No fue fácil la noche del domingo 14. Transcurría ya la siempre estresante hora de cierre cuando el socialista Juan Moscoso se proyectaba como uno de los concejales electos, en medio de la desesperación de los bunker del scottismo y el dematiísmo. Bien entrado el lunes, las últimas mesas escrutadas cambiaban la tendencia para dejar afuera al pediatra y confirmar el ingreso al Concejo del cardiólogo Delfor Hernández. El éxito menos rotundo del Mingo tranquilizó a sus adversarios políticos, que de todos modos intentaron desvalorizar el rendimiento del primer candidato de Convergencia ante cuanto micrófono se les cruzara en el camino.
Se deslizó que la asociación con Moscoso le aportó muchos votos, que la cantidad (menos de 6 mil sufragios) es escasa para pelear por la Intendencia, que la abstención (23 por ciento) y los "votos negativos" (blancos y anulados superaron el 24 por ciento) debilitan incluso a los candidatos más votados, pero, aún así, el dirigente radical se transformó a partir del 14 de octubre en otro de los "hombres fuertes" de la política venadense, dejando un escalón por debajo al mismísimo Ernesto De Mattía, que apenas consiguió sobrevivir con el ajustado ingreso de Hernández.
Culpas de una mala elección
La reacción de Roberto Scott tras el chubasco electoral no fue la mejor, pues volvió a culpar de la derrota a una presunta incapacidad para divulgar las obras de su administración. En realidad, los venadenses no castigaron la "mala política de prensa y difusión" del municipio, sino la inacción y el estilo autoritario que el intendente impone a la gestión, muy a pesar de muchos de los suyos, que por lo bajo suelen criticar los inoportunos e irrefrenables deslices del "jefe".
Ni siquiera los intentos postreros de presentar a Miguel Pedrola como "un hombre de su estilo", o pedir a la población la mayoría legislativa "para gobernar sin obstáculos", alteraron la firme voluntad popular que determinó la pérdida de nada menos que 10 mil votos scottistas en relación con los comicios legislativos de 1999.
El programado cachetazo electoral contra el scottismo adquiere un rojo más intenso aún cuando se revisan los resonantes triunfos del PJ en la provincia y en el resto del país.
En tanto, los análisis preelectorales acerca del gravísimo error que se aprestaban a cometer los grupos políticos de Julio Eggimann y Juan Manzini al presentarse en sublemas diferentes se cumplieron casi exactamente, pues en su dispersión ayudaron con más de 3.300 votos al ingreso del scottista Víctor Barbieri y, al mismo tiempo, se automarginaron del Concejo. Sin embargo, la mediocre elección scottista abre todavía un espacio promisorio para el resto del peronismo que, a diferencia de los últimos comicios legislativos, no tendrá en 2003 mayores inconvenientes para conseguir candidatos de fuste a la Intendencia. Por el lado del oficialismo, con Ricardo Spinozzi (¿el mejor candidato del scottismo?) seguramente muy ocupado en la "carrera presidencial" junto al Lole Reutemann, Roberto Scott se calzará el traje de candidato desde el año que viene para demostrar que el del 14 de octubre fue solamente un traspié y, además, que también puede ser tres veces intendente, como lo fue Ernesto De Mattía, o como lo hizo Perón en la Presidencia de los argentinos.
Nuevos candidatos
Tampoco fueron afortunadas las primeras declaraciones de Domingo Savino, que si bien no comprometió la creación de fuentes de trabajo, aseguró muy suelto de cuerpo -en declaraciones televisivas del mediodía de ayer- que si accedía a la Intendencia en 2003, "al menos el pucherito no le va a faltar a los venadenses". Si realmente desea ser el próximo intendente de la ciudad, Mingo deberá cambiar el discurso, modificar sus prácticas políticas e iniciar una cuidadosa estrategia aliancista, dentro y fuera del Concejo.
Roberto Meier, el otro gran triunfador de las recientes elecciones, tiene por delante la intrincada tarea de construir desde cero una estructura política apta para respaldar las próximas aspiraciones del sector. Como Savino, Meier ya no podrá crecer tan fácilmente a fuerza de individualismo, honestidad, perseverancia y buenas ideas. Los electores serán mucho más exigentes con un concejal que con el "buen tipo" que representa el Tío para buena parte de los venadenses. No son pocas esas cualidades, pero tampoco suficientes para los próximos desafíos que deberá asumir el hombre que, sin alardes ni estridencias, acaba de quebrar el bipartidismo legislativo venadense.
Finalmente, entre los pequeños partidos se destacan los rendimientos de Miguel Widmer y Juan Pedro Bebek, que sin demasiados recursos ni estructuras, construyeron dignos comportamientos electorales. Aunque por encima de ellos se colocó el PDP (sumando los sublemas de Salas y Zapata), los menos de 2 mil votos obtenidos alejan al partido de Natale de las épocas de gloria.
El próximo Concejo
Nada menos que en seis bloques estaría dividido desde el vamos el nuevo Concejo Municipal que asumirá formalmente sus funciones el próximo 10 de diciembre con tres caras nuevas y ninguna mujer.
El bloque scottista tendrá solamente tres ediles: Jorge Lagna, Miguel Pedrola y Víctor Barbieri; el de Convergencia seguirá compuesto por Domingo Savino y Lisandro Enrico; y también serán de la partida cuatro bloques unipersonales: Esteban Stiepovich (Apertura); Delfor Hernández (dematiísmo); Alberto Turcato ("12 de junio") y Roberto Meier (Frepaso).
Más allá del edil en quien recaiga la presidencia del cuerpo, la nueva composición podría dar lugar a constantes y cambiantes alianzas estratégicas sin necesidad de establecer bloques rígidos. Esta novedosa situación no conspiraría contra el fortalecimiento del hoy disminuido Parlamento venadense, sino que le otorgaría mayor identidad y presencia, y así permitirá equilibrar el poder político de la ciudad, hoy demasiado desbalanceado a favor del Ejecutivo. Sin un Concejo fuerte, no hay garantías para la generación de proyectos ni tampoco para la fiscalización que le cabe por naturaleza.
(Publicado el martes 16 de octubre de 2001 en diario El Informe de Venado Tuerto)
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