El "Huracán" Freyre arrasó y hundió a la oposición en el desánimo

En una elección histórica, el intendente José Luis Freyre recibió la adhesión de casi 23 mil voluntades -el 95 por ciento de los votos en la interna peronista- y el 64 por ciento de los válidos emitidos en la ciudad, más que Juan Perón en el '73. Así, el flamante candidato a la reelección se erigió también en uno de los intendentes más votados de la provincia y cumplió con el objetivo de superar con holgura la sumatoria del Frente Progresista, Cívico y Social. Así, Freyre está muy cerca de ser ratificado por otro período de cuatro años en el gobierno municipal, pues con dichos resultados la coalición opositora ni siquiera podrá ilusionarse con una polarización que pueda beneficiarla en las generales del 24 de julio. Sin antagonistas de su categoría en las primarias, Poroto seguía con atención la interna -presuntamente más convocante- de la vereda de enfrente, entre el concejal radical Carlos Díaz Vélez y el jefe del Nodo 5 del gobierno binnerista, Oscar Pieroni. Desde esa primaria podía encumbrarse un adversario con expectativas, pero eso no sucedió. Díaz Vélez superó a Pieroni en una escuálida interna del Frente Progresista, a la que menos aún aportaron el meierista Manuel Herbas y el demoprogresista Juan José Enrico. Entonces, mientras en el oficialismo el festejo en el ex salón de la Anses era doble por la apabullante victoria en la interna y por haber triplicado el caudal del Frente Progresista, el boinablanca Díaz Vélez, aunque se adjudicó la candidatura a intendente, se halla ante un panorama muy adverso para encarar en breve el combate contra el Huracán.
El sucesor de Roberto Scott en el Sillón de Aufranc emprendió una campaña ambiciosa y tradujo en un aluvión de votos los altos porcentajes de imagen personal y aprobación de gestión que delataban las encuestas. Además, si Freyre, por las suyas, se transformó en el niño mimado del electorado venadense, resultó aún más fortalecido por el vínculo con la Casa Rosada, que desde hace un año luce una imagen en ascenso, con el agregado de las millonarias inversiones nacionales que benefician a nuestra ciudad en los últimos tiempos. Todo esto sin soslayar que José Luis Freyre encarna el estilo político de diálogo y conciliación que hoy exige el argentino medio, como lo demuestra también el respaldo popular que recuperó el Gobierno nacional apenas moderó ciertas actitudes. Ya no está Kirchner, sino Cristina; tampoco Scott, sino Poroto, y eso es valorado por la sociedad, con cifras contundentes.
Otro dato significativo es que Freyre chocará con un Díaz Vélez poco menos que aislado políticamente, pues con la derrota de sus aliados (Mario Barletta, Carlos Torres y Daniel Di Lena), resultó ser el único sobreviviente del naufragio de su sector, quedando alineado a la fuerza en el esquema binnerista del Frente Progresista, con Antonio Bonfatti, Lisandro Enrico y Fabián Vernetti, como postulantes a gobernador, senador y concejal, respectivamente.
Sin el efecto arrastre de Miguel Del Sel, protagonista de la gran sorpresa de la jornada (en Venado ganó con casi 8 mil votos la elección de gobernador), el macrista César Merino exhibió un discreto rendimiento en una interna sin rivales, aunque confía en recuperar terreno, como ya lo hizo en 2009, cuando ganó la banca sumando unos cuantos votos más en la general que en la primaria.
Por su parte, Luis Marenghini (Unir) hizo su presentación con un módico caudal, obteniendo el premio consuelo de la clasificación para las generales, donde será uno de los cuatro protagonistas.


Por un buen Concejo


En la pugna por el Concejo, donde el porotismo arriesga tres de las cuatro bancas que se renuevan en diciembre, la nómina integrada por Pedro Bustos, Norma Orlanda, Pedro Had y Sergio Pasquini, aunque sin llegar a los votos de Freyre, también hizo estragos en la interna y monopolizó la totalidad de los cargos, relegando incluso a la lista alternativa de Víctor Ubalton, que lideraba la expresión más identificada con el kirchnerismo, y que tal vez a estas alturas esté arrepentida de no haber aceptado el tercer lugar que les ofrecía Freyre para conciliar una lista única de concejales del rossismo. De este modo, el porotismo lanzará en breve otra campaña intensa -con la reelección a intendente casi abrochada- en busca de retener las bancas que ceden Gustavo Giner, Norma Orlanda y Bibiana Pieli.
En este escenario, es valioso el número uno en la lista definitiva del Frente Progresista que consiguió el socialista Fabián Vernetti, desplazando al segundo escalón al radical Daniel Di Lena. Es que con sólo cuatro bancas en juego y con los resultados que acaba de obtener, el porotismo tiene serias pretensiones de conservar las tres concejalías, en tanto que la oposición buscará impedir la continuidad de la mayoría automática en el Concejo. Con Pedro Bustos y Norma Orlanda prácticamente asegurados, Freyre intentará adueñarse de la estratégica tercera banca, dejando a Vernetti y Carlos Aldasoro (PRO), en la porfía por la cuarta, en tanto que más rezagado surge Martín González (Proyecto Sur), que en la general podría convertirse en un dolor de cabeza para los binneristas, porque le restaría votos preciosos al Fito. También podría suceder que el oficialismo se adjudique un par de bancas, Vernetti la tercera, y por la cuarta se enfrenten, como hace dos años, el macrismo y Proyecto Sur.


El gran debut


El estreno de la boleta única por categoría resultó exitoso en las escuelas venadenses, dado que la gran mayoría de los electores entendió la nueva metodología que la provincia instrumentó por primera vez en el país. La posibilidad de que hasta cinco electores pudieran votar al mismo tiempo en los boxes, y que los presidentes de mesa contaran con dos vicepresidentes -todos ellos demostraron haber recibido una buena capacitación-, contribuyó a redondear un proceso rápido, tanto para acceder a las cinco boletas, como para colocar las cruces, hacer los pliegues e introducirlas en las urnas. También contribuyeron las campañas instructivas oficiales y de los grupos políticos que montaron didácticos simulacros de votación.
Pasadas las 18, el escrutinio, que tantos temores había despertado, se cumplió en los plazos razonables, aunque después hubo demoras en la publicación de los datos a través de la página web provincial.
También surgieron inconvenientes no atribuibles al sistema, sino a la apatía de ciudadanos que no se preocuparon en su momento de averiguar la sede y mesa de votación (se informó hasta el hartazgo que la mayoría cambiaba de escuela), y menos aún se interesaron por conocer los cambios metodológicos.
Más allá de la sencillez del método, con los contratiempos propios de toda primera vez, se comprobó que la boleta única garantiza transparencia, desde que todas las fuerzas políticas y todos los electores tienen todas las boletas durante las 10 horas de votación, sin miedo a robos u ocultamientos, entre otros ardides. Pero, sin dudas, la víctima fatal de la boleta única es el “efecto arrastre”, con el cual bastaba contar con un solo candidato atractivo de una lista sábana, a gobernador o a intendente, por ejemplo, para traccionar a decenas de postulantes desconocidos, debilitando desde el origen la legitimidad que debe caracterizar a un sistema representativo de gobierno. Sin arrastre, los precandidatos debieron salir a mostrarse ante la ciudadanía, sin colgarse de los pantalones de nadie.
Ahora el elector gana en independencia, porque ya no hay tutelas exteriores que puedan presionarlo. Además, con salas de votación de puertas abiertas de par en par y la unificación de los anacrónicos padrones discriminados por sexo, el proceso ganó en claridad, limpieza y naturalidad.
En síntesis, las subsanables dificultades detectadas en este debut, no admiten comparación con lo que se creció en transparencia, en otro salto cualitativo en busca de la mayor calidad institucional que necesita toda la Argentina.

(Publicado en diario El Informe el lunes 23 de mayo de 2011)

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