Recién ahora los venadenses toman conciencia de que en cuatro semanas deberán elegir los candidatos que en septiembre pugnarán por cinco de las nueve bancas legislativas. Mientras el electorado se desperezaba, el que picó en punta, y por varios cuerpos de ventaja, según las encuestas más confiables, es el concejal socialista Roberto Meier, aun cuando en el arranque se había frustrado un acuerdo con un sector del radicalismo, que lo obligó a impulsar sobre la marcha una lista puramente meierista, apelando a figuras de su entorno, como Manuel Herbas y Ana Silvia Narvaiz, en el rol de escoltas.
En esos sondeos, los porcentajes más sorprendentes son, precisamente, los de Meier, y los del precandidato oficialista Germán Mastri; el primero, por lo elevado; el segundo, por lo chato. Entre los allegados a Meier reinan sensaciones contradictorias: los más exitistas disfrutan de la foto de la primera quincena de junio; los más cautos interpretan esta campaña como una película que concluirá, en su primera parte, el domingo 5 de julio, con el escrutinio de las primarias.
Es que, como se suponía, comenzó a involucrarse en la campaña el intendente José Freyre, a través de afiches y volantes, donde su figura asoma, protectora, detrás de Mastri y Liliana Rostom, en busca de reforzar, con su bendición pública, un trabajo de base en los barrios. Concientes de que el interés del electorado recién se despierta en el tramo final de la campaña, los porotistas acaban de lanzar una intensa embestida mediática para ligar el apellido Mastri a la imagen de José Freyre.
En tanto, los encuestadores admiten que los resultados “serían distintos” si en lugar de colocar a Mastri, a secas, en el cuestionario, se aludiera al “candidato de Freyre”, o a “la lista del intendente”. Tampoco es casual que la profusa publicidad radial machaque con el eslogan: “Los concejales de Freyre”.
Asimismo, en tácito reconocimiento de la necesidad de un refuerzo de último momento, junto con el volante, los porotistas distribuyen una esquela de color rosado, que con el pretexto de informar al ciudadano “todo lo que necesita saber” para concurrir a las urnas, desliza sutilmente que antes de las internas para concejales, “… deberán renovar sus bancas con el voto popular los senadores Carlos Reutemann y Roxana Latorre, por el bloque Santa Fe Federal”.
Otra vez, es notorio el esfuerzo de Freyre, ya no para oficiar de equilibrista entre el Lole y los Kirchner, sino para fichar con el primero, sin denostar a los segundos. Conservando vestigios de la prescindencia de otros tiempos, no se enrola explícitamente en el reutemismo, aunque en el texto citado sólo nombra a los candidatos de Santa Fe Federal, que hoy lideran las encuestas para el 28 de junio. Así pues, Freyre sujeta a Mastri con una mano, y con la otra se aferra a Reutemann, pero sin alardes, con respeto hacia el kirchnerismo, intentando contenerlo todo.
Estas nuevas imágenes de la película de las primarias, con Freyre en campaña, inquietan hasta a los meieristas más exultantes. Sucede que desde la irrupción del actual intendente en los primeros planos de la política local, el influyente sector céntrico ya no es la fortaleza que le permitía a la oposición, aún perdiendo, achicar diferencias. El Tío lo demostró en 2003, cuando quedó cerca de consagrarse como intendente, pero cayó ante el formidable rendimiento del aparato scottista en la periferia, donde el candidato pueblense era un ilustre desconocido. Ahora, con Poroto, el oficialismo sigue siendo fuerte en los barrios, y se afianzó en el centro, embolsando votos que otrora captaban las expresiones opositoras.
Tantas son las similitudes entre Freyre y Meier, que entre ellos se genera un fenómeno de “suma cero”, donde, en cierta medida, los votos que incorpora uno, los pierde el otro; ambos captan las preferencias de un mismo segmento del electorado -con marcada penetración entre los independientes-, excluyendo el voto peronista tradicional, que se reparte entre las formaciones porotistas y del vianismo. Esas semejanzas explican el porqué de sus relaciones carnales, ésas que tanto horrorizan al resto de los socialistas, a la UCR y al PJ disidente.
En síntesis, en la foto de hoy el más beneficiado es Roberto Meier, que aprovechando la popularidad que le otorgan sus ochos años de concejalía y el bajo perfil inicial de Poroto en la campaña, supo tomar distancia de Mastri; por su parte, el oficialismo se esperanza en bajarle la intención de voto al Tío y así subir la propia. Sin dudas, Meier se arrancaría pelo por pelo su encanecida barba, a cambio de adelantar las elecciones, al estilo Kirchner, porque así lo necesitaría para evitar grandes cambios, mientras que Freyre, si pudiera, postergaría la fecha para remontar a sus representantes.
En 2007, las simpatías se inclinaron claramente hacia Freyre en el mano a mano con Meier por el Sillón de Aufranc, tanto como ahora estaría ocurriendo con el Tío, si bien aún resta dilucidar cómo influirá en la gente el pedido del voto por “los concejales de Freyre”. En la medición simbólica de todos contra todos, el sucesor de Roberto Scott deploraría entrar segundo en su primera elección legislativa como intendente, perdiendo a manos de un referente binnerista, aun cuando una derrota ante el Tío sería la menos inquietante. ¿Por qué? Los porotistas se deleitan con el co-gobierno que propone Meier desde su monobloque, porque, según arguyen, establece la referencia de una oposición constructiva y amigable, en las antípodas de la que padeció Ernesto de Mattía con el concejal Scott, en los años ’90, y desde la cual comenzó a edificarse un reinado político que aún goza de buena salud.
Como se desprende de los sondeos, el perfil legislativo de Roberto Meier es valorado por los venadenses, aunque esa proximidad con el oficialismo lo perjudique en la elección de intendente. Y su propia militancia, por la misma causa, lo castigue con cíclicos abandonos.
De todos modos, la derrota pocas veces admite lecturas positivas, menos aún para el que tiene la obligación de ganar, y cuyo confeso objetivo es relegar a Patricia Romero al cuarto lugar de la lista del PJ. Hoy, la precandidata vianista a la reelección, no estaría cuarta, ni tercera, sino segunda. En tanto, los meieristas temen que la mudanza de potenciales votos propios hacia el oficialismo, a través de una mayor exposición de Freyre, facilite que otro de los sectores -socialista o radical- del Frente Progresista, se apropie del número dos de la lista. Oscar Pieroni -arrancó derecho en las encuestas- y Guillermo Morel, necesitan ese segundo lugar para estar en el Concejo y plantear la interna al Tío con más autoridad en el marco del socialismo, como también lo ambiciona el radicalismo de Carlos Díaz Vélez, que de no acceder al segundo escalón de la nómina, estará en riesgo de quedar, por primera vez desde 1983, sin representación legislativa en la ciudad.
(Publicado el viernes 12 de junio de 2009 en diario El Informe)
3 comentarios:
Mastri por qué se esconde detrás de Freyre
Juan hacele una nota a Martin Gonzalez, es buena gente .
A la buena gente tambien se le hacen notas?
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