Una treintena de secretarios, subsecretarios, directores y coordinadores, entre otros, fue “pasada a disponibilidad” por el intendente José Freyre, mediante una medida que alcanzó repercusión nacional y que, en principio, es más propia del estilo de Roberto Scott, que del mesurado psicólogo que desde hace poco más de dos años ocupa el Sillón de Aufranc. Si bien es cierto que el antecesor Scott adoptó una determinación semejante a principio de 2002, fue en el marco de una crisis económica nacional, pero sin mayores disgustos con el desempeño de sus colaboradores. Hoy, por el contrario, la conocida estrechez de las cuentas públicas municipales tiene una incidencia mínima en el desmantelamiento, y es la disconformidad de Freyre con la actuación de varios de sus funcionarios la causa excluyente de la aceptación de las renuncias que les había pedido y que, está a la vista, no había sido por mero protocolo.
Ante la percepción popular de que la planta política está sobredimensionada y que la mayoría de sus integrantes no cumplió con las demandas, la iniciativa del intendente fue bienvenida, al menos por los venadenses que acostumbran a exteriorizar sus conclusiones en los medios de comunicación. Algunos de los defenestrados, cuchichean off the reccord que es imposible satisfacer a la gente cuando no se cuenta ni siquiera con los recursos elementales, pero a estas alturas ya no es excusa: tendrían que haberlo denunciado en voz alta ante la población, o bien plantearlo en la intimidad frente al intendente Freyre, con la carta de la renuncia en la mano.
Ante un creciente malestar de la gente, que ya estaba atravesando distintas áreas de la gestión, Freyre apeló a un efecto shock, aceptando la renuncia de todos, para luego evaluarlas una por una, aunque desde el primer momento se confirmó la continuidad de Sergio Druetta, en Gobierno; Pedro Bustos, en Salud y Acción Social; y Darío Mascioli, en Desarrollo Productivo, que desde ahora serán los hombres más fortalecidos del gabinete porotista. Aunque Freyre no eludió las responsabilidades propias por las deficiencias de la administración, este desplazamiento masivo precipitó la condena social sobre el conjunto de colaboradores, mitigando las eventuales críticas sobre el intendente. Atenta a la evolución de los sucesos, la oposición no perdió tiempo y embistió contra el supuesto “efectismo mediático” del cambio de algunos nombres para que, al final, según intuyen, no cambie nada. En tal sentido, todos coincidieron en cuestionar a José Freyre en su rol de seleccionador de colaboradores y coordinador general de la funciones de cada uno, como también de la interacción en el gabinete. Desde las más duras objeciones del vianismo que el grupo gobernante no resultaba tan castigado por los opositores. Radicales y socialistas alertaron enseguida sobre la “falta de liderazgo” y las “internas paralizantes”, y hasta alertaron que todo podría tratarse de un “amague”.
Sin embargo, una vez superado el efecto sorpresa de la iniciativa, surgirán los desafíos más complicados que el intendente de la ciudad deberá enfrentar, el mes entrante o, a más tardar, en marzo:
- Ante la dimensión que adquirió su decisión política, Freyre no podrá revalidar, por ejemplo, el 90 por ciento de sus colaboradores, ni mucho menos, porque así daría lugar a la sospecha del “efectismo mediático” que la oposición se apuró en advertir la semana pasada. Y también defraudará las expectativas de los venadenses que sinceramente habían elogiado la presunta vocación renovadora.
- Por otro lado, el intendente anticipó que se tomaría su tiempo para resolver, ¿pero cuánto tiempo? Deberá saber que si transcurren las semanas, o todo el verano, y la Municipalidad no se desmorona, la ciudadanía se preguntará si realmente es necesario volver a completar la burocracia política de varias decenas de funcionarios de dudosa productividad. Si bien transitamos un enero de receso y escasa actividad, el mismísimo intendente demuestra que la administración puede funcionar con mucho menos personal político, y con la ayuda de personal de carrera, aun cuando varios de los funcionarios desplazados se acerquen hasta San Martín y Marconi para firmar cheques o convenios pendientes.
- Luego, si Freyre descartase, por ejemplo, a la mitad de los renunciados, habrá cumplido con las expectativas creadas, pero, ¿estará en condiciones de sustituirlos con dirigentes más eficientes y comprometidos? ¿Habrá cambiado algo la situación de fines de 2007, cuando Freyre no conseguía formar el gabinete porque muchos de los elegidos preferían continuar en la más rentable -y menos expuesta- actividad privada?
Más allá de que se trate de una resolución espontánea y principista, o de una meditada maniobra contaminada de especulación política, el intendente venadense José Freyre, luego de la súbita devastación de su gabinete, no acabará este conflicto sin consecuencias. O saldrá fortalecido, probando que posee el liderazgo que se le reclamaba para relanzar la gestión; o se debilitará, pagando un alto costo político por no haber satisfecho las expectativas que él mismo supo generar.
(Publicado el lunes 18 de enero de 2010 en diario El Informe)
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