A estas alturas no caben dudas de que en los próximos compromisos electorales municipales y nacionales, más allá de la fecha en que se realicen, el conflicto del campo con el gobierno kirchnerista tendrá una notoria influencia en el humor de los votantes, sobre todo en las provincias agrícolas, como Santa Fe.
El reciente ensayo presidencial de “coparticipar” las retenciones a la soja con las provincias y municipios, pulverizó las últimas expectativas de negociación que se habían abierto entre el Gobierno y el campo. Luego de que Cristina Fernández sentenciara que el tema de las retenciones tenía que discutirse en el Congreso de la Nación, los ruralistas acudieron a ese ámbito, y en el primer intento consiguieron reunir 109 de los 129 diputados nacionales indispensables para reunir el quórum. Pero el dato más inquietante para la Casa Rosada fue que una veintena de legisladores peronistas no hubiera resistido la presión de sus propios territorios de origen ante una segunda embestida de la oposición política y la Mesa de Enlace, que no sólo pretenden la segmentación de las retenciones, sino también establecer por ley que las facultades para fijar derechos a las exportaciones e importaciones son del Congreso y no del Poder Ejecutivo.
Con la misma naturalidad con que dispusieron el adelanto de las elecciones legislativas en cuatro meses, los Kirchner resolvieron por decreto la “coparticipación” (en un módico 30 por ciento) de los derechos de exportación que habían negado sistemáticamente durante casi seis años. Presumieron que así podían neutralizar la ofensiva del campo y contener a una tropa que pedía oxígeno en medio del ahogo económico y financiero. Con el antecedente cercano de los muchos que se contaban como propios e hicieron las valijas, el matrimonio cedió recursos que, de una u otra manera, hubiera tenido que redistribuir (en una suerte de “blanqueo” interno), porque el sistema unitario de “coparticipación federal” vigente (¿nadie se acuerda de esta postergada redistribución?), con el agravante de las crisis superpuestas, dejaría en breve lapso a varias provincias y municipios al borde del abismo. Con cierta dosis de perversidad, la Casa Rosada obliga a gobernadores e intendentes a una aceptación explícita de los recursos derivados de las retenciones, con el propósito de resquebrajar el vínculo de los mandatarios del interior con los productores agropecuarios, cuyos núcleos más duros, con el regreso a los cortes de rutas, son funcionales a los halcones oficialistas que propician una campaña bajo la consigna: “Nosotros o el caos”.
Bajo protesta
Para esta mañana, el gobernador Hermes Binner convocó en la ciudad capital a intendentes, jefes comunales, legisladores y representantes de entidades ligadas a la producción, donde intentará un consenso para adherir “bajo protesta” al denominado “Fondo Solidario Federal”, porque la provincia necesita compensar el déficit ocasionado por la caída de la producción agropecuaria y agroindustrial, con la consiguiente merma de la actividad de otros sectores de la economía que sufren el nocivo “efecto dominó”. No será fácil suscribir una posición común, pues se encuentran intendentes como el venadense José Freyre, que se inclinarían por adherir al mecanismo de “coparticipación”, y otros como Norberto Fischer, de Armstrong, que rechazaría esos recursos en repudio a su procedencia. Por su parte, fuera de Santa Fe, ocupando una posición intermedia, el gobernador cordobés Juan Schiaretti se expresó por conciliar los destinos de esos dineros junto con la dirigencia del campo.
Sin embargo, como la necesidad tiene cara de hereje, y hay ciudades santafesinas importantes -como la nuestra- a un paso de resentir la prestación de los servicios y de incumplir con los pagos al personal, es probable que la mayoría se vuelque por la adhesión, aunque luego sea necesario dibujar los asientos contables, porque antes que emprender obras de infraestructura social, como se establece en el decreto presidencial, existen apremios más urgentes.
En consecuencia, sería prudente que a la probable adhesión del Fondo Federal Solidario se anexe una declaración de principios donde conste, entre otras cosas, que esta compensación por decreto no soluciona la crisis productiva provincial, porque el sector agropecuario sólo invertirá lo indispensable, sea por pérdida de rentabilidad, o sea por la desconfianza que generan las políticas oficiales. También hay que subrayar este insólito fenómeno de “coparticipación” federal de retenciones sólo de la soja -agigantando el tufillo de represalia por la derrota en el tratamiento de la resolución 125-, al mismo tiempo que las provincias agrícolas no se benefician con la redistribución de retenciones provenientes de otras regiones que la Casa Rosada embolsa en un ciento por ciento. De este modo, la Nación reparte en todo el país -¡hasta en la ciudad de Buenos Aires!- los dineros de la soja (¿y el desacople entre los precios internacionales y los internos?) en medio de la campaña electoral; aprieta -a fuerza de plata- a gobernadores, legisladores e intendentes; y las provincias de la pampa húmeda reciben migajas, pero no se reactivan con mayor producción agropecuaria.
A todo o nada
La jugada del Gobierno es, una vez más, a todo o nada. Su primer efecto fue romper el diálogo y alentar el corte de rutas; el segundo objetivo es maniatar a sus alfiles más vacilantes, sobre todo los originarios de las provincias deprimidas por la caída de la producción. Mientras tanto, algunos ruralistas de la región también apuestan fuerte. Ayer, sin ir más lejos, divulgaron un texto con los retratos de los diputados nacionales santafesinos -todos ellos kirchneristas- que no dieron quórum a la sesión especial para revisar el actual esquema de retenciones. Otra novedad de principio de semana fue la solicitada de la agrupación justicialista “17 de Octubre-Lealtad”, que en las primarias competirá con la lista del intendente José Freyre. El sector liderado por el lucifuercista Jorge Viano, que ya se había alineado con los reclamos agropecuarios el año pasado, en esta ocasión se pronunció en apoyo a la postura del senador Carlos Reutemann, que acaba de despegarse del Frente para la Victoria y se mantiene firme en su proyecto de retenciones segmentadas para favorecer a los pequeños y medianos productores.
Aunque sin cerrar filas con el reutemismo que en nuestra ciudad tiene como referentes a los legisladores provinciales Ricardo Spinozzi y Jorge Lagna, Viano trata de kirchnerizar la figura de Freyre, cada vez más complicado en sus intentos de hacer equilibrio en la inevitable interna del peronismo santafesino. Como un fantasma impenitente que sobrevuela en las cercanías del Sillón de Aufranc, Roberto Scott acepta cuanta entrevista se le propone para dar fe de su kirchnerismo exacerbado. Algunos creen que es una estrategia en busca de garantizar apoyo nacional para la Intendencia local; otros especulan con que la inviabilidad del consenso entre reutemistas y rossistas daría lugar a la confección de dos listas paralelas de diputados nacionales: en la del Lole, el Tino Spinozzi estaría bien arriba; y entre los K, Scott se podría ganar un lugar como escolta de Agustín Rossi.
Ya sin el viento de cola que benefició a su predecesor el último lustro de mandato, Freyre timonea una Municipalidad de arcas exhaustas; sufre mil y una peripecias para diseñar una nómina de concejales que no sólo capture votos por ser la lista del intendente; es tironeado del saco por kirchneristas y ruralistas; y descubre de pronto simpatías perturbadoras, como las de Viano con el Lole y las de Scott con los Kirchner.
(Publicado el miércoles 25 de marzo de 2009 en El Informe)
El análisis político de la semana. Encuestas. Reflexiones. Chismes. Notas de archivo. Un espacio para pensar.
Bolichebus, frenados por el miedo "al que dirán"
Hacía un buen tiempo que el proyecto de implementar los “bolichebus” para los fines de semana venadenses daba vuelta en los despachos de la Intendencia, pero siempre había un motivo para postergarlo. Hasta que el secretario de Legal y Técnica, Juan Vidal -cuya área de incumbencia no tiene ningún parentesco con el transporte público-, se decidió, con el aval del intendente José Freyre, a lanzarlo públicamente, al mismo tiempo que lo derivaban al Concejo -ya está en comisión-, en busca del indispensable consenso político en un tema tabú que tantas prevenciones había generado en el seno de la Intendencia.
En principio, la iniciativa es interesante, pues contribuiría a la seguridad de los asiduos concurrentes a los boliches bailables de la Ruta 8, que suelen dirigirse a los mismos en cajas de camioneta, en moto o a pie -sobre todos los más chicos-, muchas veces por encima del pavimento. Otro aspecto que justificaría la propuesta municipal es la abusiva tarifa que cobran los remises en las noches de sábados y madrugadas de domingos, con la discrecionalidad de ajustarlas -hasta un ciento por ciento en algunos casos- a la hora del regreso. Más aún, en esas noches del fin de semana, los remises suelen rechazar los viajes cortos, a la espera de las más redituables excursiones hasta los boliches.
Con poco dinero en los bolsillos después de la entrada y las bebidas, a veces ni siquiera alcanza con la estrategia de los “autos compartidos” y entonces se apela a las fórmulas más temerarias -hasta “hacer dedo”-, que suelen acarrear desagradables cosnecuencias.
Sin embargo, en la Intendencia temían reacciones desfavorables, por ejemplo, de los que saldrían a cuestionar este planteo por incentivar las andanzas noctámbulas de los jóvenes, al mismo tiempo que subsiste un mediocre sistema de transporte urbano de pasajeros y, hasta ahora, un deficiente control de los vehículos de alquiler. Algunas manifestaciones en tal sentido ya se escucharon, pero no hay que confundirse. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Optimizar el funcionamiento de los colectivos requiere una fuerte inversión para adquirir unidades nuevas, rediseñar los recorridos y, desde ya, establecer partidas para subsidiar el servicio -sea estatal o mixto-; en cambio, los “bolichebus” tienen otro objetivo, más vinculado a la seguridad y la contención de los adolescentes en la noche. Y, desde ya, es más factible de instrumentar en el corto plazo, aunque la Municipalidad no debería desatender los consejos remiseros -los más prudentes-, aunque se originen en el disgusto ante una competencia inesperada. Por eso, así como no se debería insistir con el discurso de la “tolerancia cero” en el tránsito, si no existen los recursos o la vocación política para sostener tamaño compromiso, también es imprudente lanzar un servicio -con independencia de sus loables objetivos- con unidades o choferes que no reúnan los requisitos mínimos, porque ese sería el mejor argumento para desactivarlo a poco de andar. Asimismo, como no hay margen para el voluntarismo ni la ingenuidad, es preciso anticiparse a los acontecimientos y entender que no bastará con un chofer en soledad, sino que el sistema necesitaría contar con vigilancia de refuerzo para calmar los previsibles desórdenes en el interior del micro, pues los primeros disturbios que podría precipitar el cóctel de alcohol y conductas de masas, también podrían atentar contra la continuidad de una buena idea, pero que está plagada de potenciales efectos secundarios. Con el correr de los días, se comprobará si se impone la valentía política para instrumentar el servicio, a pesar de todo, o si predominan los temores por los benditos costos políticos.
(Publicado el viernes 20 de marzo de 2009 en El Informe)
En principio, la iniciativa es interesante, pues contribuiría a la seguridad de los asiduos concurrentes a los boliches bailables de la Ruta 8, que suelen dirigirse a los mismos en cajas de camioneta, en moto o a pie -sobre todos los más chicos-, muchas veces por encima del pavimento. Otro aspecto que justificaría la propuesta municipal es la abusiva tarifa que cobran los remises en las noches de sábados y madrugadas de domingos, con la discrecionalidad de ajustarlas -hasta un ciento por ciento en algunos casos- a la hora del regreso. Más aún, en esas noches del fin de semana, los remises suelen rechazar los viajes cortos, a la espera de las más redituables excursiones hasta los boliches.
Con poco dinero en los bolsillos después de la entrada y las bebidas, a veces ni siquiera alcanza con la estrategia de los “autos compartidos” y entonces se apela a las fórmulas más temerarias -hasta “hacer dedo”-, que suelen acarrear desagradables cosnecuencias.
Sin embargo, en la Intendencia temían reacciones desfavorables, por ejemplo, de los que saldrían a cuestionar este planteo por incentivar las andanzas noctámbulas de los jóvenes, al mismo tiempo que subsiste un mediocre sistema de transporte urbano de pasajeros y, hasta ahora, un deficiente control de los vehículos de alquiler. Algunas manifestaciones en tal sentido ya se escucharon, pero no hay que confundirse. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Optimizar el funcionamiento de los colectivos requiere una fuerte inversión para adquirir unidades nuevas, rediseñar los recorridos y, desde ya, establecer partidas para subsidiar el servicio -sea estatal o mixto-; en cambio, los “bolichebus” tienen otro objetivo, más vinculado a la seguridad y la contención de los adolescentes en la noche. Y, desde ya, es más factible de instrumentar en el corto plazo, aunque la Municipalidad no debería desatender los consejos remiseros -los más prudentes-, aunque se originen en el disgusto ante una competencia inesperada. Por eso, así como no se debería insistir con el discurso de la “tolerancia cero” en el tránsito, si no existen los recursos o la vocación política para sostener tamaño compromiso, también es imprudente lanzar un servicio -con independencia de sus loables objetivos- con unidades o choferes que no reúnan los requisitos mínimos, porque ese sería el mejor argumento para desactivarlo a poco de andar. Asimismo, como no hay margen para el voluntarismo ni la ingenuidad, es preciso anticiparse a los acontecimientos y entender que no bastará con un chofer en soledad, sino que el sistema necesitaría contar con vigilancia de refuerzo para calmar los previsibles desórdenes en el interior del micro, pues los primeros disturbios que podría precipitar el cóctel de alcohol y conductas de masas, también podrían atentar contra la continuidad de una buena idea, pero que está plagada de potenciales efectos secundarios. Con el correr de los días, se comprobará si se impone la valentía política para instrumentar el servicio, a pesar de todo, o si predominan los temores por los benditos costos políticos.
(Publicado el viernes 20 de marzo de 2009 en El Informe)
Adelanto electoral que rompió la "calma" en el PJ santafesino
La inesperada propuesta de adelantar las elecciones legislativas nacionales para el 28 de junio -estaban previstas para el cuarto domingo de octubre, “para ser más previsibles”, mediante una modificación impulsada por el presidente Néstor Kirchner en 2004-, le dio un matiz más emotivo a los prolegómenos de los comicios municipales santafesinos, cuyas primarias se llevarán a cabo ese mismo día.
En el justicialismo provincial, atravesado por la interna entre reutemistas y kirchneristas, se suponía que el armado de las listas de candidatos a concejales no estaría condicionado por esos enfrentamientos, dado que las legislativas nacionales se realizarían a fines de octubre, bastante después de las primarias y las generales santafesinas. Sin embargo, si el Congreso aprueba la iniciativa que ayer recibió desde la Casa Rosada, el escenario electoral será muy distinto. En este sentido, si el PJ santafesino pretendía convocar a internas para dirimir las listas de postulantes a cargos nacionales, esa posibilidad quedó herida de muerte con este traslado a la medida de las conveniencias electorales del kirchnerismo, porque si se tratara de la gobernabilidad en zozobra por culpa de la crisis global, habría que exigir medidas más profundas que el elemental adelantamiento del cronograma electoral.
Cuatro días después del anuncio oficial no hay lugar a dudas: la maniobra es made in Néstor Kirchner, que con un módico anticipo de cuatro meses tendría mayores expectativas de obtener la primera minoría liderando las listas del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires. Tan simple como suena, Kirchner apuró la elección para favorecer su propia candidatura; un digno discípulo de Eduardo Duhalde, que en 2003 urdió un sistema electoral con el objetivo de voltearlo a Carlos Menem y beneficiar a su delfín patagónico. Algún día, otro sector lo hará con los Kirchner. Con distintos rostros, es la misma debilidad institucional que asuela a los argentinos desde hace 80 años y, de vez en cuando, reaparece, rejuvenecida y adaptada a los nuevos tiempos, pero con los vicios de siempre.
¡El Chivo o yo!
Si bien en el invierno pasado, en ocasión de las internas santafesinas, reutemistas y kirchneristas negociaron hasta último momento y sobre la hora se repartieron el dominio de la mesa ejecutiva y el congreso del PJ, en este marco es poco probable que se reedite ese pacto. Tanto es así que la más encumbrada vocera de Carlos Reutemann, y copiloto en el bloque Santa Fe Federal de Senadores, Roxana Latorre, además de anticipar el rechazo al adelantamiento, advirtió que no habría margen para acordar una lista única con el sector del jefe del bloque oficialista de diputados nacionales, Agustín Rossi, que también pretende la reelección. Además, sin tiempo para convocar a internas, el Lole podría reclamar la prioridad para diseñar las listas, y ya amenazó con competir por fuera de las estructuras del peronismo si se atrevieran a desairarlo. Tal vez esa sola insinuación rupturista del gran elector baste para que los congresales rossistas reconozcan el liderazgo reutemista. En tal caso, el destino del Chivo no sería la reelección, sino un ministerio u otro alto cargo en la Nación, claro que a costa de resignar su influencia territorial.
Mientras tanto, en el sur santafesino, donde la mayoría de los intendentes y jefes comunales se pronunciaron -con mayor o menor énfasis- a favor de los reclamos de políticas agropecuarias razonables, al mismo tiempo que tomaban distancia de los Kirchner y fortalecían los lazos con el reutemismo, se precipita una situación inesperada con esta factible superposición de comicios, porque en distritos donde el conflicto agropecuario sigue dividiendo las aguas, ni siquiera alcanzará con declaraciones de prescindencia para seducir a un electorado que, según las mediciones de imagen en la región, perdió todo atisbo de simpatía hacia el matrimonio presidencial.
Así pues, un beneficiado por el adelantamiento de las elecciones -y el atraso en la calidad institucional- será el Lole, que no correrá en soledad contra la coalición binnerista, sino que podrá traccionar en sintonía con sus fornidas bases municipales y comunales, que también sonríen con el volantazo presidencial que les devuelve la compañía de Reutemann. Aunque para que la felicidad sea completa deberán evitar que Rossi y los suyos cuelen la impronta kirchnerista en la sábana horizontal. “Ir en la misma boleta con el Chivo, que hoy no puede caminar en ningún pueblo de la provincia, es una mochila que el Lole no creo que se cargue… por algo dio el portazo en el Frente para la Victoria”, aseveró un dirigente del reutemismo local.
En síntesis, la prioridad es excluir a Rossi y, luego, provincializar la elección para alejarse de los K.
Al mismo tiempo, se conoce que el gobierno santafesino está evaluando contrarreloj las complicaciones ocasionadas por la forzada unificación de dos comicios de distinta naturaleza, pues al mismo tiempo que se elegirían legisladores nacionales, se seleccionarán precandidatos en las primarias que recién el 30 de agosto se postularán para los cargos públicos en las generales. Incluso, cada comicio requiere un padrón distinto, y mientras en el nacional la votación es obligatoria, en la primaria es posible excusarse mediante un sencillo trámite previo.
Nada de prescindencia
En el plano local, el intendente y jefe del PJ, José Freyre, se había apresurado a fundar un enclave de prescindencia, aunque con leve inclinación hacia el reutemismo -salvo en su pronunciamiento favorable a la alteración del cronograma-, pero el apuro kirchnerista por acortar los tiempos, también podría obligarlo a establecer posiciones más rotundas (¿apelará a la Liga de Intendentes para guarecerse de urgencia en una tercera posición?). Sin dudas, a estas alturas ya no habrá resquicios para la pragmática estrategia ventilada por un operador peronista de reconocidas lealtades sucesivas: “Tenemos que armar una lista de unidad, muchachos, así los reutemistas hacen campaña en el centro y nosotros, los kirchneristas, vamos a los barrios”, simplificó.
Casi al mismo tiempo, en otra de sus episódicas irrupciones mediáticas, el ex intendente Roberto Scott volvía a incomodar a su sucesor en el Sillón de Aufranc, reiterando sus afinidades con los K, quizá en esta etapa por coincidencias ideológicas, aunque el año pasado la excusa para que Poroto se alejara del Tino Spinozzi en la interna provincial era el temor a las represalias pingüinas contra la ciudad. “Kirchner es muy duro y no perdona”, había deslizado Scott, con honestidad brutal.
Dispuestos a cualquier cosa para conservar el poder y frenar la diáspora, incluso embestir contra sus propios compromisos públicos, los Kirchner oficializaron el adelantamiento y lanzaron el Operativo Clamor para que Néstor lidere la lista en tierras bonaerenses, pero esa no es, en absoluto, la situación venadense, donde Freyre aún no puede convencer al secretario coordinador Hernán Roma (¿podrá hacerlo antes de la medianoche del 30 de marzo?) para que sea el número uno de su nómina de concejales; lejos de los clamores populares, la incertidumbre local propicia el florecimiento de nombres y más nombres, como el edil Miguel Pedrola; un secretario/a del gabinete y un empresario “de mediana edad”. Cualquiera de ellos tendría que enfrentar en las primarias de junio al candidato de la agrupación peronista “17 de Octubre-Lealtad”, que se confirmará en los próximos días entre el líder del sector, el lucifuercista Jorge Viano, y la concejala Patricia Romero. En este sentido, así como el caprichoso adelantamiento reaviva la interna en cada distrito santafesino entre los K y los reutemistas, divididos por las alambradas del campo; en la primaria del PJ local, porotistas y vianistas también reactivarán sus viejos pleitos partidarios, exacerbados por los antagonismos en torno a las tarifas y la concesión del servicio eléctrico. Además, si se afirma la versión de que el porotismo no cederá puestos expectantes en la lista de concejales a los rossistas Julio Eggimann y Oscar Barotto, no habría que descartar el surgimiento de una tercera y despechada opción en las internas del Frente para la Victoria, que le restaría algunos votos al oficialismo, pero le facilitaría el discurso de despegue del kirchnerismo al cual deberán apelar, en sintonía con el Lole en la provincia, muy a pesar de los consejos del siempre influyente caudillo Roberto Scott, el ornitólogo que ahora también adora a los pingüinos.
(Publicado el martes 17 de marzo de 2009 en El Informe)
En el justicialismo provincial, atravesado por la interna entre reutemistas y kirchneristas, se suponía que el armado de las listas de candidatos a concejales no estaría condicionado por esos enfrentamientos, dado que las legislativas nacionales se realizarían a fines de octubre, bastante después de las primarias y las generales santafesinas. Sin embargo, si el Congreso aprueba la iniciativa que ayer recibió desde la Casa Rosada, el escenario electoral será muy distinto. En este sentido, si el PJ santafesino pretendía convocar a internas para dirimir las listas de postulantes a cargos nacionales, esa posibilidad quedó herida de muerte con este traslado a la medida de las conveniencias electorales del kirchnerismo, porque si se tratara de la gobernabilidad en zozobra por culpa de la crisis global, habría que exigir medidas más profundas que el elemental adelantamiento del cronograma electoral.
Cuatro días después del anuncio oficial no hay lugar a dudas: la maniobra es made in Néstor Kirchner, que con un módico anticipo de cuatro meses tendría mayores expectativas de obtener la primera minoría liderando las listas del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires. Tan simple como suena, Kirchner apuró la elección para favorecer su propia candidatura; un digno discípulo de Eduardo Duhalde, que en 2003 urdió un sistema electoral con el objetivo de voltearlo a Carlos Menem y beneficiar a su delfín patagónico. Algún día, otro sector lo hará con los Kirchner. Con distintos rostros, es la misma debilidad institucional que asuela a los argentinos desde hace 80 años y, de vez en cuando, reaparece, rejuvenecida y adaptada a los nuevos tiempos, pero con los vicios de siempre.
¡El Chivo o yo!
Si bien en el invierno pasado, en ocasión de las internas santafesinas, reutemistas y kirchneristas negociaron hasta último momento y sobre la hora se repartieron el dominio de la mesa ejecutiva y el congreso del PJ, en este marco es poco probable que se reedite ese pacto. Tanto es así que la más encumbrada vocera de Carlos Reutemann, y copiloto en el bloque Santa Fe Federal de Senadores, Roxana Latorre, además de anticipar el rechazo al adelantamiento, advirtió que no habría margen para acordar una lista única con el sector del jefe del bloque oficialista de diputados nacionales, Agustín Rossi, que también pretende la reelección. Además, sin tiempo para convocar a internas, el Lole podría reclamar la prioridad para diseñar las listas, y ya amenazó con competir por fuera de las estructuras del peronismo si se atrevieran a desairarlo. Tal vez esa sola insinuación rupturista del gran elector baste para que los congresales rossistas reconozcan el liderazgo reutemista. En tal caso, el destino del Chivo no sería la reelección, sino un ministerio u otro alto cargo en la Nación, claro que a costa de resignar su influencia territorial.
Mientras tanto, en el sur santafesino, donde la mayoría de los intendentes y jefes comunales se pronunciaron -con mayor o menor énfasis- a favor de los reclamos de políticas agropecuarias razonables, al mismo tiempo que tomaban distancia de los Kirchner y fortalecían los lazos con el reutemismo, se precipita una situación inesperada con esta factible superposición de comicios, porque en distritos donde el conflicto agropecuario sigue dividiendo las aguas, ni siquiera alcanzará con declaraciones de prescindencia para seducir a un electorado que, según las mediciones de imagen en la región, perdió todo atisbo de simpatía hacia el matrimonio presidencial.
Así pues, un beneficiado por el adelantamiento de las elecciones -y el atraso en la calidad institucional- será el Lole, que no correrá en soledad contra la coalición binnerista, sino que podrá traccionar en sintonía con sus fornidas bases municipales y comunales, que también sonríen con el volantazo presidencial que les devuelve la compañía de Reutemann. Aunque para que la felicidad sea completa deberán evitar que Rossi y los suyos cuelen la impronta kirchnerista en la sábana horizontal. “Ir en la misma boleta con el Chivo, que hoy no puede caminar en ningún pueblo de la provincia, es una mochila que el Lole no creo que se cargue… por algo dio el portazo en el Frente para la Victoria”, aseveró un dirigente del reutemismo local.
En síntesis, la prioridad es excluir a Rossi y, luego, provincializar la elección para alejarse de los K.
Al mismo tiempo, se conoce que el gobierno santafesino está evaluando contrarreloj las complicaciones ocasionadas por la forzada unificación de dos comicios de distinta naturaleza, pues al mismo tiempo que se elegirían legisladores nacionales, se seleccionarán precandidatos en las primarias que recién el 30 de agosto se postularán para los cargos públicos en las generales. Incluso, cada comicio requiere un padrón distinto, y mientras en el nacional la votación es obligatoria, en la primaria es posible excusarse mediante un sencillo trámite previo.
Nada de prescindencia
En el plano local, el intendente y jefe del PJ, José Freyre, se había apresurado a fundar un enclave de prescindencia, aunque con leve inclinación hacia el reutemismo -salvo en su pronunciamiento favorable a la alteración del cronograma-, pero el apuro kirchnerista por acortar los tiempos, también podría obligarlo a establecer posiciones más rotundas (¿apelará a la Liga de Intendentes para guarecerse de urgencia en una tercera posición?). Sin dudas, a estas alturas ya no habrá resquicios para la pragmática estrategia ventilada por un operador peronista de reconocidas lealtades sucesivas: “Tenemos que armar una lista de unidad, muchachos, así los reutemistas hacen campaña en el centro y nosotros, los kirchneristas, vamos a los barrios”, simplificó.
Casi al mismo tiempo, en otra de sus episódicas irrupciones mediáticas, el ex intendente Roberto Scott volvía a incomodar a su sucesor en el Sillón de Aufranc, reiterando sus afinidades con los K, quizá en esta etapa por coincidencias ideológicas, aunque el año pasado la excusa para que Poroto se alejara del Tino Spinozzi en la interna provincial era el temor a las represalias pingüinas contra la ciudad. “Kirchner es muy duro y no perdona”, había deslizado Scott, con honestidad brutal.
Dispuestos a cualquier cosa para conservar el poder y frenar la diáspora, incluso embestir contra sus propios compromisos públicos, los Kirchner oficializaron el adelantamiento y lanzaron el Operativo Clamor para que Néstor lidere la lista en tierras bonaerenses, pero esa no es, en absoluto, la situación venadense, donde Freyre aún no puede convencer al secretario coordinador Hernán Roma (¿podrá hacerlo antes de la medianoche del 30 de marzo?) para que sea el número uno de su nómina de concejales; lejos de los clamores populares, la incertidumbre local propicia el florecimiento de nombres y más nombres, como el edil Miguel Pedrola; un secretario/a del gabinete y un empresario “de mediana edad”. Cualquiera de ellos tendría que enfrentar en las primarias de junio al candidato de la agrupación peronista “17 de Octubre-Lealtad”, que se confirmará en los próximos días entre el líder del sector, el lucifuercista Jorge Viano, y la concejala Patricia Romero. En este sentido, así como el caprichoso adelantamiento reaviva la interna en cada distrito santafesino entre los K y los reutemistas, divididos por las alambradas del campo; en la primaria del PJ local, porotistas y vianistas también reactivarán sus viejos pleitos partidarios, exacerbados por los antagonismos en torno a las tarifas y la concesión del servicio eléctrico. Además, si se afirma la versión de que el porotismo no cederá puestos expectantes en la lista de concejales a los rossistas Julio Eggimann y Oscar Barotto, no habría que descartar el surgimiento de una tercera y despechada opción en las internas del Frente para la Victoria, que le restaría algunos votos al oficialismo, pero le facilitaría el discurso de despegue del kirchnerismo al cual deberán apelar, en sintonía con el Lole en la provincia, muy a pesar de los consejos del siempre influyente caudillo Roberto Scott, el ornitólogo que ahora también adora a los pingüinos.
(Publicado el martes 17 de marzo de 2009 en El Informe)
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