Hoy a las 8 concluirá en Venado la campaña electoral más abúlica que se recuerde, luego de las primarias dominadas por un arrasador Huracán Freyre, que aplastó a propios y extraños. Era una convocatoria para que las fuerzas políticas definieran las listas de candidatos en internas abiertas, obligatorias y simultáneas. Pero tan avasallante resultó la actuación del intendente José Freyre, que ese domingo 22 de mayo anticipó la reelección porotista sepultó las ilusiones opositoras. Tanto es así que, luego, se desarrolló una campaña meramente formal, con un oficialismo envalentonado que, paradójicamente, hizo más que la oposición por crecer en cantidad de votos. Así, Freyre jugó fuerte con el candidato a gobernador Agustín Rossi; endureció el discurso contra el gobierno de Hermes Binner y recibió a una seguidilla de funcionarios nacionales, desde el ministro de Agricultura de la Nación, hasta burócratas de tercer orden, pero todos llegaron “con algo” en las manos. Por su parte, el aspirante a intendente de la mayor fuerza opositora local, el radical Carlos Díaz Vélez, no generó absolutamente nada para intentar achicar la holgada ventaja del actual mandatario. Muchos creyeron que ensayaría alguna estrategia, algún gesto efectista, al menos, en busca de quebrar una tendencia que podría agigantarse aún más el 24 de julio, merced al voto a ganador. Pero nada de eso sucedió. “Resignación y valor”, habrá pensado Díaz Vélez, antes de encarar estos comicios donde, incluso, podría sufrir dificultades para contener los votos que acumularon los otros tres postulantes a la Intendencia del Frente Progresista. En este sentido, algunos dirigentes del sector temen lo peor: terminar terceros, detrás del candidato macrista al Sillón de Aufranc, César Merino, que ya demostró dos años atrás que es capaz de multiplicar en las generales los votos de las primarias.
En cambio, el oficialismo municipal, que en las internas había promocionado el binomio Pedro Bustos-Norma Orlanda para el Concejo, incorporó a la oferta política el nombre del vecinalista Pedro Had, en clara manifestación de las ambiciones de retener las tres bancas que cede, y así conservar la preciada mayoría automática. En la oposición, Fabián Vernetti, del Frente Progresista, es el que asoma con mayores posibilidades en el ámbito legislativo, en tanto que para la “cuarta banca”, además del Turco Had, se anotan Daniel Di Lena (FPCyS), Carlos Aldasoro (PRO), Martín González (Proyecto Sur) y Rubén Pigliapoco (UNIR).
Uno contra uno
Así como la disputa por la “cuarta banca” reúne las mayores expectativas electorales en el plano local, sin dudas que la pugna por la senaduría provincial se convirtió en la madre de las batallas en el orden regional entre el candidato peronista Spinozzi y el radical-binnerista Lisandro Enrico. Todo indica que, en virtud de una marcada polarización, los postulantes venadenses protagonizarán la elección más reñida, como lo admiten desde uno y otro bunker, coincidiendo en que la diferencia estará “por debajo de los tres o cuatro puntos”.
Con una trayectoria ininterrumpida en la función pública desde 1995, cuando reemplazó en la concejalía a Roberto Scott -que por primera vez tomaba posesión del Sillón de Aufranc-, el Tino ocupó también importantes responsabilidades partidarias, llegando hasta la jefatura del peronismo santafesino. Siempre ligado al reutemismo, ahora las circunstancias obligan al candidato a exhibir relaciones amistosas con referentes K, cosa que todos justifican el marco de los acuerdos de unidad del congreso partidario de principio de año, que dieron lugar al Frente Santa Fe para Todos. Por eso mismo, las recientes declaraciones de Carlos Reutemann, desmarcándose claramente del kirchnerismo (¿y de una derrota del Chivo Rossi?) no fueron convenientes para Spinozzi. Es que en el tránsito hacia las internas -cuando declinó la precandidatura a gobernador-, el Tino no recibió ningún apoyo de su jefe político; ahora, en cambio, los filosos conceptos del Lole no ayudan a sus necesidades de alianza con Rossi y Cía. Ocurre que a veces los líderes políticos accionan en función de sus propios intereses, como también lo hizo Cristina Fernández el martes último, en Puerto San Martín. Lejos de respaldar al Chivo, la Presidenta se limitó a cuestionar la gestión de Binner, con cifras que, según se comprobó después, eran menos confiables que los hermanos Schoklender. Más allá de las necesidades del candidato a gobernador por Santa Fe para Todos, Cristina es candidata presidencial y en su desembarco santafesino priorizó la defensa de su gobierno y de sus expectativas para las primarias nacionales del 14 de agosto, antes que involucrarse en el envión -de alto riesgo para ella- que requería Rossi.
Pese a los dichos del ex corredor, Spinozzi, que cuenta con el respaldo territorial de unas cuantas comunas y con perseverancia supo pegarse en las últimas semanas a la figura de Freyre, también sustentó su campaña en una rendición de cuentas luego de ocho años de senaduría, donde fue adalid de una oposición intransigente con sede en la Cámara alta. Tanto es así que Binner salió a pedir el voto para la lista de diputados provinciales que encabeza el socialista Raúl Lamberto. Después de soportar una cámara en contra en su mandato, es conciente de cuánto le pesaría a Bonfatti tener que gobernar con ambas cámaras bajo el control justicialista.
Como contrincante de Spinozzi se erige Lisandro Enrico, en la función pública desde 1999, cuando asumió como concejal (ejerció dos mandatos consecutivos), hasta ahora, como secretario parlamentario de la Cámara de Diputados, desde donde aprovechó una labor administrativa en la capital provincial para generar, al mismo tiempo, una paciente construcción política, no sólo de fuerte identificación con las iniciativas de Hermes Binner -a veces con más enjundia que algunos socialistas-, sino también a través de la gestión en la órbita provincial de diversas necesidades de las entrañas de General López. Asimismo, Enrico fue el que apostó más fuerte a la inversión publicitaria -en cantidad y calidad- desde el comienzo, pues así como Spinozzi debió derrotar al candidato K, Martín Labbé, desde una lista distrital, el radical necesitó superar en la primaria a un duro rival como el intendente de Firmat, Carlos Torres, que tenía el apoyo de los precandidatos a intendente de Venado, Carlos Díaz Vélez, y a gobernador, Mario Barletta.
Spinozzi, favorecido por la boleta única en las internas, necesitaría ahora la vieja boleta sábana horizontal para asegurar la re-reelección, dado que se beneficiaría con el efecto arrastre de Freyre, el gran elector venadense y regional. Esto es, si el Tino fuera acompañado por un alto porcentaje de los votantes de Poroto, la diferencia obtenida en Venado se tornaría indescontable para Enrico. Y allí precisamente reside una de las claves de esta elección. El opositor radical, además de considerar que el peronismo alineado con la Casa Rosada no apoyará en masa a Spinozzi, inició la campaña rumbo a las generales sin aflojar su cabalgata de visitas a los pueblos y sus instituciones; saldó pleitos con Torres y multiplicó su exposición junto a Binner y Antonio Bonfatti, que marcha primero en todas las encuestas.
Ambos, Spinozzi y Enrico, confían en obtener un triunfo ajustado; saben también que si no lo consiguen, habrán caído con todos los honores y sin guardarse nada.
(Publicado el viernes 22 de julio en diario El Informe)
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