Hoy, a las 8, concluirá en todo el país una campaña que en algunos distritos adquirió cierto tono de dramatismo, impuesto sobre todo por un kirchnerismo que salió a plebiscitar su “modelo” y a poner en duda, ante una eventual derrota, no solo la continuidad en el poder a partir de las presidenciales de 2011, sino también la inmediata gobernabilidad, convirtiendo las legislativas de medio término en elecciones de todo o nada, como si en democracia no fuera posible gestionar con un mayor equilibrio de fuerzas, como si la hegemonía en el Congreso fuese indispensable para administrar una Nación.
También en nuestra provincia de Santa Fe el clima se fue enrareciendo según transcurrían los días, con denuncias cruzadas entre los candidatos a senadores nacionales Rubén Giustiniani (Frente Progresista) y Carlos Reutemann (Santa Fe Federal). En el arranque de la campaña, la ventaja del Lole era muy holgada -algunos vaticinaban una victoria por cerca de 15 puntos-, pero la irrupción en escena del gobernador Hermes Binner, que también se arriesga a plebiscitar su gestión, alteró sustancialmente la opinión del electorado y hoy, según varias encuestas coincidentes, se estaría registrando un virtual empate técnico, dada la gran paridad de los sondeos. Es que en Santa Fe, además de la renovación de nueve de las 19 diputaciones nacionales y las tres senadurías nacionales, se dirime este domingo nada menos que un “presidenciable” para 2011. Será Reutemann o será Binner, que no es candidato, pero se erigió en un baluarte de la campaña. Cualquiera que triunfe el 28, se adjudicará un espacio expectante en el escenario nacional, y así le será reconocido en las tapas del lunes 29. Nadie escatima recursos en esta porfía, con un Lole que en los últimos días quiere ser más campista que el campo, e incluso se vio forzado a abandonar su habitual perfil bajo para liderar una caravana mediática que llegó al clímax con su presencia en Gran Cuñado. Es que si bien los Kirchner -fervorosos defensores de la brutal entrega de YPF- y, sobre todo, Daniel Scioli, tienen antecedentes menemistas, el ex gobernador de Santa Fe quedó más pegado que aquéllos al peronismo neoliberal de los ’90. Y el ingeniero Giustiniani le pega en la línea de flotación cuando desempolva los planteos reutemistas de entonces sobre la privatización del Banco Provincial y la Dipos, por ejemplo.
Mientras tanto, en la contienda de diputados nacionales, el candidato kirchnerista Agustín Rossi creció algunos puntos y, además de asegurarse prácticamente su reelección, se ilusiona con arrebatar una segunda banca para el periodista santafesino Juan Carlos Bettanín. Módico en sus ambiciones, el Frente para la Victoria provincial, con la deserción de Reutemann -nunca fue un kirchnerista nato a pesar de los cinco años de silencio-, cosechará el malhumor (obtendría una o dos bancas de las 12 en juego) que generó con un ataque tributario desmesurado a las economías de base agropecuaria, al mismo tiempo que privilegiaba sugestivamente a otros actores, tanto o más poderosos que el ruralismo, a través de generosas concesiones de recursos naturales, tales como el petróleo, el gas y la minería, que en conjunto generan rentas anuales superiores a las del campo. Aun así, ayudado por los huevazos de la intolerancia, el leve repunte rossista no pasó desapercibido en el búnker reutemista, como tampoco el súbito ascenso del postulante socialista, y tanto es así, que en algunas comunas se incita al corte del voto, olvidando las ínfulas triunfalistas de semanas atrás. Así pues, los caudillos y punteros que daban la vida por el Lole, ahora entregan las boletas separadas: Reutemann senador y Rossi diputado, suponiendo que con esa estrategia, aun a costa de resignar algún diputado, podrían rescatar los tres o cuatro puntos indispensables para ganar la batalla crucial por la senaduría y anotarse en la carrera presidencial.
Asimismo, los desvalidos referentes comunales del PJ admiten off the reccord los riesgos de invertir todo su capital político en el Lole y, al mismo tiempo dinamitar los puentes con un kirchnerismo que, al menos, gobernará un par de años más. Para colmo, la gestión provincial es de distinto signo político y ni siquiera una victoria reutemista les daría respuestas concretas en el corto plazo, pues el ex corredor se recluiría otra vez en los recoletos despachos del Senado de la Nación, lejos de las cotidianas urgencias pueblerinas. Incluso administraciones más fornidas, como la que comanda el porotismo venadense, de reciente vuelco al reutemismo, insiste en jugar a dos puntas, y saca a relucir un ala kirchnerista, que reconoce estar repartiendo votos de la lista de Germán Mastri, junto con los del Chivo Rossi.
De todos modos, los resultados del domingo 28 no influirán tanto hacia dentro en vista a las primarias del 5 de julio, porque en el PJ todos los sectores respaldan oficialmente al Lole, y en el Frente Progresista, obviamente, las cuatro listas apoyan a la coalición binnerista liderada por Giustiniani. Pero el que se imponga como senador -aunque el perdedor igual será electo por el segundo puesto- podría beneficiar en general a los reutemistas o a los binneristas vernáculos, más aún cuando el gran ganador se preste para la foto más buscada, la semana que viene, junto con los precandidatos a concejal de los principales distritos santafesinos.
Además de las tres listas citadas, la cuarta en importancia es la de Proyecto Sur, que postula para diputado nacional al periodista rosarino Carlos Del Frade, ahora con el fuerte espaldarazo de Pino Solanas, que le pelearía el segundo puesto en la Capital Federal al Acuerdo Cívico y Social. Con el antecedente de un auspicioso debut electoral en 2007, Del Frade espera dar el batacazo en una elección que definirá una docena de legisladores nacionales y un candidato presidencial de ascendencia suizo-alemana.
(Publicado el viernes 26 de junio de 2009 en El Informe)
El análisis político de la semana. Encuestas. Reflexiones. Chismes. Notas de archivo. Un espacio para pensar.
Con el Tío bien arriba, Freyre se pone al frente de la campaña
Recién ahora los venadenses toman conciencia de que en cuatro semanas deberán elegir los candidatos que en septiembre pugnarán por cinco de las nueve bancas legislativas. Mientras el electorado se desperezaba, el que picó en punta, y por varios cuerpos de ventaja, según las encuestas más confiables, es el concejal socialista Roberto Meier, aun cuando en el arranque se había frustrado un acuerdo con un sector del radicalismo, que lo obligó a impulsar sobre la marcha una lista puramente meierista, apelando a figuras de su entorno, como Manuel Herbas y Ana Silvia Narvaiz, en el rol de escoltas.
En esos sondeos, los porcentajes más sorprendentes son, precisamente, los de Meier, y los del precandidato oficialista Germán Mastri; el primero, por lo elevado; el segundo, por lo chato. Entre los allegados a Meier reinan sensaciones contradictorias: los más exitistas disfrutan de la foto de la primera quincena de junio; los más cautos interpretan esta campaña como una película que concluirá, en su primera parte, el domingo 5 de julio, con el escrutinio de las primarias.
Es que, como se suponía, comenzó a involucrarse en la campaña el intendente José Freyre, a través de afiches y volantes, donde su figura asoma, protectora, detrás de Mastri y Liliana Rostom, en busca de reforzar, con su bendición pública, un trabajo de base en los barrios. Concientes de que el interés del electorado recién se despierta en el tramo final de la campaña, los porotistas acaban de lanzar una intensa embestida mediática para ligar el apellido Mastri a la imagen de José Freyre.
En tanto, los encuestadores admiten que los resultados “serían distintos” si en lugar de colocar a Mastri, a secas, en el cuestionario, se aludiera al “candidato de Freyre”, o a “la lista del intendente”. Tampoco es casual que la profusa publicidad radial machaque con el eslogan: “Los concejales de Freyre”.
Asimismo, en tácito reconocimiento de la necesidad de un refuerzo de último momento, junto con el volante, los porotistas distribuyen una esquela de color rosado, que con el pretexto de informar al ciudadano “todo lo que necesita saber” para concurrir a las urnas, desliza sutilmente que antes de las internas para concejales, “… deberán renovar sus bancas con el voto popular los senadores Carlos Reutemann y Roxana Latorre, por el bloque Santa Fe Federal”.
Otra vez, es notorio el esfuerzo de Freyre, ya no para oficiar de equilibrista entre el Lole y los Kirchner, sino para fichar con el primero, sin denostar a los segundos. Conservando vestigios de la prescindencia de otros tiempos, no se enrola explícitamente en el reutemismo, aunque en el texto citado sólo nombra a los candidatos de Santa Fe Federal, que hoy lideran las encuestas para el 28 de junio. Así pues, Freyre sujeta a Mastri con una mano, y con la otra se aferra a Reutemann, pero sin alardes, con respeto hacia el kirchnerismo, intentando contenerlo todo.
Estas nuevas imágenes de la película de las primarias, con Freyre en campaña, inquietan hasta a los meieristas más exultantes. Sucede que desde la irrupción del actual intendente en los primeros planos de la política local, el influyente sector céntrico ya no es la fortaleza que le permitía a la oposición, aún perdiendo, achicar diferencias. El Tío lo demostró en 2003, cuando quedó cerca de consagrarse como intendente, pero cayó ante el formidable rendimiento del aparato scottista en la periferia, donde el candidato pueblense era un ilustre desconocido. Ahora, con Poroto, el oficialismo sigue siendo fuerte en los barrios, y se afianzó en el centro, embolsando votos que otrora captaban las expresiones opositoras.
Tantas son las similitudes entre Freyre y Meier, que entre ellos se genera un fenómeno de “suma cero”, donde, en cierta medida, los votos que incorpora uno, los pierde el otro; ambos captan las preferencias de un mismo segmento del electorado -con marcada penetración entre los independientes-, excluyendo el voto peronista tradicional, que se reparte entre las formaciones porotistas y del vianismo. Esas semejanzas explican el porqué de sus relaciones carnales, ésas que tanto horrorizan al resto de los socialistas, a la UCR y al PJ disidente.
En síntesis, en la foto de hoy el más beneficiado es Roberto Meier, que aprovechando la popularidad que le otorgan sus ochos años de concejalía y el bajo perfil inicial de Poroto en la campaña, supo tomar distancia de Mastri; por su parte, el oficialismo se esperanza en bajarle la intención de voto al Tío y así subir la propia. Sin dudas, Meier se arrancaría pelo por pelo su encanecida barba, a cambio de adelantar las elecciones, al estilo Kirchner, porque así lo necesitaría para evitar grandes cambios, mientras que Freyre, si pudiera, postergaría la fecha para remontar a sus representantes.
En 2007, las simpatías se inclinaron claramente hacia Freyre en el mano a mano con Meier por el Sillón de Aufranc, tanto como ahora estaría ocurriendo con el Tío, si bien aún resta dilucidar cómo influirá en la gente el pedido del voto por “los concejales de Freyre”. En la medición simbólica de todos contra todos, el sucesor de Roberto Scott deploraría entrar segundo en su primera elección legislativa como intendente, perdiendo a manos de un referente binnerista, aun cuando una derrota ante el Tío sería la menos inquietante. ¿Por qué? Los porotistas se deleitan con el co-gobierno que propone Meier desde su monobloque, porque, según arguyen, establece la referencia de una oposición constructiva y amigable, en las antípodas de la que padeció Ernesto de Mattía con el concejal Scott, en los años ’90, y desde la cual comenzó a edificarse un reinado político que aún goza de buena salud.
Como se desprende de los sondeos, el perfil legislativo de Roberto Meier es valorado por los venadenses, aunque esa proximidad con el oficialismo lo perjudique en la elección de intendente. Y su propia militancia, por la misma causa, lo castigue con cíclicos abandonos.
De todos modos, la derrota pocas veces admite lecturas positivas, menos aún para el que tiene la obligación de ganar, y cuyo confeso objetivo es relegar a Patricia Romero al cuarto lugar de la lista del PJ. Hoy, la precandidata vianista a la reelección, no estaría cuarta, ni tercera, sino segunda. En tanto, los meieristas temen que la mudanza de potenciales votos propios hacia el oficialismo, a través de una mayor exposición de Freyre, facilite que otro de los sectores -socialista o radical- del Frente Progresista, se apropie del número dos de la lista. Oscar Pieroni -arrancó derecho en las encuestas- y Guillermo Morel, necesitan ese segundo lugar para estar en el Concejo y plantear la interna al Tío con más autoridad en el marco del socialismo, como también lo ambiciona el radicalismo de Carlos Díaz Vélez, que de no acceder al segundo escalón de la nómina, estará en riesgo de quedar, por primera vez desde 1983, sin representación legislativa en la ciudad.
(Publicado el viernes 12 de junio de 2009 en diario El Informe)
En esos sondeos, los porcentajes más sorprendentes son, precisamente, los de Meier, y los del precandidato oficialista Germán Mastri; el primero, por lo elevado; el segundo, por lo chato. Entre los allegados a Meier reinan sensaciones contradictorias: los más exitistas disfrutan de la foto de la primera quincena de junio; los más cautos interpretan esta campaña como una película que concluirá, en su primera parte, el domingo 5 de julio, con el escrutinio de las primarias.
Es que, como se suponía, comenzó a involucrarse en la campaña el intendente José Freyre, a través de afiches y volantes, donde su figura asoma, protectora, detrás de Mastri y Liliana Rostom, en busca de reforzar, con su bendición pública, un trabajo de base en los barrios. Concientes de que el interés del electorado recién se despierta en el tramo final de la campaña, los porotistas acaban de lanzar una intensa embestida mediática para ligar el apellido Mastri a la imagen de José Freyre.
En tanto, los encuestadores admiten que los resultados “serían distintos” si en lugar de colocar a Mastri, a secas, en el cuestionario, se aludiera al “candidato de Freyre”, o a “la lista del intendente”. Tampoco es casual que la profusa publicidad radial machaque con el eslogan: “Los concejales de Freyre”.
Asimismo, en tácito reconocimiento de la necesidad de un refuerzo de último momento, junto con el volante, los porotistas distribuyen una esquela de color rosado, que con el pretexto de informar al ciudadano “todo lo que necesita saber” para concurrir a las urnas, desliza sutilmente que antes de las internas para concejales, “… deberán renovar sus bancas con el voto popular los senadores Carlos Reutemann y Roxana Latorre, por el bloque Santa Fe Federal”.
Otra vez, es notorio el esfuerzo de Freyre, ya no para oficiar de equilibrista entre el Lole y los Kirchner, sino para fichar con el primero, sin denostar a los segundos. Conservando vestigios de la prescindencia de otros tiempos, no se enrola explícitamente en el reutemismo, aunque en el texto citado sólo nombra a los candidatos de Santa Fe Federal, que hoy lideran las encuestas para el 28 de junio. Así pues, Freyre sujeta a Mastri con una mano, y con la otra se aferra a Reutemann, pero sin alardes, con respeto hacia el kirchnerismo, intentando contenerlo todo.
Estas nuevas imágenes de la película de las primarias, con Freyre en campaña, inquietan hasta a los meieristas más exultantes. Sucede que desde la irrupción del actual intendente en los primeros planos de la política local, el influyente sector céntrico ya no es la fortaleza que le permitía a la oposición, aún perdiendo, achicar diferencias. El Tío lo demostró en 2003, cuando quedó cerca de consagrarse como intendente, pero cayó ante el formidable rendimiento del aparato scottista en la periferia, donde el candidato pueblense era un ilustre desconocido. Ahora, con Poroto, el oficialismo sigue siendo fuerte en los barrios, y se afianzó en el centro, embolsando votos que otrora captaban las expresiones opositoras.
Tantas son las similitudes entre Freyre y Meier, que entre ellos se genera un fenómeno de “suma cero”, donde, en cierta medida, los votos que incorpora uno, los pierde el otro; ambos captan las preferencias de un mismo segmento del electorado -con marcada penetración entre los independientes-, excluyendo el voto peronista tradicional, que se reparte entre las formaciones porotistas y del vianismo. Esas semejanzas explican el porqué de sus relaciones carnales, ésas que tanto horrorizan al resto de los socialistas, a la UCR y al PJ disidente.
En síntesis, en la foto de hoy el más beneficiado es Roberto Meier, que aprovechando la popularidad que le otorgan sus ochos años de concejalía y el bajo perfil inicial de Poroto en la campaña, supo tomar distancia de Mastri; por su parte, el oficialismo se esperanza en bajarle la intención de voto al Tío y así subir la propia. Sin dudas, Meier se arrancaría pelo por pelo su encanecida barba, a cambio de adelantar las elecciones, al estilo Kirchner, porque así lo necesitaría para evitar grandes cambios, mientras que Freyre, si pudiera, postergaría la fecha para remontar a sus representantes.
En 2007, las simpatías se inclinaron claramente hacia Freyre en el mano a mano con Meier por el Sillón de Aufranc, tanto como ahora estaría ocurriendo con el Tío, si bien aún resta dilucidar cómo influirá en la gente el pedido del voto por “los concejales de Freyre”. En la medición simbólica de todos contra todos, el sucesor de Roberto Scott deploraría entrar segundo en su primera elección legislativa como intendente, perdiendo a manos de un referente binnerista, aun cuando una derrota ante el Tío sería la menos inquietante. ¿Por qué? Los porotistas se deleitan con el co-gobierno que propone Meier desde su monobloque, porque, según arguyen, establece la referencia de una oposición constructiva y amigable, en las antípodas de la que padeció Ernesto de Mattía con el concejal Scott, en los años ’90, y desde la cual comenzó a edificarse un reinado político que aún goza de buena salud.
Como se desprende de los sondeos, el perfil legislativo de Roberto Meier es valorado por los venadenses, aunque esa proximidad con el oficialismo lo perjudique en la elección de intendente. Y su propia militancia, por la misma causa, lo castigue con cíclicos abandonos.
De todos modos, la derrota pocas veces admite lecturas positivas, menos aún para el que tiene la obligación de ganar, y cuyo confeso objetivo es relegar a Patricia Romero al cuarto lugar de la lista del PJ. Hoy, la precandidata vianista a la reelección, no estaría cuarta, ni tercera, sino segunda. En tanto, los meieristas temen que la mudanza de potenciales votos propios hacia el oficialismo, a través de una mayor exposición de Freyre, facilite que otro de los sectores -socialista o radical- del Frente Progresista, se apropie del número dos de la lista. Oscar Pieroni -arrancó derecho en las encuestas- y Guillermo Morel, necesitan ese segundo lugar para estar en el Concejo y plantear la interna al Tío con más autoridad en el marco del socialismo, como también lo ambiciona el radicalismo de Carlos Díaz Vélez, que de no acceder al segundo escalón de la nómina, estará en riesgo de quedar, por primera vez desde 1983, sin representación legislativa en la ciudad.
(Publicado el viernes 12 de junio de 2009 en diario El Informe)
Obsesionados por las tapas del día después
Las tapas del 29, esa obsesión. Los ideólogos de campaña de las grandes coaliciones políticas que compiten en los principales distritos, no sólo trabajarán para mostrar el mejor producto hasta las ocho de la mañana del viernes 26, cuando se inicie la veda proselitista, sino también para desplegar, en la noche del 28, las interpretaciones más favorables de los resultados de los comicios nacionales, y así influir en las demoledoras tapas del lunes 29.
En función de los sondeos que se conocen hasta el momento, el Gobierno y los distintos sectores de la oposición ya están puliendo sus discursos. La cuestión es demostrar a la ciudadanía que “la elección se ganó” y, en el peor de los casos, que “no se perdió”. Las tapas de los diarios del 29 de junio obsesionan a los líderes políticos y a los jefes de campaña. Unos dirán que ganaron más provincias; otros que ganaron más bancas… en fin, cada uno pretenderá imponer el punto de vista más conveniente a sus intereses.
En tanto, en el orden local, la distinción entre triunfadores y perdedores se complica desde el vamos por el carácter desdoblado de los comicios, pues el domingo 5 de julio los venadenses votarán en internas abiertas, obligatorias y simultáneas, por uno u otro precandidato, y en función de los votos colectados por cada sector, se escalonarán los postulantes en la lista final de ese partido o alianza; recién el 6 de septiembre se elegirán los cinco concejales que asumirán en diciembre, en reemplazo de los peronistas Miguel Pedrola y Patricia Romero, los socialistas Roberto Meier y Oscar Pieroni, y el radical Delfor Hernández.
En Venado, entonces, habrá dos tapas que esperar: la del lunes 6 de julio, y la del lunes 7 de septiembre.
En principio, la nómina del sector justicialista liderado por el intendente José Freyre, es la que asoma con mayores posibilidades de erigirse en la más votada de la primaria del PJ, pues si bien en las elecciones de concejales de medio término el sufragio tiende a dispersarse un poco más, también son tomadas por los gobernantes como una suerte de plebiscito para la gestión, y entonces se opera con especial esfuerzo para buscar la revalidación a través de un espaldarazo electoral, que además pueda otorgarles una indiscutible mayoría propia en el Concejo.
El oficialismo concurre a las próximas internas con el antecedente de un contundente desempeño electoral que, a fines de 2007, depositó a Freyre en el Sillón de Aufranc, con la yapa de apropiarse de tres de las cuatro concejalías en disputa. Pero, en ese entonces, el candidato imbatible era Poroto, la esperanza blanca del scottismo; ahora, la lista municipal es encabezada por el aún “desconocido” secretario de Promoción Comunitaria, Germán Mastri, que no se caracteriza ni por la militancia partidaria, ni por el alto perfil en la función pública. Más aún, accedió a ese sitial de privilegio porque el secretario coordinador Hernán Roma prefirió contribuir con Freyre desde espacios de trabajo más ligados al planeamiento estratégico (el Plan General, por ejemplo) y menos atados a los vaivenes de la coyuntura. Tal vez la mayor virtud de Mastri sea la lealtad al jefe. Por eso, se aguarda que, de un momento a otro, Freyre -así como lo hizo Hermes Binner en la provincia- abandone la prescindencia y salga a pedir el apoyo para su lista, a los efectos de “profundizar el cambio” y “defender el modelo” -u otra consigna marketinera por el estilo- con una rotunda victoria en las urnas, no solo sobre sus oponentes internos, sino también en las generales de septiembre. El intendente sabe que, además de lidiar con Patricia Romero y Jorge Viano, y en menor medida con Luis “Topo” Antonelli -todos ellos precandidatos a concejales-, debe redondear un marcador contundente para aventar eventuales críticas a un armado político que dejó afuera a los grupos reutemistas y kirchneristas locales, para consagrar una formación porotista ciento por ciento.
Para el oficialismo, el resultado soñado es el que les daría los tres primeros lugares de la lista peronista al cabo de las primarias, porque significaría sacar del medio al omnipresente lucifuercismo. Sin embargo, Freyre saldría airoso igualmente si el vianismo colocara el tercero en la lista final, porque aseguraría el ingreso de dos ediles propios, y siendo uno solo el que renueva, obtendría la preciada mayoría de cinco concejales. Idéntica situación se daría si Romero accediera al segundo lugar, pero en tal caso la agrupación “17 de Octubre-Lealtad” podría jactarse de haber achicado la brecha con los administradores del poderoso aparato municipal.
En el Frente Progresista, el candidato más fuerte en la teoría es el socialista Roberto Meier, que se postula para un tercer período consecutivo. Desde que fue electo concejal en 2001, el Tío, además de ser reelecto en 2005, se presentó como candidato a intendente en 2003 y 2007, siempre con números decorosos, sobre todo en 2003, cuando perdió con Roberto Scott por unos pocos centenares de votos. Sin embargo, hoy Meier dejó de ser la síntesis de la oposición, desde que dejó en el camino aliados irrecuperables. En estas primarias, no solo enfrentará a un radicalismo unido en torno a la precandidatura de Carlos Díaz Vélez -junto con el PDP-, sino también a sus viejos compañeros de andanzas, como el concejal Oscar Pieroni, que cuenta con el apoyo de su par Fabián Vernetti; la jefa del PS local, Rosana Bellatti; y el candidato a senador nacional suplente Juan Moscoso, en un sector donde permanece el grueso de la militancia socialista. Asimismo, otra vertiente del partido de la rosa, la que lidera Guillermo Morel, en alianza con el ARI de Elisabeth Seret, también formó su propia lista.
Según la mesa chica meierista, el objetivo de máxima es adueñarse de los dos primeros puestos de la lista definitiva, pero admiten que “sería muy difícil” duplicar al segundo, aun cuando descuentan que serán los más votados en la interna. Para Meier, el triunfo, además de liderar la nómina y relegar una vez más a la UCR, será corroborar en las urnas que, según él mismo deslizó, Pieroni y Morel no están en condiciones de edificar proyectos alternativos al suyo en el marco del socialismo.
Mientras tanto, los tres sectores binneristas opositores al Tío, pretenden, cada uno con sus estrategias, hacerle sentir en esta interna una merma de su caudal histórico, para enrostrarle que hasta ahora podía ser el referente opositor respaldado por todos, pero jamás un líder todopoderoso que encarna a la oposición. Ese es el gran riesgo que corre Meier en esta oportunidad, donde hasta la postulación de Martín González amenaza con restarle votos; en 2007, Martín, hoy en Proyecto Sur, había apoyado a los pueblenses -antes de su salto al socialismo- desde el Movimiento Mate, pero ahora se despega para impulsar su propio proyecto, en sintonía con el candidato a diputado nacional Carlos del Frade.
Como Binner y Reutemann en Santa Fe, donde uno solo es candidato, Freyre y Meier en Venado, tienen que revalidar laureles, y así como son los más conocidos por la población y acreditan respetables caudales electorales, por esa misma razón tienen que asumir los más grandes desafíos en esta contienda.
(Publicado el viernes 5 de junio de 2009 en diario El Informe)
En función de los sondeos que se conocen hasta el momento, el Gobierno y los distintos sectores de la oposición ya están puliendo sus discursos. La cuestión es demostrar a la ciudadanía que “la elección se ganó” y, en el peor de los casos, que “no se perdió”. Las tapas de los diarios del 29 de junio obsesionan a los líderes políticos y a los jefes de campaña. Unos dirán que ganaron más provincias; otros que ganaron más bancas… en fin, cada uno pretenderá imponer el punto de vista más conveniente a sus intereses.
En tanto, en el orden local, la distinción entre triunfadores y perdedores se complica desde el vamos por el carácter desdoblado de los comicios, pues el domingo 5 de julio los venadenses votarán en internas abiertas, obligatorias y simultáneas, por uno u otro precandidato, y en función de los votos colectados por cada sector, se escalonarán los postulantes en la lista final de ese partido o alianza; recién el 6 de septiembre se elegirán los cinco concejales que asumirán en diciembre, en reemplazo de los peronistas Miguel Pedrola y Patricia Romero, los socialistas Roberto Meier y Oscar Pieroni, y el radical Delfor Hernández.
En Venado, entonces, habrá dos tapas que esperar: la del lunes 6 de julio, y la del lunes 7 de septiembre.
En principio, la nómina del sector justicialista liderado por el intendente José Freyre, es la que asoma con mayores posibilidades de erigirse en la más votada de la primaria del PJ, pues si bien en las elecciones de concejales de medio término el sufragio tiende a dispersarse un poco más, también son tomadas por los gobernantes como una suerte de plebiscito para la gestión, y entonces se opera con especial esfuerzo para buscar la revalidación a través de un espaldarazo electoral, que además pueda otorgarles una indiscutible mayoría propia en el Concejo.
El oficialismo concurre a las próximas internas con el antecedente de un contundente desempeño electoral que, a fines de 2007, depositó a Freyre en el Sillón de Aufranc, con la yapa de apropiarse de tres de las cuatro concejalías en disputa. Pero, en ese entonces, el candidato imbatible era Poroto, la esperanza blanca del scottismo; ahora, la lista municipal es encabezada por el aún “desconocido” secretario de Promoción Comunitaria, Germán Mastri, que no se caracteriza ni por la militancia partidaria, ni por el alto perfil en la función pública. Más aún, accedió a ese sitial de privilegio porque el secretario coordinador Hernán Roma prefirió contribuir con Freyre desde espacios de trabajo más ligados al planeamiento estratégico (el Plan General, por ejemplo) y menos atados a los vaivenes de la coyuntura. Tal vez la mayor virtud de Mastri sea la lealtad al jefe. Por eso, se aguarda que, de un momento a otro, Freyre -así como lo hizo Hermes Binner en la provincia- abandone la prescindencia y salga a pedir el apoyo para su lista, a los efectos de “profundizar el cambio” y “defender el modelo” -u otra consigna marketinera por el estilo- con una rotunda victoria en las urnas, no solo sobre sus oponentes internos, sino también en las generales de septiembre. El intendente sabe que, además de lidiar con Patricia Romero y Jorge Viano, y en menor medida con Luis “Topo” Antonelli -todos ellos precandidatos a concejales-, debe redondear un marcador contundente para aventar eventuales críticas a un armado político que dejó afuera a los grupos reutemistas y kirchneristas locales, para consagrar una formación porotista ciento por ciento.
Para el oficialismo, el resultado soñado es el que les daría los tres primeros lugares de la lista peronista al cabo de las primarias, porque significaría sacar del medio al omnipresente lucifuercismo. Sin embargo, Freyre saldría airoso igualmente si el vianismo colocara el tercero en la lista final, porque aseguraría el ingreso de dos ediles propios, y siendo uno solo el que renueva, obtendría la preciada mayoría de cinco concejales. Idéntica situación se daría si Romero accediera al segundo lugar, pero en tal caso la agrupación “17 de Octubre-Lealtad” podría jactarse de haber achicado la brecha con los administradores del poderoso aparato municipal.
En el Frente Progresista, el candidato más fuerte en la teoría es el socialista Roberto Meier, que se postula para un tercer período consecutivo. Desde que fue electo concejal en 2001, el Tío, además de ser reelecto en 2005, se presentó como candidato a intendente en 2003 y 2007, siempre con números decorosos, sobre todo en 2003, cuando perdió con Roberto Scott por unos pocos centenares de votos. Sin embargo, hoy Meier dejó de ser la síntesis de la oposición, desde que dejó en el camino aliados irrecuperables. En estas primarias, no solo enfrentará a un radicalismo unido en torno a la precandidatura de Carlos Díaz Vélez -junto con el PDP-, sino también a sus viejos compañeros de andanzas, como el concejal Oscar Pieroni, que cuenta con el apoyo de su par Fabián Vernetti; la jefa del PS local, Rosana Bellatti; y el candidato a senador nacional suplente Juan Moscoso, en un sector donde permanece el grueso de la militancia socialista. Asimismo, otra vertiente del partido de la rosa, la que lidera Guillermo Morel, en alianza con el ARI de Elisabeth Seret, también formó su propia lista.
Según la mesa chica meierista, el objetivo de máxima es adueñarse de los dos primeros puestos de la lista definitiva, pero admiten que “sería muy difícil” duplicar al segundo, aun cuando descuentan que serán los más votados en la interna. Para Meier, el triunfo, además de liderar la nómina y relegar una vez más a la UCR, será corroborar en las urnas que, según él mismo deslizó, Pieroni y Morel no están en condiciones de edificar proyectos alternativos al suyo en el marco del socialismo.
Mientras tanto, los tres sectores binneristas opositores al Tío, pretenden, cada uno con sus estrategias, hacerle sentir en esta interna una merma de su caudal histórico, para enrostrarle que hasta ahora podía ser el referente opositor respaldado por todos, pero jamás un líder todopoderoso que encarna a la oposición. Ese es el gran riesgo que corre Meier en esta oportunidad, donde hasta la postulación de Martín González amenaza con restarle votos; en 2007, Martín, hoy en Proyecto Sur, había apoyado a los pueblenses -antes de su salto al socialismo- desde el Movimiento Mate, pero ahora se despega para impulsar su propio proyecto, en sintonía con el candidato a diputado nacional Carlos del Frade.
Como Binner y Reutemann en Santa Fe, donde uno solo es candidato, Freyre y Meier en Venado, tienen que revalidar laureles, y así como son los más conocidos por la población y acreditan respetables caudales electorales, por esa misma razón tienen que asumir los más grandes desafíos en esta contienda.
(Publicado el viernes 5 de junio de 2009 en diario El Informe)
Freyre, cerca del Lole y lejos del "escrache"
El viernes último, la ausencia del intendente venadense José Freyre en el acto de presentación de los candidatos kirchneristas santafesinos, presidido por el líder del bloque de diputados nacionales del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, vislumbró el inexorable epílogo del equilibrio político que el psicólogo practicaba entre el kirchnerismo y el reutemismo. Ya desde hacía varios días en los corrillos periodísticos se deslizaba que “un viaje” sacaría a Freyre de la ciudad en esa jornada. Y así fue, pues justo el viernes, debió viajar a Buenos Aires para habilitar la apertura en nuestra ciudad de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca). No solo eso. En esa desapacible tarde, tampoco acudió a la sede del Club Unión Deportiva Chanta Cuatro Sarmiento ninguno de los más cercanos colaboradores del ausente con aviso José Freyre; por el contrario, la irrupción en el cónclave rossista del concejal Gustavo Giner, cuyas distancias con el intendente son bien conocidas, contribuyó a profundizar el contraste. Giner no es pingüino, ni mucho menos, pero su participación era esperable como delegado de Roberto Scott, el caudillo de la derecha peronista que ahora anida en el kirchnerismo explícito como su más encumbrado referente en el departamento General López, tal vez con más comodidad desde que Néstor Kirchner abandonó las banderas de la concertación y la transversalidad y se reconcilió in extremis con los barones del conurbano bonaerense, desde la conducción del tan denostado -por los Kirchner- PJ.
Las expectativas por el comportamiento porotista ante el desembarco de Rossi se habían multiplicado desde que, diez días antes, el propio Freyre y lo más granado del gabinete municipal sobresalieron en un mitin convocado en la coqueta Asociación Española. Esa noche, el intendente se mostró sonriente a la par del senador provincial Ricardo Spinozzi y el senador nacional, y candidato a la reelección, Carlos Reutemann. Incluso, el primer precandidato a concejal Germán Mastri posó para numerosas fotografías junto al Lole, estimándose que la más favorable podría aparecer en los próximos días en los afiches de campaña.
A su tiempo, Freyre dio muestras de su voluntad de consolidar una identidad propia con la confección de una lista de fuerte matriz porotista, con Mastri, Liliana Rostom y Raúl Debonis en los puestos expectantes, marginando sobre la hora al reutemista Miguel Pedrola y el rossista Víctor Ubalton. La consigna era plantar un porotismo químicamente puro, sin aliados que perturbaran la prescindencia en el marco de una interna agobiante.
Sin embargo, ahora es más ostensible la inclinación del jefe del PJ venadense hacia el ascendente reutemismo, sobre todo después del protagonismo adquirido en las últimas semanas por sus opositores en la primaria justicialista del 5 de julio. En este sentido, la agrupación “17 de Octubre-Lealtad”, comandada por Jorge Viano y Patricia Romero, hizo una demostración de fuerza y de simpatía con el Lole en el acto de la Española -que por sus repercusiones habría causado un gran disgusto a Freyre-, en tanto que el sector de Luis Antonelli fue el más madrugador para ubicar sus postulantes a la par del ex corredor en los carteles.
Es que nadie, en la política local, olvida que las internas para clasificar a los precandidatos en las listas de cada partido, tendrán lugar una semana después de las elecciones nacionales de diputados y senadores del 28 del corriente, y todos ellos interpretan que estar cerca de Reutemann significa estar del lado del triunfador, al menos en la disputa con la oferta kirchnerista provincial.
En los cenáculos porotistas admiten, encuestas en mano, que la lista liderada por Mastri “no está a la altura de las expectativas” en los sondeos previos, pero auguran que el escenario se modificará en las próximas semanas, cuando los venadenses presten más atención a la cuestión local, hoy eclipsada por la campaña nacional. “Todavía falta que Poroto salga a los medios a pedir el voto por sus candidatos… hoy la gente no asocia a Mastri con el intendente”, razonó un asiduo convidado a las proximidades del Sillón de Aufranc. Esos mismos consejeros opinan que no tiene sentido que el porotismo se empecine en conservar una tercera posición “sin nada por ganar y con todo para perder”. En este sentido, sostienen que Freyre no debería darse el lujo de que otros sectores peronistas asomen más cercanos al reutemismo, aun cuando en ese hipotético alineamiento se pudieran resentir los vínculos con grupos kirchneristas que apoyan la lista municipal. Por las dudas, algunos referentes K vernáculos ya sufren a cuenta la probable presencia del intendente Freyre en la inauguración del Congreso Nacional de CRA el jueves próximo. Cualquier acercamiento del intendente con figuras del ámbito agropecuario es vivido por ellos como una traición, y tal vez sea peor después del viernes del faltazo y el escrache. No obstante, allegados a Freyre buscan desdramatizar la situación y recuerdan que Kirchner y el Lole se preservan mutuamente. “¿Ya se olvidaron de que la Casa Rosada intentó tumbar la postulación del Chivo hasta el último instante?”, chicanean desde San Martín y Marconi.
Más allá del faltazo de Freyre, de fuerte impacto en la política local, la manifestación rossista del viernes trascendió en todo el país por el escrache ruralista al candidato a diputado nacional. Si bien el episodio no adquirió el mismo tono violento que en Laguna Paiva o Reconquista, la vigilia de varias decenas de personas a las puertas de la sede del acto, desembocó en huevazos e insultos hacia la humanidad de Rossi. En síntesis, resultó lamentable que Venado Tuerto se “destacara” en los medios nacionales por sumarse a esta escalada de actos intimidatorios contra el delfín kirchnerista. Ninguna medida de un gobierno democrático, por equivocada que fuera, justifica estas expresiones intolerantes, menos aún a tan pocas semanas de elecciones legislativas en las que cada ciudadano podrá calificar con su voto las políticas del oficialismo. Por otra parte, la mayoría de la población condena los cortes de ruta y los escraches desde que redescubrió el rol del Congreso de la Nación en el tratamiento de la Resolución 125. En democracia, con un funcionamiento pleno de las instituciones, ya no existe ninguna razón para ejercitar este procedimiento autoritario y cobarde que un año atrás se había ensayado -sin éxito- contra Karina Rabolini, la esposa del gobernador bonaerense Daniel Scioli, en el aeródromo local. Además, no se compadece en absoluto la racionalidad de la dirigencia agropecuaria regional con estas desmesuras extremistas que, incluso, acaban debilitando la legitimidad de la protesta.
(Publicado el lunes 1 de junio de 2009 en diario El Informe)
Las expectativas por el comportamiento porotista ante el desembarco de Rossi se habían multiplicado desde que, diez días antes, el propio Freyre y lo más granado del gabinete municipal sobresalieron en un mitin convocado en la coqueta Asociación Española. Esa noche, el intendente se mostró sonriente a la par del senador provincial Ricardo Spinozzi y el senador nacional, y candidato a la reelección, Carlos Reutemann. Incluso, el primer precandidato a concejal Germán Mastri posó para numerosas fotografías junto al Lole, estimándose que la más favorable podría aparecer en los próximos días en los afiches de campaña.
A su tiempo, Freyre dio muestras de su voluntad de consolidar una identidad propia con la confección de una lista de fuerte matriz porotista, con Mastri, Liliana Rostom y Raúl Debonis en los puestos expectantes, marginando sobre la hora al reutemista Miguel Pedrola y el rossista Víctor Ubalton. La consigna era plantar un porotismo químicamente puro, sin aliados que perturbaran la prescindencia en el marco de una interna agobiante.
Sin embargo, ahora es más ostensible la inclinación del jefe del PJ venadense hacia el ascendente reutemismo, sobre todo después del protagonismo adquirido en las últimas semanas por sus opositores en la primaria justicialista del 5 de julio. En este sentido, la agrupación “17 de Octubre-Lealtad”, comandada por Jorge Viano y Patricia Romero, hizo una demostración de fuerza y de simpatía con el Lole en el acto de la Española -que por sus repercusiones habría causado un gran disgusto a Freyre-, en tanto que el sector de Luis Antonelli fue el más madrugador para ubicar sus postulantes a la par del ex corredor en los carteles.
Es que nadie, en la política local, olvida que las internas para clasificar a los precandidatos en las listas de cada partido, tendrán lugar una semana después de las elecciones nacionales de diputados y senadores del 28 del corriente, y todos ellos interpretan que estar cerca de Reutemann significa estar del lado del triunfador, al menos en la disputa con la oferta kirchnerista provincial.
En los cenáculos porotistas admiten, encuestas en mano, que la lista liderada por Mastri “no está a la altura de las expectativas” en los sondeos previos, pero auguran que el escenario se modificará en las próximas semanas, cuando los venadenses presten más atención a la cuestión local, hoy eclipsada por la campaña nacional. “Todavía falta que Poroto salga a los medios a pedir el voto por sus candidatos… hoy la gente no asocia a Mastri con el intendente”, razonó un asiduo convidado a las proximidades del Sillón de Aufranc. Esos mismos consejeros opinan que no tiene sentido que el porotismo se empecine en conservar una tercera posición “sin nada por ganar y con todo para perder”. En este sentido, sostienen que Freyre no debería darse el lujo de que otros sectores peronistas asomen más cercanos al reutemismo, aun cuando en ese hipotético alineamiento se pudieran resentir los vínculos con grupos kirchneristas que apoyan la lista municipal. Por las dudas, algunos referentes K vernáculos ya sufren a cuenta la probable presencia del intendente Freyre en la inauguración del Congreso Nacional de CRA el jueves próximo. Cualquier acercamiento del intendente con figuras del ámbito agropecuario es vivido por ellos como una traición, y tal vez sea peor después del viernes del faltazo y el escrache. No obstante, allegados a Freyre buscan desdramatizar la situación y recuerdan que Kirchner y el Lole se preservan mutuamente. “¿Ya se olvidaron de que la Casa Rosada intentó tumbar la postulación del Chivo hasta el último instante?”, chicanean desde San Martín y Marconi.
Más allá del faltazo de Freyre, de fuerte impacto en la política local, la manifestación rossista del viernes trascendió en todo el país por el escrache ruralista al candidato a diputado nacional. Si bien el episodio no adquirió el mismo tono violento que en Laguna Paiva o Reconquista, la vigilia de varias decenas de personas a las puertas de la sede del acto, desembocó en huevazos e insultos hacia la humanidad de Rossi. En síntesis, resultó lamentable que Venado Tuerto se “destacara” en los medios nacionales por sumarse a esta escalada de actos intimidatorios contra el delfín kirchnerista. Ninguna medida de un gobierno democrático, por equivocada que fuera, justifica estas expresiones intolerantes, menos aún a tan pocas semanas de elecciones legislativas en las que cada ciudadano podrá calificar con su voto las políticas del oficialismo. Por otra parte, la mayoría de la población condena los cortes de ruta y los escraches desde que redescubrió el rol del Congreso de la Nación en el tratamiento de la Resolución 125. En democracia, con un funcionamiento pleno de las instituciones, ya no existe ninguna razón para ejercitar este procedimiento autoritario y cobarde que un año atrás se había ensayado -sin éxito- contra Karina Rabolini, la esposa del gobernador bonaerense Daniel Scioli, en el aeródromo local. Además, no se compadece en absoluto la racionalidad de la dirigencia agropecuaria regional con estas desmesuras extremistas que, incluso, acaban debilitando la legitimidad de la protesta.
(Publicado el lunes 1 de junio de 2009 en diario El Informe)
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