chivo Rossi y el presidente del PJ provincial, Ricardo Spinozzi, se deshicieron en argumentos para justificar la aparente unidad bajo un mismo paragüas frentista denominado Santa Fe para Todos (se verá en las generales si el candidato conserva la sumatoria de todos los votos de las primarias), sorprendiendo que la excusa más recurrente fuera que en el Frente Progresista reinan más contradicciones que en el justicialismo. También dijo Spinozzi que el acuerdo era un clamor de las bases, pero lo cierto es que reutemistas y kirchneristas santafesinos son las dos caras de una misma moneda.
En principio, el nuevo escenario beneficia a Cristina, que consiguió evitar la inminente ruptura partidaria en una de las provincias más influyentes del país, privilegiando el operativo reelección, y también a los reutemistas, que se fueron quedando sin nafta, ante un peronismo federal anémico de candidatos atractivos, sobre todo con la temprana deserción de Carlos Reutemann, mientras que la cuestión del campo se esfumaba de la agenda y crecía la imagen presidencial en nuestra provincia. Huérfanos del Lole y con Jorge Obeid -el que mejor medía del sector- renunciando a la candidatura, el espacio compartido por reutemistas y obeidistas, de pronto, se favorecía más con el amontonamiento que con el rompimiento.
En cambio, el Frente para la Victoria, más allá del formal homenaje a Néstor Kirchner, no pudo arrancarle al reutemismo una declaración de compromiso con el Gobierno nacional -apenas un texto lavado-, hasta el punto tal que un par de días después el Lole aclaró que la unidad no significaba un respaldo a Cristina.
Sin dudas que los grupos más duros del kirchnerismo, identificados con el Chivo, están desencantados con las conclusiones del congreso, aun cuando cumplieron con la orden presidencial, pues la confesa estrategia era ir otra vez por afuera contra el reutemismo, con una lista K de paladar negro, en busca de usufructuar la mejor imagen del Gobierno. Pero, hoy, no sólo integran un mismo frente político con lo que denominan la derecha, sino que deben soportar que Cristina Fernández impulse también al ex canciller Rafael Bielsa, que va por la revancha tras la derrota en 2007 ante Hermes Binner, para competir en las eliminatorias de mayo.
Asimismo, las resoluciones del congreso del PJ golpearon fuerte en el ánimo del Frente Progresista, cuyos cerebros saben que ahora tienen menos margen de error -ya cometieron muchos-, si es que pretenden prolongar el control político provincial hasta 2015.
La misma actitud del reutemismo a nivel nacional se dio en Venado, cuando luego de la amenaza de imponerle un contrincante en la primaria al intendente José Freyre, el diputado provincial Jorge Lagna se erigió en el alfil más activo para limar asperezas y reunir a las figuras del viejo tronco scottista, desunidas por los vaivenes de la política.
Aunque en este turno el vianismo se declaró prescindente, el intendente Freyre -que propondría para el Concejo a Pedro Bustos y Norma Orlanda- tendrá como antagonista interno al rossismo, con Nicolás Miró en busca del Sillón de Aufranc y el histórico Víctor Ubalton como postulante a concejal. Levantando el perfil, el empresario inmobiliario cuestionó a Poroto por su escasa convicción kirchnerista y su predilección por Bielsa, de excelente relación con el ex intendente Roberto Scott, pero menos K que Rossi, según ellos. Sin embargo, la estrella de José Freyre podría brillar con máximo esplendor si prospera una de las tantas negociaciones en marcha -incluso en despachos de la Casa Rosada- para concentrar la oferta electoral del PJ en las primarias: por estas horas, una de las alternativas que se baraja es la fórmula Bielsa-Spinozzi, que si bien peca de sureña, sintetiza la armonía de kirchneristas y reutemistas, y significaría otra mala noticia para los rossistas (una variante como vice sería la diputada nacional Celia Arena, también reutemista). En este sentido, mientras Rossi se regodeaba días atrás vinculando al Lole con el PRO, Bielsa retrucó: “Es difícil pensar que Reutemann pueda tener afinidad ideológica con Macri”. Todo un gesto amistoso hacia el ex corredor. Además del apoyo de Freyre, varios caudillos comunales justicialistas del sur provincial, atravesados en 2008 por el conflicto del Gobierno con el campo, se están decidiendo en los últimos días a cerrar con Bielsa, que despierta menos resquemores que Rossi entre las poblaciones agrícolas, y por lo tanto es funcional a la necesidad de sumar de Cristina, mal que le pese al Chivo.
Si se constituyera el binomio entre el rosarino y el venadense, Freyre alinearía a la inmensa mayoría del peronismo local, y estaría en condiciones de consumar la contundente victoria electoral que anhela para saltar en 2015 a las ligas mayores. Más aún, el eje Spinozzi-Freyre podría incorporar a Scott como candidato a senador provincial, más allá de las dificultades que se les puedan presentar para vencer al postulante del Frente Progresista. Si los acuerdos progresan en estos días, ante la negativa de Scott, es posible que Lagna insista en ir por la senaduría que hoy ostenta el Tino, aunque Poroto insinuó que podría ceder dicha candidatura a sus socios departamentales, mientras el secretario de Desarrollo Productivo, Darío Mascioli, mantendría las chances intactas para la diputación provincial garantizada que designará el intendente venadense.
(Publicado el viernes 11 de febrero de 2011 en diario El Informe de Venado Tuerto)
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